17 diciembre, 2009

Feminismo y poder

El feminismo institucional es una fuerza aplastantemente mayoritaria en la vida política, social y cultural. Casa mal con esta constatación la permanente obsesión de sus defensoras por aparecer siempre como las víctimas. Y más allá de ese poder que ejerce de forma innegable, ha introducido en el ordenamiento jurídico y en muchas de las prácticas sociales, una serie de leyes y normas que tardarán mucho en ser modificadas y que hasta el presente no han sido más que fuentes de desigualdad.

En el video sobre hombres maltratados colgado en Buenamente su protagonista dice: que si en lugar de llamarse Paco se llamase Paca lo tendría todo, “no estaríamos aquí, tendría las criaturas, tendría el piso…” frase que sin duda repetirían la mayor parte de los padres separados ya que la justicia de una forma ciega y mecánica ha decidido en la aplastante mayoría de los casos conceder ambas cosas a la madre. No es poco, teniendo en cuenta que vivimos en una sociedad patriarcal en la que los poderes los tiene el hombre y los usa para mantener oprimidas a las mujeres.

Pasados ya muchos días del suceso de Tenerife en el que la vida de Diego, un hombre de 25 años, va a quedar tocada para siempre, nadie ha osado levantar la voz para pedir un cambio en el protocolo de actuación en los casos de violencia de género, a pesar de que hasta el momento ya son muchos los inocentes que han debido pagar por algo que no habían cometido. Y, ¡ojo! los que finalmente han conseguido liberarse de una acusación falsa, lo han sido porque ellos mismos han podido aportar pruebas que demostraban palmariamente la imposibilidad de haber sido quienes cometieran el delito.

¿Y si esto le hubiese sucedido a una mujer? ¿Estaría el poder político tan callado como si tal cosa no fuese con él? ¿Qué cosas no se estarían oyendo del poder judicial, de la clase médica y los cuerpos de seguridad del Estado? ¿Cómo habría reaccionado esa parte de la Administración en manos del feminismo institucional?

Lo que creo está en juego es si la sociedad que queremos puede ser construida a instancia de uno de los sexos condenando al otro al ostracismo. Lo relatado en este artículo debiera hacernos reflexionar sobre qué bases se pretende asentar la sociedad y el poder político y social. También recordarle a ese feminismo que si a fuerza de llenarse la boca en relación con la ética del cuidado, no habrán dado al traste la ética de la justicia. Todas las denuncias realizadas por el feminismo al poder de los hombres podrían volverse sin mucho esfuerzo contra sus prácticas y pretensiones actuales. En fin, el reverso de la ética de Kant: hazle al otro cuando puedas lo que antes denunciaste que te hacían a ti.


Si denunciaron que los derechos humanos eran en realidad derechos del hombre ahora podemos realizar un repaso sobre lo que sucede en la legislación y veremos que al lado de los genéricos lo que a mayores encontramos son derechos de la mujer; si pensamos en la denuncia de las mujeres contra las sociedades de hombres, ahora nos encontramos con que el feminismo sí puede mantener y cultivar un espacio propio, también en la Administración pública; si pensamos en su denuncia por la escasa escolarización de las niñas, ahora debemos entender el fracaso y abandono escolar como “daños colaterales” de la igualdad; si pensamos en el reparto del trabajo vemos que, sin ningún problema, al género masculino se le reservan los más duros y arriesgados como siempre ha sido; si pensamos en la familia y la reproducción todos los derechos son de las mujeres…

En nuestro país por lo demás todo esto se ha llevado más lejos que en ningún otro y sencillamente se ha borrado al hombre como sujeto de derechos en amplísimos capítulos de la vida pública y privada. Si en algún momento los países nórdicos parecían el ejemplo a seguir, a estas alturas todo lo allí conseguido parece poco y nuestro feminismo parece dispuesto a darle a todo el mundo una lección. Como si estuviéramos condenados a dar lecciones a los demás siempre. En otro momento, en una actitud más papista que el Papa, constituimos la reserva espiritual de Occidente y ahora parece que nos queramos convertir en la avanzadilla y reserva del fundamentalismo feminista del Planeta.

Podríamos preguntarnos si ese feminismo que reclama discriminación positiva para que la mujer pueda incorporarse a los puestos en que menor representación tenía en la sociedad tradicional, estaría dispuesto a considerar algo parecido, por ejemplo en relación con el hombre y los hijos y la necesidad de que la conciliación laboral y familiar lo tuviera en cuenta. La respuesta está bien clara, no sólo nada de custodia compartida, sino que los hijos, como en la sociedad tradicional, son de las madres y con nadie pueden estar mejor que con ellas. Los derechos del hombre son fácilmente anulables, no así las obligaciones que jamás prescriben. Obligaciones sí, derecho ninguno. En la actual legislación los hombres hemos pasado a ser “el otro progenitor”.

