05 diciembre, 2014

Pasen y lean... ciencia.



Observen de qué forma burda y misándrica se nos cuenta lo que ha sido un hallazgo relevante de la ciencia. 

En unas pocas líneas este señor deja caer reflexiones tan profundas como (las negrillas son mías):

"Los humanos tenemos 23 pares de cromosomas –en cada par uno viene del padre y otro de la madre—, pero uno de esos pares es la causa de uno de los mayores infortunios que aflige a nuestra especie desde su despertar en las estepas africanas implacables y pintorescas: la diferenciación sexual, o la diferencia entre hombres y mujeres. Las chicas son XX y los chicos XY. Ahí es donde se empiezan a torcer las cosas."

"El cromosoma Y proviene de un cromosoma X ancestral, que estaba completo por el tiempo en que los primeros marsupiales se asomaran al planeta Tierra. Desde entonces no levanta cabeza: ha ido perdiendo genes, trozos de genes y grupos de genes hasta convertirse en un mero residuo del cromosoma XLos pocos genes que le quedan se dedican sobre todo a forzar el desarrollo de los testículos durante el desarrollo embrionario y a controlar la producción de esperma, que son las principales misiones del macho en este mundo cruel. Bajar la basura es una cualidad opcional."

"Si hay algo peor que ser hombre, es ser hombre fumador. Deme usted el que mata y acabemos con esto."


22 noviembre, 2014

Otro poco de politica


No todo lo que está sucediendo ha de leerse en clave negativa. Hasta hace bien poco todos los que habían dicho cosas sobre la regeneración política tropezaban finalmente con un grave problema: cualquier proyecto en ese sentido necesitaba contar con algún tipo de colaboración de quienes eran sus protagonistas en negativo más destacados: PP y PSOE, lo cual en cierta medida conducía a un callejón sin salida, porque de los mismos que constituían la parte principal del problema se hacía necesaria su colaboració para avanzar en la solución.

El revolcón a que está sometiendo todo este tema la aparición de nuevas organizaciones políticas, no como fuerzas residuales, sino con una magnitud que en el caso de Podemos la sitúa en plano de igualdad con los dos grandes, y sobre todo la mayor exigencia ciudadana, están permitiendo que ese callejón sin salida se destapone porque a todos les va la vida en ello: o se renuevan, depuran responsabilidades y combaten con fuerza y claridad la corrupción o corren el riesgo de quedarse por el camino.

Pero es evidente que está casi todo por hacer y que los dos grandes se siguen resistiendo a profundizar en esa dirección. Sirva como ejemplo de esto que digo un debate realizado recientemente en 24 Horas en el que, si el representante del PSOE, para estupor del resto de contertulios, parecía entender que toda la corrupción estaba del lado del PP, el representante del PP le contestaba a Gabriel Albiac que se equivocaba al denunciar como corrupta la forma de elección del Consejo General del Poder Judicial, basándose en que como no se trataba de un órgano jurisdiccional se respetaba la división de poderes.

Por cierto y esto va para los que como Podemos sitúan casi todos los males del lado privado del sistema y entienden lo público como bueno per se, olvidando por supuesto el fiasco de las Cajas de Ahorro, o lo que se estuvo haciendo con los fondos de formación a los parados. En este país no solo ha habido corrupción derivada de la construcción y los planes de urbanismo, la ha habido y muy grande porque ni el CGPJ, ni tantas otras instituciones: CNMV, Banco de España, Tribunal de Cuentas… funcionaron como organismo autónomos de los partidos políticos, sino a su dictado. 

Existen otras formas,sino de corrupción si al menos de malas prácticas políticas, como esconder lo que uno ha sido o lo que propone, y buscar el voto más por el rechazo a los otros que por las virtudes y el programa propio, pero eso lo dejo para otro día.


17 noviembre, 2014

Un poco de política


No me resisto a hacer algún comentario político, el momento de cambio acelerado que vivimos lo requiere y lo que desde este blog se defiende: la igualdad y no discriminación por razón de sexo lo exigen. Y eso aunque solo sea para aportar un pequeño grano de arena que evite que estos temas queden sepultados por el silencio que en torno a todas estas cuestiones guardan la mayoría de las fuerzas políticas, incluida Podemos, y para que la custodia compartida o la igualdad de los ciudadanos ante los tribunales de justicia adquieran el protagonismo público que merecen y no sean tratados como esas materias reservadas, que siempre se acaban resolviendo según el criterio del Instituto de la mujer y otras instancias del feminismo institucional, en claro perjuicio no solo de los varones, también de la calidad de nuestra justicia y nuestra democracia.

Errejón entona el mea culpa por la escasa presencia de mujeres en la cúpula de su partido (por cierto, en modo muy similar a como lo hizo el presidente de la Comisión europea Jean-Jacques Juncker al presentar ante el Parlamento la composición por sexos de la que desde ese momento preside) y, Pablo Iglesias dice lo siguiente a propósito del trabajo de los mineros:  “Cuando vemos a esos héroes vestidos de azul en forma de mineros o de trabajadores de los astilleros, se nos olvida que las que están haciendo las cuentas para llegar a fin de mes son mujeres que tienen que lidiar continuamente con la realidad, y la realidad revela continuamente nuestra debilidad, no tiene momentos tan épicos”. La mística de la “igualdad de género” cuando se mezcla con la política  puede conducir, como en este caso a Pablo Iglesias, a la altiva distancia de considerar poca cosa lo que un minero ha de “lidiar con la realidad”. Negará ser un macho alfa pero este tipo de declaraciones desde luego no le van a ayudar.

Leí recientemente la siguiente entrada de Politikon y estando básicamente de acuerdo con su línea argumental me pareció que, lo que en ella se señalaban como insuficiencias de Podemos, eran más bien insuficiencias de una izquierda que ha perdido cualquier referencia de clase, pero también que ha mudado de opinión radicalmente en cuestiones como: el nacionalismo, el valor de la ciencia, la educación como ascensor social o nociones tan centrales de su identidad como la igualdad: sea que la consideremos desde el punto de vista socioeconómico, sea desde el punto de vista del “género”, y para quienes la conquista de poder se ha convertido en su primer y casi  único objetivo.

Vaya por delante que, a pesar de algunas coincidencias en el diagnóstico con Podemos,  para mí la política es básicamente propuesta y en Podemos de lo que menos hay es eso: propuesta.  Pero desde luego no lo entiendo como un mal exclusivo de esa organización y me atrevo a señalar para el PSOE una insuficiencia no menor, con algunos matices evidentes ya que, donde aquellos nos remiten a la “casta”, estos lo hacen en la dirección del “partido popular”, lugares donde según unos y otros residirían todos los males que padece nuestra sociedad: corrupción, paro y desempleo o de los problemas de nuestro modelo territorial.

Pero es que si vamos al terreno de las propuestas el escapismo del PSOE no es menor que el de Podemos, pues si estos remiten a “lo que diga la gente”, aquellos han decidido que la clave de bóveda de todos los problemas de este país está en la “Reforma de la Constitución” que al parecer permitiría resolverlos todos incluido el catalán (no se entiende cómo, ya que los independentistas en ningún caso apuntan en esa dirección y eso al margen de que la primera discrepancia con ese federalismo asimétrico que propone Pedro Sánchez proviene de sus propias filas y en particular de Susana Díaz, quien además se ha pronunciado en repetidas ocasiones en el sentido de que de ningún modo aceptará tampoco, una negociación bilateral y por arriba entre Mariano Rajoy y Artur Mas aunque Pedro Sánchez no deja de repetirla como un mantra un día sí y otro también).

En cuanto a los servicios públicos, en particular educación y sanidad,  el PSOE lo sigue fiando todo a esa nueva Constitución donde quedarían establecidos de forma taxativa, y en cuanto a las millones de parados y como se resolverá su situación estoy sorprendido por la escasa atención que se les presta y como todo el mundo evita situarlo en el lugar que le corresponde,  que no puede ser otro que el primero y más importante de los problemas sociales y políticos de nuestro país. Mientras tanto en los mensajes de los partidos políticos se transmite más preocupación por lo que pase con los que ya están trabajando y, en particular, con la clase media. Sorprende que las referencias a las clases medias sean mucho más abundantes que a los que se han quedado sin trabajo o nunca lo han tenido, y sorprende  mucho más la coincidencia de ambas formaciones sobre esta cuestión. El hijo Podemos guarda muchos más parecidos con el padre PSOE, del que quieren reconocer, aunque como en el relato freudiano también en este caso el hijo desee matar al padre.

Y el motivo de todas esas coincidencias no es otro que el poder femenino. En el momento presente y de una forma a mi parecer indiscutible el sujeto político hegemónico, en el sentido gramsciano del término, de nuestras sociedades lo constituye las mujeres y es por referencia a ellas y la ideología que mejor ha sabido recoger sus aspiraciones políticas -lo que  habitualmente llamamos feminismo aunque en realidad sería más exacto llamar neofeminismo por cuanto se trata de algunas de sus corrientes: feminismo institucional, feminismo de género o feminismo radical… y no de todas las formulaciones existentes sobre el mismo ya que, en casos como  el del feminismo liberal se está en profundo desacuerdo con esta,  considerada por él, deriva- que la mayoría de las fuerzas políticas definen sus postulados y sus estrategias.

