Las feministas de género dicen tener su razón de ser y su objetivo último en la conquista de la igualdad. Los hechos sin embargo no hacen más que desmentirlas.
Quisiera desde este blog no solo denunciar la deriva neofeminista, también combatir la estigmatización de los hombres y reivindicar la dignidad de lo masculino.
El feminismo oficial y el conservadurismo se diferencian en que el primero defiende la liberación de la mujer de los roles tradicionales. Sin embargo se parecen en que ambos mantienen al hombre preso de esos mismos roles tradicionales.
Es curioso cómo en muchos temas el feminismo oficial acaba defendiendo en la práctica posiciones claramente conservadoras. Porque pocas cosas hay tan conservadoras como la idea de que los hijos están siempre mejor con la madre.
En general, cuando el feminismo presenta a la mujer como un ser incapaz de tomar decisiones movido por el egoismo, incapaz de actuar con malicia, o de hacer daño de forma consciente, no está haciendo otra cosa que considerar a la mujer como un menor de edad.
El hecho de que sea el hombre el centro de las políticas feministas, ya sea para premiar algunas de sus conductas o para castigar otras, significa de alguna forma que la capacidad de la mujer para intervenir e influir en la sociedad es irrelevante.
El avance de algunas políticas del feminismo solo se pueden explicar por una especie de caballerosidad que obliga a los hombres a ceder y sacrificarse. Creo que igual que los hombres del Titanic sacrificaron su vida por el bienestar de las mujeres, los hombres que hoy en día defienden por ejemplo la ley de violencia de género, lo hacen movidos por la misma razón, impulsados por lo que creen que es el bienestar de las mujeres, incluso aunque sea a costa de sacrificar sus derechos.
El feminismo oficial y el conservadurismo se diferencian en que el primero defiende la liberación de la mujer de los roles tradicionales. Sin embargo se parecen en que ambos mantienen al hombre preso de esos mismos roles tradicionales.
ResponderEliminarEs curioso cómo en muchos temas el feminismo oficial acaba defendiendo en la práctica posiciones claramente conservadoras. Porque pocas cosas hay tan conservadoras como la idea de que los hijos están siempre mejor con la madre.
En general, cuando el feminismo presenta a la mujer como un ser incapaz de tomar decisiones movido por el egoismo, incapaz de actuar con malicia, o de hacer daño de forma consciente, no está haciendo otra cosa que considerar a la mujer como un menor de edad.
El hecho de que sea el hombre el centro de las políticas feministas, ya sea para premiar algunas de sus conductas o para castigar otras, significa de alguna forma que la capacidad de la mujer para intervenir e influir en la sociedad es irrelevante.
El avance de algunas políticas del feminismo solo se pueden explicar por una especie de caballerosidad que obliga a los hombres a ceder y sacrificarse. Creo que igual que los hombres del Titanic sacrificaron su vida por el bienestar de las mujeres, los hombres que hoy en día defienden por ejemplo la ley de violencia de género, lo hacen movidos por la misma razón, impulsados por lo que creen que es el bienestar de las mujeres, incluso aunque sea a costa de sacrificar sus derechos.