Comentario a “Sé un hombre” de Antonio García Domínguez.
El compañero Fran me ha enviado, a fin de conocer mi opinión el texto titulado “Sé un hombre” de Antonio García Domínguez y que encontrareis en http://www.ahige.org/texto_articulos.php?wcodigo=50001. Como se da la circunstancia de que con el autor he mantenido más de un debate en Ahige, pues hace un tiempo él era el administrador del sitio (desconozco si lo sigue siendo) y dirigía una lista de discusión en la que yo he participado durante una temporada, deseo hacer el comentario de forma pública porque pienso que se hace necesario un proceso de clarificación para conocer quién es quién y, dónde está cada uno, en lo que tiene que ver con la igualdad y/o discriminación por razón de sexo.
Quizá la concepción del autor sobre lo que debamos entender por revolución femenina y masculina, nos den las claves no sólo del texto sino de la ideología y la praxis de Ahige.
La visión de género está presente en todo el escrito y en particular, en lo que deba entenderse por revolución femenina, una revolución de carácter laboral, política, familiar etc. una revolución por la justicia y la igualdad, “ Todo era muy evidente, las que eran las buenas y los que eran los malos” como completamente contrapuesta a esa revolución masculina, ya que “..., tan ocupados doliéndonos por los privilegios perdidos...” que nos hemos olvidado de nuestra revolución interior para superar el vértigo y las sensaciones de: “desorientación y pérdida, inseguridad, rencor, culpabilidad, victimismo y un largo etcétera.”
Al margen de que, atribuir a la mujer y la tecnología los grandes cambios del siglo XX, no constituya una gran lección de historia, más bien exigiría una puesta al día para evitar reescribirla; interesa comprobar el énfasis puesto en resaltar y situar la lucha de la mujer como al margen o en contraposición con los hombres, ahondar en la visión separatista de los sexos, cuando buena parte de esas conquistas serían impensables sin la actitud favorable de las fuerzas progresistas y una mayoría de hombres: desde el voto en la España republicana, hasta todas las leyes desde la vuelta a la democracia, (circunstancia ésta no negada más que por el feminismo de género y por lo que se ve por Ahige).
Pero también por considerar la revolución masculina como una revolución interior, que a poco que uno indague en qué consiste, pronto va a descubrir que de lo que se trata es, ni más ni menos, que de interiorizar la lógica de la perspectiva de género, aceptando de grado o por fuerza todo cuanto se deriva de esa liberación de la mujer a fin de renunciar a nuestros “enormes privilegios” y superar la “culpa”. (Por si al autor le pudiera quedar algún resquicio de duda confieso que no siento el más mínimo complejo de culpa y que en todo lo que tenga que ver con la lucha por la igualdad, las mujeres y el feminismo me encontrarán de su lado, cosa bien distinta a comulgar con ruedas de molino, o cualquier sentimiento de culpabilidad pues para mi la igualdad es un objetivo tan fuerte como lo pueda ser para cualquier feminismo)
Por lo mismo, nuestras quejas al denunciar el uso abusivo de la discriminación positiva, o la inconstitucionalidad de la ley contra la violencia de género, o sencillamente el escaso eco que se da al fracaso escolar de los varones, o lo injusto de que la custodia de los hijos se conceda siempre a la mujer, condenando al padre a ver a sus hijos dos fines de semana al mes, no puedan ser tachadas más que de puro victimismo y catalogadas como neopatriarcalismo. Y por eso no nos debe sorprender que para este señor el gran problema de los hombres de hoy lo constituyan “.. los problemas que sufren muchos hombres con sus parejas a causa de la organización y distribución de las tareas domésticas.”
En fin, un texto breve pero conteniendo lo sustancial de la visión de género, incluida esa referencia a la responsabilidad de las madres en la educación de sus hijos, de la que para esta ideología jamás se derivó ninguna consecuencia ni puede derivarse, pues para ella el mundo está partido en dos: hombres y mujeres, y las responsabilidades finales divididas así, de los primeros todas, de las segundas ninguna. Tanto es así, que a pesar de que a todos los efectos la sociedad en que vivimos no para de recordarnos que los hijos son de las madres, a la hora de abordar el fracaso escolar o la violencia de los jóvenes, el recurso sea siempre referido a un genérico “padres” o peor todavía, a una responsabilidad social en la que cualquier indicio de responsabilidad individual y personal queda siempre diluida.
En fin, Ahige se declara asociación de hombres, incluso promotor de un movimiento masculino, pero casi todas las referencias que del hombre hacen, (como bien sabéis la mayor parte de los que leéis esta bitácora), son por decirlo de forma suave negativas, hasta tal punto que, la presencia y actividad de los hombres en sus foros no para de mermar y ya sólo se sienten bien en ellos las mujeres que, antes de que los cerraran, escribían en Mujeres en red (otro tema que sin duda merecería comentario).
Por lo demás decir que quienes pretenden situarse en la vanguardia del S. XXI deberían abandonar de una vez el tono milenarista y las resonancias de cristiano viejo, superando dicotomías de “buenas” y “malos”, “culpas”, “desorientación y pérdida”, “rencor”, que sitúan el debate en un punto más próximo al de una “creencia” que al de un problema de índole social y política que conviene situar en términos que podamos discutir los ciudadanos de un estado no confesional y democrático.
*(Fran) Hola Emilio, como bien sabes yo también participé durante un tiempo en el foro de Ahige, por lo que puedo afirmar con conocimiento de causa que tienes razón en lo referente al hecho de que apenas participa ningún hombre en ese foro de "hombres", podría parecer paradójico, pero no lo es tanto si nos atenemos al hecho de que efectivamente en Ahige se maltrata sin piedad a todo el género masculino y sobre todo a aquellos miembros del mismo que no se pliegan a la retórica y al ideario que se gasta en dicho portal.Una retórica y un ideario, que responde más a un dogma de fe que a teorías científicas, que es por lo que ellos quieren hacer pasar sus opiniones políticas y que sitúan a todo el género masculino en el lado del mal, de la humillación y el sometimiento del sexo femenino, por eso no es nada raro y sí muy lógico que prácticamente ninguna voz masculina se oiga en ese foro a excepción hecha del propio A. García y uno o dos iluminados más.
ResponderEliminarEn todo lo demás que expones Emilio, estoy de acuerdo al 100%, yo no lo habría podido explicar mejor.
Un saludo.