En el terreno de la reproducción asistida, la mujer vuelve a ser el centro de todas las atenciones y todos los derechos. Aquí al contrario de lo que sucede en las legislaciones nórdicas, el principal bien jurídico a defender no es la criatura que nacerá, sino de nuevo la mujer, en este caso la madre. Y por si a alguien se le olvidaba quién manda aquí y quién fija los límites, en nuestra legislación, están prohibidos los vientres de alquiler que sí recogen otras legislaciones. Obsérvese el círculo que se traza alrededor del hombre, donde en lo relativo a la reproducción nada puede ni nada decide.

Sería un primer círculo de exclusión que se completará más tarde con la ausencia de la figura del varón no sólo en muchos hogares, también en la escuela, de tal modo que algunas criaturas sólo se tropiezan con la figura masculina cuando ya van transcurridos varios años de su vida. Contrasta en ese sentido el interés que muestran las campañas en que se llama a compartir las tareas del hogar, porque el hombre cocine, limpie o planche, pero nada dicen del cuidado de los niños ni de la figura del padre. Consciente o inconscientemente el feminismo está consiguiendo aislar a los hijos de la figura masculina, hasta bien avanzado su desarrollo.

En la reproducción todos los derechos y de modo absoluto pertenecen a la mujer. El hombre no tiene ninguno y ha de estar a lo que decida su pareja, tenerlo o no tenerlo, incluso tenerlo contra su voluntad. “Tendré hijos si yo lo digo y cuando yo lo diga, han proclamado las feministas”. Contra lo que quizá no haya nada que objetar, en una decisión tan soberana, si luego no se implicase a los demás llegada la hora de las responsabilidades. Porque eso es finalmente lo que sucede. Se trata de algo parecido a esas empresas a las que gusta mucho privatizar las ganancias pero cuando las cosas se ponen mal lo que piden es la socialización de las pérdidas. Contrasta enormemente esta reserva absoluta de derechos, pero luego cuando se trata de asumir responsabilidades por el rumbo que está tomando el mundo de los hijos, entonces ésta quede dividida a partes iguales, incluso por ese uso interesado del lenguaje la responsabilidad se atribuya a los padres.

No tocaré de nuevo el tema de la prostitución dada la hipocresía mostrada hasta el momento por este feminismo para el que constituye una forma de esclavitud, pero luego se olvida y oculta, tanto la prostitución de lujo, como la masculina y pretenden que no existen. Tampoco mentaré los oídos sordos que prestan a esas mujeres famosas que alardean de sus experiencias con el sexo pagado. Por no mencionar a las mujeres pantera de las que habló en su momento Elvira Lindo o ese turismo sexual de mujeres europeas a ciertos países africanos.

En mis últimos post vengo insistiendo en el poder casi omnímodo del feminismo institucional, porque es tan profundo el lavado de cerebro que tenemos al respecto, que buena parte de la sociedad hace suyo el mito de la mujer como ese ser privado de lo más elemental y el hombre como el señor feudal que todo lo vigila y todo lo ordena. Nada más lejos de la realidad. De hacer caso del feminismo institucional y sus adláteres los hombres gozaríamos de todos los poderes: Zapatero en el Gobierno, dos hombres al frente de los principales sindicatos, Botín como el señor de la finanzas, la prensa dirigida por hombres…

Si vamos a la realidad de los hechos descubrimos que el Plan sobre economía sostenible a lo que hace referencia de forma singular es al empleo femenino, los sindicatos tienen a su cabeza a dos hombres, pero sus políticas redundan más a favor de la féminas que de los hombres, baste con citar en qué lugar de sus preocupaciones están los accidentes laborales, o que no se tomen la molestia de desmentir lo de la discriminación salarial, o que, en este contexto en que los grandes perdedores de la crisis son los varones no hayan realizado ninguna propuesta y continuemos con las 21 formas especiales de contratación femenina frente a ninguna masculina. En relación con Botín y la prensa más de lo mismo. La prensa escrita diaria efectivamente está dirigida por varones pero lo que en sus páginas defienden son las políticas de género, en cuanto a Botín, no sé si alguno de vosotros ha recibido los préstamos más baratos por ser hombre, en mi caso no.

Ya expliqué en otro post que el feminismo habría fracasado en la creación de un partido político propio pero han conseguido algo mucho más fuerte: que sus políticas se impongan en todo el espectro político. En lo ideológico no se quedan a la zaga, y bien se puede decir que los 200 años del mismo no han pasado en balde y a estas alturas es difícil encontrar algún asunto: sea de índole personal o política que no esté contaminado, y de qué forma, de la visión de género en unos términos en que los hombres y lo masculino aparecemos como el lado sombrío de la humanidad frente a la luz que reflejarían lo femenino y las mujeres.

Para ver hasta qué punto tenemos interiorizada la desigualdad se me ocurre pensar en que más de la mitad de las publicaciones de periodicidad no diaria estuvieran dedicadas en práctica exclusiva a los hombres. Tal cosa sucede, pero con las mujeres, sin que al parecer se den por aludidas ya que lo que siguen denunciando es la mayor presencia masculina en la prensa diaria. Cosa que como ya he dicho antes en ningún modo cabe entender como defensa del género masculino, más bien al contrario. No así la mayor presencia femenina en el quiosco donde parece claro que redunda en favor directo y exclusivo de las féminas en aspectos tan variados como la conciencia de género, la salud… El caso de Lidia Bosch puede resultar paradigmático.

