El tema educativo vuelve a estar de
actualidad. El nuevo estudio
internacional del IEA para
conocer el progreso en comprensión lectora, matemáticas y ciencias de los
alumnos de nueve años vuelve a poner de manifiesto el gravísimo estado de
nuestra escuela y lo errado de las políticas de los últimos lustros.
Los resultados no pueden ser peores,
como pone de manifiesto su análisis para el área de matemáticas aquí, o como de
una forma más global lo expresa Rafael Argullol aquí.
A pesar de eso es tanta la resistencia que desde determinados sectores de
la política y la sociedad se ejerce para mantener el estatu quo, que
mucho me temo que pase con esta nueva llamada de atención lo que viene
sucediendo desde hace más de una década, cuando los primeros informes PISA
daban cuenta de la deriva de nuestro sistema educativo, que dichas resistencias
terminen siendo más fuertes que la necesidad de cambio que unos resultados así
demandan.
El sistema que durante décadas ha venido
funcionando en nuestro país, en el que siguiendo las directrices de la nueva
pedagogía confluían la promoción automática de los alumnos con la ausencia de
cualquier evaluación de etapa en Primaria, propició que durante mucho tiempo esta
etapa educativa careciese de un seguimiento que hiciese visible de forma
objetiva tanto para los padres como para la propia administración, qué estaba
sucediendo con la educación y por ende se pudiesen detectar los fallos de la
misma.
Y era solo al final de la ESO cuando los
alumnos al ser de evaluados se ponía de manifiesto y de modo dramático lo que
había estado pasando, y era en ese momento que al negar el título a un tercio
de los alumnos se hacía visible la dimensión del fracaso escolar. Lo cual no es
solo injusto, al hacer recaer sobre los alumnos toda la cadena de errores del
sistema, también irreversible porque significa la expulsión del sistema
educativo de uno de cada tres alumnos, siendo la composición el doble de chicos
que de chicas y básicamente todos ellos hijos de gente con pocos recursos.
La paradoja es que un sistema así:
clasista y sexista donde los haya, donde más valedores sigue encontrando es en
quienes se autodenominan de izquierdas.
P.S.1 Que había solución de haber tomado las decisiones
correctas después del primer informe PISA lo prueba el caso de Portugal que con
sus 541 puntos en lectura, 532 en matemáticas y 522 en ciencias queda situada en
los puestos 12, 10 y 15 respectivamente, mientras España se va a los puestos
23, 23 y 21 en las mismas especialidades.
Otra prueba además de la de Suecia, ya comentada en otras ocasiones en esta bitácora, de que las políticas de género en la escuela hacen retroceder la calidad de la educación lo prueba el caso de Noruega que no solo se mueve a años luz de su vecina Finlandia sino que queda incluso por detrás de España en dos de las especialidades lectura y ciencias, y ligeramente por encima en matemáticas.
Otra prueba además de la de Suecia, ya comentada en otras ocasiones en esta bitácora, de que las políticas de género en la escuela hacen retroceder la calidad de la educación lo prueba el caso de Noruega que no solo se mueve a años luz de su vecina Finlandia sino que queda incluso por detrás de España en dos de las especialidades lectura y ciencias, y ligeramente por encima en matemáticas.
P.S. 2 Una segunda cuestión que debemos plantearnos es por
qué en España se ha hecho lo contrario de lo que hace el posiblemente mejor modelo del mundo: Finlandia. Por qué si allí los niños no se incorporan a
la escuela hasta los 6 años, bajo el
presupuesto de que hasta esa edad donde mejor están es con sus padres, aquí se
ha decidido bajar esa edad primero a 3 y ahora a 0 años.
Por qué si está demostrado que los niños aprenden mejor cuando se les deja un tiempo para jugar y correr y no se les somete a larguísimas sesiones en las que deben estar sentados tomando apuntes y realizando ejercicios, no se toma nota de que en Finlandia los niños salen al patio 15 minutos después de cada sesión de 45.
Por qué si está demostrado que los currículos y los horarios sobrecargados lo único que consiguen es eso: sobrecargan al alumno, no se sigue lo que allí se práctica con tanto éxito, currículos bien medidos y los horarios menos extensos de la OCDE.
¿Si como demuestra toda la experiencia internacional: el profesorado su formación y su compromiso constituye una pieza insustituible de todo el edificio educativo, se ha sido tan poco exigente tanto con los criterios de selección de los futuros maestros como con el funcionamiento de las escuelas de magisterio?
En Finlandia, el profesor es respetado y dirige al grupo de alumnos, éstos hacen dictados para un mejor aprendizaje de la lectoescritura y no consideran contraproducente el aprendizaje de la tabla y la repetición de cálculos. Aquí mientras tanto se han ensayado todo tipo de novedades sin que los resultados acompañaran pero también sin que nadie decidiese que era otra cosa lo que había que hacer.
Por si a alguien le quedan todavía dudas y reparos, porque sobre ese sistema educativo se han dicho muchas cosas buenas pero también se lo ha llegado a tildar de “oriental” y “antidemocrático” los alumnos fineses no solo son los mejores académicamente también desde el punto de vista de la enseñanza en valores y ciudadanía, como demuestran las evaluaciones internacionales.