Y es ahí donde se encuentra el origen de la coincidencia de pareceres de dos personajes tan dispares y en contextos tan diferentes como Juncker y Errejón, uno presidiendo la Comisión europea y el otro hablando de los órganos de dirección de Podemos, como es ahí donde hay que buscar las que se producen entre Podemos y PSOE y algunos otros grupos en lo relativo a las políticas de igualdad y no discriminación por razón de sexo. Como lo es la coincidencia en la valoración de lo público como la tabla de salvación para todo, el particular énfasis puesto en determinados servicios como la sanidad o la educación o  la ausencia de interés por erigirse en portavoces de quienes han perdido el empleo o nunca lo han tenido, el reconocimiento del fracaso escolar masculino y, en general, las políticas educativas que se vienen practicando en nuestro país y tantos otros problemas: suicidio y enfermedad mental, sin techo, accidentes laborales etc. que afectan con  especial intensidad a los varones.

He visto la entrevista que Ana Pastor le hizo en el día de ayer a Pablo Iglesias y eran evidentes las 
prisas de éste por sacar a colación el tema de la discriminación hacia las mujeres, tanta  como la que había manifestado  Pedro Sánchez cuando propugnó funerales de estado para las víctimas de la violencia de género o la supresión del Ministerio de Defensa. En este punto los de Podemos parecen concordar plenamente con la casta. Y aunque no venía a cuento, ya que en realidad Ana Pastor le había preguntado por si suprimiría la financiación a la enseñanza concertada, sacó lo del machismo hablando de los colegios que segregan por sexo, quienes por cierto no gozan de esa financiación  y, más adelante, cuando le preguntó si suprimiría la prerrogativa de los indultos por parte del Gobierno se mostró partidario de mantenerla para “restituir la justicia” poniendo como ejemplo el caso de una mujer que mata a su marido que la había maltratado. En fin, la entrevista a mí al menos me resultó muy clarificadora aunque solo fuese porque corrobora algunas de las cosas que he escrito en este blog.



15 noviembre, 2014

Ahogados en las emociones


Escribía ayer Fernando Vallespín un artículo en El País  con un subtítulo tan rotundo como: “El conflicto de Cataluña destila un fuerte tufo a masculinismo político primario”, en el que como parece signo de los tiempos no podía faltar una apelación a la ausencia de empatía en un párrafo como éste: “Falta sutileza, empatía, voluntad para el entendimiento. Y sobra chulería, “astucia” y estrategia sectaria.” 

Pocos días antes Pdro Snchez había declarado: “Ha faltado afecto hacia Cataluña” y desde siempre es mensaje del nacionalismo catalán señalar la desafección de sus conciudadanos  hacía España por el trato que reciben.  

Ahora Pablo Iglesias sitúa al miedo  en un lugar muy destacado y como uno de los mensajes que quiere hacer llegar a la sociedad, resaltando que quienes le apoyan deben dejar de tenerlo porque son los otros quienes han comenzado  a experimentarlo.

Me da la impresión de que no existe país en el mundo en el que tantos y tan importantes asuntos públicos se mueven en el campo de las emociones y que una tal sobredosis de la misma seguramente sea el principal obstáculo para comenzar a entenderlos y manejarlos.

Al contrario de lo que piensa Vallespin lo que a mí me parece primario es la emoción y el sentimiento, especialmente si se pretende hacer de ellos guía social,  y que mal vamos si la materia prima de las emociones y los sentimientos no la acompañamos de un esfuerzo de racionalidad y objetivación de los problemas.

Los ciudadanos no estamos obligados a querernos, y él mismo nos da la primera prueba con  su artículo. Debiera ser suficiente con respetarnos como personas y respetar las reglas. Parece menos, pero es mucho más, porque permite un terreno común de juego.  



13 noviembre, 2014

El hombre y la mujer en la cultura feminista


(Ella) Yo pido y tú me has de dar.

Pregunta y respuesta de Iñigo Errejón en la entrevista digital de El País de 13/11/2014

¿Por qué no hay más mujeres en la cúpula de Podemos?
Hola Cristina, Hay compañeras que están haciendo trabajo de portavocía y muchas más, diría que mayoría, que son fundamentales en las decisiones del día a día en Podemos. Pero tienes razón en que esto es algo que, en todo caso, hay que corregir. El consejo ciudadano, que es la dirección de Podemos y que puede ser elegido por todo el mundo en participa.podemos.info, será paritario, y te aseguro que comenzaremos a ver más caras de compañeras.

(El) Hago todo lo que puedo pero no es suficiente. He de esforzarme algo más.






P.S. A propósito de la paridad en la cúpula que Errejón ofrece a su interlocutora Cristina, me gustaría preguntar ¿cómo habría que considerarla desde el punto de vista de la heteronormatividad? o dicho de otro modo ¿cuándo las medio-naranjas convienen y son buenas? ¿para cuándo la paridad en la base?


19 octubre, 2014

El balance que el neofeminismo no hace


El ideario original del feminismo, como el del socialismo, gozaron históricamente de un enorme poder de seducción no solo para las y los más desfavorecidos. ¡Qué cosa podía haber mejor que superar el enorme lastre histórico que suponían los privilegios de unos pocos ante la gran mayoría de desahuciados! Y ese poder de seducción no se limitaba exclusivamente a quienes más sufrían la desigualdad sino que comprendía a importantes capas ilustradas incluyendo un sector tan importante como el que constituían y constituyen los intelectuales y artistas, esos que poseen la capacidad de expresar con belleza y generosidad nuestros anhelos más íntimos y elevados.

En el fondo dicha convicción suponía creer históricas y por tanto culturales todas esas diferencias, incluidas las derivadas del sexo. La experiencia histórica sin embargo se encargó de demostrar que algo fallaba en esos postulados y que para el caso del socialismo, al menos en su vertiente comunista, de forma rotunda se demostró su error al derivar no solo en nuevas desigualdades y privilegios, sino en la asfixia de los nuevos desheredados que constituían la inmensa mayoría de la sociedad, quienes no solo no participaban de las ventajas materiales del nuevo modelo, sino que vieron reducidos prácticamente a cero sus derechos y libertades. Pero como a lo que ahora me quiero referir es al feminismo a él dedicaré las líneas que siguen.

Aunque ambos movimientos mantuvieron algunos parecidos y concomitancias, la dialéctica de las clases sociales y la de los sexos también guardan profundas diferencias, de tal modo que si el ideal comunista vive sus horas más bajas, para el caso del neofeminismo tal circunstancia no se da y más bien viva sus momentos mejores y más audaces. Para el comunismo el acabar con la clase capitalista era su objetivo principal y la utopía de una sociedad sin clases perfectamente imaginable. En el caso del feminismo una formulación de ese tenor dirigida al hombre no resultaría admisible aunque por algún lado se haya oído.

Y quizá la diferencia sustancial estribe en la capacidad del feminismo para no ir de frente, para no dar la sensación de ir contra el otro, para formular sus deseos no como contraposición sino como ideal que la historia reclama, para exigir del varón que ponga toda su energía en la defensa de sus intereses y propuestas, en conseguir sus objetivos mediante la seducción más que por convicción racional y, eso al tiempo que las acusaciones contra los hombres no han parado de crecer en ningún momento.

No en balde la historia del feminismo debe algunos de sus momentos mejores a la defensa que del mismo han realizado personalidades históricas tan relevantes como John Stuart Mill o Federico Engels pasando por todas las grandes corrientes históricas y movimientos sociales de la Ilustración a esta parte. El feminismo no ha precisado ni de un ideario coherente, ni de un partido político propio, ni de un sindicato de “género”, les ha bastado aprovechar las estructuras existentes en cada momento histórico para desde dentro de los mismos formular sus propuestas y defender sus intereses.

Ni sentirse obligadas en ningún momento a realizar balance de lo conseguido –para el feminismo la lucha por la igualdad siempre está comenzando- y, quizá, considerar que cuando todas las acciones positivas se inclinan hacia uno de los sexos es inevitable que el otro no solo se sienta, sino que realmente resulte discriminado. A nadie parece sorprender que la lucha contra el cáncer consista primera y fundamentalmente en la lucha contra el cáncer de mama, o que cuando se revisan las tarifas de seguros con criterio de género tal como hace la U.E. claramente quienes resulten beneficiadas sean los de ellas, o que la pretensión de ligar la edad de jubilación con la esperanza de vida se haga sin que las pronunciadas diferencias por sexo en este terreno se tengan en cuenta. Como a nadie parece sorprender que el restablecimiento del servicio militar obligatorio en Ucrania lo sea solo para los varones.

Pero más allá de todos esos aspectos con ser significativos, todavía nos encontramos con la intención compartida por todo tipo de organizaciones de presentar a la mujer como el lado bueno de la humanidad: dadora de vida, incapaz para la violencia y nunca totalmente responsable de lo que le acontece, y eso en duro contraste con el lado oscuro de la misma: un varón militarista y guerrero, siempre violento y cuya suerte vital responde a su exclusiva elección. Si la anorexia en la mujer era resultado de la imposición de determinados cánones de belleza, la vigorexia en el varón constituye una manifestación de conducta desviada, si la mujer accede con menos frecuencia a las carreras técnicas es fruto de los estereotipo de género, pero cuando el varón lo hace en menor medida a las de letras o determinadas profesiones lo hace en el ejercicio de su libertad. Si la mujer es un ser profundamente manipulable a través de la publicidad y por tanto debe ser denunciado todo sexismo, el varón debe ser un supermán que fácilmente soporte el nivel de degradación al que determinados anuncios someten a la figura masculina, porque jamás se ha protestado ninguno.

