15 agosto, 2011

Neofeminismo

Las denominadas políticas de igualdad y género, al menos las practicadas en nuestro país, amenazan con retrotraernos a aquel mundo mítico y de leyenda que había caracterizado al pensamiento griego anterior a la aparición de la filosofía y frente al cual pensadores como Sócrates, Platón o Aristóteles establecieron la necesidad de la razón y la verdad para la constitución de un nuevo orden político y moral. También en aquel momento el relativismo y el desprecio por la verdad se imponían y los sofistas vendían  lecciones de retórica  como instrumento de persuasión en las asambleas populares y como el mejor camino para conseguir el poder.

Hoy las cosas no son muy distintas, todo gira en torno al poder político y todo vale si del empoderamiento femenino y de las mujeres se trata, y el ambiente cultural reinante en el que el neofeminismo se encuentra  a sus anchas se mueve  en esas coordenadas. Estas políticas de género ni han de ser explicadas, ni tan siquiera admiten discusión. El debate ha sido sustituido por la imposición. Existen verdades absolutas que por mucho que choquen con la sensibilidad y la lógica de la gente alguien ha establecido que hay que entenderlas de una determinada manera y ahí están los “expertos” para corroborar la “visión de género”, es decir, cómo haya que entender cada cosa: igualdad, violencia, justicia… Y nada importa con lo que arrase la susodicha visión porque en el terreno político es absolutamente mayoritaria y puede hacer y deshacer a su antojo.  

De entre las muchas particularidades de la llamada lucha por la igualdad y las leyes de género algunas son verdaderamente notables. Si el reino de la verdad nunca fue su territorio preferido: encuestas absolutamente manipuladas sobre diferentes violencias, falseamiento  estadístico constante, manipulación de la historia, etc. una vez que han conseguido, sin fase deliberativa previa, convertir en Ley sus postulados: sobre violencia de género, discriminación positiva, cuotas, régimen de separaciones, etc. parece que se nos impone también prescindir de la comprobación de la justeza de las medidas adoptadas en orden a los problemas  que se pretendía resolver  o se desprecian y minimizan los daños colaterales que de las mismas se han podido derivar.  ¿Qué decir de la consideración del interés del menor en la actual regulación de la custodia, o de la censura establecida sobre el SAP? Como si los problemas desaparecieran porque alguien trate de impedir que se hable de ellos.   

Al parecer los resultados de la aplicación de la LICVG no son lo que cuenta, y parece que todo haya de ser revisable excepto el criterio de los “expertos” que se niegan a asumir la realidad  de los resultados y, un año sí y otro también, en una curiosa interpretación de lo que significa la democracia y la asunción de responsabilidades,  confeccionan una encuesta que termina descargando las culpas de sus desacertadas decisiones sobre todo el mundo menos ellos mismos. Como tampoco parece que sea motivo de preocupación como esté afectando  la paridad por  ley a la representación política de las mujeres y sobre todo al funcionamiento del sistema representativo,  mucho menos reconsiderar la marcha de nuestro sistema educativo a la vista de sus resultados insuficientes desde cualquier ángulo de vista que se miren.

Y aunque haya aspectos diferenciadores del feminismo de este país que lo alejan de algunos otros como el desarrollado en los países nórdicos, sobre todo  en lo relativo a la  natalidad, la consideración de la familia, los derechos del menor o la custodia compartida,  si coincide con ellos en esa tendencia  que se niega a rendir cuentas de sus políticas y sus propuestas, como sucede con los resultados del establecimiento de la cuota en los consejos de administración de las empresas en Noruega que de momento se salda de forma más bien negativa. En relación con el terreno educativo sobre el que se guarda un cuidadoso silencio de su parte, una persona tan poco sospechosa como Inger Envikst ha sido muy clara al decir que la igualdad de género en la enseñanza en Suecia se ha saldado con una rebaja importante del nivel de calidad.

Frente a la transparencia, opacidad: ni fase deliberativa ni fase de verificación y comprobación de resultados. Frente a la norma: la excepción y lo que se escapa de la regla. La igualdad, de género, la justicia también, aquí cuota, allí discriminación positiva, más allá paridad. Por todas partes reina la ambigüedad y la ambivalencia. Patriarcado no, pero la mili y tantas otras tareas que sigan siendo cosas de ellos. Tampoco parece que moleste la especial benevolencia de la justicia hacia las mujeres en situaciones como cuando de la  asignación de la custodia de los hijos se trata. Al tiempo que se tipifica como acoso el piropo se exalta como siempre la figura del caballero presto a portar el  bulto, abrir la puerta o a ofrecer protección. En un país donde la obesidad mórbida se ha duplicado en los últimos cinco años hasta alcanzar el millón de personas, el trastorno alimentario que se sigue situando en el centro de atención sigue siendo la anorexia. La conciliación entre vida laboral y familiar de quien se olvida es justamente de quienes justamente más la necesitan.

