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17 abril, 2010

Huida hacia adelante

Vaya por delante mi apoyo y comprensión a todas las víctimas de violencia doméstica y sus familiares. De nuevo el ministerio de Igualdad y el delegado del Gobierno para la violencia de género urgidos por el repunte de la violencia en los últimos meses y llevados de ese movimiento espasmódico de anunciar una nueva medida ante cada dato negativo, parecen decididos a otra huída hacia adelante, al anunciar  la publicación de la lista de maltratadores para provocar el rechazo social y frenar la sangría de víctimas. Eso al menos es lo recogido en la noticia.

De hacer caso a las promotoras de la ley integral contra la violencia de género, ésta vendría a significar un antes y un después en la lucha contra la violencia de pareja en nuestro país al tiempo que un faro y una avanzadilla para el resto de las legislaciones del mundo, que pronto podrían observar la eficacia de la misma. Lo cierto es que la Ley con cinco años ya de vigencia se aprobó contra el parecer de muchos técnicos y especialistas incluso contra el dictamen de la Real Academia de la Lengua, que no veía bien la expresión violencia de género, denominación que las redactoras si tuvieron mucho interés en mantener en aquel momento,  aunque el tiempo las haya hecho cambiar de parecer y ahora se inclinen por el de violencia machista.

La Ley que se denominó integral porque pretendía abarcar todos los aspectos relativos a la citada violencia incluido el tratamiento por parte de los medios de comunicación y cursillos de formación para todos los implicados en el proceso: policía, miembros del poder judicial, servicios médicos y sociales e informadores, fue conducido, con el apoyo total del Gobierno que la adoptó como una de sus señas de identidad más queridas, por las personas y organismos que constituyen el importante entramado del feminismo institucional en nuestro país. Más garantías de que las cosas se hicieran bajo la dirección y siguiendo los dictados de quienes la auspiciaron y más interés pusieron en la misma no son posibles.   

Pero lo cierto es que nunca dio los resultados que de la misma se esperaban lo que obligó al Gobierno a acompañar cada noticia negativa relativa al número de muertas del anuncio: bien de mayor dotación económica, bien de reforma del Código Penal para endurecer las penas, bien de una nueva campaña en los medios, bien de un mayor refuerzo de la vigilancia judicial y policial. Lo cierto es que las campañas en los medios durante los últimos años se han sucedido una tras otra, también que el Código Penal ha sufrido una modificación con endurecimiento de penas casi cada año, que se ha extremado las medidas de vigilancia policial y judicial, que se han puesto en marcha las pulseras con gps para los maltratadores y nada parece suficiente.

Ante esta situación que con un mínimo de conciencia autocrítica debería obligar a sus responsables a  repensar el tema desde el principio, y quizá la toma en consideración de opiniones que en su momento se rechazaron porque todo lo que  no estuviera en el pensamiento feminista venía a resultar sospechoso de patriarcalismo, observamos que lo que se nos ofrece es más de lo mismo, esta vez acompañado de una petición de silencio de cualquier tipo de crítica hacia la labor de quienes tienen en su mano la reorientación de todo este asunto. Y todo sin reparar tan siquiera que lo que se nos ofrece se atenga a las reglas de la lógica, pues si únicamente 4 de las 21 asesinadas habían presentado denuncia, ¿cuál sería la virtualidad de publicar la lista de maltratadores, si los correspondientes a 17 de cada 21 no estarían?

En mi opinión  una vez más se demuestra que la citada Ley no está resultando el instrumento adecuado para luchar contra esta lacra social y esto es así porque desde un primer momento ha primado el criterio ideológico en la elaboración y aplicación de la misma y porque ésta está trufada de una concepción del hombre heredera del feminismo radical americano que reduce a una única causa todas los violencias del hombre a la mujer –deseo de dominio-; al tiempo que exculpa cualquier violencia en sentido contrario ya que únicamente podría deberse a violencia de reacción o en defensa propia. Este es el artificioso esquema que sustenta tan importante ley y desde esta perspectiva no resulta difícil encontrar el motivo de su fracaso y, por que no decirlo, del rechazo de buena parte de la población conocedora de que las cosas no suceden así.

