He decidido traer hasta aquí este comentario de anónimo porque me parece del máximo interés teniendo en cuenta la actualidad del tema pero también la completa coincidencia de criterios con lo que venimos sosteniendo en esta bitácora. Este es el comentario
En el blog de Glenn Sacks, uno de los más importantes sobre los derechos masculinos en internet, hay una entrada sobre la feliz idea del PP de reducir los impuestos a las mujeres. http://glennsacks.com/blog/?p=1787#more-1787 Menciona un artículo de Gilles Saint-Paul que analiza la propuesta en profundidad, aquí: http://www.voxeu.org/index.php?q=node/922
Como ves, semejantes derivas en el funcionamiento de nuestro país ya están llamando la atención fuera de nuestras fronteras.Ya se que el inglés dificulta un poco las cosas así que intentaré traducir lo mejor que pueda un par de párrafos del artículo de Saint-Paul, que me parece muy interesante :[...] Todas las objeciones prácticas de la propuesta sugieren que las supuestas ventajas de los impuestos sesgados según el sexo pueden resultar mucho menores de lo que los autores piensan. Pero mi opinion es que una propuesta así está mal y es peligrosa no sólo por esos problemas prácticos, sino porque supone abolir la igualdad ante la ley. Los autores no parecen darse cuenta de que están contribuyendo a la decadencia de las instituciones democráticas.[...]
El Sr. Rajoy, dijo que el objetivo era conseguir la igualdad entre hombres y mujeres, por lo tanto las mujeres deberían pagar menos impuestos que los hombres hasta que se alcance la igualdad. Cuando tal objetivo se consiga, los impuestos sesgados deberían eliminarse.Por "igualdad" el Sr. Rajoy no puede referirse a igualdad de derechos, porque es precisamente lo que la propuesta propone abolir. En realidad, él persigue la igualdad de resultados, pero incluso tal planteamiento es engañoso, ya que un hombre ganará menos que una mujer con las mismas habilidades haciendo el mismo trabajo en la misma empresa. A causa del impuesto, la mujer recibirá en la práctica más paga que el hombre por el mismo trabajo. Por lo tanto, el Sr. Rajoy y los demás que defienden los impuestos sesgados no están interesados en igualdad de resultados, sino en igualdad de estadísticas. Quieren igualar el salario medio y la tasa media de ocupación entre hombres y mujeres.Supongamos por un momento que los políticos están interesados de verdad en tal objetivo.
La pregunta es: ¿cuántos derechos civiles están dispuestos a abolir para alcanzar estos objetivos de planificación Staliniana? Las leyes anti-discriminación ya regulan las políticas de salarios y contratación de las empresas. Ahora se nos dice que eso no es suficiente y que los impuestos deben discriminar según el sexo. Dado que siempre hay alguna estadística que difiere entre dos grupos, siempre habrá alguna razón para que el gobierno socave los derechos constitucionales con la excusa de arreglar las desigualdades.
Pero sería ingenuo creer que si alguna vez se alcanza la igualdad las políticas discriminatorias desaparecerían. ¿Quién puede creer seriamente que la bajada de impuestos para las mujeres propuesta por el PP se eliminaría el dia que las mujeres trabajen tanto y ganen lo mismo que los hombres en media? Las estadísticas que hay que igualar son escogidas cuidadosamente de acuerdo a la agenda política de "organised interest". En vez de eliminar las políticas igualadoras cuando se alcanza el objetivo, lo que se hace es cambiar el objetivo hacia alguna otra estadística que justifique mantenerlas o introducir otras nuevas. Un ejemplo es cómo el debate del alcance de las mujeres en las universidades se modificó para centrarse exclusivamente en las carreras científicas en cuanto las mujeres se convirtieron en mayoría en practicamente todas las demás áreas.
Y todavía no hemos oido ninguna propuesta de "igualdad de resultados" defendiendo políticas de discriminación a favor del hombre en áreas en las que las mujeres van mejor, como la educación o la esperanza de vida.Entonces, ¿qué tenemos aquí? La "igualdad ante la Ley" se escribió en las constituciones en la época de la ilustración no sólo porque se creyera en ella, sino como garantía de que la democracia no degeneraría en tiranía. Si eliminamos los derechos individuales, una mayoría puede imponer un daño arbitrario a cualquier minoría. [...] el alza de la "corrección política" nos ha conducido a una situación donde los hombres son la única minoría a la que se puede perjudicar a cambio de beneficios electorales.
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