Al
inicio de la actual crisis y sabiendo que esta afectaría de lleno a la
construcción y el mundo inmobiliario, con todo lo que estos sectores arrastran, todo
apuntaba a que los más perjudicados con diferencia iban a ser los varones.
Desde el Gobierno Zapatero sin embargo, con Teresa Fernández de la Vega,
Bibiana Aído y las organizaciones feministas a la cabeza, se insistía con
fuerza en que “como siempre había sucedido” la crisis afectaría más a las
mujeres de tal modo que en esa dirección se orientaron las políticas y las medidas del Gobierno.
No pasó
mucho tiempo en conocerse lo que de verdad pasaba: la crisis golpeaba con mucha
más fuerza a los varones que a las mujeres, aun cuando desde esos momentos las
cifras que nos llegaron y siguen llegando a la opinión pública dejaron de
ofrecerse desagregadas por sexo como había sido la costumbre mientras el
neofeminismo consideró que las podía utilizar para seguir denunciando un acoso sin tregua hacia las mujeres. Ese
conocimiento de la evolución del
desempleo en el sector privado, sin embargo, de nada sirvió a efectos de establecer algún mecanismo de
compensación en el sector público, más
bien al contrario, las políticas de género se orientaron todas en la dirección
del empleo femenino.
Lo
cierto es que el mercado laboral español en el plazo de 30 años ha mudado
completamente de cara y se ha transformado en algo completamente distinto a lo
que era sin que, ni los expertos, ni el neofeminismo, ni nadie parezcan haberse
dado cuenta, tan extraordinaria es la capacidad que parece poseemos para
levitar sobre una realidad que no acaba de llegarnos porque mil velos de
ideología nos lo impiden. Zapatero no se enteró de la crisis, Mas erró completamente
el tiro de la independencia, el mercado laboral va en una dirección pero las
administraciones de la mano del lobby
feminista ven lo contrario de lo que
sucede.
Quedaba
sin embargo una incógnita por desvelar, véase por ejemplo aquí, los
entresijos del comportamiento del sector público. Después de un tiempo los
economistas constataron con cierta perplejidad que mientras el sector privado
se hundía, la cifra de parados crecía
por millones y las finanzas públicas se
desmoronaban, el sector público: administración central, autonómica y local no
había cesado de crear empleo y lo hacía en unas magnitudes insólitas para un
contexto de gravísima crisis como la que vivíamos y seguimos viviendo hasta
alcanzar más de un 10% de incremento de su plantilla total.
Ahora ese
secreto ha quedado completamente desvelado también en alguno de sus pormenores,
por ejemplo aquí, y lo
ha hecho en sus dos vertientes: la de quienes pierden el empleo, básicamente
porque su contrato es temporal, y la de quienes ganan la condición de
funcionarios y por tanto consolidan un contrato indefinido. Y en los dos
terrenos y de una forma difícilmente comprensible si no es con los datos delante
el gran perjudicado, ¡y hay que ver en
qué medida! también es el varón.
Por el
lado de los que pierden el empleo son
157.700 varones y 71.100 mujeres en un conjunto de administraciones en las que
el 55% de los puestos los ocupan ellas, por el 45 % de ellos y,
simultáneamente, por el lado de quienes consiguen un contrato indefinido lo que
sucede es que mientras el empleo de varones con este tipo de contrato se
mantiene estable en los últimos años, el de las mujeres crecen nada menos que
en 220.000 empleadas, es decir, el empleo femenino con contrato
indefinido en el sector público aumenta en un ¡20%! ¡Y eso en plena crisis
económica y de las finanzas públicas¡
Las
realidades más significativas no son casi nunca asequibles directamente a los
sentidos, mucho menos las realidades sociales donde a las dificultades del
mundo físico o sencillamente no humano, debemos añadir todo lo que de intereses
e ideología envuelve lo social de forma redoblada, toda la visibilidad e
invisibilidad que añaden las fuerzas en conflicto y los intereses enfrentados,
por eso siempre son necesarios los análisis desde diferentes ángulos, las
instancias de poder pero también los contrapoderes, y todavía antes la libertad
de expresión y de crítica. Conviene por tanto que nos mantengamos con los ojos
bien abiertos si no queremos ir a la cuneta y los ojos bien abiertos en este
caso significa ser capaz de anteponer la inteligencia y los hechos a la
ideología y los mitos.
