En los
temas puestos sobre la mesa por la doctrina de género nos hemos acostumbrado
tanto a tragar, hemos desarrollado tanto nuestra credulidad, que ya no sabemos si
el mundo de verdad es la casa, la ciudad y el centro de trabajo o estudio que pisamos
y en el que vivimos, y la gente las personas de carne y hueso que nos rodean, o es ese otro
que, también a través de los medios de comunicación, se nos va imponiendo y cuya
mejor caracterización nos la da esa crónica de sucesos en la que invariablemente el hombre aparece
como agresor y la mujer como víctima.
Viene
esto a cuento de la sempiterna cantinela de la discriminación salarial
femenina, ahora parece que algo estabilizada en ese 20% que por término medio
las mujeres cobrarían de menos en relación con sus colegas varones. En román paladino,
aquí, a nuestro lado, nuestras hermanas, madres, tías, amigas, colegas, todas
juntas y por separado, hasta representar varios millones de mujeres, estarían
cobrando de media un quinto menos de salario que los hombres por discriminación de género, vendría esto
produciéndose desde no se sabe muy bien cuando y, no solo parecería que las personas
concretas pasan un poco del tema, sino que también al parecer tal
cosa no estaría siendo fácil de demostrar a pesar de los múltiples y reiterados
intentos del feminismo de cada momento.
Ni los
sindicatos en los convenios colectivos, ni la inspección de trabajo en su labor
rutinaria y de la otra, ni los empresarios sabiendo que existe una bolsa
ingente de trabajadores, de mano de obra un 20% más barata, están siendo capaces
de detectar tal cosa. Y piénsenlo bien, si esa diferencia de sueldo nuestra
hermana no la sufriera, quiere decir que por algún lado debería haber otra
mujer que la sufra por partida doble, y si ya fueran mi hermana y mi novia,
estaríamos en que por algún lugar otra la estaría sufriendo por partida triple.
Y no sigo porque barajaríamos opciones en las que las trabajadoras harían su
trabajo por cantidades irrisorias.
Porque,
digo yo, las mujeres concretas que sufrieran tamaña afrenta, protestarían en
casa, en la empresa, ante el sindicato, mandando cartas al periódico
denunciando a su empresa, demandarían ante los tribunales y, o yo efectivamente
me he confundido de plano de la realidad, o eso no está sucediendo, y no sucede
en mi entorno ni en el entorno de mi entorno, no, no está sucediendo. Y por eso
pregunto, cómo es posible que algo que las personas concretas de nuestro
entorno ni sufren, ni expresan, reciba sin embargo el reconocimiento de los
gobiernos, los medios de comunicación y constituya materia sustantiva de
quienes alimentan la igualdad de género recibiendo importantes fondos públicos
para elaborar periódicamente un nuevo estudio que llega a la misma conclusión
que el anterior.
En éste
como en otros temas el lobby de género ha demostrado que sabe moverse con
soltura y a la perfección, hasta el punto de anular los sentidos y la percepción
concreta y directa de los ciudadanos, porque si efectivamente esa brecha
salarial respondiese a discriminación por razón de sexo, teniendo en cuenta a
los millones de personas a las que afecta, a lo voluminoso de su cuantía y la
cantidad de años que venimos oyendo que eso está pasando, mi apuesta es que tal
cosa se podría demostrar hasta notarialmente y que si no ha sido así hasta el presente, lo que no procede es
volver a repetir el mismo estudio el año que viene y seguir alimentando un tema
que, a las y los únicos que interesa son a quienes se han empeñado en demostrar
de todas las maneras posibles que el peor enemigo de la mujer es el hombre.
Mientras la mayoría de hombres no mantenga un sentido crítico y reflexivo sobre la supuesta realidad que las mujeres en general pretenden presentar, las cosas se irán deteriorando cada vez en mayor medida.
ResponderEliminarPor experiencia propia, hoy practicamente eres un héroe si en público pones en duda cuestiones como la que atañe esta entrada. Y en lo que observo, algunos de lo que sí se atreven, lo hacen desde el casi "pido perdón de antemano, por pensar lo que estoy pensando"
Hay una serie de mitos, de falacias que funcionan dentro del campo laboral: la mujer es más productiva, tiene más capacidad de decisión, más responsable...es decir, todo mucho más, elevado al cubo, que las habilidades del hombre, y encima ganan menos. Todo forma parte de lo mismo, y si lo último es una falsedad, lo otro tambien.
Una mentira millones de veces repetida, no se convierte en verdad, sigue siendo mentira.
No se convierte en verdad, pero puede, y de hecho es así, hacer mucho daño.
ResponderEliminar"No se convierte en verdad, pero puede"...no Emilio, siguen siendo mentira. Que una mayoría borrega las asuma, no significa que lo sea. ¿Daño?, por supuesto, la ausencia de un criterio propio sobre las cosas, efectivamente, hace mucho daño, porque asumimos y vemos la realidad desde unas cosas "que pasan por verdad", pero, continuan en su origen siendo mentira, y eso es precisamente es lo primero que hay que denunciar, la falacia de la que forman parte.
ResponderEliminarCreo que la cita es mejor si no la cortas "...pero puede, y de hecho es así, hacer mucho daño."
ResponderEliminarQue pueda hacer mucho daño no la convierte en verdad. Dejando la frase donde tú la cortas pudiera entenderse que estoy diciendo que puede hacerse verdad, lo cual ni es mi intención insinuarlo ni se corresponde con lo que escribí.
