Es
verdad que había anticipado un tiempo para reflexionar sobre la bitácora y si
lo que estaba haciendo era lo mejor, o cabía hacer otras cosas, pero el debate
sobre el sexismo lingüístico está dejando al descubierto tantas cosas que hace
imposible sustraerse a decir algo al respecto. Como prueba véase el comentario
de María José Porteiro agradeciendo ¡nada menos que en nombre de la Humanidad!
el artículo de Pilar Careaga.
Parece
consustancial con el neofeminismo que
quien habla en su nombre se sitúe de partida en una posición de
superioridad moral, de despotismo ético que dirían otros, convirtiendo así en una quimera lo que a propósito del liberalismo decía en un
artículo en El País, J. M. Laporta, en los siguientes términos:
“toda la actividad política y los proyectos de la sociedad se
tornan en un gran proceso de deliberación entre personas libres y autónomas que
intercambian sus ideas presididas por la virtud de la tolerancia y la guía de
la racionalidad. No tienen sitio por ello aquí la descalificación y el
improperio, la imposición o el trágala, o la manipulación de los datos y la
excitación tramposa de resortes emocionales.”
Mientras no seamos capaces de
restablecer la idea de que en el terreno político, moral, ideológico no hay
posiciones de primer orden y posiciones subordinadas, sino posiciones
diferenciadas, que es necesario fundamentar en cada caso, admitiendo que el
otro es un igual y, por tanto, con el mismo derecho a expresarse y defender sus
posiciones, no habremos avanzado nada, ni será posible establecer unas
condiciones mínimas para un diálogo y un acuerdo compartido.
Pretender que el neofeminismo es la
única manera de encarar el asunto de la igualdad y, que quien no parta de sus
presupuestos está incapacitado para expresarse, porque solo puede representar
la defensa de derechos ilegítimos, es una estratagema que hasta el momento ha
reportado grandes dividendos a esas posiciones pero que, evidentemente, no es
admisible desde ningún punto de vista: ni ético, ni político, ni ideológico.
Estoy muy de acuerdo...existe un tipo de personas que tratan de imponer su forma de pensar a partir de una superioridad moral que proyectan incluso al respecto de los mas cercanos, sin caer en analizar y atender sus propias contradicciones. Es una posicion que se basa en un concepto egocentrico de la vida y de la sociedad..lo que no se adapta a mi pensamiento(para los demas)no es correcto y se basa en una concepcion erronea de la realidad..es la realidad, la sociedad u otros los equivocados..no comprenden que existen otras opciones, igualmente legitimas, de pensamiento y actuacion...espero que no coincidais con este tipo de persona, porque es agotador..Saludos
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