Aunque
sé que quizá no sirva de nada habría que decir que si, el comportamiento del
mercado laboral con relación a los sexos, se hubiera mostrado con esta crudeza con
las mujeres los análisis no se
circunscribirían a Nada es gratis o esta bitácora sino que, durante
semanas y meses habríamos de estar preparados para sucesivas entregas de
sindicatos, partidos políticos, prensa y organizaciones feministas en los que
las acusaciones contra casi todo seguramente conocerían pocos límites. Como se trata de varones y teniendo en cuenta
lo que todo el mundo sabe de que si algo les pasa es porque seguramente algo
hicieron mal, las cosas están transcurriendo como vemos que lo hacen.
Todo eso que cuentas y que estoy totalmente de acuerdo, es el resutado de que los hombres sufren estadísticamente las desventajas de las clases bajas (peor formación, menor esperanza de vida, mayor tasa de encarcelamientos, marginación, peligros, abandono...) a pesar de que una minoría de hombres ocupa el poder y de que ganan más dinero (por término medio, no todos).
ResponderEliminarPor tanto, si se quisiera, mediante una información tendenciosa, hacer pasar a los varones como víctimas de la sociedad y de la mujer, todavía sería más fácil que hacerlo con las mujeres, como se hace ahora.
Por lo tanto, la imagen hombre privilegiado/ mujer víctima es una farsa social, apoyada en una información tendenciosa y unos dirigentes que no respetan la verdad. Mayormente de una manera instintiva, inconsciente, pero también intencionadamente o por miedo a la sociedad, los hombres ocultan las desventajas de los demás hombres, sus discriminaciones y la violación de sus derechos. Obrando así, obtienen la ventaja de perjudicar a sus competidores, especialmente a los niños y jóvenes en su proceso de formación.
Rubén
la tasa de desempleo femenina sigue siendo más alta.
ResponderEliminarLa tasa de activos femenina sigue siendo más baja.
En ambos casos, la diferencia se está acortando hasta que está llegando a ser cada vez más pequeña, pero sigue teniendo el mismo sentido algebraico que ha tenido de toda la vida. Todavía.
Es decir, el proceso no va creando desigualdad como insinúa, sino que va igualando, sin llegar del todo a ello.
Lamentablemente, iguala por abajo, lo que es una desgracia. Pero eso es otro tema.
La verdad no esperaba que alguien me contase que lo que le interesa de las demoledoras cifras de más arriba, es lo que no está: el porcentaje de paro y el de actividad. Mucho menos que alguien pudiera interpretar que de algún modo esas cifras nos ponen en la senda de la igualdad y en realidad no están reflejando un poder omnímodo del neofeminismo para manipular a su antojo la realidad y hacernos ver lo contrario de lo que pasa. Como dice Enric en su bitácora, tanto Willy Brant como Olof Palme, lo mismo que Stalin y Pol Pot se definían como socialistas, las diferencias igual que en el feminismo sin embargo no dejaban de ser abismales y mucho me temo que el que nos ha tocado a nosotros es más del segundo grupo que del primero.
ResponderEliminarDecía en la entrada anterior que el neofeminismo jamás tiene un minuto para analizar la enorme brecha de género de los sin techo, o el fracaso y abandono escolar masculino, ni las enormes diferencias de sexo en las cifras de suicidio y accidentes laborales, ni que sean los hombres quienes se estén llevando la peor parte de la crisis, mucho menos para explicar cómo encajan esos datos en la llamada perspectiva de género y el varón como el ser con todos los poderes, porque siempre habría algo más urgente, quizá en Afganistán, Arabia Saudí o China, pero más urgente que forzaría a aplazar ese análisis un día sí y otro también. Lo que realmente no esperaba es que alguien dijera que los datos de más arriba nos sitúan en la buena senda.
El desempleo femenino es más alto, ha sido siempre más alto y así continúa. La tasa de actividad femenina es más baja, ha sido siempre más baja y así continúa.
ResponderEliminarCiertamente, yo preferiría que la distancia no se acortase, si a cambio menos personas perdieran su trabajo. Es un precio muy alto y una convergencia de la manera más desgraciada, en la que no hay nada que celebrar.
No obstante, los hechos son tozudos: lejos de haber algo así como un privilegio en el desempleo femenino, lo que hay es un acortamiento de la desventaja. No una ventaja.