Los hombres –caballerosamente- deben ceder su puesto a la mujer allí donde ella se sienta infrarrepresentada. Ahora bien donde suceda lo contrario particularmente lo relativo a determinadas profesiones o la relación con los hijos, lo correcto parece no solo culparlo por tal actitud sino poner todos los palos en la rueda que posibles sean y, sirva de ejemplo de esto último la ultramontana posición de buena parte del neofeminismo incluidos partidos políticos en lo relativo a la custodia compartida. Si en lugar de ser Pablo Iglesias quien recibiera una palmadita en el culo por parte de una señora, hubiera sido una de sus compañeras por parte de un hombre, a estas horas se estaría hablando mucho más del incidente que de la propia asamblea que Podemos realiza estos días en Vistalegre. Al no ser así: aquí no ha pasado nada y la vida sigue.

En el programa El Hormiguero que dirige Pablo Motos hay una sección protagonizada por niños, presentada siempre con la frase: los niños no mienten, los niños siempre dicen la verdad, sin que sirva para desmentirlo la reiterada experiencia del propio programa de que cuando se sienten acorralados o en situaciones difíciles lo que acaben haciendo es buscar cualquier salida que los proteja incluida la mentira. Pues bien, otro tanto de lo mismo sucede con la pretensión neofeminista, a estas alturas respaldada legalmente, de que las mujeres tampoco lo hacen. Y es sobre este estrafalario presupuesto que no solo se elaboran estadísticas de violencia que luego se trasladan al ámbito legal, periodístico y de la opinión pública, es que su cuestionamiento sitúa a uno más allá de los márgenes de lo políticamente correcto.

Y lo último y más difícil de entender todavía. Como fruto de esa visión angelical y sacralizada de la mujer se decide que el mejor criterio para la delimitación de la enfermedad mental o el alcance de la violencia en la pareja y la familia es el subjetivo, el derivado de la percepción personal y, contra todo pronóstico y evidencia no solo se concluye que la mujer sufre un doble o triple nivel de estrés, sino que se llega a la conclusión de una mayor prevalencia de la enfermedad mental en las mujeres, y todo ello sin perjuicio de que como dice Carmen Leal:

“Pese a que las mujeres poseen una mayor esperanza de vida que los hombres, ponen en marcha mayor número de conductas preventivas, padecen en menor medida enfermedades relacionadas con el consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias adictivas, experimentan menor grado de accidentabilidad, la sensación subjetiva percibida por parte de ellas sobre su bienestar, calidad de vida y estado de salud es significativamente peor que la que manifiestan los hombres.”

Como se confeccionan diferentes encuestas sobre violencia o acoso en las que se toma como punto de partida lo que, para el supuesto de que así fuese, solo podría ser conclusión: que el verdugo es él y la víctima ella. Necesitaríamos estudios en profundidad y datos que nos permitieran establecer con total seguridad el diferente trato que, no solo por parte de la justicia, pero también de ella, reciben varones y mujeres, y de como el sesgo cultural profemenino contamina todas cuantas materias se tocan desde los poderes públicos.

Datos de los que a estas alturas no contamos porque no solo la información, también la estadística están siendo muy selectivas en cuanto a los temas que han decidido interesan a la opinión pública. Y así se han convertido en moneda corriente situaciones jurídicas tan curiosas que mientras se niega la posibilidad de que determinada acción responda a un brote psicótico en quien lleva en tratamiento muchos años, se exime de condena la muerte de un neonato en base al síndrome de negación del embarazo, o que casi sin excepción la violencia familiar femenina sea atribuida a trastorno mental mientras la de varón no encuentra más explicación que la pura crueldad y el ansia de dominio.

Y todo ello para concluir que mientras aquello que el feminismo siempre había considerado su objetivo primero: la superación de los roles por sexo, incluso su desaparición, parece absolutamente olvidado porque a lo que en realidad asistimos no es más que a un aggiornamento de los mismos, conservando de ellos sin embargo, su sustancia y significación, sus ventajas e inconvenientes y por supuesto su naturaleza profundamente desigual. El hombre seguirá siendo el principal proveedor y protector tanto en el plano social como en el de cada familia, y la mujer mantendrá una ascendencia sobre la familia y la casa incomparablemente más alta que la del varón, hasta el punto de que en las condiciones actuales y a efectos simbólicos la figura del padre bien podría darse por desaparecida.




06 septiembre, 2014

El neofeminismo y la justicia


Obsérvese a qué nos está conduciendo la actual deriva neofeminista en un terreno como el de las agresiones sexuales. No se trata ya de posiciones tan infumables como las de quienes consideran que, aun cuando todos los datos apunten a la inexistencia de una violación, la presentación de denuncia por una mujer establezca por sí misma la realidad de los hechos, como hemos tenido ocasión de comprobar en tantos pronunciamientos sobre lo sucedido en Málaga. O quizá sí, como trataré de argumentar en lo que sigue. Se trata no solo de convertir el viejo principio de “in dubio pro reo” en “in dubio pro mulier” sino de aplicarlo también cuando esa duda no exista.

En el caso de este artículo, que quiere ser respuesta a este otro, se pretende la apariencia de una opinión sosegada y basada en el respeto a los derechos y garantías de cualquier acusado como el propio autor dice en un párrafo como éste: “Aclaro mi postura desde el principio: no pido que condenen sin juicio a los acusados y ni tan siquiera doy por hecho que son culpables.” Sin embargo el título del artículo es: “El discurso jurídico contra la libertad de las mujeres”, y la conclusión sobre la decisión de la juez no puede ser más rotunda: “El mensaje que manda la justicia está claro: mujer, si sufres una agresión sexual te va a costar mucho probarlo así que igual no vale la pena denunciar. Hombre, si violas utilizando el modus operandi adecuado, es probable que no te pase nada malo.”

Y eso después de reconocer que: “la jurisprudencia sobre agresiones sexuales admite la posibilidad de considerar probado el delito basándose solo en el testimonio de la víctima…” y que en apoyo de su tesis lo único que aporta es una suposición sobre el porqué de que la chica y su abogado no recurrieron el archivo de la causa y que es ésta:quizá la chica tuvo miedo de la presión social que sufriría si seguía con el asunto o el abogado decidió que ya no había nada que hacer.” Claro que, si el abogado entendió que no había nada que hacer, no se adivina a qué conclusión pretende llegar el articulista y qué otra opción tendría la juez, para respetar lo que según él constituye “la libertad de las mujeres”, que no fuese condenar a los acusados contra las pruebas y evidencias.

Todo lo demás que utiliza como relleno en el artículo está desmentido por la realidad ya que buena parte de la opinión pública, las organizaciones feministas y la propia Junta de Andalucía decidieron posicionarse contra la resolución. Chocante resulta por lo demás que aún cuando la versión de la chica no concordaba para nada con los hechos probados, se permita el autor afirmar que las denuncias falsas en este tipo de asuntos son muy escasas y ¡cite en su apoyo las que oficialmente se admiten en los casos de violencia de género! Como también merece ser destacado ese párrafo en el que concluye: “… o un grave delito que ahora seguro que quedará impune”.

Francamente resulta indignante y aterrador que quien diciendo respetar la presunción de inocencia no solo ignore ésta antes del juicio, sino que lo haga una vez dictada la sentencia y sin más argumento que la presunción de credibilidad de la presunta víctima. Aunque, no se trata de algo nuevo ya que el feminismos institucional toma como datos válidos no las sentencias, ni los hechos probados, sino las denuncias. Por eso hace falta verlo para no creerlo. No quiero ni imaginarme lo que será para este señor un juicio sin garantías, o una condena sin juicio, si cualquier otra cosa no puede recibir más nombre que el de atentado a la libertad de la mujer o que el mensaje que a la sociedad se está enviando es que las violaciones en nuestro país tienen todas las posibilidades de quedar impunes.

Y todavía más preocupante es que quien así piensa, quien así concibe el Estado de derecho y las garantías jurídicas para los acusados si acaso son varones, pues es clara la diferencia entre aquellas de las que gozaría él y de las que gozaría ella, se permita además atribuir la decisión de la juez a “una concepción estereotipada y alejada de la realidad”. Si el juez fuese hombre sería por machismo, si es mujer por concepción estereotipada, la cuestión es que las cosas han de hacerse por fuerza como esta corriente ideológica con claros tintes totalitarios dice, y no resulta nada tranquilizador observar cómo, cada día que pasa, conquista más y más altas posiciones de poder en nuestra sociedad y en particular en todo lo relacionado con los Tribunales y  la Justicia.

P.S. La presunta violada, objeto de la entrada y los artículos que en ella se citan, finalmente ha reconocido que mintió en su denuncia. Supongo, sin embargo, que será difícil que tantos y tantas que se han pronunciado contra la juez y el archivo de la causa, ofrezcan sus disculpas.

31 agosto, 2014

Mirada de género, visión sesgada


La discusión sobre las políticas de igualdad nos está planteando, al menos a los varones, unos retos ante los que seguramente no estemos siendo capaces de utilizar los instrumentos adecuados, porque seguramente haya que inventarlos. Si algo positivo está aportando el feminismo es que nos está situando frente a la constatación de que nuestras miradas son diferentes y que cuando cada uno juzga desde sus parámetros lo más probable es que se equivoque aunque no le sea sencillo saber dónde ni por qué. Bien es verdad para decirlo todo que el esfuerzo del feminismo se queda en la pretensión de que, sin embargo la mirada “buena” es la suya.

Leía recientemente la queja de un varón en cuanto a no que no era capaz de saber lo que era el feminismo porque en cada ocasión se encontraba con una forma de razonar diferente y donde era muy fácil encontrar incoherencia y contradicción. Pero, ¿es claro que todos y todas valoramos por igual coherencia y no contradicción? En mi opinión no. Vivimos en un mundo en el que la razón y la objetividad han sido arrumbadas al baúl de los trastos viejos, donde lo emocional y lo subjetivo se han convertido en los elementos clave de cualquier producto intelectual y donde la “educación emocional” ocupa el lugar de la reina en todo lo que tenga que ver con la inteligencia.

