Sin considerarme un especialista en estos temas de la lengua lo que si tengo claro es que la actual confusión hombres –genérico humano- y, hombres –varones- actúa clarísimamente en nuestra contra. Sólo dos pequeños ejemplos, si la realidad nos dice que el contacto de los niños en las primeras etapas de la vida es mucho mayor con el lado femenino –madres, cuidadoras, maestras…- y eso mismo es aducido por las mujeres para reivindicar sus derechos en caso de separación, pero también como prueba de su entrega generosa “al otro”, resulta que cuando comienzan los problemas y resulta que los adolescentes dan muestras de falta de educación, respeto y norte en la vida es entonces cuando la responsabilidad es de: los padres, la escuela, los profesores… Incluso el machismo de las nuevas generaciones nada tendría que ver con quienes con más contacto tuvieron, sino con la abstracción patriarcado.
Otro ejemplo sería cuando se trata de hablar de un comportamiento antisocial. Para este caso citaré una situación real de hace muy pocas fechas cuando Julia Otero en su programa de radio entrevistaba a un especialista en violencia juvenil a propósito del crecimiento exponencial de las agresiones de hijos a padres. El citado especialista en todo momento utilizó el genérico: chicos, adolescentes, hijos, etc. para referirse a los agresores, sin que por supuesto a Julia se le ocurriese pedir que no se invisibilizase a las niñas, chicas, agresoras, etc. En ese contexto chicos, agresores, niños, etc. a la audiencia nos sonó en todo momento a varones.
La invisibilidad en muchos momentos es la mejor defensa y garantía y esa es un arma que a los varones nos está vedada. Cierto es que, según muchos estudios, las mujeres nos superan ampliamente en las habilidades de tipo verbal. Si hiciéramos un seguimiento del uso de las palabras: mujer y hombre, padre y madre, chico y chica, en los medios de comunicación social, veríamos con claridad meridiana que el uso de los masculinos aparecería siempre que se estuviese hablando de una problema pudiendo aparecer o no los femeninos correspondientes y también, que en el caso de estar hablando de una virtud o algo positivo el femenino estaría garantizado pudiendo o no aparecer también el masculino.
Y aún cuando a lo que Manu se refiere en su último comentario, es a la conciencia de género, que en el caso de las mujeres es algo que se ha ido forjando a lo largo de los dos últimos siglos, creo que lo anterior algo tiene que ver con ella. Entre los hombres esta conciencia de género no se ha desarrollado; de tal modo que en un mundo en el que la ideología de género ha conseguido partir en dos lo social: mujeres por un lado y hombres por otro, los varones siguen aceptando de grado o por fuerza el rol histórico: principales proveedores, labor de seguridad y protección, trabajos duros y pesados, guerra y en general situaciones conflictivas… al tiempo que justamente esas situaciones son las que permiten su caracterización como violentos, padres ausentes, discriminadores en lo salarial y desde luego explotadores y abusadores
Un trabajador de la construcción con trabajo a tiempo completo en las estadísticas aparecerá como formando parte del grupo dominante por: trabajo a tiempo completo y, quizá, por salario por encima de la titulación académica, también como padre y marido ausente por menor dedicación a los hijos y la casa; por el contrario, una empleada de oficina a tiempo parcial aparecerá en todas las estadísticas como discriminada, por contrato basura (esa es la consideración que les merece el contrato a tiempo parcial), por discriminación salarial: seguramente gane menos que él, y también por mayor dedicación al hogar y los hijos. La esperanza de vida de ambos es bien diferente, como también lo es la probabilidad de accidente laboral, como también que de haber sido pareja y producirse separación ella se quedase con los hijos y la casa y una pensión compensatoria, como también las posibilidades de ocio y cuidado personal… pero, ¡ojo! él forma parte de la parte dominante de la sociedad ella de la parte explotada y discriminada. En la sombra de los números de las estadísticas de género constituirían la más genuina representación del patriarcado.
Cuando el feminismo habla de los roles no lo hace para relevarnos del nuestro, no, no lo hace para pedir relevarnos en los trabajos de la construcción, en los de protección o seguridad, o para dejar que nosotros nos quedemos en puerto mientras ellas se enrolan en pesqueros de alta mar. No lo hace porque envidie unas manos llenas de callos y prefiera vernos con la manicura hecha y las uñas pintadas. Tampoco lo hacen para ofrecernos un papel más destacado en la casa y con los hijos, más bien al contrario llegada la ocasión se aferran a su papel de madres de una forma que a uno le hace pensar cómo habrá que interpretar la trayectoria ideológica del feminismo cuando atribuye al patriarcado la condena al papel de reproductoras y el hogar.