Me resulta difícil compmrender cómo alguien entiende como situación privilegiada de las mujeres el hecho de que su desempleo sea solo un poco superior al masculino. Supongo que la posibilidad de que el desempleo se iguale en las tasas de ambos sexos le parecerá inconcebiblemente privilegiada para las mujeres.
... Que no digan que los humanos no somos asombrosos.
El número absoluto de parados es mayor en los hombres que en las mujeres y las tasas de paro están igualadas salvo que eches mano de centésimas en porcentajes del 25%. En cuanto a las tasas de actividad si son más bajas es porque las mujeres muestran una menor predisposición a incorporarse al mercado laboral como es bien sabido de todos.
ResponderEliminarTe recuerdo por ejemplo que en 2007 cuando este país creaba los 2/3 del empleo europeo, solo en Cataluña 32.000 mujeres con estudios superiores habían renunciado al mercado laboral porque, según ellas, no encontraban el puesto de trabajo que les satisficiera.
Lo mires como lo mires el partido lo vamos perdiendo no los hombres sino la sociedad por un 220.000 a 0 que son los datos de incremento de empleo público con contrato indefinido para mujeres y para hombres en este período de crisis.
Te sugiero de todos modos que leas esta entrada de Samuel Bentolila en Nada es gratis, cuando todavía éste no conocía el reparto por sexos y hablaba de un incremento del empleo público en un 10%. Lo que no sé es qué dirá ahora que se sabe que ese incremento es efectivamente del 10% pero repartido en un 0% para los hombres y un 20% para las mujeres. Entre otras cosas en esa entrada http://www.fedeablogs.net/economia/?p=24877 decía:
"En otras palabras, es razonable intentar mantener el empleo público como mecanismo de lucha contra la recesión, si las finanzas públicas lo permiten, o al menos reducir el empleo público menos que el privado. Pero lo sucedido durante los cuatro primeros años de esta recesión ha sido una huida hacia adelante, que ha hecho especialmente difícil y dolorosa la reducción del déficit posterior."
Si en algún lugar del mundo las tasas de empleo masculino y femenino son parejas, la razón de ello no puede ser otra que la famosa <>. Es decir, un extraordinario trato de favor hacia las mujeres. La razón es muy sencilla de entender: mientras que la población masculina es apta para desempeñar la inmensa mayoría de los trabajos existentes, la población femenina (salvo honrosas excepciones entre sus integrantes) no cuenta con personal adecuado para muchos de los trabajos que ofrece el mercado laboral. Un hombre puede ser administrativo y una mujer también. Un hombre puede ser enfermero y también una mujer. Pero muy pocas mujeres pueden desarrollar trabajos físicos con la misma eficacia que la mayoría de los hombres. Para ellas están vedados trabajos como: policía, bombero, albañil, electricista, pocero, minero, pescador, portero de seguridad, personal de rescate, soldado, etc., etc. Y el hecho de que no haya más paro femenino es porque en muchos puestos públicos no tienen que competir con los hombres, sino sólo entre ellas.
ResponderEliminarAhora bien, como es lógico, de esa menor capacitación femenina para ejercer trabajos físicos las mujeres no tienen la culpa. Pero tampoco los hombres. De modo que si hoy hay mujeres policías o bomberos, es porque a ellas se les aplica una ley privada, un privi-legio. El coste de este trato de favor es obvio: todos esos puestos de trabajo se realizan con menor eficacia para todos los contribuyentes. Nadie en su sano juicio preferirá ser rescatado en la playa por una mujer salvavidas antes que por un hombre salvavidas.
Otra razón de la asimetría en tasas de desempleo por sexos ya la ha apuntado Emilio: la menor predisposición a trabajar en según qué cosas.
Así pues, si se desmontara todo el aparato de privilegios laborales levantado para favorecer el empleo femenino, las tasas de paro femenino se incrementarían enormemente. No puede extrañar que sea el sector público el más afectado por las políticas de <>: es ahí donde con más libertad e impunidad se puede poner en práctica el trato de favor a la mujer. Y, por cierto, la mayor parte de ese empleo público es el que se desarrolla más cómodamente (calefacción, aire acondicionado, sillones, baños bien limpios...). Es, por tanto, una enorme impertinencia decir que la mujer todavía está discriminada en el terreno laboral.
Pedro.