De prevalecer en el Gobierno y los responsables de este asunto un mínimo de grandeza y deseos de reorientar este tema en una dirección que pueda conducir hacia su solución, habrían de reconocer el  fracaso de la actual Ley, y la necesidad de reconsiderar la cuestión en toda su dimensión y desde el principio; y hacerlo siguiendo el criterio de los verdaderos profesionales conocedores del asunto: juristas, psicólogos, etc. y no de quienes por intereses ideológicos o de otra índole nos han conducido a la situación en que actualmente estamos. Pero mucho me temo que estas palabras vayan a caer en vacío, incluso se puedan señalar como contrarias o contraproducentes, cuando no fruto del machismo latente en cada hombre que se atreve a hablar en público de estos asuntos desde una perspectiva que no sea la de género.   

16 comentarios:

  1. Como complemento a tu magnífico análisis me gustaría señalar que las estadísticas que se utilizan para agrupar situaciones de violencia "machista" (efectivamente, en los Telediarios gubernamentales y las asociaciones del feminismo de género se prefiera ahora este término) incluyen casuística de lo más variada. El señor mayor que termina con la vida de su mujer enferma terminal se suele incluir en la lista, la señora que hace lo propio con su marido se trata como una especie de ángel piadoso. Es un hecho también el aumento de situaciones de violencia doméstica en familias de inmigrantes, que muchos sociólogos imputan más al difícil entorno económico y la situación de desarraigo que a una extensa conspiración machista para mantener dominada a la mujer sometida. Aún así, son incluidos en las estadísticas de violencia “machista”. Mientras los impulsores de leyes de igualdad en nuestro país sigan bebiendo de las fuentes del feminismo radical americano, a su vez inspirado en la dialéctica marxista, ignorando la realidad, no es perceptible un descenso de la conflictividad en el ámbito doméstico. Por cierto, que dadas sus orejeras de "género", están desatendiendo a la violencia, que va en aumento, de hijas a madres o la creciente conflictividad en parejas del mismo sexo.

    Como tú, espero que la sensatez avance y se empiece a escuchar a los profesionales e investigadores que realmente pueden dar pautas para resolver la conflictividad en el ámbito de pareja: profesionales del derecho, psicólogos evolutivos, biólogos sociales...

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  2. Anónimo10:10 a. m.

    Uno de los mayores problemas del pseudofeminismo dominante es, precisamente, que se dedica a elevar a la categoría de especialistas a personas que lo único que tienen es una fe ciega en determinados dogmas, y crea inmensos entramados de intereses económicos que precisan de la aceptación de estos dogmas para sobrevivir. Tal tipo de expertos, naturalmente, está dispuesto a manipular todo lo que haga falta por el bien de la fe. La falsificación de las estadísticas, en este sentido, no es que sea posible, es que es inherente al sistema:

    http://duvi.uvigo.es/index.php?option=com_content&task=view&id=3484&Itemid=43

    (Athini Glaucopis)

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  3. Pues a mí no me parece mal que se publiquen esas listas. Lógicamente, es una ironía, pero... quizás no tanto.
    Porque, del mismo modo, ¿no deberían publicarse las identidades de tod*s l*s infractor*s de la ley?
    Quiero decir, ¿desde el/la que aparca en doble fila hasta el/la que le han pillado tirando la basura por la mañana?
    Ahora en serio, ¿va a terminar alguna vez esta locura?

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  4. Interesante tu pregunta final, balen. Una manera de que termine esta locura (imagino que te refieres a la violencia doméstica) no es la publicación de listas de maltratadores/as, de denuncias falsas, de niñas/os que pegan a sus padres/madres, de gays/lesbianas que pegan a sus parejas...no, no creo que eso termine con la violencia doméstica. Eso más bien parece que conduciría a una sociedad como la que retrata la peli "La vida de los otros" en la antigua Alemania Democrática (si, tenían el cinismo de llamarse así los alemanes comunistas).

    Creo que empezar a abordar el problema de la violencia doméstica sin la orejeras de la ideología de género sería un primer paso para encaminar la situación.

    Como ya se ha señalado repetidamente en este y otros blogs, no se trata de una u otra opción política. La ideología de género forma parte tanto de las opciones "progres" como "fachas", por usar la terminología tan simplista del debate español. El fraude que supone el feminismo subvencionado sólo puede ser combatido desde la razón de una sociedad civil fuerte.

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  5. Anónimo10:04 a. m.

