23 marzo, 2010

Debate educativo

Si algo he podido concluir del debate educativo a que hago referencia en mi anterior entrada es que tanto los que están participando en las discusiones sobre el Pacto educativo, como los partidarios del Manifiesto educativo, si bien no se atreven a negar que la escuela a quien le está fallando es a los varones, no son capaces de incorporar esa variable a su discurso educativo, tanto en lo que implica de nuevo diseño de los currículos como  de un mayor equilibrio de sexos entre el profesorado.

Pero también he podido constatar que si para los redactores del Manifiesto la etapa de primaria resulta crucial en su planteamiento, la nula participación en su gestación y debate de profesorado de esa etapa, constituido mayoritariamente por mujeres,  debiera ser interpretado como un signo preocupante. Resulta difícil imaginar la puesta en marcha de un proceso de reforma de algo tan delicado si quienes están llamados a ser los principales sujetos activos de la misma no se sienten protagonistas desde el primer momento.

Me sorprende también el escaso conocimiento de otros sistemas educativos, incluso del más sonado en los últimos tiempos: el finlandés, que reúne en grado sumo dos virtudes que debe procurar cualquier sistema educativo, conjugar el menor fracaso escolar con la mejor atención a los alumnos con mayores capacidades. A falta de todas esas cosas la intervención de Aloe, una madre que participó muy activamente en todo el proceso de debate, me parece que resume muy bien qué quiere decir eso de la escuela se adapta peor  a los varones.

Respondiendo a un comentario mío en el que justamente le recordaba qué nadie se estaba acordando de que la escuela a quien le está fallando es a los varones escribe:

De lo que dices del sesgo de género en la secundaria, yo sí le he dado muchas vueltas a ello (tengo varones, además): creo que no es una discriminación deliberada o algo así, sino otra cosa.
El sistema escolar premia la docilidad, el estarse quieto, el tener los cuadernos pulcros, el ser ordenado… esas cosas. Fomenta sobre todo un cierto tipo de saber académico centrado en lo verbal y en lo memorístico. Tolera peor que todo lo demás el comportamiento revoltoso o agresivo.
Y para lo bueno como para lo malo, eso se ajusta mucho peor a las virtudes y los defectos que tienen los chicos, más que las chicas. (Y no me meto en si son naturales o adquiridos socialmente, porque creo que hay de ambos).
También creo que hay algo de verdad en que los varones tienen más incentivos para dejar la escuela y no esforzarse en ella, puesto que a corto plazo tienen más y mejores posibilidades en el mercado laboral de poca cualificación. Claro que eso es una trampa a medio plazo, pero no lo ven así.
Pero dejando aparte esta última cuestión, ahi tienes (en mi opinión) por qué el sistema no se plantea seriamente lo que dices: porque representaría plantearse cambiar muchas cosas en ese sistema y cómo está enfocado, y todo lo comentado arriba de los curriculos grotescos, y de la orientación al academicismo más pasivo y memorístico.
Habría que proponerse dejar más desahogo a la actividad física, valorar el hacer cosas con las manos y la inteligencia espacial, tendrían que ser más conscientes de que la revolución hormonal no les permite controlarse siempre y de que estar quieto y callado no es el summun de la perfección.

En resumen, tendrían que pensar en que la adolescencia existe de verdad y no es igual en los dos sexos (ni en dos personas cualquiera). Cuando mucha gente sigue creyendo que eso es un invento moderno de pedagogos permisivos, y no existe de verdad (ya pueden los neurocientificos desgañitarse, que como eso no lo dieron en la facultad de matematicas o de filologia no se lo creen).
Y tendrían que pensar en que lo que se enseña y cómo se enseña tendría que estar orientado a lo que los alumnos pueden, lo que les interesa y lo que es importante, y permitirles una actitud mucho más activa.
En lugar de estar orientado a lo que es tradicional, lo que es cómodo para los profesores, lo que les gusta a ellos y lo que da dividendos (asignaturas) a todas las licenciaturas, por inútil que sea.
El único consuelo que tengo, como madre de varones, es que hay que aguantar el tirón como sea, y que en algún momento entre los 18 y los 20 la balanza se nivela, por lo que veo alrededor, y los chicos acaban alcanzando a las chicas… si no han tirado la toalla. Pena que haya que perder varios años por culpa del sistema imbécil, y sufrir tanto mientras

