13 enero, 2013

El género ¿une o separa?


El género ¿une o separa? ¿Quién promueve dos esferas, dos mundos diferentes? ¿El género incide en la igualdad de derechos y deberes, o es otra cosa lo que promueve? ¿Estamos asistiendo a la reedición en un formato diferente de los roles y los espacios diferenciados de los sexos?… Y esta vez, sin lugar a dudas, de la mano de las mujeres.

Los más de 150 años de feminismo quizá no hayan servido para construir una organización política diferenciada y de referencia para las mujeres, tampoco para construir una teoría clara de la historia y el futuro de los sexos, pero de lo que no cabe duda es de que para lo que sí han servido es para crear entre ellas una fuerte conciencia de género que hace que más allá de los partidos políticos exista una distinta conciencia política femenina, más allá de los sindicatos exista el deseo de defensa particular de sus intereses, más allá de las convenciones y estructuras sociales se antepongan y consideren prioritarios los gustos y los deseos femeninos.

Después de casi convencernos de que trabajaríamos juntos en la fábrica, en la empresa, de que no sería nuestra vestimenta ni nuestros gustos por unas u otras  formas de ocio lo que nos diferenciaría, descubrimos que se trataba de un espejismo, que como siempre ha sido el cuidado y atención que ambos dedicamos el cuerpo no se parecen en nada, que en lo de la seducción por el cuerpo la distancia entre ambos parece agrandarse más que encogerse, que hasta un vídeo de la U.E. dirigido a acercar las chicas a la ciencia ha debido ser retirado porque en lo que hacía énfasis era que no precisaban renunciar a ninguno de los artilugios femeninos de seducción.  

Hemos pasado de que se nos dijera que si las mujeres no se habían incorporado al trabajo en las fábricas había sido porque les hombres no les habían dejado, a justificar que en el presente sigan sin hacerlo, y aquí sí que  no importa reconocer diferencias biológicas, porque  los hombres son más fuertes. Hemos pasado de la propuesta de igualdad en la familia al deseo, más o menos intenso según los casos, de expulsión del varón de la misma. De la acusación de haber confinado a la mujer a la casa y los hijos a la negación de la custodia compartida. Y quizá lo que nos reste por descubrir. En Noruega primer país en igualdad de género las mujeres se “quejan” ¡¡¡de que han sido confinadas a trabajar en el sector público!!! Pero todavía más, según un estudio reciente en las parejas en las que más se comparten las tareas de la casa el número de divorcios es mayor.

Por supuesto siempre hay algo que justifique cada uno de los virajes que desde hace más de una centuria se viene observando en este tema.  Es evidente que hace falta una intensa revisión y reformulación de todo lo que tiene que ver con la igualdad.


5 comentarios:

  1. El género divide y ayuda a vencer a los de siempre...por eso el neofeminismo esta tan generosamente financiado y sus leyes sexistas gozan del apoyo de todo nuestro arco parlamentario.

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  2. Está claro que gracias a que somos diferentes, nos complementamos. Los hombres estamos referidos a las mujeres y las mujeres a los hombres. Ahí está la gracia. El igualitarismo que convierte a la persona en "individuo", en pieza indiferenciada e intercambiable, es aniquilador. Basta con que miremos en torno nuestro y nos asomemos a aquellos ámbitos en que ha quedado oculta la condición personal (que, entre otras cosas, es sexuada. Se es persona hombre o persona mujer) para constatar el fracaso estrepitoso de sus protagonistas.

    Sólo añadir una apreciación esta interesante entrada. La ideología de género no es la de las mujeres frente a los hombres. Sino la de algunas personas (hombres y mujeres) que definen el papel que debemos desempeñar en función de nuestro sexo.

    Un saludo.

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  3. Estoy de acuerdo en que la perspectiva de género encuentra en hombres algunos de sus más conspicuos defensores. En ciertos casos con mayor radicalismo que nadie.

    En el plano oficial es vergonzoso como la mayor parte de la leyes de género: LIVG, ley de igualdad, incluso divorcio y custodia de los hijos, parten el mundo en dos según el sexo.

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  4. Rafa, con un poco más de extensión añadiría que:

    Una de las ideas de las que participan en menor o mayor medida todos los feminismos es la de que los roles han sido impuestos históricamente por el varón. En el caso del feminismo radical y la perspectiva de género al situar lo sexual en el centro de la dominación, exageran ese aspecto hasta convertir a las mujeres en seres permanentemente vejados, explotados y humillados. En el caso de Andrea Dworkin hasta el punto de considerarlas “survivor”(expresión utilizada para referirse a los supervivientes de los campos de concentración nazis).

    Si en esta entrada he puesto el énfasis en hablar de mujeres aún cuando no se me escapa que la dirección de este proceso está en manos del lobby feminista, lo hago porque en mi opinión estamos asistiendo a la más profunda revisión, en muchas centurias, de los papeles de los sexos en todos los planos de la sociedad y porque los cambios estructurales que se están produciendo afectan a los conjuntos mujeres y hombres, perfilando un tipo de sociedad con un reparto de roles nuevos, con tan marcado carácter en sus diferencias como lo haya tenido el modelo tradicional.

    Y es justamente por eso que deseo resaltar que al tiempo que esa transformación estructural se produce subrepticiamente vemos recuperados aspectos, funciones y roles que el neofeminismo no tuvo empacho en presentar como imposiciones intolerables de los varones, pero que ahora vemos recuperados de la mano del neofeminismo y las mujeres: sacralización de la figura de la madre, establecimiento de un límite en cuanto a compartir los hijos y la casa se refiere o, por citar algún detalle más, en el hecho de que según una estadística noruega los divorcios aumentan cuando más equitativo es el reparto de la tareas del hogar al sentir invadido su territorio hasta un límite que no desea soportar.

    Pero también la recuperación de muchos otros roles y comportamientos: como la presunción de que el hombre ha de actuar con espíritu protector y caballeresco, la fijación de un claro límite en los trabajos que se está dispuesta a desarrollar excluyéndose de aquellos que la mantendrían alejada de la familia, o los que representan riesgo y esfuerzo, el manejo de máquinas, pero también negándose a participar en el propio marcado laboral y, en fin, la clara consideración de que el trato dispensado por la sociedad y la cultura ha de ser diferente si se trata de una mujer o de un hombre.

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  5. Otro estudio con resultados sorprendentes sobre los roles:
    http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2013/02/01/a-las-mujeres-les-atraen-mas-sexualmente-los-hombres-que-ni-barren-ni-friegan-113979/

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