    A mi me pareceria bien que publicaran listas no sexistas de maltratadores y maltratadoras, lo que pasa es que las maltratadoras, que las hay y son muchas, no aparecen por ninguna parte, no existen, son invisibles, son victimas. Hay muchas mujeres denunciadas por malos tratos por sus parejas, algunas son condenadas ¿no deberian aparecer tambien en la lista del maltrato? ¿Y las que maltratan a sus hijos? Son legion y tambien deberian estar en la lista, ah no, que el gobierno indulta a las maltratadoras de sus hijos (recordad el caso de esa mujer que pegó a su hijo causandole una hemorragia nasal y algunos hematomas en el cuello que fue condenada y luego indultada por el gobierno feminista de Zapatero).

    Ya que el autor del blog se preocupa del feminismo me encantaria que hiciera un analisis de los hombres que apoyan casi fanaticamente este feminismo y que relacion tiene eso con la clasica caballerosidad machista, por ejemplo esa que abre puertas a las mujeres, que cede asientos, que concede privilegios a la mujer.

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  6. Respondiendo al anónimo anterior, ya he dicho algunas veces que la caballerosidad atávica de los varones ha sido un factor fundamental para el triunfo del feminismo.

    Sin embargo, no parece que esta caballerosidad sea el móvil de los grupos de hombres profeministas, que incluso reniegan de ella tildándola de machista y patriarcal.

    Más bien creo que han interiorizado el discurso feminista de tal modo que les ha provocado un complejo de culpa rayano en el autoodio. Y claro, tienen que hacerse perdonar el hecho de haber nacido con el cromosoma equivocado asumiendo los dogmas del feminismo más radical.

    No sólo eso, sino que a veces tienen que manifestarse como más papistas que el papa, a fin de que sus correligionaras del sexo opuesto no sospechen que van con segundas y les acepten en sus cenáculos.

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  7. Anónimo4:59 p. m.

    "Pero lo cierto es que [la ley contra la violencia de género] nunca dio los resultados que de la misma se esperaban lo que obligó al Gobierno a acompañar cada noticia negativa relativa al número de muertas del anuncio".
    ¿Estás seguro que esperaban combatir eso que llaman "violencia de género"? Yo más bien pienso que los auténticos motivos de esa ley eran políticos, y todo ello dentro de una estrategia política en dos fases. Una de propaganda masiva para victimizar a las mujeres. Y una segunda fase en la que ellos se presentan como los "protectores" de las mujeres, a cambio del voto de éstas, claro. Zapatero y sus muchachas saben perfectamente que esas muertes no van a dejar de producirse, y que en ellas tienen una cantera electoral inagotable. No nos engañemos. El gobierno de Zapatero es tremendamente hipócrita, y se aprovecha del dolor ajeno para sacarle rentabilidad electoral al mismo.

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  8. Anónimo9:22 a. m.

    Denuncias falsas

    http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idtipusrecurs_PK=7&idnoticia_PK=706253

    Alberto

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  9. Anónimo12:52 p. m.

    Merecen la pena los comentarios. Parece que la gente ya no comulga con las ruedas de molino de Lorente y Aído, ni tampoco le impresionan sus amenazas

    http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idnoticia_PK=706251&idioma=CAS

    Alberto

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  10. En relación con la cuestión de la caballerosidad el tema me parece muy extenso y, seguramente, si fuésemos capaces de desarrollarlo como corresponde, encontraríamos en él buena parte de las claves que nos permitirían entender algo más los papeles de hombres y mujeres en lo relativo a la igualdad de género.

    En la sociedad tradicional el hombre tenía los “poderes públicos”, pero al tiempo eso nunca dejó de significar que las cárceles estuvieran llenas de varones, el servicio militar y la guerra, así como en general las tareas en que se arriesgaba la vida estaban todas encomendadas al hombre: bomberos, seguridad, trabajos duros y pesados, trabajo en la mina y en altamar etc.

    Es decir las mujeres quedaban relegadas al ámbito privado pero a cambio las tareas más duras y pesadas, las tareas de seguridad y aquellas con más riesgo para la salud y la vida eran desempeñadas por el hombre. Los niños no debían llorar y a los hombres el valor se les suponía. Quien no podía realizar el servicio militar era declarado inútil. Los umbrales del dolor, para según qué cosas, no se comparaban.

