05 noviembre, 2010

¿Y los hombres?

Si hay  un tema para el que tengo muchísimas más preguntas que respuestas, ese es el de la actitud de los hombres ante todo este asunto de la igualdad y el feminismo de género. Bien es cierto que el peso de la propaganda es apabullante, como también lo es que muchos de aquéllos en los que la gente tenía más confianza depositada: partidos, sindicatos, etc. se han pasado con armas y bagajes al campo de este feminismo que siempre ofrece su cara de víctima y jamás la de victimario, también que hasta la plasmación práctica de la legislación de género y sobretodo sus efectos, lo “justo” parecía estar del lado del feminismo, porque se trataba de reconocer algo tan elemental como la igualdad entre los seres humanos sin discriminación por razón de sexo.

Pero llevamos ya muchos años de unas leyes que no dejan duda sobre cuál es su intención, son muchísimas las experiencias de decisiones injustas y de normas discriminatorias hacia el hombre, particularmente los temas de divorcio y custodia de los hijos, o los de violencia doméstica -por ejemplo, me resulta asombroso que en un asunto como el de Lalín a él lo lleven ante la policía y la justicia y a ella a un psiquiátrico para evaluar su estado de salud mental. Como me parece demasiado evidente que lo que instituciones como el que fue ministerio de igualdad, o personas como Bibiana Aído y Miguel Lorente, de lo que hablan nada tiene que ver con la igualdad de hombres y mujeres.

Demasiados también los episodios en que la vara de medir de este feminismo se ha comprobado que no es igual para ellos que para ellas, y que no tiene ningún inconveniente en convivir con el patriarcado más arraigado cuando de la defensa de prebendas de hoy y de siempre se trata: custodia de los hijos, servicio militar y situaciones con riesgo para la vida que no les importa no compartir, caballerosidad para todo momento y situación, las mujeres y los niños primero, que en casos como los de Haití o África y la ayuda humanitaria ha pasado a ser: las mujeres y los niños los únicos… También que sabe jugar muy bien a la opacidad porque lo suyo es alergia a  la claridad y la trasparencia  en los momentos que interesa.

A veces, nada peor que a uno lo cojan desprevenido o con el pie el cambiado, y algo de eso debe ser lo que seguramente esté sucediendo, porque si no, sería difícilmente explicable  tanta mansedumbre, tanta ausencia de capacidad de reacción y crítica. Desconozco si lo que quizá explique esa situación sea lo del narcisismo y la competitividad masculina de la que habla la penúltima entrada de la bitácora de Enric Carbó, o si se trata como allí mismo apunto, de la dificultad para la conciencia de género en unos hombres a los que la masculinidad les ha sido presentada como la fuente de todos los males que en este mundo han sido.

He de reconocer que casi todo me parece una incógnita y no  tengo claro que en este asunto el papel que juguemos no sea el de ese personaje que siempre es el último en enterarse de lo que sucede a su alrededor y se mueve en un entorno donde casi todos conocen cosas sobre él o los suyos  que él mismo  desconoce.

3 comentarios:

  1. Emilio, en una de tus entradas anteriores formulé preguntas parecidas. ¿Por qué no hay una reacción ante tanto despropósito? El despropósito no es sólo el que procede del feminismo radical. Seguramente, no hay ámbito importante de nuestra cultura que no haya sufrido un tremendo revés del igualitarismo. Ahí tienes todas las tropelías y locuras que degradan cada día más y más la educación de este y otros países. El idioma sufre contusiones mortales. El arte, como bien denunció Vagas Llosa, ha muerto (o se le intenta matar). Todo está afectado por la turba igualitarista, todo mancillado en nombre de una libertad mal entendida.