5 comentarios:

  1. Países alarmados por este gap de género en la educación están desarrollando sin complejos programas de enseñanza diferenciada, sobre todo en la Secundaria. Los análisis indican una mejora en el redimiento general de los varones y mejores resultados en matemáticas para las niñas. La socialización entre sexos no parece verse afectada. La enseñanza diferenciada, de momento, parece ser tema tabú en España, a pesar de que se contempla en los planes de reforma educativa de Barack Obama y se tiene en cuenta en los países nórdicos y asiáticos.

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  2. En mi opinión lo primero sería volver a destacar que el actual sistema, deliberadamente o no, perjudica a los varones. Y a continuación preguntarnos ¿por qué siendo esto así no figura como asunto a resolver en ninguna de las actuales propuestas educativas?

    En segundo lugar, que la atención diferenciada a los alumnos está contemplada en nuestras leyes, pero no se aplica a las diferencias de género porque digamos: aunque el mal está ahí, no se reconoce y mientras no se reconozca es como si no existiera.

    En tercer lugar lo que llamas atención diferenciada es posible de muchas maneras, no implica necesariamente la separación por sexos, pero lo que no acabo de entender es esa manía prohibicionista y censora que corre por nuestro país legislando para que no pueda aplicarse.

    Se trata de un recurso más que no debiera prohibirse porque en algunos países está dando buenos resultados, pero aquí tropezamos con el muro infranqueable de esa corriente de inspiración feminista en la dirección de resolverlo todo con el código penal y la prohibición: sea el SAP o este asunto.

    Lamentablemente mientras nuestra voz no sea un poco más numerosa y fuerte es posible que el fracaso escolar masculino no sea atendido en su verdadera dimensión. Lo que he observado, y esto es una mínima esperanza, es que cuando se pone sobre la mesa que a quien le falla la escuela es a los varones prácticamente nadie lo desmiente, pero como digo más arriba, entre esa actitud y, procurar medidas para abordarla como es debido, hay un trecho enorme y, cómo no, la negativa del feminismo institucional a reconocer que la brecha de género en la educación es en perjuicio de los varones.

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  3. Creo que la clave está en tu última frase, en las resistencias del feminismo institucional a reconocer la brecha educativa de género. De hecho, cuando reconocen esa brecha, es para poner de relieve una especie de superioridad innata de la mujer para el estudio, Seguidamente, sentencian que aunque las mujeres estudien más y mejor, están infra representadas en puesto de dirección docente y empresarial. Y, por supuesto, no entienden que siendo la mujer mejor estudiante, gane un 15%, un 30% o lo que se les ocurra menos que el hombre, incluso añadiendo la coletilla “por el mismo trabajo”. No se preocupan por indagar las causas, simplemente escupen sus consignas.

    Efectivamente, la educación diferenciada no implica la separación de sexos en colegios de chicas y de chicos, si no la personalización en la enseñanza de ciertas materias, como matemáticas o lengua, atendiendo a las diferencias en maduración entre chicos y chicas. Y, repito, es un enfoque pedagógico que se tiene en cuenta por gobiernos de marcada conciencia social.

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  4. Os recuerdo esta entrada de "buenamente" que comentaba magistralmente estos temas
    http://buenamente.blogspot.com/2009/12/no-escuchan-el-menosprecio-de-los.html

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  5. Ayer se publicó en el New York Times un interesante ar´ticulo sobre este tema, que resumo en mi blog.

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