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24 septiembre, 2007

Nuevo curso

Antes de nada pediros disculpas por el abandono en que ha estado el blog. Diversas circunstancias me han impedido poder actualizarlo. Ahora me gustaría retomarlo con ganas y aunque sé que lo que estamos tratando es para llevar “sin prisas pero sin pausas, como las estrellas” procuraré dedicarle la atención que se merece y de la que soy capaz.

Decía Adolfo Domínguez hace unas semanas algo así como que, en un país con un 40 % de personas con problemas de obesidad, la versión oficial nos habla de que el verdadero problema está en la anorexia. Cito esto a cuento de que no es exclusivamente en el terreno de la “igualdad” donde el Gobierno y los poderes fácticos que lo acompañan, pretenden hacernos creer lo que no es. En algunos otros y este de la obesidad puede ser uno, el desfase entre la realidad y la versión oficial alcanza también dimensiones considerables.

Por lo demás y en relación con la acción de Gobierno, a veces la disparidad es tanta que pareciera que de lo que se trata es de pregonar lo contrario de lo que luego se hará. En este caso el desfase entre lo dicho y lo obtenido viene por el lado de lo anunciado como intención en campaña electoral, donde se anunciaba como uno de los ejes importantes de la acción del Gobierno la consecución de un estado laico y el resultado lo resume muy bien Juan José Tamayo en un artículo que, a propósito de la asignatura de Educación para la ciudadanía, publicó en el diario El País con el expresivo título de “Un gol en propia puerta” y donde resumía del siguiente modo el resultado de los desencuentros entre la Iglesia y el Gobierno:

“En el pulso de la Iglesia católica con el gobierno ha vuelto a ganar la Iglesia, y por cuarta vez durante esta legislatura. Primero fue la negativa a denunciar los Acuerdos con la Santa Sede, muy beneficiosos para la Iglesia católica. Después, Ley Orgánica de Educación, que considera la religión confesional como materia evaluable y contempla una alternativa. Posteriormente, la subido del tipo del 0,52 al 0,7 % en la declaración de la renta a favor de la Iglesia católica, con exclusión de las otras iglesias y religiones. Y ahora, la desnaturalización y, en cierta medida, la confesionalización de la Educación para la Ciudadanía. Hace unos días se preguntaba Bonifacio de la Cuadra en estas mismas páginas “¿Para cuándo el estado laico?”. Yo le respondo: ad kalendas graecas. La actual orientación política nos lleva justamente en dirección contraria”

En relación con la Educación para la ciudadanía y como creo que casi todo está dicho, resumiría mi posición diciendo que impresiona la ignorancia y el despiste que en torno a la misma ha demostrado el propio presidente del Gobierno al presentarla como lo que no es, pues como bien demuestran los textos publicados sobre la misma, el resultado no es una asignatura, ni dos, ni tres, sino tantas como editoriales hicieron el libro y donde cabe de todo, desde el feminismo de género, hasta la doctrina de la Iglesia, todo dependerá de la elección del Centro de enseñanza y, en el caso de la pública, de la orientación ideológica del profesor que la imparta que en última instancia es quien decide el texto y los contenidos de la misma.

El resultado no puede ser más esperpéntico. El sistema educativo español que padece gravísimas carencias y limitaciones, por lo que de verdad parece preocupado es por ofrecer las aulas de los centros de enseñanza a los grupos de presión, particularmente el feminismo de género y la Iglesia católica, para que las conviertan en lugares de adoctrinamiento y confrontación ideológica. Sólo a título de ejemplo del despropósito en que pretenden convertir el sistema educativo deciros que en el texto de la editorial Octaedro, en línea con el feminismo de género, al igual que ocurre con el de la editorial Algaida, para animar la asignatura aparecen cosas como lo que sigue: “Por qué los chistes de mujeres siempre ocupan dos líneas? Para que los entiendan los hombres…”