24 septiembre, 2010

150 años de feminismo

El movimiento feminista fue liberal con Stuart Mill, marxista con Federico Engels, Carlos Marx y Alejandra Kollontai ,  ha sido “minoría” en el momento de las luchas contra la discriminación racial y  contra la guerra de Vietnan, para desembocar en la actual situación de grupo de presión y feminismo institucional. El destino de las mujeres ha sido comparado al de los judíos del Holocausto en  la pluma de Andrea Dworkin y otras, quienes las denominaban “survivor”, y ahora mismo,  aunque de forma más discreta pero más efectiva, los protocolos de actuación en los casos de violencia de género siguen en todo a los acostumbrados para  la violencia terrorista.

En cada una de estos momentos históricos, aun no siendo ni el movimiento más destacado ni el más combativo, ha ido acumulando derechos  y conquistas en una progresión que parece no tener fin y que el feminismo de género se ha propuesto que no lo tenga nunca. Como si  aquella vieja máxima de: mis derechos acaban donde comienzan los del otro, no rigiera para este feminismo, y, después de 150 años de acumular derechos y prebendas pretendieran, que aquí no ha pasado nada y, sostener la ficción de que la sociedad y los mecanismos de poder están en manos de los hombres.

Es más, en un movimiento de anticipación han declarado que quien no admita que esto es así no puede ser tildado más que de neomachista, o cualquiera de las múltiples expresiones con las que han decidido denominar a quienes osen sostener una opinión diferente, por muy argumentada que ésta esté, porque tampoco los argumentos valen, ya que como dice uno de los múltiples clichés de los que se han pertrechado abundantemente:  cuando el hombre “define la realidad” lo que hace es perpetrar un acto de dominación. Hasta la inteligencia nos tienen prohibida

Paralelamente quienes así opinan son capaces de, en un retorcimiento absoluto de la realidad,  realizar una campaña contra la custodia compartida, con el siguiente encabezamiento:  “…desde Heterodoxia nos sumamos, apoyamos y nos solidarizamos con los planteamientos de igualdad y responsabilidad, denunciando el revanchismo de las multiples organizaciones de defensa de los privilegios masculinos, que se nuclean en torno a la reclamación de la custodia compartida, y que consideramos una maniobra para neutralizar los avances por y para la igualdad del movimiento de hombres neomachista.”(Sic)

Y un poco más abajo en una escandalosa inversión de los hechos decir que el único móvil que lleva a esos padres – antes se les tildaba de maltratadores- a actuar del modo que lo hacen es el económico ya que según su cálculo con la custodia compartida se ahorrarían la pensión alimenticia y ceder la vivienda en todos los casos a la madre. Claro que el que los términos de la realidad sean justo a la inversa parece que no les conduce a la misma  conclusión porque habría que aplicarla a ellas. También en un ejercicio de cinismo inaudito postulan que la custodia compartida sólo sea posible contemplarla cuando hay acuerdo de ambos a sabiendas de que, estando como está la ley, eso equivale a decir que se hará lo que la madre quiera sin importar lo que pueda pensar el padre.

El feminismo ha ido identificando sucesivamente los derechos de la mujer: primero con la igualdad jurídica, luego con los derechos sociales: divorcio, aborto, enseñanza, trabajo… más tarde ha exigido un cambio en las reglas de juego para entrar de lleno en la dinámica de que allí donde la mujer no llega es porque el poder omnímodo del hombre se lo impide y por lo tanto hacen falta arbitrar todo tipo de medidas que permitan alcanzar el objetivo mediante el mecanismo que sea: discriminación positiva, paridad, y toda una larga lista de excepciones a la regla que sería difícil enumerar. ¡Ojo! que sus derechos no hayan parado de crecer no quiere decir que en correspondencia lo hayan hecho sus deberes. Este feminismo sigue considerando a la mujer una perpetua menor de edad, descargando como siempre ha hecho la responsabilidad en el hombre.

