Las feministas de género dicen tener su razón de ser y su objetivo último en la conquista de la igualdad. Los hechos sin embargo no hacen más que desmentirlas. Quisiera desde este blog no solo denunciar la deriva neofeminista, también combatir la estigmatización de los hombres y reivindicar la dignidad de lo masculino.
05 diciembre, 2005
Personas, no género
De un tiempo a esta parte siento a cada paso, por un lado, mayor curiosidad intelectual por ahondar en lo que significa ser hombre o mujer, y por otro, un progresivo distanciamiento de las posiciones feministas dominantes que, a mi entender, no hacen más que cavar un foso entre el hombre y la mujer que no para de crecer y, tengo la sensación, no pueden conducirnos en la buena dirección.
En los últimos tiempos he procurado participar en cuanto foro tenía cabida hablar de estas cosas y, aunque la experiencia me ha permitido conocer otras posiciones e intercambiar opiniones, no ha sido todo lo positiva que yo esperaba. Y no lo fue, porque sostener hoy posiciones diferentes al feminismo dominante no es fácil. De hecho, no existe un foro abierto para hablar de igualdad, como máximo se pueden colar opiniones sobre el tema en los foros sobre violencia doméstica, lo que en sí mismo, es bastante significativo.
Este es el motivo que me ha llevado a crear este blog, la necesidad de un espacio donde se pueda hablar de cualquier tema relacionado con la igualdad y la posibilidad de hacerlo sin el condicionante de pensar que se está discutiendo sobre eso, en un lugar creado para otra cosa.
El título del blog: Personas, no género, quiere resumir un poco mi filosofía y mi planteamiento. Estoy en profundo desacuerdo con esa división que pretende hacer de hombres y mujeres dos mundos, no sólo diferentes, sino profundamente contrapuestos y en donde las diferencias deben dirimirse con las peores armas. No comparto el simplismo de que el principal objetivo del hombre, de todos los hombres, en este mundo, sea mantener dominadas a las mujeres. Como no comparto el maniqueísmo de mujeres buenas, hombres malos, mujeres víctimas, hombres verdugos.
Sin pretender negar que hombres y mujeres somos diferentes, más bien al contrario, consciente de que esa es la realidad primera de la debemos partir, quisiera desde estas páginas aportar mi visión de cómo se pueden y deben abordar las cosas, para que nuestras diferencias no conduzcan a la desigualdad, pero también para señalar que nadie puede arrogarse en exclusiva la capacidad para decidir lo que deba ser el futuro de los dos sexos, como pretende el feminismo.
Los hombres llevamos un enorme retraso en esta cuestión, tanto que Ivon Dallaire ha llegado a decir que: "Los hombres son, en el presente, el único grupo contra el cual se puede despotricar públicamente sin que nadie, ni ellos mismos, osen defenderse". Confío en que a pesar de la modestia de un blog como éste, pueda contribuir a que cada día eso sea menos cierto.
Sea para coincidir, sea para discrepar, espero que la propia dinámica del blog demuestre que el determinismo hombre-mujer no es el único, ni tan siquiera el más importante factor de nuestra personalidad y que puede y debe haber un amplio campo donde hombres y mujeres seamos capaces de ponernos de acuerdo en la perspectiva de una sociedad mejor. La pretensión de algún feminismo de construir la sociedad contra el hombre, espero que pronto se demuestre inútil e imposible, mientras tanto me quedo con la respuesta de Elisabeth Badinter a una periodista que la preguntaba:
- ¿Qué te gustaría decirle a tu hija pequeña?
- Lo mismo que a mi hijo pequeño: el hombre es el mejor amigo de la mujer a condición de que tanto uno como otra aprendan a hacerse respetar.
Un saludo para todas y todos