04 diciembre, 2010

Derechos reproductivos

Quiero rescatar de un posible olvido el debate que en torno a los derechos reproductivos se ha producido en la bitácora de García Amado, porque entiendo que se trata de un tema de gran interés  para los que pensamos que es necesario avanzar en una revisión completa de lo que social y jurídicamente está ocurriendo con la figura masculina y una pretendida igualdad de derechos que a poco que se rasca en cualquiera de los ángulos de lo social pronto se percibe que por ninguna parte se encuentra. Las entradas a las que me refiero están aquí y aquí.

Sucede en el plano jurídico, particularmente en el derecho de familia, pero como se puede ver a través de las aportaciones en los debates anteriores, sucede en lo relativo a la reproducción donde la figura del hombre queda reducido a dos aportaciones, o mejor dicho, a la de siempre: la de proveedor, aunque este caso por partida doble, de semen y  proveedor económico, sin derecho alguno, aunque sí con obligaciones ineludibles en todos los casos. 
Que por lo demás el tema económico aparezca para algunos y algunas como la piedra de toque con la observar este asunto tampoco a estas alturas debe sorprender ya en exceso a tenor de lo que viene ocurriendo en torno a todo lo que tiene que ver la idea de igualdad en lo relativo a la pareja en el feminismo de género.

Ni que decir tiene que en los anteriores debates no se abordó el tema de la reproducción asistida: legislación que, al contrario de lo que sucede en otros países particularmente los nórdicos, centra en la mujer y no en la criatura por nacer el principal bien jurídico a defender, como tampoco un tema de actualidad como el de los vientres de alquiler, en el que, a pesar de su prohibición en nuestro país, se está aceptando para aquellos casos en  los que se haya llevado a cabo conforme a la legalidad en otros países en los que se admite tal proceder.  En última instancia esto viene a reconocer que quien tenga mucho dinero podrá recurrir a dicho procedimiento en otro país, por ejemplo EE.UU, y quien no sencillamente no podrá hacerlo porque nuestra legislación lo prohíbe.

5 comentarios:

  1. Siempre me pareció curioso que al defender la custodia compartida se argumente que eso no es más que una estrategia para evitar pagar la manutención.

    En realidad, si el hijo está con ambos progenitores el mismo porcentaje del tiempo, y cada progenitor provee lo que sea necesario para su hijo mientras esté a su cargo, el reparto de los costes de manutención se produce automaticamente. Por eso la anterior respuesta es un indicio de que quien opina así en realidad no está pensando en los derechos del hijo, sino en los de la mujer.

    En el caso del aborto, pese a tratarse de una situación completamente diferente, la respuesta es similar: el intento de equiparar los derechos de la mujer y el hombre es considerado como una forma de que el hombre eluda la responsabilidad económica.

    Comparto la opinión del autor de la bitácora que citas. Dejando a un lado si se está de acuerdo con el aborto o no, existen desigualdades evidentes entre la responsabilidad del hombre y la mujer ante un embarazo no deseado. Primero, biológica. Y segundo, legal. La primera es inevitable, y estoy de acuerdo en que la decisión de abortar o no sea exclusivamente de la mujer. La segunda, sin embargo, sería perfectamente solucionable si no entrara en juego la mentalidad de que el hombre solo intenta evitar la responsabilidad.

    Si admitimos que una mujer embarazada puede abortar libremente durante las N primeras semanas, lo lógico sería permitir que el padre pueda renunciar a sus derechos y obligaciones en el mismo plazo.

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  2. juanmaria2008@gmail.com9:47 p. m.

    Yo estoy completamente de acuerdo con lo expuesto, pero...

    ¿Cómo no aceptar el argumento feminista de que el varón siempre puede usar condón o vasectomizarse (cosa que debería recomendarse a todos los mayores de 14 años en Educación para la Ciudadanía)?

    En lo de la Custodia Compartida, Manu, ninguna objeción. Lo que planteas es tan evidente quen conduce a la melancolía.

    ¿Por qué ningún banco se inventa el producto CCC (Cuenta de Custodia Compartida) para que los jueces y las jueces puedan marcar que se ingrese en ella la pensión?

    Un saludo

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  3. Humberto10:32 p. m.