Y otro tanto se puede decir de la empatía ese sentimiento que nos puede llenar ante la observación del caso que conocemos, de la cara que se nos presenta, pero nos impida saber qué pasa más allá de ese caso concreto, qué hay de los miles de casos de sufrimiento con los que no podemos empatizar porque sencillamente se nos ocultan o se nos niegan. Los medios nos conmueven cada día con casos singulares de sufrimiento y es ante ellos que se despierta nuestra empatía, lo que nos falta es la visión del bosque donde no es uno sino miles quienes están sufriendo e interesaría saber qué hacer no para resolver un caso sino la posibilidad de encontrar salida para los que afectan a miles antes que los singulares. Pero para eso necesitamos la razón, necesitamos las matemáticas, necesitamos saber mirar más allá de lo singular y descubrir el bosque. Nada sin embargo nos ayuda en esta tarea. Vivimos en un mundo donde la escuela promueve el anumerismo.

Ante nuestros ojos, casi cada día, asistimos al derrumbe del Estado de derecho por parte de un neofeminismo voraz, pero nadie parece querer verlo, mucho menos actuar ante él. Negación de la presunción de inocencia, cuestionamiento del habeas corpus por los tribunales de violencia de género, imposibilidad de regulación de la custodia compartida, imposibilidad de aplicación allí donde ya ha sido aprobada como sucede en Aragón, leyes a la medida de determinados colectivos femeninos y un largo etcétera que está consiguiendo la consideración de meras anécdotas para algunos sonados casos singulares de aplicación del derecho. Y ahora y en esta pendiente que parece no tener fin algunas pretenden que ante una denuncia de violación el único papel de la Justicia consista en meter en la cárcel al o a los denunciados. Basta con leer algunos párrafos de esta entrada para saber a qué me refiero: http://ventepakamchatka.wordpress.com/2014/08/20/espacios-seguros-y-una-mierda/

En cuanto a la empatía habría que preguntarse si se trata de un viaje solo de ida o debiera implicar también el de vuelta. No parece que el neofeminismo esté siendo capaz de mostrar la más mínima con el género masculino. Pero entraríamos en el rosario de incoherencias y contradicciones que señalaba al principio y que más que la excepción parece la regla de una ideología que al tiempo que nos dice que lo que nos hace hombres o mujeres es la cultura, promueve leyes y normas de todo tipo según el cromosoma y que ha decidido de antemano quienes son las buenas y los malos de la película.



29 agosto, 2014

Tejiendo, tejiendo...

Cuando leo noticias como ésta me doy cuenta de la inmensa distancia que separa la capacidad de  hombres y mujeres para poner  las instituciones a su servicio. 

21 agosto, 2014

¿Hay derecho?


Ayer en el informativo de la noche de una cadena de televisión informando de esta noticia: http://politica.elpais.com/politica/2014/08/20/actualidad/1408530966_879951.html

Es decir cuando ya se había producido la liberación sin cargos de los imputados, se seguía hablando de “presuntos” y se decían frases como “no se había podido demostrar…”, cuando justamente la liberación y el archivo de la causa por parte de la juez se producían porque tanto los testimonios de los testigos, como el vídeo grabado por uno de los acusados, como la prueba médica lo que demostraban era justamente que las relaciones habían sido consentidas.

Todavía hoy la información, también en medios escritos, por ejemplo, aquí, sigue siendo completamente confusa produciéndose una verdadera contradicción entre lo contenido en el vídeo y el cuerpo escrito de la noticia. Por supuesto nada se dice de la gravedad de las penas que sobre los inculpados hubieran recaído en caso de estar las cosas menos claras, dada la presunción de credibilidad que en estos casos se otorga a quien denuncia.

Demostrar que algo no ha sucedido es tremendamente complicado y ese, sin embargo, es el reto que han de superar los varones en caso de presunta violencia contra la mujer, y siempre con la espada de Damocles de que la duda se puede colar por algún resquicio. Mientras tanto a quien acusa parece bastarle su palabra. La desigualdad jurídica en este caso es tan clamorosa que mientras ella goza de presunción de credibilidad, a él la única presunción que se le otorga es la de culpabilidad porque la de inocencia se ha arrumbado para estos casos al baúl de los recuerdos.


No pretendo que se trate de una cuestión sencilla, o de que piense que se deba eliminar toda posibilidad de controversia, pero lo que parece claro es que una desigualdad tan clamorosa de las partes no sólo mengua la credibilidad y calidad del Derecho, sin ayudar a reducir los casos, es que finalmente quien resulta dañada es la Justicia. Que tanto la fiscalía como los medios de comunicación no hagan más que insistir en ella a lo que conduce es a profundizar en esa imagen distorsionada de la violencia entre el hombre y la mujer según la cual: él solo puede jugar el papel de verdugo y ella el de víctima, y todo en nombre de una igualdad que siempre se concreta como dicotomía, asimetría y diferenciación.


06 agosto, 2014

Pero, qué diablos significa igualdad


No es que tenga especial interés en meterme con el PSOE ya que en materia de género, y salvo honrosas excepciones, la política de unos y otros mantienen más parecidos que diferencias, pero no quisiera dejar de comentar la constante apelación de este partido y, por supuesto, de su recientemente elegido secretario general Pedro Sánchez, a la igualdad como su seña de identidad, porque hace falta retorcer demasiado el significado de esta palabra para pensar que cuando se refieren a ella, tanto él como sus compañeros, no lo están haciendo en esa neolengua del feminismo actual según la cual las palabras han perdido cualquier significación acorde con el diccionario.


Porque sea que nos refiramos al territorio, el género o la capacidad económica de los ciudadanos, el PSOE si por algo se ha venido caracterizando desde hace bastantes años es por promover lo contrario de la igualdad. Pedro Sánchez recientemente se ha manifestado a favor de un federalismo asimétrico: lo que en el plano territorial significa todo lo contrario de igualdad. En el terreno de género no solo se han manifestado y se manifiestan contrarios a la custodia compartida –aquí hay que puntualizar que no en todos los territorios del Estado, ya que sí se han manifestado a favor de las regulaciones autonómicas de Cataluña y Aragón, que si la contemplan- y por supuesto han apoyado todo tipo de discriminaciones positivas y una ley como la de violencia de género contrarias al principio de igualdad jurídica.


Pero es que en los mandatos de J.L. R. Zapatero y, a pesar de tratarse de uno de los momentos de mayor crecimiento económico y de la renta (insano, pero crecimiento con mucha creación de empleo), las desigualdades entre las personas no pararon de crecer y desde el propio Gobierno se hacía gala de que las ayudas se repartían por igual a pobres y a ricos, a quien lo necesitaba y quien podía pagárselo de su bolsillo. Era el momento de: “bajar impuestos es de izquierdas”. Por eso el título de la entrada. La política si de verdad quiere regenerarse debe comenzar respetando el valor de las palabras y las ideas, ya que si se parte de su desnaturalización y falsificación luego todas las trampas y engaños se hacen posibles.



26 julio, 2014

Segundo apunte sobre educación


Recientemente publiqué en este mismo blog un apunte sobre educación en el que planteaba la paradoja de que al tiempo que lo que se oye por todos lados son elogios al sistema educativo finés, nuestros políticos y autoridades educativas caminan en sentido contrario al menos en lo que respecta al período de escolaridad y momento de inicio de la misma o a la consideración como ventaja de dejar 15 minutos tiempo después de cada sesión de 45 para que los escolares puedan correr y salir al exterior. Pero, es evidente que, en cuanto a las diferencias, la cosa no se queda ahí.

En esta segunda entrada quiero reseñar una contradicción todavía más grave si cabe, ya que como pone de manifiesto este interesante trabajo: “La hipótesis central, verificada, es que la «formación del profesorado de educación primaria y secundaria» (que incluye la selección previa a la universidad, la formación teórica universitaria y la formación en prácticas) es la variable crítica para explicar el excelente rendimiento de los alumnos finlandeses en competencia lectora.”

Lo que contrasta fuertemente con lo que aquí sucede en cuanto a enfoque y calidad de la formación del profesorado como se puede ver en esta entrada de unnombrealazar y corroboran tanto las pruebas realizadas a los aspirantes a una plaza de maestro en la comunidad de Madrid como, sobre todo, la exaltación del enfoque pedagogista de las Facultades de Formación del Profesarado como dejan traslucir estas declaraciones de Rosalía Aranda decana de la Facultad de la UAM: “Hay alumnos, aunque no se puede generalizar, que vienen sin conocimientos básicos que tendrían que haber adquirido en primaria y secundaria. Es un lastre que traen y que aquí no se trata, porque en una facultad en lo que hay que profundizar es en didáctica”. Todo ello recogido en esta información del diario El País

En fin, la educación en nuestro país lleva lustros ofreciendo unos resultados muy pobres, pero la fuerte ideologización de las posturas ante la misma está impidiendo que avancemos en la dirección correcta porque los intereses extra educativos se interponen siempre y lo hacen como si el mejor campo para dirimir las diferencias ideológicas fuese la escuela. En cualquier caso conviene saber que, a pesar de los reiterados elogios de casi todos a la educación finlandesa, la realidad de las decisiones y las prácticas educativas en nuestro país va en una dirección no solo distinta, sino completamente contrapuesta a las allí vigentes. Y desde luego que no es suficiente con hacer figurar en un texto constitucional el derecho a la educación si luego eso no se hace realidad en las aulas y los resultados educativos.



