Hace bien pocos días un editorial de El País, aprovechando la publicación de un informe sobre la incidencia de la enfermedad mental, ligaba la mayor propensión de las mujeres hacia este tipo de enfermedad, al hecho de su mayor dedicación al cuidado de otros. Y no seré yo quien lo discuta, pero aguardo a que algún día otro editorial explique a qué se debe que los hombres nos muramos 7 u 8 años antes que ellas, o suframos la mayor parte de los accidentes laborales, además de una mayor tasa de suicidio y no sé cuantas cosas más. Mientras, y como es posible que eso no suceda nunca, o de que incluso se nos haga responsables a nosotros mismos, habrá que seguir combatiendo la misma óptica deformadora: ellas las discriminadas, ellos los discriminadores, y todo dentro de un discurso de la amalgama, realizado sobre la marcha y, ajeno a cualquier criterio de razón y verdad.
No he tenido tiempo suficiente pero estoy seguro de que haber seguido el tratamiento en los distintos medios en relación con el caso de Anna Moreno, la presunta autora de la explosión de Barcelona, hubiera merecido la pena. De entrada llama la atención lo poco que se parecían las versiones de unos medios y otros, incluso la dificultad para establecer el parentesco con el propietario que, si algunos decían era su hermana, de la que además se decia que había sido quien había presentado la demanda, otros hablaban del cuñado y aún del suegro. En relación con los demás detalles había también diferencias notables y en algún medio por momentos parecía que la única víctima del caso era ella. En fin que, como digo, no he tenido tiempo…
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