    Estoy de acuerdo con las opiniones vertidas anteriormente, de Emilio, Manu y el autor de la bitácora mencionada.
    Sin embargo, y quizá me estoy dejando llevar por el pesimismo, creo que es muy prematuro plantear ahora esta cuestión. Ya sé que nunca es demasiado pronto para reclamar derechos importantes, pero viendo el caso que se nos hace en otros atropellos más evidentes, estoy convencido de que no va a servir de nada. Mi experiencia personal, porque yo ya pensaba en este derecho desde hace tiempo, es que cuando lo planteas en conversaciones informales, la gente (hombres incluidos) te mira como a un depravado que abandona a sus hijos, y que deja sola a esa pobrecilla mujer inocente.
    Mi opinión es que deberíamos concentrar nuestras por ahora escasísimas fuerzas políticas, legales y mediáticas, no en proponer nuevos derechos, sino en defender los que nos están arrebatando. Quizá así consigamos que no incluyan la masculinidad en el código penal.
    Perdonad el pesimismo, compañeros. Un saludo.

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  4. Anónimo1:35 p. m.

    Juanmaría, lo que planteas me parece un retroceso y una barbaridad.


    Alberto

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  5. Juanma, en mi opinión esos argumentos mejor dejarlos para el feminismo, ya que no existe ningún método anticonceptivo completamente seguro, pero también porque me parece que desde el propio campo masculino no se hace otra cosa que cargar de responsabilidades al varón, !no vaya a ser que no estemos siendo justos ¡, en un asunto donde todas las asimetrías son en nuestra contra. En cuanto a lo de la vasectomía en alguna ocasión he dicho que me parecía una monstruosidad y lo sigo manteniendo. Bueno estaría, que ni tan siquiera fuéramos dueños de nuestro cuerpo y tuviéramos que plegarnos a los deseos del feminismo más rancio y misándrico.

    Humberto, es posible que siendo muy, muy realistas, casi ningún tema sería posible. Piensa en la custodia compartida o la LIVG, la cantidad de vueltas que le hemos dado al asunto para no tener claro cuando estábamos mejor. En mi opinión hay que aplicar en este asunto aquello del optimismo de la voluntad, frente al pesimismo de la inteligencia, de no ser así podríamos llegar a la conclusión de que, mejor cada uno en su casa y eso me parece que es justamente lo que no queremos. Que no es a destiempo lo pone de manifiesto el interés que se palpa en el propio debate, pero también porque una vez más se comprueba como el argumento feminista es puro egoísmo sin límite. La autora de este comentario deja bien claras ambas cosas:
    “cada vez que escribes un post de esta temática...cuantos comentarios. Resumiendo, las que parimos somos nosotras. Pues nosotras decidimos. punto. Si yo quiero abortar lo hago, primero porque no digo ni "mu" al colaborador necesario. Y segundo porque si aborto es porque hay razones de peso para hacerlo y las alternativas son más que oscuras. Los tios no pintan mucho en este tema. Ojalá, ojalá parieran ellos algún día.”

    Lo que hay que hacer es abrir todas las ventanas. Quién crea que se trata sólo de custodia compartida y una vez más o menos resuelto ese tema, casi todo resuelto, tengo la impresión de que se equivoca de plano. Lo que el feminismo está planteando es el control social en todos los planos y con todos los medios, por lo que hace falta una visión de esta cuestión que vaya un poco más allá de lo que en cada momento se plantea. Por lo demás, en buena medida la masculinidad ya está en el Código Penal desde el momento en que éste se aplica de manera diferente dependiendo del sexo.

    Y ahora, os planteo una cuestión para mí de gran importancia. Os dais cuenta de que con su negativa a entrar en cualquier debate en torno a esta cuestión, pues tienen la publicidad pagada en televisión, lo que el feminismo está consiguiendo es encerrar la discusión en el campo masculino y si habíamos de estar hablando, cada uno desde su sensibilidad, de lo que nos distancia del feminismo institucional, podemos acabar hablando de lo que nos distancia a unos de otros. Creo que es interesante que seamos conscientes de esta cuestión para no convertir nuestras pequeñas diferencias en la gran diferencia, olvidándonos justamente de la que de verdad es la madre de todas ellas.

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