Y al tiempo que esto sucede cada día que pasa se nos impone en mayor número y competencia la figura del “experto”, un personaje creado también para cada situación o problema, que automáticamente queda imbuido de la ciencia que permite hablar ex cátedra de violencia de género, educación sexual o de la otra, SAP, y en general todos los temas que al feminismo institucional interesan, pero sin necesidad de acreditar cuales son las credenciales que lo capacitan por encima de los demás, pero también sin que  ningún otro pueda optar a tal condición sin la aprobación del feminismo de género, único capacitado para expedir tal título porque la condición para hacerse acreedor al mismo es la plena conformidad con dicha ideología. ¿Es razonable que materias tan sensibles y que están generando tanto dolor social se pongan en manos de sus ideólogos y de quienes hasta el presente no han dado ni una prueba ni de su competencia ni de sus resultados?

Un ejemplo paradigmático de todo lo anterior lo podríamos tomar de la LICVG que fue capaz de resistir la oposición inicial de toda cuanta institución fue consultada y se pronunció sobre ella: penalistas, RAE, Consejo de Estado,…, pero finalmente fue aprobada por las Cortes, en una prueba elocuente del inmenso poder de este nuevo feminismo tiene dentro y fuera de nuestras fronteras y del intenso trabajo  realizado con anterioridad entre la opinión pública en base a encuestas sin ningún rigor científico pero de una extraña efectividad que, siguiendo el exitoso planteamiento de las realizadas en los EE.UU contra la violación con el lema: una de cada cuatro,  consiguieron hacer un hueco en la mentalidad de la gente  en el sentido de considerar la violencia de pareja como unidireccional de hombre a mujer y con el propósito machista de establecer el dominio del uno sobre la otra, circunstancia ésta que le conferiría unas notas de una gravedad tal que justificaría una legislación específica y diferenciada de todas las demás violencias en el ámbito familiar o de la misma violencia cuando se trata de parejas homosexuales.

Una vez confeccionada la Ley según estos criterios el trabajo continuó y continúa de la mano de los expertos, quizá habría que decir expertas, que con el apoyo oficial explican el contenido de la Ley según la ideología de género a juristas, médicos, prensa, etc. enfatizando que la violencia a perseguir es la cometida por el varón en una dinámica en la que progresivamente se va convirtiendo en verdad oficial y verdad de la otra lo que comenzó siendo un postulado ideológico sin más sustento científico que las convicciones misándricas de un puñado de mujeres del feminismo radical americano que habían concluido que la sociedad patriarcal se sustentaba en la violencia ejercida por el varón sobre la mujer a fin de mejor explotarla y dominarla. Poco importa que toda la evidencia de la que a estas alturas disponemos apunte  en una dirección bien distinta.

La falacia de la discriminación salarial femenina debiera merecer alguna explicación más allá del silencio. También si el camino a la igualdad necesariamente debe pasar por una administración paralela de tipo feminista y los mencionados expertos, o bien por instituciones de igualdad, donde el personal contratado no lo sea por afinidad ideológica sino por haber demostrado su competencia en pruebas públicas y abiertas y siguiendo el procedimiento habitual para estos casos. Lo de la dispersión normativa en el sistema educativo desgajando del Ministerio de Educación la educación sexual para llevarla al Ministerio de Sanidad por estar contemplada en la Ley de interrupción voluntaria del embarazo debería ser también objeto de alguna explicación convincente.

Lo cierto es que el artificio de sostener que la LIVG no supone discriminación por razón de sexo o que respeta la igualdad aún cuando castiga de modo diferente la ejercida por el varón sobre la mujer  que la que va de ella a él, está produciendo verdaderos quebraderos de cabeza a quienes se ven obligados a aplicarla y, su aceptación dista mucho de ser unánime entre la clase judicial, una clase digámoslo ya, que en perfecta sintonía con los deseos de este feminismo no tiene dudas en conceder a la mujer la práctica totalidad de las custodias sobre los hijos en los casos de separación sin acuerdo, circunstancia que no por ello rebaja la presión que en todos estos asuntos está recibiendo.  Quebraderos de cabeza que se acrecientan cuando esta violencia se produce entre parejas homosexuales para las que sin embargo esta norma no es de aplicación aún cuando sea imposible establecer, fuera de un acto de fe, qué sea lo que la diferencia de la que se produce entre las parejas heterosexuales.

No me detendré a relatar el balance anual realizado por este feminismo y las autoridades competentes en el asunto sobre la citada Ley contra la violencia de género, ni sobre los cambios de criterio en relación con el tratamiento que la prensa  había de dar a la tal violencia de tal modo que, si durante años se sostuvo la necesidad de máxima de publicidad luego se ha girado ciento ochenta grados y lo que se propone es todo lo contrario, sin que ni de un modo ni del otro se avance en la que fue  su intención principal: reducir el número de muertes. Lo que si no han parado de crecer han sido las denuncias y condenas hasta el punto de convertirlo en uno de los principales motivos de encarcelamiento de varones en nuestro país que por otro lado es el que tienen las cárceles más llenas de los de la U.E.


