24 octubre, 2010

Milagro

Lo que cuenta Manu en su última entrada nos habla de un milagro, del don de la ubicuidad, de lograr que se esté donde se esté: ellas están en el lugar correcto y ellos en el equivocado. Por femeninas: por sostener sin rubor ni temblor de pulso que una mirada constituye violencia de género, pero también como en el caso que relata por más valiente que ningún hombre, ya que como se sabe la cobardía es un pecado masculino jamás femenino, el miedo en una mujer está justificado en un hombre ni tan siquiera cuando en el juego puede perder la vida: al soldado el valor se le supone y nosotros hemos de jugar el papel de soldados hasta nueva orden.

Esto funciona porque nos lo han grabado a sangre y fuego, porque una gran mayoría de hombres sigue pensando así, porque desde los niveles de decisión de la sociedad es lo que se nos sigue transmitiendo por parte de ellos y por parte de ellas, hay que ser iguales, pero ceder el paso y abrir la puerta, ceder el lugar más cómodo, quizá coger el bulto que pesa, y ya más en la distancia ejercer los trabajos duros y de riesgo. Si alguien ha de jugarse la vida en un apuro es él, si así lo hace premiarlo y si no lo hace afearlo como la peor conducta del mundo.  No sólo es que se nos aplique una legislación diferente, es algo que va mucho más allá de legislaciones y que se mueve en el nivel de una segunda naturaleza.


En esta noticia aunque desde otro ángulo hay algo que nos sigue hablando de lo mismo. 
Piénsese que si a la policía detiene a dos sospechosos y los coloca contra la pared y les hace un cacheo rutinario, la suerte del proceso corre grave riesgo si al tratarse de un hombre y una mujer ella aduce que se ha sentido “tocada”.

1 comentario:

  1. E insisten!

    http://www.elpais.com/articulo/opinion/mujer/crimen/elpepiopi/20101025elpepiopi_3/Tes

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