23 julio, 2014

Os debo una explicación

Como creo que os debo, y me debo, una explicación a un cierto giro en el blog voy a procurarla. Cuando inicié este blog, allá por el 2005, lo hacía convencido de que el diálogo, el debate, podía ser un instrumento importante de clarificación en torno a las cuestiones que en él se abordan, básicamente igualdad y género. Pensaba incluso que demostrar las incoherencias, inconsistencias y mitos en torno a lo que el feminismo, particularmente el de las últimas décadas representa, serviría para una cierta corrección de rumbo y la aceptación de errores.

Después de estos casi nueve años mis impresiones tienen más bien poco que ver con todo lo anterior. No solo no ha sido posible el debate sino que en muchos casos para lo único que sirvieron las críticas realizadas a la deriva neofeminista de los últimos tiempos fue para dar ocasión a que mejor pudieran esconder o maquillar los aspectos más duros de la misma, pero sin voluntad real de cambio alguno. Y un segundo aspecto me ha quedado muy claro: el neofeminismo ha conseguido situar en las instituciones y los partidos políticos el grueso de sus reivindicaciones sin que tan siquiera sea necesario que aparezca en forma de asociaciones de mujeres u organizaciones feministas más que en contadas ocasiones y para temas muy específicos.

Hoy quienes mejor encarnan los objetivos neofeministas son los partidos políticos: sea que hablemos 
de la custodia compartida, la denominada violencia de género, discriminación positiva o cualquier otro aspecto relevante de la cuestión. En los últimos tiempos he procurado dejar ver que, por ejemplo, las políticas del PSOE si en algo están enraizadas es en las políticas de género, pero también el hecho de que Podemos en este terreno calque sus posiciones de los que en otro momento considerada casta. Y de ahí, mi mucho mayor énfasis en dirigir la crítica hacia ellos y determinadas instituciones, sean del ámbito autonómico, estatal o  europeo.

En mi opinión el neofeminismo considera suficientemente encarrilados en la sociedad y la política sus postulados y prefiere centrarse en ciertos aspectos especialmente queridos como la denominada violencia de género, el implacable deterioro de la imagen masculina y mantener la ficción de la mujer como un ser maltratado y carente de los recursos de poder,  y, la lucha feminista como algo que está siempre en sus inicios porque el hombre siempre está igual de distante de su ideal de mejora. Objetivos en los que el Estado viene a suplir muchas de las tareas de provisión y protección antes encomendadas al varón, al tiempo que, en las sociedades del Estado del bienestar, éste  se configura como su principal fuente de empleo y  por supuesto su mayor fuente de poder.

En su momento escribí, y a propósito de la Ley contra la violencia de género,  que las diferencias jurídicas acabarían creando diferencias reales y eso ha sido lo que ha sucedido con la citada ley. Si no hace mucho tiempo tenía sentido el debate en torno a esta violencia para precisarla en su contenido y extensión, ahora eso ya no hace falta ya que como responden aquí desde la Dirección General de la Mujer de Madrid,  se trata de un concepto legal y por tanto situado en la categoría de lo que solo se puede modificar desde lo político y la correlación política de fuerzas que, sobra decir, en este momento hace al neofeminismo prácticamente imbatible al menos mientras la sociedad no haga suya la necesidad de un debate que cuando no se hurta se lleva el terreno de las emociones y los instintos.

La perspectiva de género si por algo se caracteriza es por eso: por ser perspectiva. ¿Cuál perspectiva? La que en cada caso mejor se acomode a los intereses de sus promotoras. Lo más increíble es que con esos mimbres –y los millones de votos que hay en juego, claro está- con muy escasas excepciones los partidos políticos se apresten a renunciar a valores como la igualdad –sí la igualdad, cuestionada desde todos los ámbitos: legal, económico…- y conquistas como la presunción de inocencia o el habeas corpus.  


19 julio, 2014

La política y el género


El neofeminismo juega una de sus mejores bazas en su invisibilidad, en la consecución de objetivos, a veces ambiciosos, y hacerlo siempre sin ruido, paso a paso, desde los despachos y que para cuando los conocemos lo sea ya como hechos consumados. Si uno observa la representación de la política en nuestro país en este momento lo que trasciende y se hace visible es la figura masculina: ahí está Pablo Iglesias, ahí los que fueron candidatos a la secretaría del PSOE, ahí está un día tras otro Artur Mas y Mariano Rajoy y Cayo Lara… ¿pero tiene esto algo que ver con la defensa de intereses masculinos? No solo no tiene nada que ver sino que es en todas esas personas que el neofeminismo encuentra por acción u omisión sus mejores valedores.

Y uno de esos grandes objetivos lo constituye el blindaje moral y jurídico de la mujer hasta el punto de que el derecho de familia y el derecho penal están teñidos de un sesgo tan escandalosamente profemenino que casi se puede decir que parecen concebidos en exclusivo perjuicio del varón. La negación de la custodia compartida, la no aplicación del habeas corpus por parte de muchos tribunales de violencia de género, el propio concepto de violencia de género y su aplicación excluyendo la posibilidad de la violencia femenina (en las encuestas a las chicas se les pregunta por la violencia que sufren y a los chicos por la violencia que perpetran) y, sin embargo, conceptuando cualquier violencia masculina hacia su pareja como deseo de dominación, algo así como si negásemos que los celos masculinos y femeninos tienen la común característica de ser ambos humanos y que, por tanto no quepa la posibilidad de considerar a solo uno de ellos como reprobable...

La cosa, sin embargo no se detiene ahí porque la ambición neofeminista pretende trazar una profunda raya que diferencie completamente los mundos masculino y femenino y los distintos campos de juego. ¡Y ello en nombre de la igualdad! Desde luego merecería una explicación demorada el hecho de que sean los sectores más feminizados del mundo laboral los que en poco tiempo hayan visto reconocida para sus trabajadores la condición de autoridad pública. Primero fue la enseñanza y ahora los sanitarios. Como merecería la pena saber por qué es compatible que al tiempo que se desarrolla una campaña a favor de la presencia de las mujeres en las empresas, se conozca que de una promoción de 10 nuevos jueces 9 sean mujeres, y no se suscite ni el más mínimo comentario sobre el hecho de que la administración pública incluidos servicios sociales como la educación, la enseñanza o la justicia se estén feminizando en porcentajes que sobrepasan en algunos casos el 75%, o el porqué de que haya sindicatos que protestan si en el ámbito de los inspectores de hacienda, donde la abrumadora mayoría son mujeres, se establezca que en caso de empate en la puntación se optará por el varón.

El neofeminismo hoy es un sindicato de intereses que goza no solo del apoyo de una mayoría de mujeres, también de muchos hombres y desde luego de la inmensa mayoría de las fuerzas sindicales y políticas, incluidas por supuesto las más recientes y que se presentan como más renovadoras, ya que puede que lo sean en otros ámbitos pero en el terreno de las de género se muestran tan convencionales y políticamente correctas como lo puedan ser las que según ellos constituyen la “casta”. Y por supuesto no le va a la zaga un partido como el socialista que si uno sigue los pronunciamientos realizados por sus candidatos a la secretaría general observará no solo el papel estratégico que conceden a la alianza con esta forma de entender el feminismo, también que tienen reservado, para esa nueva Constitución a la que nos remiten constantemente, la consagración de las listas cerradas con cremallera y los servicios de educación y sanidad, sin que sea entendible no ya el disparate de las listas cerradas, sino el porqué de esos servicios mientras se guarda silencio total sobre los sin techo, o no se incluyen otros no menos básicos como puedan ser el alimento y la vivienda.


05 julio, 2014

¿Podemos?


Que la política en nuestro país ha alcanzado en los últimos años unos niveles de desprestigio y deterioro institucional muy elevados parece que es algo que todos estamos dispuestos a admitir. Que los fuertes resortes bipartidistas condujeron a una política de turnos en el poder PP-PSOE que favoreció la estabilidad del sistema pero condujo a un brutal deterioro de lo político hasta convertirlo, en el mejor de los casos, en puro electoralismo, también. Que no se desarrolló como convenía ese entramado de instituciones y formas de estar y hacer que mantienen y refuerzan una democracia fuerte, seguro que también muchos lo admitirán. Sí triunfaron, sin embargo, todo tipo de tendencias propensas a la dispersión particularmente  en lo que se refiere a la sustitución  del necesario protagonismo de las personas por una lógica de los territorios y el género, lo que unido a una especial coyuntura económica de tipos de interés muy bajos, una total falta de visión y un elevado grado de irresponsabilidad por parte de nuestros gobernantes hizo creer a algunos de ellos que habíamos descubierto la piedra filosofal del crecimiento económico y la expansión de los derechos sociales sin límites hasta el punto de que pronto se nos quedarían muy cortos los alcanzados por Alemania o Francia. Y mientras la economía funcionó nada de lo demás parecía tener importancia.

Luego vino el batacazo y nos pilló en manos de un Presidente del gobierno completamente incompetente en asuntos económicos, pero también alguien obstinado y que no se dejó aconsejar, hasta que como San Pablo cayó del caballo y ante el feo panorama que le dibujaron decidió admitir la tutela de la Unión europea. A partir de ahí todo fue destapar la inmensa trama de intereses espurios, corrupciones y corruptelas que rodeaban ya no solo nuestro sistema político, también la economía y la sociedad en general, lo que unido al conflicto territorial y a un latente conflicto de género que el sistema parece querer olvidar a fuerza de declararlo tabú, nos dan la imagen de la sociedad en que vivimos. Pringados estaban y están casi todos: partidos políticos, sindicatos, patronal y múltiples instituciones. En este contexto un movimiento como el 15M fue un signo de salud democrática y esa fue mi percepción en su momento. Y es en ese contexto que algunos comienzan a mover ficha y proponer medidas que atajen el enorme socavón en que habíamos caído.