Por eso, me parece que lo relevante para los hombres sería efectivamente poner en cuestión nuestro rol tradicional, pero también claramente aquel al que el feminismo institucional nos quiere condenar y que básicamente se queda con lo peor de ambos, ya que del lado femenino parece que están dispuestas a cedernos la plancha, la cocina y la colada apartándonos de los hijos, y del nuestro no les importa dejarnos la seguridad y la guerra, los trabajos duros y pesados y en todos los casos las situaciones conflictivas. ¡Ojo! en su caso se reservarían la casa como hogar, los hijos y dentro del trabajo social los trabajos administrativos y los de dirección y control. Tampoco parece que les incomoden los que tienen que ver con la conformación de la conciencia social sea: como madres, cuidadoras, maestras, psicólogas o en la carrera judicial y el ámbito político. Desde luego el papel de dueñas de la moral sería incuestionable que les pertenecería.
En cuanto a las normas que regirían esta sociedad serían aquellas que mejor garantizasen el cumplimiento de los objetivos de la agenda de género incluyendo discriminación positiva, paridad, trato privilegiado en lo jurídico y lo penal, etc. Una situación plagada de derechos y de la que no se derivaría ninguna obligación. Una situación en la que jamás cabría considerar al varón como discriminado o en desigualdad de oportunidades ya que, en caso de producirse éstas, serían de su exclusiva responsabilidad, en contraste con la desigualdad femenina, siempre fruto de una sociedad patriarcal al servicio de los hombres. Se trataría en suma de presentar como igualdad lo que en última instancia sólo sería una realidad a la medida del patrón feminista. Donde la mujer no llegase por sus medios una medida discriminatoria vendría a remediar la situación, donde el hombre no llegase se hurgaría en la herida.
Cómo hayamos podido llegar tan lejos no es sencillo de comprender, en cualquier caso lo que a estas alturas parece innegable es que el feminismo se ha convertido en un sindicato de intereses dispuestos a arrancar de cualquier situación un privilegio, del que el último hasta el momento lo tenemos en las ayudas al cine realizado por mujeres. Medida que en los comentarios de la calle prácticamente nadie está dispuesto a apoyar, en particular las mujeres deseosas de que se las considere por lo que hacen y no por su sexo, pero de la que no me cabe la menor duda que se terminará imponiendo porque para estos casos el divorcio entre la gente y la clase política se agranda y porque aquello de que las medidas políticas, mejor que no aparezcan como imposición, en lo relativo a la agenda de género, hace mucho tiempo que ha pasado a la historia.
Ojo a la noticia.
ResponderEliminarhttp://www.publico.es/espana/211887/presas/sido/victima/mal/trato
No sólo de ayudas al cine se trata, algo se está preparando. Una eximente moral como la que la noticia recoge no se publica para que la cosa quede ahí. De esta forma comienzan siempre las exigencias feministas, noticias difusas que aparecen en la prensa sin fuentes muy precisas, pero que a fuerza de repetición terminan tomando carta de naturaleza, mejor en forma de un porcentaje, de tal modo que cuando se llevan repetidas unas cuantas veces quien debe dar explicaciones no es ya la fuente de la noticia sino quien pretenda ponerla en cuestión.
Preguntar porque la noticia no habla de los presos parece incluso que carece de sentido. ¡hasta ahí hemos llegado!
Realmente, como dice el post, el masculino genérico juega a veces contra los varones cuando se trata de destacar lo negativo, pero tampoco hay que olvidar los substantivos en que la forma genérica (o, mejor dicho, la dominante) es la femenina.
ResponderEliminarEn el último debate sobre la prostitución hemos visto, una vez más, como los grupos que más insisten en desdoblar las formas dejaban de lado a los prostitutos, y hacían su discurso habitual y sacaban sus conclusiones como si éstos no existieran.
Es como aquella tasca que ofrecía "criadillas de ternera" cuando parece que, en realidad, eran de ternero. No sé si llegaron a darse cuenta del disparate.
