Hay silencios más sonoros que una
tamborrada. En Europa, en 2015, y al igual que sucede con lo sagrado en las
sociedades primitivas, se ha declarado un tabú: En las relaciones de pareja de
un hombre y una mujer la violencia
siempre es unidireccional de él a ella. Y quien así no lo piense que se guarde mucho de decirlo. Lástima que en
el propio estudio con el que se pretende sostener dicha tesis, lo que aparece sea todo lo contrario: en este asunto no hay privilegios de exclusividad y ambos
sexos son sujetos activos y pasivos de la misma.
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