Recientemente Aníbal colgó dos comentarios en
la entrada: Brecha educativa niños-niñas,
que por no tener resuelto Blogger los problemas que hace un tiempo
hicieron desaparecer el gadget: Últimos comentarios, han pasado
desapercibidos. Por eso y porque creo
que de algún modo son el mejor compendio de lo que define el enfoque
constructivista, que muchos se niegan a reconocer que exista en nuestro país,
me gustaría que no quedasen sin comentario lo que propongo hacerlo desde aquí. Y ¡ojo!, no es necesario que alguien
exprese e identifique con tanta claridad las notas características del
constructivismo para que lo que haga en clase a lo que más se aproxime sea
esto, todo lo cual viene apoyado además por un sistema institucional del mismo
signo. En cualquier caso es de agradecer la claro que queda en el post de
Aníbal
Dice Aníbal que el gran problema de la
educación en nuestro país: “esta más centrada en la búsqueda de resultados
académicos, que en los mismos procesos de aprendizaje, sean los educandos niños
o niñas. Y centrarse en los procesos de aprendizaje es crucial para niños en
etapa pre-escolar, pero no debe descuidarse en primaria o secundaria. Este
enfoque es crucial porque se centra en cómo los niños y niñas, individualmente,
van enfocando e impulsando su propio aprendizaje.” Y formula con
ello uno de los primeros dogmas de este forma de concebir la educación: son los
niños quienes enfocan e impulsan su propio aprendizaje.
Para completar su diagnóstico y exposición de su teoría pedagógica con esta
otra frase: “El impulso de cada niño o
niña hacia el aprendizaje es, pues, una cuestión natural. El tema reside en
cómo los educadores guían este impulso creador hacia procesos más integrales de
educación. El aprendizaje no se puede imponer siguiendo un plan externo, sino
que es un proceso activo, de descubrimiento del entorno, y la educación debe
ser una guía que ellos observen sus necesidades, sus sentimientos, emociones,
pensamientos; el educador debe guiarles para que vean por ellos mismos los
resultados de sus actos” En el que
de nuevo los protagonistas únicos y absolutos son los procesos de aprendizaje
internos del niño. Es decir justamente lo que nadie puede ver.
Y dejo aquí las citas para no reproducir íntegramente los comentarios,
también porque lo fundamental está dicho,
el aprendizaje es un proceso espontáneo que los niños persiguen siguiendo su propia brújula interior. Desde
fuera lo único que se puede hacer es no estorbar ese proceso y que se vea libre
de obstáculos debiendo abstenerse de pretender inducirlo porque eso el nombre
que recibe es el de “impuesto desde fuera”. La figura del profesor se aleja
completamente de la de aquel señor que todos tenemos en mente dirigiéndose a
sus pupilos con la intención de hacerles llegar lo que él sabe. Deja de ser quien va por delante indicando a sus alumnos como han de hacer para
aprender tal cosa, para colocarse por detrás y estar de algún modo a lo que el
niño madure en un proceso que en la exposición de Aníbal parece controlado aún cuando en gran medida se trata
de un proceso completamente inconsciente.
Y con ello tenemos algunas de las notas más características de este enfoque:
el profesor no anticipa sino que va detrás, lo que se exige de él más que el
conocimiento digamos de la matemática o la música, sería ese indefinible
llamado “didáctica” de ambas materias. El
alumno construye su aprendizaje pero no conoce la trayectoria a recorrer ya que por definición solo
conoce hasta dónde ha llegado, lo que si el profesor no plantease el reto
de lo siguiente haría que se detuviese y no fuese capaz de avanzar. A
nadie espontáneamente se le plantea la necesidad de las derivadas o las
integrales. Solo quien ha hecho ya el recorrido sabe de su necesidad. En su
completo pedagogismo, en la necesidad de que solo se puede conocer desde lo conocido sin avanzar un milímetro no solo se minusvalora la capacidad del cerebro humano para dar dos
pasos y no solo uno, tamién para abstraer y ser capaz de ir más allá de lo concreto.
El conocimiento si se puede transmitir, así se ha hecho a lo largo de la
historia y así se hace en los sistemas con mejor rendimiento, evidentemente de
lo más simple a lo más complejo y dejando que el alumno lo madure en cada nueva
etapa hasta hacerlo suyo, pero que lo haga suyo no quiere decir que solo
él pueda provocarlo y no pueda ser inducido, que no pueda ser ayudado, que no
pueda ser estimulado, de hecho siempre es así, también cuando se
pone en práctica la teoría constructivista, aunque evidentemente con unos
resultados peores al obligar al profesor a un papel secundario y en muchos
casos prescindible. De hecho para avanzar y pasar de un nivel a otro superior
alguien exterior al alumno debe alentarlo. Nadie por sí mismo alcanzaría la física cuántica o se convertiría en un
gran cirujano. El conocimiento se puede
transmitir y eso es tan verdad que muchos grandes hombres lo fueron gracias a
que tuvieron grandes maestros que fueron capaces de transmitirles su
conocimiento.
Ni que decir tiene que lo anterior aun cuando puede ser extensible al
aprendizaje en general está referido al conocimiento académico y en la escuela,
al conocimiento más formalizado y
también más medible, por eso a mí sí me parece importantes los
resultados académicos sin que eso
implique descuidar ninguna otra cosa.
También en esto, los resultados académicos y la formación en valores
suelen ir de la mano, y esa dicotomía falsa que se plantea en muchos casos,
como si hubiera que elegir entre unos u otros no responde a la verdad de lo que
luego observamos en los hechos. Quizá el caso finés y español sirvan para
ejemplificar lo digo, allí los resultados académicos y de formación en valores son
muy buenos como son mediocres ambos en el caso de los escolares españoles.
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