La mayoría de las especies de aves evoluciona bajo tendencias adaptativas contradictorias: por una parte, la necesidad que tienen los individuos de ser vistosos para atraer a los miembros del otro sexo; por otra parte, la necesidad de pasar desapercibidos por sus potenciales víctimas o agresores. La biología evolutiva parece haber concluido que esta segunda presión es superior a la primera: globalmente es más importante mimetizarse que hacerse notar. Aplicando esto a la lengua, el que el masculino sea el género no marcado podría muy bien ser interpretado como un elemento que beneficia a las mujeres y perjudica a los varones.
ResponderEliminarEn otro orden de cosas, parece inequívoco que la "discriminación positiva" para las directoras de cine ha cosechado críticas desde los más diversos frentes. ¡Hasta el diario 'El País' se ha permitido un pequeño desvío en su inequívoca línea profeminista! Sin embargo, casi nadie osó levantar su voz cuando, durante el primer mandato de Zapatero, se instauró la discriminación positiva para la financiación de los grupos de investigación: tener una directora, en vez de un director, es de por sí casi una garantía de éxito, y contratar a una becaria en vez de a un becario puede ser la diferencia entre contar o no con financiación suficiente.
Como no podía ser de otra forma, a nuestra sociedad le preocupan mucho las injusticias que puedan sufrir una docena de cineastas acostumbrados a vivir de subvenciones, en tanto que le traen sin cuidado los criterios con los que se reparten nuestros menguantes presupuestos de investigación.
(Athini)
Athini quizá sea una postura del periódico, pero en mi experiencia, y me parece que tengo alguna, no he visto nunca una unanimidad tan grande en dos asuntos como el de las ayudas al cine -en nuestro país las leyes acabarán indicando con nombre y apellidos a quien han decidido proteger- o la exculpación absoluta de la mujer del ex decano de los jueces de Barcelona. Y esto quizá tenga que ver con la acumulación de casos y circunstancias que dejan ver cada día con más claridad que la legislación de género representa una chapuza que muchos tienen que pagar de forma muy dolorosa. Pretender seguir manteniendo la ficción de que eso representa justicia e igualdad se hace cada día que pasa más insostenible y esto la gente lo percibe.
ResponderEliminarMagnífica reflexión del autor del blog. A pesar de que no se considere un especialista en lingüística, ha descrito la situación de forma impecable.
ResponderEliminar¡Yo sí soy partidario de que haya Miembras! Como señala Emilio, el masculino genérico que según el hembrismo las discrimina, en realidad es un arma contra los hombres: cuando hay necesidad de marcar genéricamente en femenino siempre hay palabra; cuando se habla de hombres,somos invisibles y nunca se sabrá sí se refiere solo a los varones o incluye también a las mujeres.
Bueno, sí se sabe: si es negativo, será solo referido a los machos humanos; si tiene vertiente positiva, también se referirá a ellas...
Emilio pone algún buen ejemplo. ¿Otro? Haced la prueba: teclead en el Diccionario de la RAE las siguientes palabras: PARRICIDIO, MATRICIDIO, PATRICIDIO.
Es imposible matar solo a tu padre si no te llevas también a tu madre en el paquete.
Enhorabuena por el blog. Siempre os leo.
Darte la bienvenida, agradecerte el comentario y animarte a que envíes muchos más. Creo que es de gran importancia que haya un buen número de voces aportando sus puntos de vista sobre una cuestión tan amplia y compleja como la igualdad.
ResponderEliminarUn saludo
Si duro con los hombres es el lenguaje de las palabras no lo es menos el lenguaje gráfico que pretende ser de humor http://www.elpais.com/vineta/?d_date=20091017&autor=Forges&anchor=elpporopivin&xref=20091017elpepivin_1&type=Tes&k=Forges
ResponderEliminarMuchos de los que andamos por aquí tenemos hijos. Y queremos la CUSTODIA COMPARTIDA. Y no somos sexistas.
ResponderEliminarCuando estudiábamos, en nuestro Centro educativo existía la APA (Asociación de Padres de Alumnos)
Estaba muy claro lo que quería decir: padres y madres. Pero al FEMINAZISMO, la denominación, decían, las invisibilizaba. Había que decir AMPA (Asociación de Madres y Padres de Alumnos)
No importaba que la nueva denominación hembrista tuviera resonancias con crimen, mafia, delincuencia... Las mamás tenían que ser visibles. Y nos acostumbramos a (H)AMPA's.
Bien, propongo, desde la racionalidad y la NECESARIA visibilidad de lo masculino, recuperar la denominación original: APA (Asociación de Progenitores de Alumnos)
Si alguno o alguna me lo discute, le/la ruego que lo argumente...