Ayer la noticia fue que Nicole Kidman había sido madre por cuarta vez. Madre, gracias a un vientre de alquiler. Lo que no se sabe es si la criatura tiene o tendrá padre porque nada se decía al respecto.
Todos hemos oído hablar en multitud de ocasiones de la invisibilización de las mujeres. También de que lo que no se nombra no existe. El feminismo parece conocer muy bien lo que ambas cosas significan, quizá por eso, la palabra padre ya sólo sirva para, en plural, citar a esos padres y madres que no están sabiendo educar a sus hijos, o cometen con ellos cualquier otra falla. En el resto de casos y sobre todo en singular parece que esté siendo una palabra que sobre en el diccionario.
Como señalaba Humberto ni existe para los años de cotización a la seguridad social, ni existe en ninguna de los casos que acompañarían algo en positivo. Parece reservada para eso, esconder a las madres a la hora de señalar un olvido o una carencia. Hace escasos días denuncié en esta misma bitácora ese uso invisibilizador en relación con un titular de prensa en que de lo que se hablaba era de los niños muertos a manos de uno u otra progenitor.
Por eso en una más de esas ambivalencias del feminismo deberemos acostumbrarnos a que se denuncien ciertas invisibilidades para ellas, que se procuran para ellos, o a que se busque una visibilidad en ellos que para ellas se trata de evitar. En fin, ese juego donde lo que no parece tener cabida es la reciprocidad, la norma para unos y otras y, sin embargo sea posible hablar del sexismo en el lenguaje cuando se es su más conspicua practicante, y más allá del lenguaje convertir la figura del padre en un don nadie de quien lo único que se espera es que actúe como soporte económico.
Cuando existía el foro de SOS Papá, había un participante que firmaba como macizo28 que siempre criticaba el amor de los hombres por el fútbol.
ResponderEliminarRecuerdo haber discutido con él: yo he pasado de considerar el fútbol como un panem et cirecensis franquista a considerarlo uno de los pocos resquicios de masculinidad pública posible, no sé si deseable.
En ese sentido,y aunque soy del Barcelona, admiro a Cristiano Ronaldo por ser capaz (económicamente) de hacer frente a una paternidad políticamente incorrecta, y heterosexual,en solitario.
(Deberíamos utilizar los campos de fútbol como espacio de reivindicación masculinista: las feminazis ya lo hacen en sentido contrario...)