12 enero, 2006

Sobre identidades II

Sobre el asunto tengo muchas lagunas, pero también comienzo a vislumbrar algunas certezas, aunque sólo sea para conocer los caminos que no hay que seguir. Por ejemplo, me parece que sólo desde la más absoluta ceguera se pueden negar las diferencias no sólo anatómicas y morfológicas de los sexos, también las hay en el plano de la configuración del cerebro y en el hormonal, incluso en el genético, de hecho cromosómicamente somos diferentes. Desconozco por que desde algunos enfoques feministas se quieren ignorar estas datos que parecen elementales para una correcta prospección sobre los sexos y me supongo que tendrá que ver con su aversión a todo lo que suene a masculino, incluida la ciencia y la racionalidad.

Alguna otra certeza es que desde luego la afirmación del feminismo culpabilizando al hombre de los roles tradicionales, parece más un arma ideológica que algo que se esté en condiciones de demostrar y, de hecho, muchos de los pilares sobre los que sustenta su teorización resultan un completo invento, por ejemplo, considerar que la mujer en la Roma clásica tenía la consideración de un siervo. Esto por ejemplo está demostrado completamente como falso históricamente, hasta el punto de que algunas de las libertades de que gozaron las mujeres romanas no volvieron a ser conocidas por la humanidad hasta prácticamente nuestros días.

Del mismo modo me parece que hablar del privilegio de la condición masculina sólo se entiende si para cada período histórico nos refiriéramos a la clase dirigente, en la que tampoco faltaban las mujeres. De otro modo, alguien debe explicar el privilegio no ya del esclavo romano, sino del mismo legionario, pues la profesión suponía 25 años de servicio sin poder casarse y fuertes castigos incluida la muerte para los desertores, o en la edad media la condición de los siervos, en el siglo XIX el trabajo industrial (Marx lo relata muy bien), o la condición de hombre en los momentos de las guerras, etc. Desde luego me resulta difícil ver el privilegio de haber peleado en el sitio de Verdúm, en Vietnam o ahora mismo morir en Irak, o sencillamente haber disfrutado el privilegio de hacer el servicio militar.

En nuestro días tenemos mil datos que avalan que lo de los privilegios suena bastante a cuento, a no ser que nos olvidemos de los trabajos duros y arriesgados, de los sin techo o de los que intentan desesperadamente llegar en pateras a nuestras costas. Como es imposible hacer un repaso histórico he mencionado sólo algunos momentos de la condición masculina en los que hablar de privilegio suena a coña. Pero hay más, la mujer que propugna la igualdad no propone que los papeles de la mujer pasen a ser desempeñados por el hombre y viceversa, lo que propone si habemos de juzgar por los hechos es una gran libertad de elección de modo de vida que incluye una relación privilegiada con la familia y la casa y una gran libertad en el terreno de lo laboral, dejando la iniciativa al hombre para muchos momentos, generalmente no los más fáciles.

No es sólo una anécdota: cuando el señor Zapatero entendió que las cosas se ponían cuesta arriba, habló de crear un núcleo duro formado por 5 personas, 4 eran hombres y no he visto protestar a ninguna feminista, como ahora mismo que hay que resolver el tema autonómico, no os sorprende que en tiempos de paridad, haya tan pocas mujeres, ..... podría seguir.

Por ejemplo la mujer se enfrenta al mundo laboral con una mentalidad diferente a la del hombre, pues si para éste parece que tendría una carácter inexorable, incorporándose antes, trabajando en jornadas más amplias y prolongando la vida laboral hasta la jubilación, además de estar abierto a todo el espectro de puestos y ocupaciones, en el caso de la mujer, este carácter inexorable no se produce, habiendo muchas mujeres que por voluntad propia deciden no incorporarse al mercado laboral, otras que después de incorporadas se retiran mucho antes de la jubilación, el catálogo de puestos a los que se accede está mucho más limitado, excluyendo los de seguridad, fuerza física y sobre todo riesgo, y buscando siempre fórmulas por ejemplo de empleo a tiempo parcial, etc. En estas circunstancias que se siga manipulando el tema de las remuneraciones de unos y otros es un auténtico escándalo. Si cobrásemos igual se estaría cometiendo la mayor de las injusticias.

La mujer se enfrenta al momento de la relación con el hombre con una mentalidad diferente a la del hombre. Por mucho que se diga los papeles en absoluto resultan intercambiables y desde luego quien considere que en este plano los hombres llevamos ventaja debiera hacer el esfuerzo de explicárnoslo a todos.


Hay muchas otras cosas que también me llaman la atención. Safo fue una gran poetisa griega y no se sabe muy bien por que no hubo muchas otras Safos. Los Ilustrados franceses se reunían a petición de las damas en los salones de los palacios, estas mujeres poseían todas amplia cultura, pero ninguna de ellas parece que se decidiera a entrar en el mundo de los Ilustrados fuera de estas reuniones. Como todo el mundo sabe a Rosa Aguilar se le ha ofrecido la presidencia de Izquierda Unida y al parecer lo rechaza. Pero un hecho mucho más incontrovertible: habéis observado la escasa participación de las mujeres en los debates sobre la reforma educativa a pesar de que son mayoría en la profesión, o su mermada presencia en las direcciones de los centros de enseñanza. El porqué las mujeres actúan frente a algunas situaciones de la forma que lo hacen debiera ser obligación suya explicarlo, pero desde luego da mucho más rédito culpar a los hombres o a la sociedad machista.

1 comentario:

  1. Anónimo11:20 a. m.

    Yo también opino que hombres y mujeres tenemos identidades de sexo diferenciadas. Me gustaría que hablases algo más en relación con la actual desorientación del hombre. Gracias. Un saludo

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