Pero, ¿hemos aprendido la lección?

En mi opinión malamente. Pronto se olvidaron algunas propuestas interesantes como la supresión de las Diputaciones provinciales o la reforma del sistema educativo, hasta el punto de que el movimiento anti-LOMCE lo que propone es la vuelta al tantas veces fracasado modelo anterior. La crítica al PSOE derivó hacia Felipe González antes que hacia Zapatero y desde el 15M las posiciones han ido en una dirección populista mucho más de lo que cabía esperar en personas que mayoritariamente gozan de formación académica y se mueven con facilidad en el entorno de las redes sociales. Simplifican la política y la economía hasta la caricatura convirtiendo el conflicto político en algo como: “el pueblo contra los banqueros”, por supuesto olvidando que en los consejos de la Cajas de Ahorro había una amplia representación de la izquierda sindical y política, al tiempo que en el terreno económico la solución que ofrecen a todos los problemas consiste en el aumento del gasto público y la negativa a pagar la deuda sin que las experiencias históricas ya vividas parezca que  las hayamos de tener en cuenta.

Porque al lado de una derecha estatal rancia y la autonómica que va a lo suyo, lo que nos encontramos es una izquierda amamantada en las ideologías de la sospecha y la perspectiva de género, todas ellas tan alejadas de la ciencia y los valores ilustrados como de la posibilidad de contrastación con la realidad hasta el punto de que con origen en la Universidad y como su fruto más reciente se produzca un movimiento como el de Podemos cuyos planteamientos niegan el legado de la Ilustración y la experiencia histórica de los últimos siglos. La civilización moderna se construyó en sus mejores elementos: igualdad, libertad, educación, democracia… como fruto de la Ilustración y así lo reivindicó la izquierda durante mucho tiempo. Es más, reivindicaba como suyos el valor de la ciencia frente a la superstición y la mitología propios de la "reacción". Pero hete aquí que en el momento presente y desde hace ya muchas décadas la izquierda desconfía de la ciencia  y en esa desconfianza van además en buena medida valores ilustrados como la libertad o la igualdad. Por eso habrá que seguir hablando en sucesivas ocasiones de si Podemos y cuál haya de ser el tipo de Poder que necesitamos.



14 junio, 2014

Asombro



Me cuesta salir del asombro. Entre el “shock de modernidad” de Madina, que a mí me suena a posmodernidad y marketing, y la posmoderna y de Pero Grullo fórmula de acatamiento a la Constitución de Pablo Iglesias, con su velada puesta en cuestión del carácter democrático de nuestro sistema político por parte de quien tiene como referentes a Hugo Chávez y la república bolivariana, no salgo de mi estupor.


Como no lo dejo de hacer cuando observo que la “mujer de Estado” prefiere el refugio en su comunidad autónoma a la espera de mejores tiempos, o la aspirante a primarias, y por tanto quien desea optar a presidenta del Gobierno, decide que nada mejor para esa tarea que pasar su último año en EE.UU. Me cuesta tanto salir del asombro con ese cúmulo de cosas, como reconocer en ésta a la roja del anterior mundial.







27 mayo, 2014

¿Violencia es violencia?

Aunque el título del vídeo es: Violencia es violencia, yo prefiero ponerlo entre interrogantes, porque aunque hablamos de los mismos hechos, la incansable labor del neofeminismo atribuyendo todas las violencias al varón, ha calado suficiente en la gente como para que vea dos cosas distintas donde solo debiera ver una.  Más que acabar con estereotipos, el neofeminismo ha generado unos nuevos, alguno tan repugnante como el que el vídeo destapa.







Elecciones europeas


Las recientes elecciones han puesto de manifiesto la fragilidad del proyecto europeo, un proyecto que siendo de naturaleza política se ha dejado a la inercia de lo económico, tal vez en la confianza de que de ese modo el terreno de la unión se iría allanando por sí solo y no haría falta nada más.

Lo que ha sucedido en Francia no es coyuntural. Se viene gestando desde hace muchos años y, teniendo que ver con muchas cosas el Frente Nacional ha tenido la habilidad de favorecer su lectura en clave de pérdida de soberanía y con la idea de que la “grandeur” todavía es posible.

Conviene no olvidar que la fallida Constitución europea donde encontró su principal escollo fue justamente allí y, básicamente, por motivos nacionalistas o, si se prefiere,  chauvinistas. Los argumentos para la oposición no tenían tanto que ver con la propia constitución, como con el hecho de que los franceses no la consideraron de su factura, y, en este juego, participaron casi todos a derecha e izquierda, sin darse cuenta quizá de que lo que estaban favoreciendo era a un planteamiento como el de Le Pen.

Algo parecido está detrás de lo que ha sucedido en estas elecciones en el Reino Unido. Se trata en ambos casos de países muy orgullosos de su historia que creen estar dando un paso atrás porque consideran que son más potencia por separado que en la Unión y no están acostumbrados a compartir protagonismo. Frente a eso la Unión Europea lo único que muestra es una enorme y profusa burocracia.

En cuanto a España han tenido la virtud de reflejar con bastante nitidez cómo vive la ciudadanía este momento de crisis social y económica. También de lo obsoleto de los planteamientos del bipartidismo, confiados en que el péndulo de los últimos treinta años seguiría funcionando, y la factura al PP supondría automáticamente la victoria del PSOE.

Hay que celebrar que, con Podemos lo del 15M haya tenido su reflejo político y haya servido para incorporar a la política a quienes de otro modo no lo harían.  No es poco en un país en que dicha actividad tiene la peor consideración.



21 mayo, 2014

Esperanza de vida

Soy de la opinión de que las mujeres se reservan en el terreno laboral y familiar lo que llamo “centro” obligando de ese modo a los varones a situarse en la “periferia”, del mismo modo que en el plano intelectual se han reservado el género como materia exclusiva en tanto que los varones hemos de contemplar una humanidad indiferenciada por sexos. Y de ahí lo que sigue.

Vivimos en un mundo de géneros, hasta el punto de que es imposible sustraerse a esa realidad sea que estemos viendo la televisión, nos interesemos por la campaña electoral, vayamos a nuestro trabajo o nos encontremos con nuestra familia. Una circunstancia que, promovida por el feminismo, ha calado tan profundamente en toda nuestra vida social que ahora mismo son los poderes públicos sus principales valedores. Y eso desde una perspectiva unilateral porque, y lo digo como regla general, por el lado de los varones es una realidad que sea por temor, incomodidad o cualquier otra causa se niegan a abordar abiertamente.

Y así aunque el hecho constatado de que la esperanza de vida de las mujeres es más alta, en algún caso como España con una diferencia de más de cinco años, los hombres nos situaríamos por debajo de los 80 mientras las mujeres llegarían a los 85, y hábitos religiosos diferentes, al menos si tenemos en cuenta la asistencia a las iglesias, si el estudio está hecho por un varón esos dos factores se obvian para pretender que se puedan extraer conclusiones sobre la religiosidad de las personas mayores. Pero es que esa es la tónica general sea que se analice la economía, la salud o la escuela; los estudios de género son exclusiva femenina.

Y la cosa si se quiere es más peliaguda: recientemente la OMS publicó su última estadística según la cual las mujeres españolas aparecían como las más longevas del mundo después de las japonesas, y un periódico de referencia como El País publicó la noticia junto con otros datos, algunos de varones de otros países, pero no consideró relevante dar la cifra de la esperanza de vida de los españoles.

Si desde el lado femenino los estudios se hacen con base en el género, pero desde el masculino eso se obvia, lo más probable es que suceda lo que a diario se nos trasmite, que los mensajes en los que se presenta a las mujeres como mucho más cargadas de obligaciones se multiplican, al tiempo que se hurtan aquellos otros de naturaleza objetiva que desmienten una mejor calidad de vida de los varones, sea que atendamos a: la esperanza de vida, la accidentalidad, el suicidio, la posibilidad de padecer una enfermedad mental grave o la de formar parte del grupo de los sintecho.

Y es por eso que si no queremos que esta visión unilateral se siga produciendo y clarificar el comportamiento de hombres y mujeres en la sociedad, teniendo en cuenta que aquella anunciada desaparición de los roles se ha demostrado una falacia, estamos obligados a tenerlos en cuenta en estudios como estos que comentamos: También para revisar esa noción de “pensar en abstracto” como símbolo de inteligencia ya que aunque las mujeres recurren menos a ella no parece que eso esté redundando en una peor calidad de vida, ni en una menor inteligencia social.

16 mayo, 2014

La onmipresencia del tema de género



Lo políticamente correcto y la omnipresencia del tema de género como único medidor del progreso social nos aprisiona de tal modo que el foro público está francamente mermado de temas que debiendo ser tratados permanecen en letargo sin que nadie se atreva a abordarlos. Que no se esté produciendo un debate sobre Europa cuando todos los indicadores de algún modo nos están advirtiendo de que algunas cosas no marchan: el desconcierto sobre lo que haya que hacer para avanzar en una dirección federal con una estructura institucional plenamente democrática, la pérdida de peso en el mundo o la posición relegada que ocupamos en las tecnologías punteras e Internet debieran ser motivo suficiente para que se estuviera hablando de ellos pero nada de eso está ocurriendo.