En fin, que los varones debemos reflexionar seriamente sobre estos asuntos porque tengo la sensación de que nos toman el pelo después de habernos timado, y si no hacemos nada porque esto cambie ocurrirá indefinidamente.
P.D.  Francisco Serrano  en el diario El Mundo y aquí en vídeo

6 comentarios:

  1. Anónimo8:51 p. m.

    Como creo que ya he comentado anteriormente, la historia demuestra que hay un criterio que permite saber cuál es el grupo privilegiado en un momento dado: aquel que ha logrado hacer creer a los restantes que él es una víctima a la que hay que compensar. Los romanos conquistaron medio mundo asegurando solemnemente que ellos sólo hacían guerras defensivas. La ideología del Imperio Británico insistía en "la pesada carga del hombre blanco", que altruistamente ha tomado sobre sí el duro trabajo de extender la civilización a esos desagradecidos salvajes. La Iglesia siempre ha justificado sus desmanes recordando la sangre de los mártires. Los nazis aseguraban que únicamente luchaban para evitar que la noble y bondadosa raza aria fuera destruida por la astuta perfidia de los judíos, etcétera.

    Un principio básico asegura que "cada derecho conlleva una obligación". El nuevo "Estatut" catalán incluye un largo capítulo dedicado en exclusiva a los "derechos de las mujeres", no hay, desde luego, ningún apartado en el que se recojan esas "obligaciones de las mujeres" que, en justa lógica, tendrían que aparecer (tampoco hay, desde luego, ningún apartado en el que se hable de unos "derechos del varón").

    Athini

    ResponderEliminar
  2. Anónimo11:18 p. m.

    Caramba, hoy en "El País" se les ha "colado" una noticia que demuestra que en los países islámicos la lapidación no está reservada a las mujeres adúlteras (como repiten una y otra vez nuestras feministas), sino que también atañe a los varones, ¡y de qué modo!

    http://www.elpais.com/articulo/reportajes/Ajusticiado/pedradas/elpepusocdmg/20091220elpdmgrep_6/Tes

    ResponderEliminar
  3. Anónimo1:08 p. m.

    Esto . no saldrá publicado en muchos otros medios
    Alberto

    ResponderEliminar
  4. Anónimo12:59 p. m.

    Yo, como muchos de mi generación, aprendí lo que era el diario "El País" en el año 1987, con motivo de una huelga de estudiantes que tuvo durante varios meses paralizadas todas las universidades públicas de España. En "El País" del asunto, sencillamente, no se hablaba (al igual que en la televisión estatal). Conocíamos incluso a la corresponsal de "El País" (una profesora de la facultad de psicología), y ésta nos confirmó que, efectivamente, ni una sóla de las numerosas crónicas que había enviado sobre el problema le había sido publicada.

    En "El País" son muy capaces de mentir sin más, pero su técnica preferida consiste, sencillamente, en ocultar.

    Mientras las declaraciones de Francisco Serrano son recogidas y destacadas en muchos medios, en "El País", por el momento, no ha salido ni una línea.

    Si se consulta el buscador de "El País", la única referencia al juez Francisco Serrano en dicho diario se produjo hace más de dos meses, en un artículo de opinión publicado únicamente en la sección de Galicia:

    http://www.elpais.com/articulo/Galicia/poco/significan/palabras/elpepiautgal/20091001elpgal_8/Tes

    La noticia que interesaba al columnista, desde luego, no había sido publicada en "El País". La mención anterior al juez Francisco Serrano fue muchos meses atrás, en febrero: "La Fiscalía de Sevilla replica las críticas del juez Serrano". Como en tantas otras ocasiones, el diario de PRISA publicaba el desmentido de algo que previamente no había publicado.

    http://www.elpais.com/articulo/andalucia/Fiscalia/Sevilla/replica/criticas/juez/Serrano/elpepiespand/20090214elpand_3/Tes

    En fin, por desgracia se van cumpliendo mis temores: después del artículo de Lynch, el "lobby feminista" ha acrecentado su censura para evitar que el "diario de referencia", el dictador de la ortodoxia políticamente correcta, no se contamine con herejías: "lejos de nosotr@s la peligrosa novedad de discurrir".

    Pero en esta ocasión, el delirio pseudofeminista ha creado una máquina demasiado potente de fabricar descontentos. Si hace algunos años cualquier persona sensata miraba con buenos ojos cualquier cosa que llevara el adjetivo "feminista", hoy las tornas están cambiando (y el propio Lynch es un buen ejemplo de ello).

    (Athini)

    ResponderEliminar
  5. Anónimo2:31 p. m.

    71 asociaciones piden la derogación de la Ley contra la violencia de género.
    http://www.diariodeleon.es/noticias/noticia.asp?pkid=498512

    Alberto

    ResponderEliminar
  6. Anónimo2:50 p. m.

    El juez Serrano pide a la presidenta del Observatorio contra la violencia Inmaculada Montalban que se retracte

    http://www.elmundo.es/elmundo/2009/12/28/andalucia_sevilla/1262003902.html

    Alberto

    ResponderEliminar