Perdón, parece que las palabras colocadas entre esas puntas de flecha (o como se llamen <<>>) desaparecen al publicar el comentario. Las palabras omitidas eran "discriminación positiva". La segunda omisión es: "género"
ResponderEliminarPedro
El comentario de Pedro me parece modélico. Emilio, deberías ponerlo en un marco como lema programático de tu blog: despeja dudas, aclara perspectivas y da mucho contexto.
ResponderEliminarLo que puedes tener es un problema de consistencia diciendo las cosas tan claras: si las mujeres no pueden hacer o hacen mal muchos trabajos, hay la posibilidad lógica de que los varones hagan también peor muchos otros, o alternativamente, que las mujeres sean constitutivamente inferiores. Ninguna de las dos posturas te deja bien, porque las dos arrasan con lo que de boquilla defiendes. Es una posicion lose-lose... pero es lo que hay...
Tu comentario tampoco es manco, desde luego, no quiero hacerte de menos: las tasas de desempleo y actividad de las mujeres no cuentan, porque las mujeres no quieren trabajar, fin del argumento, chim-pum.
Díaz Ferrán no se explica mejor...
En fin, que me he reído mucho. Gracias. En estos tiempos hay tan pocas ocasiones...
No sé porque me da que no te has reído mucho. Si así fuera tendrías argumentos para contestar. Como no los tienes recurres a Díaz Ferrán. Eso sí que es modélico. En fin, viniendo de ti tampoco representa una novedad absoluta.
ResponderEliminarLo cierto es que las estadísticas desglosadas por Emilio en esta entrada son consistentes con la evolución de la “Gran Recesión” en los países desarrollados.
ResponderEliminarEn EE.UU la tasa de ocupación femenina, por primera vez en su historia, supera a la masculina, tendencia que se consolidará, probablemente, en todos los países de llamada cultura occidental, para regocijo de ideólogas neofeministas como esta: http://www.ted.com/talks/hanna_rosin_new_data_on_the_rise_of_women.html. Y su tono no es de “igualar por abajo”, es claramente supremacista.
El artículo adjunto señala además una tendencia que se manifiesta cuando es el hombre el que pierde su trabajo, las demandas de divorcio aumentan:
http://rt.com/usa/news/crisis-us-family-impact/
Tan modélico como que tú no lo puedes rebatir. Así es, la inmensa mayoría de las mujeres no están tan capacitadas como la mayoría de los hombres (igualando edad, estado de salud, etc.) para ejercer ciertos (muchos) trabajos. Puedes ponerte como quieras. Da igual. Si a las mujeres no se les bajara el listón en las oposiciones para policía, bombero, salvavidas, soldado, etc., muy pocas entrarían a formar parte de estos cuerpos. ¿Es así o no es así? ¿No es esto un trato de favor en función del sexo de la persona? ¿Sabes por qué no hay casi ningún jugador (o ninguno) de baloncesto de metro setenta en los equipos profesionales? ¿Crees que son "constitutivamente" inferiores a los hombres mucho más altos? Evidentemente, son menos capaces por término medio en ese deporte. Tampoco hay muchos jugadores de rugby enclenques que yo sepa. ¿Son "constitutivamente" inferiores a los fornidos? Evidentemente, para ese deporte, sí. Pero da igual, espero que en un futuro no muy lejano podamos ver igual de hombres bajitos en los equipos de baloncestos que de altos, e igual de hombres esmirriados que de gigantones en los de rugby. Yo también tengo derecho a poder optar a estos trabajos. Eso sí, espero que sólo se dé permiso a los rivales de mi talla para que me plaquen y que, en general, me vayan perdonando la vida los altos y fuertes, que si no...
ResponderEliminarPedro.
Y que conste una cosa, por si acaso alguien de mente alegre me quiere atribuir algunas ideas rancias: las mujeres, huelga decirlo, tienen todo el derecho a trabajar en lo que les dé la gana, igual que cualquier hombre. Pero, al igual que cualesquiera hombres, tienen que demostrar estar capacitadas para ello. Y si ningún hombre tiene derecho a ocupar un puesto de trabajo que otra persona (hombre o mujer) desempeñe mejor, tampoco ninguna mujer tiene derecho a ocupar un puesto de trabajo que otra persona (hombre o mujer) desempeñe mejor. ¿O sí?
ResponderEliminarPedro