    Este capítulo de deberes masculinos a mi entender sigue intacto. La igualdad se platea en otros territorios que no son esos. Las mujeres y los niños primero fue consigna a lo largo de los siglos y la pretensión es que lo siga siendo a perpetuidad. El resto de los detalles relativos a la caballerosidad hay que entenderlos dentro de ese cuadro general.

    No estaría mal que se abriese una ronda de opiniones que ahondasen en este tema que a mí me parece crucial para entender algo que de otro modo no se entiende, como es la pretensión de que igualdad consiste en aplicar una norma diferente para ellas que para ellos, o dar como bueno que en mitad del partido las mujeres puedan cambiar el árbitro y las reglas de juego.

    P.D.: los que escribís como anónimos poned al final del escrito algún nombre o señal que permita identificaros a efectos del debate, de otra manera no se puede saber, si un anónimo es el mismo del día anterior o es otro que ya no tiene nada que ver con él.

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  11. Anónimo8:09 p. m.

    En efecto, seguimos viviendo en la cultura de la caballerosidad, y el feminismo en buena medida es fruto de la misma. Entre "las damas primero" y la "discriminación positiva", además de un cambio terminológico, la única diferencia que se advierte es la conversión en práctica política de lo que antes eran modales consuetudinarios. Como se sigue partiendo de esa premisa, se entiende que las mujeres han de ser tratadas con la debida consideración que su sexo merece. Y son tanto varones como mujeres, los que como sujetos sociales asumen ese principio. No es casualidad que el feminismo triunfe en las culturas occidentales, las que precisamente más desarrollada han tenido la idea de la caballerosidad, y que también el feminismo surja entre las mujeres de clase alta de esos países desarrollados, pues son fundamentalmente las mujeres de posición acomodada las destinadas a ser tratadas con exquisita distinción. Tampoco es casualidad que el feminismo gane en radicalismo precisamente en aquellos países y momentos históricos en los que más se han difuminado las diferencias de roles entre los sexos, cuando en buena lógica sería de esperar que la progresiva desaparición de esos roles condenase al feminismo a la extinción por innecesario -como de alguna manera el aumento del nivel de vida y la aparición de una sociedad romboidal con fuerte peso de las nuevas clases medias hizo perder fuerza a la lucha obrera tradicional-. Parece como si la ya obsoleta fórmula de ceder el puesto a la señorita necesitase de una reformulación de la misma, pero ahora vía patrocinio legal a cuenta del Estado, y con impronta de supuesto progresismo. Las sociedades occidentales son hoy en día más igualitarias que nunca (en el sentido de unificación de roles sexuales), y es la misma dinámica de la sociedad occidental la que avanza hacia esa igualdad, pero paradójicamente, es la acción estatal y la de los partidos políticos, especialmente los que se autodenominan de izquierda, lo que de hecho favorece todo lo contrario, apostando por revitalizar con otros nombres el trato de favor hacia las mujeres. En el fondo de la psicología feminista parece existir una rebelión no contra la desigualdad, sino contra la igualdad; una añoranza, y un temor a la pérdida de aquellos ya pasados de moda "buenos modales" para con las féminas. Nada de eso sería entendible si no lo encajamos en el seno de una cultura donde la educación caballeresca las prepara a ellas para ser consideradas como princesas, pero donde la calle y el mercado tiende a tratarlas por igual. Se quejan algunos universitarios de que en ciertas ocasiones un albañil pueda ganar más dinero que ellos, porque en su mentalidad elitista suponen que poseer un título les confiere el derecho a quedarse con el trozo más grande del pastel. De igual manera no debe sorprender que quienes han sido educadas para ser tratadas como reinas lleguen a creérselo, y que sin pudor alguno protesten cuando la realidad de la vida les demuestra que ya no hay príncipes azules que puedan salvarlas del dragón.
    José Perera López

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  12. Anónimo9:50 a. m.

    Algunas anécdotas:
    María Antonia Iglesias abandonó el otro día un plató de televisión, no porque la hubieran insultado o porque alguien se permitiese insultar a las personas, sino que se fue porque P.R. tenía la desvergüenza de insultar a una mujer.

    Me contaba una vecina, que a la salida del colegio de su niña dos mujeres se habían ido a las manos ¡¡Y ningún hombre había intervenido para separarlas!!