Pero lo que quizá no estuviera en la previsión de nadie, sería que una vez alcanzados y   consolidados estos derechos y privilegios, lo que se declarase no fuese una tregua en esa tensión reivindicativa, aunque sólo fuese para hacer balance y ver en qué situación se encontraba cada uno de los sexos, sino que se declarase que todo estaba por hacer y que para el logro de esa sociedad feminista parezca que lo que se hace necesario sea doblegar al hombre, ese ser incapaz de renunciar a sus “enormes privilegios” y  reconocerse un igual con la mujer.

Tampoco que la punta de lanza de esa estrategia estaría constituida por los movimientos de hombres profeministas quienes, sin ningún empacho, han decidido asumir sus posiciones más extremistas y sus postulados más misándricos. Lo que  unido al hecho de que, también por el otro lado, quienes con más fuerza y dureza han criticado este feminismo misándrico de nuevo cuño sean mujeres del feminismo histórico, nos pone en la pista de lo inútil y absurdo de la principal tesis de su limitado bagaje ideológico, al pretender que  el patriarcado es obra de uno sólo de los sexos, quien contra toda evidencia,  se habría constituido en su único beneficiario.

Lo cierto es que esos 150 años al parecer no han sido suficientes para definir y concretar el ideario feminista, mucho menos para decirnos abiertamente y con claridad hacia dónde caminamos y qué destino nos tienen reservado a todos, en particular a los varones, a quienes hasta el presente el único papel que nos ha correspondido  es el de convidados de piedra a los que toca oír, ver y callar... Perdón, quería decir en el mejor de los casos, porque más frecuentemente y siguiendo la consigna del feminismo radical americano se trata del enemigo a batir.

Lo único que a estas alturas podemos decir es que desconocemos la agenda oculta del feminismo dominante pero que a tenor de su actitud ante las separaciones y la custodia de los hijos, la violencia doméstica, la apelación constante al Código penal y las medidas represivas, su silencio ante el fracaso escolar masculino y en general ante el sufrimiento de los hombres, su probada y reiterada deshonestidad intelectual en el análisis de las cuestiones de género, su ética de quita y pon, que da por bueno para ellas lo que en ellos sería inadmisible y, a la inversa que ve gracioso en ellas lo que en ellos resultaría abominable… nada hay que nos haga pensar que algo de esto vaya a cambiar sino es mediante la toma de conciencia y posición de los hombres. 

5 comentarios:

  1. En el Newseek de esta semana, conocidas pensadoras de la ideología de género publican artículos como el siguiente:

    http://www.newsweek.com/2010/09/20/why-the-new-macho-is-good-for-women.html

    Entre las perlas del artículo, señala que una forma de igualar salarios es que los hombres asuman y realicen los trabajos mal pagados que hasta ahora realizan las mujeres. Por supuesto, la nueva masculinidad que propugnan es básicamente la de una mujer con pene.

    No obstante, los comentarios de los lectores son demoledores y refutan los argumentes de las feministas con solidez. El debate en USA y los países nórdicos esta desenmascarando muchos de los presupuesto del feminismo oficial (y contribuyendo a que se radicalice más). Newsweek es una revista que aquí estaría en la trinchera progresista y que en lo relativo al feminismo deja en pañales a nuestra Bibiana Aído. Stuart Mill, que como extensión a su teoría de la libertad propugnaba una mejor educación para la mujeres de su época no se sentiría en modo alguno con el artículo de estas ideólogas de género. En cualquier caso, discutir sobre si son galgos o podencos no nos lleva a ninguna parte. Solo una creciente concienciación de los hombres sobre los excesos del feminismo puede cambiar las cosas.

    Por cierto, ahora una cadena de televisión pretende lanzar a la política a un personaje como Belén Esteban, y la adorna con muchas de las consignas del feminismo. La encuesta que han sacado desglosa los votos por comunidades...pero no por sexo. Parece ser que no se quiere hacer énfasis que el grueso de los votantes de un candidato basura serían mujeres. El programa de TV que la promociona tiene su audiencia abrumadoramente femenina y los productos que vende son todos para el mercado femenino, que, no olvidemos, realiza el 80 por ciento de las acciones de compra.