En lo que se refiere al plano nacional ocurre otro tanto de lo mismo. Llevamos ya unos cuantos años de crisis económica y el debate es tan pobre que no se sabe si aprendimos algo o estamos peor en cuanto a explicación de lo que pasa que al comienzo. Los estudios de detalle no existen y todo se resume en si los indicadores macroeconómicos están indicando algo positivo o todo lo contrario porque nadie parece ser capaz de sustraerse a la pobre dialéctica de los partidos políticos. Pretender que en este contexto se pueda establecer un diálogo mínimamente civilizado sobre la dimensión del sector público, la economía sumergida, o sobre cómo acelerar los plazos para dar ocupación a los millones de parados resulta absolutamente imposible si recordamos lo acontecido en el debate educativo, no digamos ya si lo que se pretende abordar es el crecimiento exponencial de la obesidad mórbida, el suicidio o la crisis demográfica. Lo del currículo de matemáticas en este cotexto parece una nimiedad aunque en absoluto lo sea.


08 mayo, 2014

Un apunte sobre educación


A estas alturas parece haber bastante consenso y coincidencia en la consideración de que el sistema educativo finlandés es un sistema de éxito, quizá el más exitoso de Europa, aunque efectivamente haya aspectos susceptibles de mejora. También que, aunque a regañadientes de muchos y muchas, nuestro sistema educativo da muestras de no funcionar y de necesitar mejoras. Pero, a partir de aquí ya todo se traslada a esas esferas que dejan de ser abiertas y transparentes a la opinión pública y en la que no es posible distinguir los argumentos de unos y otros, ni las razones en que apoyan sus propuestas.


A mí me llaman enormemente la atención dos de ellas por chocar tan profundamente con lo que el sistema finés hace. En ese sistema los alumnos no se incorporan a la escuela hasta los 6-7 años y sin embargo a los 15 tienen el mejor nivel y, además, los alumnos de los primeros cursos tienen 15 minutos de descanso, por cada 45 de clase, tiempo que los alumnos aprovechan para salir el exterior y correr por el patio. Mientras tanto en nuestro país todos los intentos se centran en lograr la escolarización universal desde los 0 años, aunque el hecho de que ya lo sea desde los 3 desde hace tiempo no ha supuesto ninguna mejora en el rendimiento escolar a los 11 años y, contra todo pronóstico, varias administraciones educativas están estudiando prohibir la práctica del fútbol en el, a veces, único recreo del que gozan los alumnos en una jornada continua más propia de adultos.


Y eso a pesar de que los estudios corroboran que la práctica de un deporte en el horario de recreo mejora el rendimiento, entre otras cosas porque el cerebro precisa oxigenación y la práctica deportiva lo favorece. No hay sin embargo ninguna evidencia de que la reducción de la edad de escolarización haya supuesto mejora alguna de los resultados de nuestros estudiantes. Es por eso que llama la atención la ausencia de pronunciamiento de quienes más saben de estas cosas y todo lo decidan comisiones de “expertos” que paradójicamente suelen ser los mismos que nos trajeron hasta donde ahora estamos. Caminamos en sentido opuesto al sistema finés pero a nadie parece llamarle la atención ese hecho. El debate social y político en nuestro país está reconducido hacia donde unos pocos desean y mientras tanto los problemas de todo orden en lugar de en vías de mejora llevamos muchos años constatando que van a peor.



01 mayo, 2014

Por qué le llaman igualdad si en realidad es otra cosa



En la sociedad en que vivimos se ha sustituido el principio de mérito por el de igualdad, al menos eso es lo que nos dicen los grandes titulares, aunque luego cuando uno lee la letra pequeña siempre sucede que en realidad de lo que se trata es de igualdad de género: un catálogo de reclamaciones, elaborado por el feminismo institucional, en el que se recogen los ámbitos en los que la mujer debe alcanzar el mismo nivel de participación que el varón relacionados siempre con las profesiones de mayor remuneración, poder y prestigio.

La extrañeza surge cuando uno observa que no se trata de un principio de carácter general ni de una norma con reciprocidad, sino de lo dicho: un catálogo de exigencias del feminismo institucional basado en la presunción de que el varón jamás es merecedor de ninguna acción positiva, ni por supuesto de exigir cualquier tipo de paridad en aquellos ámbitos en los que la mujer es ampliamente mayoritaria. Piénsese por ejemplo en la presencia en la universidad, o las profesiones relacionadas con la sanidad, el derecho de familia o la educación, no digamos ya la igualación de derechos en ámbitos como el derecho de familia, o la custodia compartida.


Esto es lo que ahora mismo nos anuncia la Unión europea:

http://europa.eu/legislation_summaries/employment_and_social_policy/equality_between_men_and_women/index_es.htm


Y este es el texto de la Ley de igualdad que rige en nuestro país.

http://noticias.juridicas.com/base_datos/Admin/lo3-2007.html



P.D. ¿Qué sucederá ahora que Ucrania restablece el servicio militar obligatorio para los varones? ¿Tolerará el neofeminismo que se dé a la mujer un trato diferente?

A los que culpan a los varones de todas las guerras: ¿con este tipo de decisiones puede ser de otra manera?


27 abril, 2014

Perplejidades de lo políticamente correcto



He de reconocer que parto de la idea quizá errónea de suponer que igualar a las personas significa compensarlas en lo que les falta, independientemente de su sexo, pero al parecer estoy equivocado ya que como me dicen que hay que entender esa compensación es si corresponde aplicarla a la mujer,  no cuando corresponda  al hombre. 

De ese modo mi perplejidad no se detiene cuando veo que un anuncio es sexista si quien pone la lavadora es ella, pero no lo son esa ristra interminable de comparadores de seguros en los que: se patea, estrella contra la pared, se hace caer de un patín, incluso se le restriega la cara con el paño del polvo y se lo pulveriza con un spray como si de un mueble se tratase, porque en todos los casos se trata de un varón,  y no solo no los retiran sino que ninguno de esos organismos que tan atentos están a detectar el sexismo en la publicidad, y con tanta celeridad proceden en otros casos, no  parecen haber observado nada raro.

Se han puesto de moda los zapatos de aguja imposible y las plataformas de veinte centímetros.  No pasa nada. Cada uno  y cada una es libre de vestir y calzar como quiera. Uno creía que esa era la actitud correcta, pero resulta que no, que tal cosa no es suficiente y algo debemos estar haciendo mal el género masculino porque se nos sigue acusando de ser los responsables  de que las mujeres se vistan de forma insana e incómoda, eso sí incluso reconociendo que nosotros lo hacemos con mucha menos libertad y de forma más limitada, y así nos podemos encontrar párrafos como el que sigue:

sigue habiendo mujeres que eligen vestir con prendas incómodas y poco prácticas, especialmente para “salir”, incluso hay lugares a los que no las dejan entrar si no cumplen determinados niveles de incomodidad. Curiosamente el “examinador” suele ser un hombre perfectamente cómodo en sus pantalones y zapatos bajos.” (Qué aprendemos hoy)

También creía que lo bonito era no señalar diferencias genéricas entre los sexos, y decir por ejemplo que las mujeres leen peor los mapas, pero también debo estar equivocado porque si se trata de Ken Robinson que se presenta como un completo inútil frente al cerebro multitarea de su esposa capaz al mismo tiempo de coger el teléfono, freír un huevo, atender a los niños y varias cosas más entonces lo que toca son unas risas, y  aunque no resulte  tan simpático has de acostumbrarte a encontrar repetida por doquier la asociación de testosterona y guerra,  o lo último que me ha pasado: el autor de un blog que cuando le toca trabajar con gráficos de diferentes colores habla de las limitaciones de su sexo para tal cosa. Claro que nada de lo anterior puede competir con la presunción de distintos comportamientos por parte de mujeres y hombres tanta veces establecida en las leyes de género.

Supongo que las clases de Educación para la ciudadanía preparan a uno para superar esas limitaciones. También para entender citas como ésta: "When a woman reaches orgasm with a man she is only collaborating with the patriarchal system, eroticizing her own oppression". Sheila Jeffreys


11 abril, 2014

Por qué neofeminismo (y III)

Lo cierto es que ese gran poder por parte del neofeminismo no conoce ningún contrapoder que lo modere convirtiéndose en una fuerza indiscutida e indiscutible, un poder sin crítica ni autocrítica, que como acostumbra a ocurrir con todos los poderes de ese signo no solo acaba tomando malas decisiones, sino corrompiendo y corrompiéndose. Un poder mimado por todas las fuerzas políticas a tenor de los aparentes buenos resultados que reporta, hasta el punto de que para alguna corriente como la socialdemocracia europea se está constituyendo en su principal componente ideológica y su más importante seña de identidad, pero al que asimismo aspiran el resto de fuerzas políticas en un mundo en el que casi nada nuevo y diferente son capaces de ofrecer.

Un poder que aunque dice perseguir la igualdad, más bien parece usarla de señuelo, ya que no solo instaura la desigualdad jurídica en la legislación de género -como ponen de manifiesto las sentencias citadas en la entrada anterior-, sino que basándose en que las brechas de “género” que la sociedad ha de atender son solo aquellas que ese mismo feminismo ha decidido que merece la pena considerar, no les importa incurrir en contradicciones tan manifiestas como denunciar a no sé qué campo de golf restringido a señores, pero callar ante los gimnasios, hoteles, piscinas, taxis… y sobre todo foros culturales, científicos y políticos en los que la única presencia permitida es la de la mujer, o que el estudio del impacto de género de los Presupuestos generales del Estado no sea eso un estudio en el que se observen qué y cuánto se gasta en hombres y mujeres, sino atender determinadas peticiones de las asociaciones feministas y de género para que sean financiadas con cargo al erario público. ¿Qué decir cuando el empleo público desde el inicio de la crisis se ha vetado a los varones y la creación neta del mismo que se ha producido ha sido toda para ellas?

