20 abril, 2013

De nuevo la educación



Recientemente Aníbal colgó dos comentarios en la entrada: Brecha educativa niños-niñas,  que por no tener resuelto Blogger los problemas que hace un tiempo hicieron desaparecer  el gadget: Últimos comentarios, han pasado desapercibidos.  Por eso y porque creo que de algún modo son el mejor compendio de lo que define el enfoque constructivista, que muchos se niegan a reconocer que exista en nuestro país, me gustaría que no quedasen sin comentario lo que propongo hacerlo desde aquí. Y ¡ojo!, no es necesario que alguien exprese e identifique con tanta claridad las notas características del constructivismo para que lo que haga en clase a lo que más se aproxime sea esto, todo lo cual viene apoyado además por un sistema institucional del mismo signo. En cualquier caso es de agradecer la claro que queda en el post de Aníbal  

Dice Aníbal que el gran problema de la educación en nuestro país: “esta más centrada en la búsqueda de resultados académicos, que en los mismos procesos de aprendizaje, sean los educandos niños o niñas. Y centrarse en los procesos de aprendizaje es crucial para niños en etapa pre-escolar, pero no debe descuidarse en primaria o secundaria. Este enfoque es crucial porque se centra en cómo los niños y niñas, individualmente, van enfocando e impulsando su propio aprendizaje. Y formula con ello uno de los primeros dogmas de este forma de concebir la educación: son los niños quienes enfocan e impulsan su propio aprendizaje.

Para completar su diagnóstico y exposición de su teoría pedagógica con esta otra frase: “El impulso de cada niño o niña hacia el aprendizaje es, pues, una cuestión natural. El tema reside en cómo los educadores guían este impulso creador hacia procesos más integrales de educación. El aprendizaje no se puede imponer siguiendo un plan externo, sino que es un proceso activo, de descubrimiento del entorno, y la educación debe ser una guía que ellos observen sus necesidades, sus sentimientos, emociones, pensamientos; el educador debe guiarles para que vean por ellos mismos los resultados de sus actos”  En el que de nuevo los protagonistas únicos y absolutos son los procesos de aprendizaje internos del niño. Es decir justamente lo que nadie puede ver.

Y dejo aquí las citas para no reproducir íntegramente los comentarios, también porque lo fundamental está dicho,  el aprendizaje es un proceso espontáneo que los niños persiguen  siguiendo su propia brújula interior. Desde fuera lo único que se puede hacer es no estorbar ese proceso y que se vea libre de obstáculos debiendo abstenerse de pretender inducirlo porque eso el nombre que recibe es el de “impuesto desde fuera”. La figura del profesor se aleja completamente de la de aquel señor que todos tenemos en mente dirigiéndose a sus pupilos con la intención de hacerles llegar lo que él sabe. Deja de ser quien va por delante indicando a sus alumnos como han de hacer para aprender tal cosa, para colocarse por detrás y estar de algún modo a lo que el niño madure en un proceso que en la exposición de Aníbal parece  controlado aún cuando en gran medida se trata de un proceso completamente inconsciente.

Y con ello tenemos algunas de las notas más características de este enfoque: el profesor no anticipa sino que va detrás, lo que se exige de él más que el conocimiento digamos de la matemática o la música, sería ese indefinible llamado  “didáctica” de ambas materias. El alumno construye su aprendizaje pero no conoce la trayectoria a recorrer ya que por definición solo conoce hasta dónde ha llegado, lo que si el profesor no  plantease el reto de lo siguiente haría que se detuviese y no fuese capaz de avanzar. A nadie espontáneamente se le plantea la necesidad de las derivadas o las integrales. Solo quien ha hecho ya el recorrido sabe de su necesidad. En su completo pedagogismo, en la necesidad de que solo se puede conocer desde lo conocido sin avanzar un milímetro no solo se minusvalora la capacidad del cerebro humano para dar dos pasos y no solo uno, tamién para abstraer y ser capaz de ir  más allá de lo concreto.  

El conocimiento si se puede transmitir, así se ha hecho a lo largo de la historia y así se hace en los sistemas con mejor rendimiento, evidentemente de lo más simple a lo más complejo y dejando que el alumno lo madure en cada nueva etapa hasta hacerlo suyo, pero que lo haga suyo no quiere decir que solo él pueda provocarlo y no pueda ser inducido, que no pueda ser ayudado, que no pueda ser estimulado, de hecho siempre es así, también cuando se pone en práctica la teoría constructivista, aunque evidentemente con unos resultados peores al obligar al profesor a un papel secundario y en muchos casos prescindible. De hecho para avanzar y pasar de un nivel a otro superior alguien exterior al alumno debe alentarlo. Nadie por sí mismo alcanzaría la física cuántica o se convertiría en un gran cirujano. El conocimiento se puede transmitir y eso es tan verdad que muchos grandes hombres lo fueron gracias a que tuvieron grandes maestros que fueron capaces de transmitirles su conocimiento.

Ni que decir tiene que lo anterior aun cuando puede ser extensible al aprendizaje en general está referido al conocimiento académico y en la escuela, al conocimiento más formalizado  y también más medible, por eso a mí sí me parece importantes los resultados académicos  sin que eso implique descuidar ninguna otra cosa.  También en esto, los resultados académicos y la formación en valores suelen ir de la mano, y esa dicotomía falsa que se plantea en muchos casos, como si hubiera que elegir entre unos u otros no responde a la verdad de lo que luego observamos en los hechos. Quizá el caso finés y español sirvan para ejemplificar lo digo, allí los resultados académicos y de formación en valores son muy buenos como son mediocres ambos en el caso de los escolares españoles. 

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