02 junio, 2010

Movimiento masculino1

Uno de los efectos más devastadores del feminismo de las últimas décadas ha sido no sólo hacer del varón un ser del que, por principio, las mujeres y los niños deben sospechar,  sino conseguir el más difícil todavía de extender algo de esa idea a los propios congéneres. Me ahorraré la larga lista de situaciones y opiniones en el ámbito público y en el privado en los que la crítica sólo conoce y sólo tiene un destinatario: el varón, el varón de cualquier edad y condición. También me ahorraré la inmunidad ante la crítica de la que gozan algunos personajes femeninos con altas responsabilidades públicas. Y como elemento de reflexión desde el humor dejo aquí esta viñeta de Erlich sobre la amistad.  

Pero volviendo al asunto hay que decir que, no en vano el feminismo acompañó cada uno de sus avances de una campaña previa en la que advertía de la segura reacción patriarcal ante el avance de las mujeres, reacción que en la mayoría de los casos sólo estaba en su imaginario o mejor, constituía una eficaz venda antes de la herida que conseguía evitar cualquier tipo de crítica; y así, en la sociedad se ha ido imponiendo la discriminación positiva, la paridad, la ley contra la violencia… en un ambiente en el que cualquier hombre que se pronunciase en contra no podría más que estar actuando en defensa del patriarcado y los privilegios masculinos. De hecho sobre nada existe tanto silencio social como sobre las políticas de género

Lógica curiosa, se nos anunciaba  una reacción de defensa de los  privilegios masculinos que por ningún lado existía, al tiempo que lo que se imponían  eran los privilegios femeninos, pues no de otro modo cabe considerar la actual Ley de Divorcio y su corolario de guarda y custodia exclusiva de la madre, o la actual ley de Igualdad con privilegios en casi todos los campos de la vida social, recordemos aunque sólo sea a título anecdótico las ayudas al cine hecho por mujeres, la discriminación positiva sine die, o el tratamiento ante la Ley y la justicia, y no sólo en lo referido a los casos de separación o los de maltrato.

Estas realidades están ahí como hechos sociales pero también jurídicos, están en la experiencia de cada uno de nosotros, pero también en las leyes y, en todos los casos, la línea divisoria separa a mujeres de hombres, a niños de niñas, son realidades que el  género ha conseguido imponer. Y son realidades impuestas por el feminismo, y eso con independencia de que hayan sido aprobadas en un parlamento con mayoría masculina. Que nadie se equivoqué, estas medidas fueron impuestas por Zapatero, pero van mucho más allá de él. Cuando Zapatero ya no esté estas leyes y prácticas continuarán y el feminismo seguirá promoviendo medidas similares. Es verdad que las han aprobado parlamentarios de toda condición pero a instancia y presión del poder femenino.

Pero si alguien aún tiene duda de que por ser aprobadas por el Congreso de los Diputados pierden su condición de feministas, o de género como se prefiera, que piense por un instante que el actual Estatut de Cataluña también ha sido aprobado en el Congreso. Me supongo que nadie pondrá en duda que  eso no lo hace menos catalán. Y por eso son ellos quienes se movilizan y quienes promueven la unidad de las fuerzas políticas y sociales catalanas. Lo lógica es ésa al margen de que desde cualquier otro lugar se pueda mostrar simpatía y solidaridad o todo lo contrario. Sin pretender que las similitudes sean exactas lo que esto nos está diciendo es que ni se puede ni se debe excluir la solidaridad y el apoyo femenino, pero parece claro que éste no existirá si desde el lado de los hombres no se promueve.

Y no se me ocurre ninguna otra arma para combatir el estado de cosas de más arriba, aunque sólo sea para aprovechar sinergias o mostrar solidaridad con aquellos varones  que peor lo puedan estar pasando en un momento determinado. Qué características haya de reunir y cómo haya de actuar lo irá diciendo su propia dinámica, pero entiendo que habría que pensar en algo más en red y plural que en una estructura uniforme  y única. Que no debería pretender ocupar o sustituir a los partidos políticos sino más bien promover que desde la sociedad medidas y propuestas para que quien quisiera hacerse eco de ellas y trasladarlas al ámbito político lo hiciera. Entiendo también que debería estar precedido de amplio debate en el que sería más importante ensanchar la base social que ahora apoya estas iniciativas que la prisa por concluir el proceso.

Por sólo apuntar algunas cosas  entre otros  objetivos del movimiento debería estar el eliminar lo que de sexista y discriminatorio hay en las leyes aprobadas en los últimos años, al tiempo que se devuelve  a lo masculino la dignidad que le corresponde. Por eso no bastaría con un movimiento de pura agitación o de contestación a las políticas de género, tendría también que dotarse de la capacidad de realizar estudios serios y rigurosos sobre los múltiples aspectos de la masculinidad: escuela, sexualidad, salud, etc. y apuntar  formas de aproximación entre los sexos que superen la actual unilateralidad feminista.

Y por supuesto conseguir de los poderes públicos la misma atención en caso de necesidad que se le viene dispensando a la mujer.  De tal modo que los actuales organismos de la mujer pasen a ser y denominarse de igualdad, pero no al estilo del actual Ministerio de ese nombre, sino de verdad atento a las necesidades de unos y otras y por supuesto, prescindiendo de todos los innecesarios en una dinámica política que pretende superar la actual guerra de sexos y la propia idea de género.

El camino emprendido por el feminismo no tiene retorno y nadie puede negarle a las mujeres su derecho a reformular su papel en la sociedad, excepto donde se produzca colisión con otros colectivos en los que se hará necesario  arbitrar fórmulas que escapen del actual unilateralismo del feminismo. Del mismo modo nadie debería negarle al hombre ese mismo derecho y mucho menos de forma tan abstrusa como ese argumento de género de presentarlo como la  personificación  del mal. Y no sólo debe reformular su papel en función del “hueco” que le  ha dejado el feminismo, sino dejando claro desde el primer momento que un acuerdo es cosa de dos y el tiempo de las decisiones unilaterales debe ser dejado atrás.