    Cada vez es más frecuente, y en todo tipo de medios, que ante la muerte de un hijo se hable exclusivamente del dolor de la madre, aún cuando se acompañe la información de una fotografía en que tanto al padre como a la madre se les vea rotos.

    Sería interesante una inmersión en el mundo de las revistas femeninas -mi experiencia se limita a las salas de espera- para observar el trato dado a ellas y ellos para quienes se reserva un lugar absolutamente secundario, incluso a veces ni se les cita por su nombre. Y no me refiero a las tipo Cosmopolitan que cada semana tienen algún consejo sobre como sacar mejor partido del hombre.

    Como ya se dijo hay mundos que se sustraen a la dialéctica de la igualdad y ni los grupos feministas, gubernamentales o no, ni los grupos de hombres profeministas, ni nadie en general se sienten en la necesidad de decir algo, y si lo de la igualdad conviene para todo o sólo para algunas cosas, porque en otras lo tradicional va muy bien.

    Alberto

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  13. Sólo dos cosas al hilo de lo comentado:
    Si los hombres, en sus revistas y reuniones se comportaran y hablaran como lo hacen las mujeres en las revistas "femeninas", estaríamos ante un juez día si y día también por machistas, sexistas y por tratar a la mujer como un objeto. Lo que no pueden hacer los hombres es ámpliamente permitido a las mujeres sin ningún rubor.

    Esta semana he escuchado en la radio un anuncio de una compañía de seguros que ofrecía seguros más baratos a las mujeres...sólo por el hecho de serlo, sin haber demostrado antes ningún otro valor especial para merecerlo.

    Creo que cada día más se está convirtiendo el feminismo en un machismo de sentido contrario....y lo peor es que no hacemos nada, que no podemos hacer mucho...y que hasta está mal visto que se haga algo en contra.

    Si esto continúa de este modo me imagino una sociedad, dentro de 200 años, totalmente matriarcal, en la que las mujeres lo dominen todo, lo dirijan todo....pero desde sus tronos de princesas, sin bajar a la arena, sin mancharse los zapatos, sin esforzarse en nada.

    Espero que esta locura se calme y encontremos el término medio de la igualdad.....sino acabaré por convertirme en lo que siempre desprecié, en un machista....sólo por pura necesidad de defender mi especie.

    Saludos

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  14. Vicente, criticar y desmontar la ideología de género no es ser un machista, a pesar de que el discurso manipulador de las feministas de género así lo da a entender. Tal y como están las cosas,poner en claro sus excesos es un deber. El nazismo hubiera sido de más corto recorrido si no hubiera habido "chamberlaines" o el estalinismo no hubiera gozado de admiradores si no hubiera tenido palmeros que contra toda evidencia hablaban del paraíso proletario.

    A las feministas les pasa lo mismo, contra todas las evidencias, glorifican las leyes que crean más problemas que los que tratan de resolver. Señalar esas contradicciones y ese daño que perpetran a la sociedad en su conjunto no es ser machista, es ser sensato/a.

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  15. Amigo Vicente tengo la impresión de que no hará falta esperar 200 años, al menos, si no interpreto mal algunos signos de lo que pasa ahora mismo.

    En cuanto a la actitud de los varones da la sensación de que se trata de un misterio por desvelar. Ahora mismo se están discutiendo diferentes opciones para mejorar la enseñanza en nuestro país, pero nadie se atreve a hablar de dos tabúes: el fracaso y abandono escolar masculino y la escasa participación femenina en el debate máxime si tenemos en cuenta que son mayoría en primaria y ESO, etapas donde el fracaso se fragua y se acaba produciendo.

    Un saludo

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  16. Tenéis razón los dos.

    Mi desánimo es por la constatación de la pasividad diaria en estos temas.
    Parece que a la mayoría de los hombres les da lo mismo, bien por sumisos, bien por que creen que con su feminismo público se ganarán los favores (sexuales) de alguna mujer próxima (vecina o compañera de trabajo), bien por que en el fondo bastante tienen con lo suyo como para ocuparse de temas que les superan.

    Creo que la sensatez es una virtud cada día más escasa en todos los órdenes de la vida, no sólo en este, pero en este por lo grave que suponen sus consecuencias en la sociedad en general, es más grave si cabe.

    Saludos

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