Ayer publicaba la prensa los resultados de una encuesta del Ministerio de Trabajo y Seguridad social http://www.tt.mtas.es/periodico/Laboral/200705/LAB20070520.htm
según la cual, entre otros muchos datos, aparecía el de que menos del 1% de los encuestados declaraba padecer acoso sexual.
Los datos que está difundiendo el Instituto de la Mujer hablan sin embargo de un 15 %.
Como el tema es muy serio, seria conveniente que se dejara de jugar irresponsablemente con estos temas. Si la distancia entre ambos porcentajes, alcanza la dimensión que alcanza, todo es más difícil de entender si tenemos en cuenta que es el mismo ministerio quien encarga ambas encuestas.
Vengo denunciando desde hace tiempo la manipulación estadística que permanentemente se produce en el tema de la igualdad. Lo que nunca pensé encontrarme es con algo tan escandalosamente grotesco.
según la cual, entre otros muchos datos, aparecía el de que menos del 1% de los encuestados declaraba padecer acoso sexual.
Los datos que está difundiendo el Instituto de la Mujer hablan sin embargo de un 15 %.
Como el tema es muy serio, seria conveniente que se dejara de jugar irresponsablemente con estos temas. Si la distancia entre ambos porcentajes, alcanza la dimensión que alcanza, todo es más difícil de entender si tenemos en cuenta que es el mismo ministerio quien encarga ambas encuestas.
Vengo denunciando desde hace tiempo la manipulación estadística que permanentemente se produce en el tema de la igualdad. Lo que nunca pensé encontrarme es con algo tan escandalosamente grotesco.
*(Fran) Mira Emilo, referente a lo que te cuestionas de porqué entre los hombres no existe tal reflexión sobre el feminismo, ni un debate entre nosotros, sobre la discriminación, a mí también me escandaliza el mutismo que manifestamos los hombres y la pasividad ante tantos atropellos en nombre de la igualdad, pero qué se puede hacer cuando los mismos que nos atropellan son otros hombres, políticos ellos, la mayoría en el poder. Frente a esto, uno se da cuenta de que lo que se está librando, no es una guerra de sexos, sino que se trata de la misma guerra de siempre, la de clases, la de llegar al poder por el poder mismo y acosta de lo que sea. Tal es la ambición de algunos.
ResponderEliminarEscuchar de boca del ministro Caldera que los casos de denuncias falsas representan un coste soportable para la sociedad, para mí lo dice todo. Y son esta clase de hombres los que están en el poder en este mmomento Emilio, que ya no son sólo algunas histéricas, sino que somos algunos de nosotros mismos, es decir, otros hombres, los que nos "capamos" con nuestra propia navaja.
Por esto pienso que lo único que nos queda es retirar nuestro voto a todas las formaciones políticas con opción de gobierno que hay hoy, porque no nos representan a los hombres, no nos tienen en cuenta a la hora de elaborar políticas sociales, en las cuales siempre figuramos tanto como un cero a la izquierda y todo ello porque ni somos minoría, ni somos mujeres, ni tampoco tenemos colectivo que nos represente, así es que con estos mimbres Emilio, qué clase de cestos crees que podemos hacer? Sólo nos queda el recurso a la pataleta y por supuesto, a seguir trabajando sin rechistar que parece ser es para lo único que servimos para esta casta de políticos. Que ya sólo les hace falta que nos digan a los hombres que no servimos ni para "tacos de escopeta", porque de forma muy sibilina y perversa es lo que nos repiten cada día los medios de desinformación social, es decir, que las mujeres conducen mejor, que las mujeres son más listas o inteligentes porque obtienen mejores calificaciones académicas que nosotros, que si trabajan más horas al día que nosotros, que a pesar de ello cobran menos,etc, etc, etc... Cómo quieren esos políticos que estemos los hombres? pues escondiéndonos bajo las piedras es lo que parecen dar a entender, que agachemos la cabeza y nos limitemos a ver, oir, callar y trabajar que es para lo que servimos, este es elmensaje que yo extraigo de semejande dechado de virtudes femeninas, en contra posición al dechado de defectos que nos atribuyen a los hombres.
Se pretende empoderar a las mujeres a costa de lo que sea y para ello se aprovecha hasta la más pequeña oportunidad para hacernos de menos a los hombres, para infundirnos inseguridad, sentimientos de culpa, etc y para conseguir infundir en las mujeres el sentimiento opuesto, es decir, el de que ellas pueden con todo lo mismo que nosotros y con más, parecería una estupidez y un juego infantiloide si no fuera porque creo es lo que está pasando, más o menos, que yo tampoco soy experto en nada. Es sólo mi opinión parcial y subjetiva sobre parte de lo que observo. No sé qué pensáis vosotros.
Un saludo.
Acaban de salir los tribunales para las oposiciones a profesores de de primaria y secundaria: en cada uno de ellos, hay exactamente el mismo número de vocales masculinos que femeninos, incluso cada vocal masculino tiene designado un sustituto masculino y cada vocal femenino un sustituto femenino. ¿Un gran avance en la "igualdad entre los sexos"? A mí me parece más bien el regreso a la época en la que en la escuela había "clases de niñas" y "clases de niños". Cada uno de los vocales no ha sido nombrado como representante del conjunto del profesorado, sino como representante de los profesores de su mismo sexo. Una vuelta total a la época en la que hombres y mujeres eran vistos como dos colectivos diferentes e inmiscibles.
ResponderEliminarEsta medida, en cualquier caso, respone muy bien a determinados intereses (bien inmediatos) de determinadas profesoras universitarias. En primaria el número de maestras es muy superior al de maestros, en secundaria las cosas están bastante equilibradas, pero en la universidad el número de profesores es mucho mayor que el de profesoras, sobre todo en determinadas áreas.
No es normal que un profesor de primaria o secundaria quiera estar en un tribunal de oposiciones (de hecho, se busca todo tipo de excusas para no ir). Pero las cosas son muy distintas en la universidad. Quien conozca un poco la endogamia de nuestro sistema universitario, sabe que un profesor universitario, para prosperar, necesita tener influencias que le permitan asegurar la promoción de sus discípulos. En aquellas especialidades en las que hay un número muy reducido de profesoras, las pocas que hay pueden tener prácticamente garantizado que van a estar presentes en prácticamente todos los futuros tribunales de oposición, con lo que sus discípulos (o discípulas) van a tener unas posibilidades absolutamente injustas y desproporcionadas de promocionarse. Pero esto no es una casualidad: el "lobby" feminista lo sabe muy bien.