5 comentarios:

  1. Anónimo5:39 p. m.

    Estimado Amigo:

    Los hombre tenemos nuestras majaderías y nuestro orgullo inutil. Para empezar NO ES DE HOMBRE MOSTRAR DEBILIDADES. La verdad, no suele ser muy útil para nosotros que recibimos los palos de la competencia sin paliativos ni conmiseración.
    No obstante resulta imprescindible dejar ese "rol" de lado inmediatamente. Suele ser necesario cuando ya te han roto la cara 20 veces y no te quedan dienes...
    Muchos "hombres" de hoy en día querrán aparentar calma y concimiento intelectual que todo lo resuelve, pero es mentira.

    A todo esto, la mayoría no ha abandonado el cuento de hadas del caballero que recibe su premio por salir en defensa de la mujer indefensa...
    Con semejantes dioptrías la cosa empieza mal.

    Creo que es por eso que a la hora de tus nuevas entradas sobre el movimiento masculino, nadie responde. Fantasear es facil. Implicarse lo más mínimo, declararse derrotado, abusado, no va con el orgullo de algunos, muy modernos y moderados, pero en ralidad paralizado por su orgullo infantil.

    Saludos y felicitaciones,
    Guillermo Tell

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  2. Se trata de una pequeña anécdota pero me pareció merecedora de figurar en algún sitio de la bitácora. Descubrirla por vosotros mismos aquí
    http://www.terceracultura.net/tc/?p=721

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  3. Estimado Guillermo,

    Nunca lo había pensado así, como tú lo cuentas, pero va a ser verdad lo que dices, a tenor de lo que se puede observar en la bitácora. Me cuesta entenderlo pero en un tema, el de la igualdad, en el que tan pocas cosas se entienden, tan pocas cosas funcionan con la lógica y el sentido común, habrá que hacerse a la idea de que se trata de una incógnita más a sumar a la larga lista de incógnitas que ya reúne el asunto .

    En la sociedad tradicional un caballero era alguien que gustaba a todo el mundo. Una novela tan extraordinaria y universal como El Quijote va de eso: un hombre que todo lo que tiene es su caballerosidad, y no importa que se estrelle una y otra vez contra la realidad, el sentimiento está forjado tan a fuego, que después de cada desastre renace como el Ave Fénix de sus cenizas. Para hacerlo digerible Cervantes debe personificarlo en un loco.

    Un saludo

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  4. El masculinismo ya existe al menos en la idea, es un movimiento de resistencia, es una concienciacion del ataque sistematico sexista que sufrimos los hombres desde el poder, ya somos conscientes de la discriminacion que padecemos y a muchos nos afecta directamente ya sea en el trabajo, en el ambito privado o en el publico. Por qué es tan dificil que entre los hombres haya un espiritu corporativo de sexo como lo hay entre las mujeres, creo que es facil de entender, a pesar de las muchas discriminaciones que sufrimos nos sentimos fuertes y sin necesidad de apoyarnos en otros, somos mas individualistas e independientes, menos borregos, por eso no hacemos piña aun sabiendo que nos estan tratando como a criminales y animales a todos. Nos quitan derechos o no nos dan los mismos derechos que a las mujeres y aqui no pasa nada, nadie protesta publicamente, tambien hay miedo a la reaccion en contra, te hacen sospechoso por reclamar tus derechos, sospechan de ti y de como tratas a las mujeres solo por reclamar tus derechos, increible pero cierto.

    Yo creo que habria que empezar a hablar claro y a analizar por completo el problema, a presentar listas de discriminaciones, tenemos que ser machacones con estas listas, repetirlas en todos los foros de opinion, prensa, etc... yo todavia no he visto un listado completo e irrefutable de discriminaciones padecidas por los hombres en las leyes y son muchas, hay que aprenderse de memoria esa lista y empezar desde ahi a debatir, a presentar batalla desde ahi, a pensar en soluciones de igualdad real, empezando por el lenguaje, repetir incansablemente adjetivos como hembrista, feminazi, etc... y sobre todo no desmoralizarse, tomarselo como un deporte, fortalecerse en estas convicciones porque nos asiste la justicia y la razon y algun dia la sociedad entera será consciente de las barbaridades y canalladas perpetradas por el feminismo y sus compinches, este dia llegará, no me cabe ninguna duda.

    Animo a todos, no van a poder doblegarnos, llevamos luchando desde el principio, rebelandonos contra cualquier tirania y seguiremos haciendolo.

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  5. En lo de la diferencia entre la conciencia de género de las mujeres y los hombres, radica a mi modo de ver la clave que explica por qué cualquier iniciativa femenina por poco fundada que esté sale adelante y por qué los hombres apandamos con lo que nos echen. Esa es quizá la más grande conquista del movimiento feminista, el llevar a las mujeres una conciencia de género que es práctica universal entre las de su sexo. En el caso de los hombres por el contrario no sólo no existe conciencia de género, en buena medida hay una importante dosis de autoodio.

    Acostumbra a suceder que cuando en un partido de fútbol las fuerzas están muy desequilibradas, en el equipo perdedor es fácil que haya alguno que termine enfadándose con sus compañeros. Algo de eso hay en esta cuestión que analizamos. Cambiarla no va a ser cosa de un día, de ahí la necesidad de tomar conciencia, más allá de la pura individualidad, como colectivo.

    Por ahí es por dónde yo veo el movimiento masculino. Que sea el momento o no de plantear la cuestión es ya otro cantar.

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