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  2. Esto de la web "heterodoxia" y los hombres profeministas convertidos en "la punta de lanza de esa estrategia" es lo que en mi última entrada del blog lo califico de masculinidad patológica, compartida tanto por hombres y mujeres. Lo grave no es esta deriva basada en la deshonestidad intelectual y todo lo demás que expones, puesto que fanáticos los hay de todos los pelajes y en todos los movimientos que se suponen liberadores, lo grave es la promoción política -y económica- que reciben los que se adhieren a semejantes postulados por parte de nuestros poderes públicos. También su habilidad lobbysitica para la tergiversación y la manipulación, que ha creado este ambiente de autocensura y ceguera por miedo a la estigmatización.
    Creo que hace poco leí aquí en tu blog algo que decía como "mientras los españoles se pitorreen de las ocurrencias de la ministra de Igualdad en lugar de tomar conciencia de lo que se está cociendo, mal iremos..." [la cita no es exacta]. También durante el nacional-catolicismo los jóvenes que aguantaban el discuro del Pater consiliario, o de la madre superiora, o del Delegado de la Fanlange, se pitorreaban por lo bajini de sus idioteces, poca gente se tomaba en serio tales disparates. También los que estaban arriba lo sabían que se pitorreaban de ellos. Pero no les importaba, y la ignomínia duró décadas. Mientras tanto, arriba del poder se quedaron, unos por oportunismo, otros por convencimiento fanático, como ese personaje de "heterodoxia" que viaja por toda España contratado con dinero público para difundir su evangelio redentor.
    Respecto de este último personaje, recuerdo haber leído copia de unas cartas de unas mujeres indignadas que venian a decirle que quien era ese mequetrefe para "salvarlas", que ellas vivían de su trabajo y que no necesitaban parasitar a ningún hombre una vez separadas. Al principio el heterodoxo las acusó de machistas (el mundo del revés, para morirse de risa) y ellas aún se cabrearon más, al final acabó censurando sus cartas. El esperpento continua

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  3. Un tema que saca de los nervios a las feministas, las diferencias naturales que existen entres los sexos, es mencionado en este artículo de hoy en El País:

    http://www.elpais.com/articulo/portada/peso/genes/elpepusoceps/20100926elpepspor_6/Tes

    Steven Pinker, mencionado en el artículo, en su libro "La tabla rasa" elabora en más profundidad como estas diferencias naturales entre sexos influyen en muchas de las decisiones personales que hombres y mujeres toman, por ejemplo, en la elección de estudios universitarios. Pero las feministas no descansan y señalan que todavía hay muchos más ingenieros y profesionales técnicos varones...porque los test de acceso a esas especialidades son sexistas. El GMAT, test de acceso para la rama de ciencias e ingenierías en las universidades americanas, pone énfasis en matemáticas, física. ¿Sexista?. Pues si, sobre todo para el pensamiento constructivista, que considera que la ciencia es un contructo del macho patriarcal. Aún así, y a pesar de todas las ayudas y recursos empleados en hacer a las estudiantes americanas más competentes en las matemáticas y ciencias...siguen optando por otro tipo de carreras.

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  4. Anónimo11:27 a. m.

    Después de leer lo que dicen de la custodia compartida los de Heterodoxia reconforta un artículo como este: http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Mujeres/independientes/victimas/elpepusoc/20100928elpepisoc_2/Tes

    Alberto

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  5. Disculpa Plutarco, gracias a que leí la entrada de Malaprensa sobre el anti-spam, se me ocurrió mirar para ver si a mí me sucedía lo mismo y efectivamente tenía clasificado tu último comentario como spam. Disculpa de nuevo. Un saludo

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