Un feminismo que considera que los escolares varones no pueden sufrir acoso de sus compañeras, ni los novios y los maridos maltrato de sus novias y esposas, o que los trabajadores no son susceptibles de ser considerados víctimas de acoso sexual y moral en la empresa. Un feminismo que ve bien un sistema que educa a las mujeres en la hipersensibilidad hacia el varón y guarda para estos la educación en la resiliencia frente a las frustraciones y los desengaños. Un feminismo al que en consecuencia habría que preguntar: quién promueve machitos, quién educa a los varones en la negación de sus emociones y sentimientos. ¿Quién educa y forma en los roles de género? ¿No se está produciendo un rechazo muy selectivo de aspectos del patriarcado pero manteniendo sus grandes lineamientos que, oh casualidad, favorecen objetivamente a la mujer? ¿No se promueve el mantenimiento de una sociedad que impone que los empleos a la intemperie y los de riesgo y esfuerzo son para él, y los hijos y la casa jurisdicción femenina? ¿Y todo ello se pretende que ni tan siquiera pueda ser discutido?



05 abril, 2014

Por qué neofeminismo (II)



Un poder tan relevante como el puesto de manifiesto en la entrada anterior debiera, al menos en las sociedades occidentales y en particular las europeas, ser reconocido, pero el neofeminismo pretende la ficción de que las mujeres siguen siendo un grupo social sin apenas resortes y a merced del patriarcado, como pondrían de manifiesto cosas como el techo de cristal o las fotos de las cumbres internacionales en las que la presencia femenina es minoritaria. Todo ello en un intento de confundir el significado de lo que hayamos de entender por poder y que evidentemente está en esas cumbres pero está en muchísimos otros lugares en los que el equilibrio no siempre se rompe en beneficio del varón.

Y en segundo lugar, ser administrado con enorme prudencia y sensatez cosas que, y ahora ya me gustaría referirme a nuestro país, hasta el presente no parece ser la tónica dominante. Baste citar como muestra de esto último que a pesar de ese lamento feminista de que el varón controla todos los resortes de poder, una conquista de civilización como la que supone el “habeas corpus” y una garantía jurídica como la presunción de inocencia, básicas en cualquier estado de derecho que se precie, han sido puestas en cuarentena por una ley como la de violencia de género, justamente para aquellos que según ellas concentrarían todos los poderes: los varones heterosexuales.

Por lo demás la peripecia de tramitación de esta ley no pudo ser más estrambótica, pero también la mejor prueba del poder del neofeminismo, ya que no solo fue capaz de vencer todas las resistencias iniciales a la misma y que comprendían pronunciamientos tan diversos como el Consejo de Estado, quien recordó que la realidad sociológica que le daba fundamento recordaba más a una sociedad africana que a la española del momento, la RAE a quien no gustaba su denominación, los penalistas contrarios al diferente trato dispensado según el sexo, las feministas históricas para quienes era una ley que insistía en la mujer como un ser especialmente necesitado de protección y por tanto contraria a todo lo que el feminismo se había propuesto superar…

Sin olvidar lo sucedido con la reforma de la ley de divorcio y la custodia compartida. Donde ese poder se manifestó y se siguen manifestando en toda su crudeza y en contraposición con cualquier idea de igualdad que se precie y desde luego en franca contradicción con todo lo pregonado por el feminismo en toda su historia anterior. Ahora dos sentencias del Tribunal Constitucional: aquí y aquí restituyen una legalidad y unos derechos negados a los varones durante demasiados años ante la pasividad de las fuerzas políticas obligadas a velar por los de todos los ciudadanos. La primera restituyendo el habeas corpus en la aplicación de la LIVG y la segunda devolviendo al juez una competencia que siempre debió ser suya y que el feminismo institucional en una maniobra poco limpia había conseguido desviar hacia el fiscal en la reforma de la ley del divorcio.

Otro ámbito en el que ese poder neofeminista se manifiesta en toda su potencia tiene que ver con la imposición tanto en el plano político, como jurídico y de los medios de comunicación de la idea de la unilateralidad de la violencia del hombre a la mujer y del niño-chico hacia la niña-chica en ámbitos tan diversos como: la violencia de pareja, el acoso laboral, el mobbing o el acoso escolar, y todo ello en base a unas encuestas en las que, o bien solo se pregunta a ellas, o bien se pasa un cuestionario diferente a ellos y ellas, cuestionario en los que de antemano se establece que el perpetrador de violencia ha de ser él y la víctima solo puede ser ella, o en el colmo del cinismo y la hipocresía ocultando que los resultados para ellos no difieren de los de ellas.

Lo que no solo convierte a la sociología en ciencia de la manipulación sino que olvida que en cualquier caso la percepción subjetiva no es el mejor medidor de lo que realmente pasa, máxime si tenemos en cuenta esta advertencia de Carmen Leal para quien: “las mujeres poseen una mayor esperanza de vida que los hombres, ponen en marcha mayor número de conductas preventivas, padecen en menor medida enfermedades relacionadas con el consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias adictivas, experimentan menor grado de accidentabilidad y, a pesar de todo ello, la sensación subjetiva percibida por parte de ellas sobre su bienestar, calidad de vida y estado de salud es significativamente peor que la que manifiestan los hombres.”

En fin, vivimos unos tiempos en que las mismas que dicen querer superar el orden patriarcal y rechazan lo de: los niños no lloran, establecen un estado de cosas según el cual los escolares varones no sufren violencia, los maridos y los novios siempre tienen la culpa y ni el mobbing, ni el acoso sexual y laboral al varón serían posibles, y en el que la violencia en las parejas heterosexuales sería de una naturaleza que no tendría nada que ver con esa misma violencia en las parejas homosexuales. Una sociedad en la que no solo es posible, sino que se pretende lo más coherente, denunciar al padre ausente y al mismo tiempo oponerse encarnizadamente a la custodia compartida de los hijos, una sociedad en la que las mujeres verían colmados sus objetivos históricos de empleo y derechos pero en la que la igualdad, siempre según su criterio, seguiría situada en un incierto futuro a la espera de “cambiar al hombre”.



04 abril, 2014

Por qué neofeminismo (I)



Me gustaría continuar aquí y de modo complementario a lo dicho en esta excelente entrada, de ¿Quién se beneficia de tu hombría? la reflexión sobre lo que sea el feminismo hoy, que yo prefiero llamar neofeminismo y al que ya caractericé allí como: segregacionista, egoísta y endogámico.

Y deseo hacerlo desde la reflexión de Jeipi para quien la forma más correcta de definirlo sería como "nacionalismo de género" al considerar que: "Hay muchos puntos de coincidencia entre ambas ideologías, como por ejemplo el victimismo, el maniqueísmo y el hablar en nombre de todo el colectivo al que se pretende representar, ya se trate del pueblo Tal sojuzgado por el imperialismo del Estado Cual o de las mujeres oprimidas por el patriarcado."

Porque en mi opinión efectivamente entre ambos movimientos se producen importantes coincidencias aunque también algunas diferencias que trataré de desarrollar en lo que sigue. Entre las coincidencias a las ya señaladas de: victimismo, maniqueísmo y arrogarse la única representación válida de todo el colectivo, añadiría el hecho de que en dicho movimiento pueden coincidir y de hecho coinciden todas las posiciones políticas sean estas de izquierda o de derecha y por tanto habría que resaltar su interclasismo.

Pero toca señalar las diferencias, algunas muy significativas, y la más destacada y la que más trabajo cuesta ver es que en el caso del feminismo estamos hablando de un movimiento femenino y eso le confiere características singulares desde su nacimiento. El hecho mismo de que no haya existido -con cierta relevancia- un partido feminista a lo largo de su historia debiera ya ponernos en la pista de que algo singular caracteriza a este movimiento. Pero muchos otros rasgos como no haber realizado en sus, como mínimo 150 años de historia, ningún balance, o el hecho de que todo lo que les sucede a las mujeres nada tiene que ver con su voluntad sino con la del varón.

Y continuando con esas similitudes y diferencias, señalar que en el caso del feminismo esa caracterización como nacionalismo de género no excluye un fuerte internacionalismo, hasta el punto de que quizá sea el único realmente existente y operante en la sociedad que vivimos, y también que, a diferencia del nacionalismo del territorio fuertemente estigmatizado por determinadas experiencias históricas, el feminismo goza de un prestigio como ningún otro movimiento social y, de ahí su influencia universal a través de la especial relevancia y protección que le conceden instituciones como la ONU o la Comisión europea, lugares desde donde se establecen normas y disposiciones que extienden su influencia hacia abajo en los Estados nacionales y que, en nuestro caso, se continúan a través de las comunidades autónomas y los ayuntamientos.


No cabe, por tanto, minimizar lo que hoy es y representa el neofeminismo como movimiento que teniendo su origen en determinados grupos y asociaciones de mujeres extiende su influencia de una forma enormemente poderosa a lo largo y ancho de toda la sociedad y que partiendo de determinadas disposiciones naturales de los sexos ha sabido revertirlas todas en su exclusivo beneficio, como tampoco el apoyo con el que cuenta entre las mujeres derivado entre otras cosas del blindaje emocional y de todo tipo que significa que solo puedas ser vista como víctima, jamás como verdugo, porque ese papel le corresponderá siempre a él, pero también el saberse el lado luminoso de la humanidad, en fuerte contraste con lo que sucede a los hombres que, sea por la testosterona o cualquier otro motivo, siempre le asignarán el lado oscuro de la misma.