Estoy de acuerdo con ambos en que una mentira no se convierte en verdad por mucho que la repitas, pero operativamente se puede usar como si fuera una verdad. O dicho de forma de forma más castiza, "cuela" como una verdad y a partir de ella se toman las decisiones que convienen al mentiroso. Esa era la intención del autor de la frase (el nazi Goebbels) y de las neofeministas actuales.
ResponderEliminarClaro que entiendo tu intencionalidad Emilio y es el de manifestar, como comenta Humberto aquello que "una mentira repetida mil veces, acaba convirtiéndose en verdad", y que desde ahí miramos el mundo. Hasta ahí tú Emilio, Humberto y yo en acuerdo.
ResponderEliminarLo que yo vengo a exponer, es que estando en acuerdo contigo y con la frase, personalmente prefiero quedarme con que "una mentira repetida mil veces, NO se convierte en verdad, sigue siendo mentira" y entiendo que ambas cosas pueden ser compatibles.
Precisamente este blog, lo que pone en evidencia una y otra vez, precisamente es la mentira que intenta pasarse por verdad, pero no, no lo consigue, sigue siendo mentira, por mucho que feministas, feministos , feministes y cretinos pelotas se empeñen en vivir haciéndolas verdad.
Bravo. Resumiendo los que actuan d hipocritas dejando colar esas falacias feministoides son tan responsables como quien las lanza. Lo que pasa es q hay una mayoria que le conviene no usar sentido critico, porque así se benefician ell@s mismas o sus cercanas.
ResponderEliminarEfectivamente. Son grados de responsabilidad distinta: si yo lanzo sobre tí una falacia y tú asientes; mi grado de responsabiidad es el de lanzar un hecho falso, aunque tú con su silencio te estás haciendo cómplice o asintiendo con ello.
EliminarAqui no vale aquello de "poner la otra mejilla", por que es lo que están haciendo la mayoría de hombres con su silencio, y efectivamente, detrás lo que existe es un "miedo a perder", sea económico, estatus, sexo, una mezcla de todo, o simplemente un condicionamiento educativo o complejo de inferioridad a la hora de mostrar públicamente lo que se piensa.
Cuando lo que se piensa no coincide con la masa borreguil y políticamente correcta, siempre se paga un precio por ello, y pocos están dispuestos.
Por retomar el hilo de las diferencias salariales y comprobar hasta qué punto los políticos, cualquiera que sea su signo, prefieren una frase hecha a una reflexión, baste con leer esta frase de Juan F. López Aguilar en El País de 18 de julio:
ResponderEliminar"El paro masivo golpea más a las mujeres y espolea la indignación entre millones de jóvenes a los que se condena a emigrar o a no alcanzar en su vida pensiones como sus abuelos."
El paro femenino como el masculino está en el entorno del 27% en ambos casos mientras que el de los jóvenes es más del doble, pero a López Aguilar su electoralismo no le impide una frase tan carente de verdad como la más arriba transcribo, en la que por lo visto los privilegiados de los hombres se salvarían de la quema y las mujeres y los jóvenes estarían en situaciones equiparables.
Es interesante el estudio oficial sobre salarios en Luxemburgo: el salario "medio" de los hombres es un 9% más alto que el de las mujeres, pero el salario "mediano" de las mujeres es un poco más alto que el de los hombres, cosa que se explica porque "les femmes ont plus tendances à travailler dans des activités à « hauts » salaires, tandis que les hommes ont plus tendance à travailler dans des activités moins bien rémunérées".
ResponderEliminarAquí está el texto completo del informe:
http://www.statistiques.public.lu/catalogue-publications/bulletin-Statec/2012/PDF-Bulletin2-2012.pdf
(Athini Glaucopis)
Este otro párrafo en el que directamente se denuncia la ocultación de la realidad al constatar que los estudios anteriores no habían tenido en cuenta el sector público, merece entiendo una consideración especial:
ResponderEliminarDans le communiqué qui la présente (ci-après), on découvre avec stupeur que les précédentes études, qui concluaient à l’inverse, ne prenaient pas en compte le secteur public... autrement dit qu’elles étaient biaisées. Décidément, tous les moyens sont bons pour dissimuler la réalité. Peut-être ce résultat était-il acquis dès avant 2010.
Y eso, es decir no tener en cuenta el sector público es lo que se hace en este trabajo: http://www.fedeablogs.net/economia/?p=20692.
Cuando a una pregunta mía responde de la siguiente manera:
Emilio abril 2, 2012 a las 14:12
Unas preguntas Sara:
- ¿Qué sucede en el sector público y los funcionarios?
- ¿Por qué crees que algo tan abultado como una desviación como la que señalas sufrida por millones de trabajadoras, no es captada por la inspección de trabajo, los sindicatos y lo que quizá sea más importante: la economía?
Sara de la Rica abril 3, 2012 a las 16:27
Emilio, estos datos provienen de empresas privadas, y en consecuencia, el sector público y los funcionarios no están incluidos. Por otra parte, el que los complementos salariales sean diferentes no tiene que ser necesariamente debido a discriminación. Hay complementos que pueden estar perfectamente justificados, el problema es que con los datos de los que dispongo no puedo distinguir las partidas exactas de las que provienen estos complementos.