Seguir despachando la oposición a las políticas de género con el expediente de que quienes se oponen no son merecedores de ser escuchados porque se trata de neomachismo,  pretender  silenciar  a Elisabeth Badinter o María Sanahuja  con unos modos que a lo que mejor recuerdan es a la Iglesia medieval y sus procesos de excomunión,  impedir que salga a la luz pública todo lo que en torno a este mundo acontece y  son ya demasiadas las cosas que se ocultan, pretender como hace el neofeminismo que sus políticas nos van a conducir indefectiblemente hacia un paraíso, cuando se desconoce cualquier valoración o autocrítica de lo hecho hasta al momento, mucho menos reconocidos los importantes daños colaterales de algunas de sus políticas, pretender que lo está pasando es fruto de algún consenso político  y no de su santa voluntad no parece que sean las mejores credenciales para  generar el consenso social que sería deseable si de verdad se pretende mirar al horizonte a largo plazo. De momento nada se ha hecho con este criterio, solo hemos conocido imposición y exclusión, comienza a ser tiempo de las cosas cambien y se hagan de modo diferente.


5 comentarios:

  1. Creo que estos nuevos planes de estudio propuestos por la Universidad del País Vasco estás relacionados con lo comentado en las últimas entradas de este blog y con el neofeminismo que no cesa (cursos de género impartidos por 40 profesoras):

    http://www.elconfidencial.com/opinion/elconfidente/2011/08/24/como-estudiar-economia-feminista-o-los-nuevos-masteres-de-la-upv-7838/

    Imagino que aunque se apunten pocos alumnos, saldrán rentables por las subvenciones. Y quién sabe, quizás capten a nuevos devotos y devotas de la ideología de género.

    ResponderEliminar
  2. Anónimo1:51 p. m.

    En realidad no se trata de nada nuevo aunque al igual que las administraciones que conceden subvenciones a entidades para elaborar, por ejemplo, esas encuestas sobre feminismo y género que el poder desea, esto crece como lo hongos.

    Este programa lleva mucho tiempo colgado en Internet

    http://www.google.es/search?sourceid=chrome&ie=UTF-8&q=etica+y+g%C3%A9nero

    En realidad se trata de buscar mecanismos de autorreproducción, crear la necesidad desde arriba y teniendo en cuenta lo relajados que están los mecanismos de contratación y promoción de la administración pública no dudes que puedan constituir un mecanismo más de discrecionalidad a la hora de la contratación.

    Alberto

    ResponderEliminar
  3. Mientras tanto el mundo parece caminar por otros senderos. Estoy acabando de leer: Lo que piensan los filósofos, una colección de entrevistas a destacados filósofos publicadas originalmente en The Philosophers’ Magazine, en el que entre otras se encuentran dos: una, a Helene Cronin y otra a Mary Warnock que sitúan la mayor parte de las tesis feministas al nivel de lo que valen: cero.

    Por ejemplo, en este párrafo, en la página 161:

    Warnock es de lo más mordaz, sin embargo, en lo tocante a la tesis de las filósofas feministas según la cual las posiciones y los argumentos filosóficos están esencialmente condicionados por el género. “Creo que, como ocurre con todas las posiciones posmodernas, de las cuales ésta es una muestra, sus proposiciones son muy difíciles de demostrar o refutar. En cierto modo cabría decir que ésta se refuta a sí misma, que es contradictoria, pues plantea esta tesis, presumiblemente, como una verdad que es cierta para todo el mundo, aunque, al mismo tiempo, nieguen que existan verdades que sean ciertas para todos. No obstante, al mismo tiempo afirmarían que el punto de vista que expresan es sólo un punto de vista particular, a saber, una perspectiva femenina, y este tipo de proposición se me antoja francamente poco interesante.

    ResponderEliminar
  4. Curiosa, por decir algo, la actitud del blog Mujeres pendiente desde el primer momento del caso DSK. Ahora que lo absuelven siguen hablando de derecho de pernada.

    Al parecer la justicia es buena si coincide con su veredicto, veredicto establecido el primer día, quizá lo tengan ya para todos los hombres que se encuentren en posición semejante.

    En relación con un párrafo como éste: “… el veredicto social ya está escrito: la carrera política de DSK está acabada (salvo sorpresas galas) y su lugar lo ocupa una mujer de intachable vida privada, que se sepa.”

    Hay que decir que de la señora Lagarde la vida que más nos interesa es la pública y en relación con ella tiene abierto un proceso por abuso de poder en su país.

    Se entiende que en una entrada con el ponderado título: Strauss-Kahn y el riesgo de nombrar a algunos hombres, no permitan los comentarios.

    ResponderEliminar
  5. Anónimo9:24 a. m.

    Emilio, la misma fotofija con el mismo titular continúa en las páginas de sociedad una semana después. Quizá toda una lección de periodismo de género ¡para que no queden dudas!

    Alberto

    ResponderEliminar