22 junio, 2010

¿De qué feminismo hablamos?

Lo que por encima de cualquier otra consideración expresa María Sanahuja en este artículo es un sentimiento de estafa, un sentimiento que otros sentimos cuando nos dimos de bruces con que  la idea de igualdad,  que tantas veces habíamos hecho nuestra, se expresa en forma de derecho penal diferente, negación de un divorcio justo y de la custodia compartida, y tantas y tantas cosas en las que, buscar algo que recuerde la igualdad y la equidad es una quimera.

Pero, volviendo  al artículo de Sanahuja, 150 años de una ideología: el feminismo, que ha repetido por activa y por pasiva que lo que siempre ha impedido progresar a la mujer es su dedicación a la casa y los hijos, y llegado el momento  en que más factible parece, el feminismo dominante se transforma en el principal baluarte en su contra. ¿Cómo entender eso?

Dice Sanahuja:
Por qué se está cometiendo la penúltima gran estafa a las mujeres en su nombre? Si la mayoría convenimos que la primera condición para avanzar hacia la igualdad de derechos es la independencia económica; si la gran conquista en los últimos 30 años en España ha sido acceder masivamente a la formación, que nos tenían vedada, y al mercado de trabajo; si las mujeres hemos realizado una gran revolución silenciosa, como ha sido retrasar la maternidad en 10 años, y reducir drásticamente el número de hijos, como única posibilidad para ir ocupando espacios, por derecho propio, como ciudadanas de primera; si nos hemos ido alejando del modelo de la caverna, en que el reparto de funciones venía irremediablemente marcado por la dedicación de unos a la caza y la guerra, y otras a la reproducción, ¿por qué ese empeño en los últimos años en querer recluirnos nuevamente en el hogar, al cuidado en exclusiva de los hijos?, ¿por qué el feminismo mayoritario se muestra feroz con la custodia compartida de los hijos, si al tiempo asume que la única posibilidad de las mujeres, trabajadoras y madres, de tener espacios personales y profesionales es dejar de cargar en solitario con su cuidado y educación?

Y todos con ella nos hacemos las mismas preguntas y quizá participando en un primer momento de su propio sentimiento de estafa. Pero si le damos dos vueltas quizá deberíamos hacernos otra: ¿Y, si efectivamente este feminismo no estuviera por esa labor que Sanahuja parece no querer descartar? ¿Y si este feminismo hubiera subvertido y corrompido el ideario tanto tiempo acariciado por las corrientes feministas  de todas las épocas? ¿Por qué excluir esa hipótesis que es la que más coincide con los hechos y los datos de la realidad? ¿Será que nos faltan las palabras que desarmen el enorme fiasco que está suponiendo el feminismo institucional de género?

Tengo la impresión de que lo más realista es esto último y que Sanahuja no encontrará respuesta a sus interrogantes, porque ese feminismo se encuentra muy cómodo disfrutando de tanto poder y jugando a no desvelar su auténtico ideario, que más bien tiene poco que ver con lo que ha sido la historia de este movimiento, aún cuando efectivamente hayan sabido hasta el  presente mantener en  la confusión a buena parte de la gente y no tengan reparo en llamar igualdad a lo que no es, sexismo a sólo el 50 % del mismo y construir espacios sociales y legales de los que el hombre ha sido excluido.

1 comentario:

  1. El feminismo es una estafa, no se trata de igualdad, se trata de darle más privilegios a las mujeres.

    La única razón por la cual ha tenido éxito (si se le puede llamar éxito) es por que los hombres tenemos la costumbre de complacer a las mujeres y darles lo que pidan.

    Sin embargo las cosas están cambiando, poco a poco estamos despertando de este sueno.

    ¿Querían igualdad? Pues la van a tener, ojalá la sepan manejar, porque ya no les queda otra opción.

    Los hombres vamos a dejar de sobreproteger a las mujeres.

    Viene un cambio muy fuerte.

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