    Ahora bien, con todo, los desafueros del feminismo parecen más graves, más sólidos e inconmovibles. Sus delitos, más impunes. Quiero decir que tengo la impresión de que son más impunes, de que las feministas tienen carta blanca para llevar más y más lejos inconmensurable reino de injusticias. Si algo parece inexpugnable es, desde luego, el feminismo radical. ¿Por qué? Yo tampoco lo sé. No creo que nadie lo sepa. Creo que aparte del lógico miedo o reparo a denunciar públicamente el feminismo, hay razones psicológicas de por medio. Quizá el rechazo natural (aunque también aprendido) que siente cualquier hombre de alzarse contra la mujer. Esa deferencia masculina consistente en ceder el paso a las mujeres, en salvarlas a ellas las primeras cuando hay una catástrofe, de protegerlas sobre todas las cosas, ese pudor íntimo a revolverse contra una fémina, de consentirles todo, incluso la ofensa… todo ello explica en parte la falta de reacción masculina. Bien sabes, Emilio, lo que común que resulta que un hombre acabe pidiendo perdón a la mujer que lo ha ofendido. Bien sabes cuántas veces él acaba cediendo a la voluntad de ella. Desde siempre, lo que se consiente a las mujeres, no se le consiente a los hombres. De ahí la expresión “¡si no fueras mujer te partiría la cara! Agradir a la mujer es tabú. Incluso defenderse de ellas también lo es. El hombre, simplemente, debe esperar a que pase el temporal. Y hará todo lo posible, humillarse incluso, para ver que a ella se le pase el enojo.

    La justicia, finalmente, debe imponerse, pero, creo yo, nos costará luchar contra nosotros mismos, contras nuestros propios instintos protectores.

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  2. Respecto de este tema he recortado y pego aquí un texto que escribiste el mes pasado en los comentarios de esta entrada
    http://personasnogenero.blogspot.com/2010/10/cuando-todo-vale.html

    Me pareció un texto extraordinariamente lúcido para explicar gran parte de lo que está pasando con los hombres, a mi me llamó mucho la atención:

    "El punto de vista de Joan Queralt sólo es sustentable si se parte de una culpabilidad genérica de los varones. Sólo así se puede sostener que no habría que demostrar la relación de dominio en cada caso concreto.

    Paradójicamente los varones que defienden esta culpabilidad genérica, para exorcizar la cuota de responsabilidad que les correspondería, precisan presentarse como los campeones del género, y por eso son capaces de ir más allá que la feminista más misándrica.

    Para completar este cuadro surrealista resulta que la responsabilidad genérica de los varones se da por supuesta, y la concreta tampoco hace falta probarla porque con la genérica basta..."

    En un punto no es tan diferente de lo que la Iglesia hizo de inventar el pecado Original y luego ser ella misma la que vendía la expiación o el perdón. El análisis más profundo de esto de la culpa, el perdón y el resentimiento está en "La Genealogía de la Moral" de Nietzsche.
    Hay más que esto de la culpa... Pero la máquina propagandística culpabilizante para que otros (las feministas de género) saquen réditos de esa deuda, funciona perfectamente.
    Es cierto que vivimos en una sociedad con mucho narcisismo, como escribía Alfonso Colodrón en mi blog. Además del narcisismo masculino, está el femenino, que suele evadir su responsabilidad individual, ahora precisamente favorecido por esas corrientes feministas postmodernas que, con su confusión deliberada entre lo personal y lo estructural, hace que ninguna mujer sea responsable de nada puesto que todo lo malo lo puede atribuir al patriarcado o al hombre genérico. y por otro lado, cualquier hombre individual tiene que cargar con responsabilidad esturctural de ser un representante genérico del patriarcado y la culpa inexpiable de todos males del mundo ...
    Salir del narcisismo, hombres y mujeres, quiere decir asumir responsabilidad por el propio estar en el mundo, pero sólo la propia responsabilidad.

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  3. juanmaria2008@gmail.com7:57 p. m.

    Emilio, ¿vas a ir a la manifestación del Día Internacional del Niño (20-N) a Madrid, entre la Puerta del Sol y Colón?

    Yo sí. ¿Vamos a ir todos y todas y ser más de los y las 5000 de la última vez?

    Este es el momento de ir a Madrid y montar una mani de ¿20000? ¿30000? personas...

    Me gustaría ponerte cara, Emilio, si te dejas. Y me gustaría ver a María Sanahuja, y al Juez Serrano y a Ángel Luis Campo y a tutti quanti que quiera y lo estime pertinente.

    ¿Alguien sabe algo de Miguel Lorente? ¿Se ha vuelto a Jaén con las niñas?

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