Desde hace unos días hay un debate sobre educación aquí y entre otros se han barajado varios documentos uno de ellos éste y otro éste del que he realizado el extracto de más abajo. Los que estéis interesados ya sabéis donde localizar un debate sobre educación y en cualquier caso los documentos son ambos muy interesantes, uno para saber más de PISA 2009 y el otro para tener una comparativa entre los sistemas educativos de España y Finlandia.
Del trabajo de Javier Melgarejo Draper, La selección y formación del profesorado: clave para entender el excelente nivel de competencia lectora de los alumnos finlandeses, he realizado la siguiente sinopsis, a efectos de facilitar aunque sea de modo somero una comparación entre los modelos educativos finlandés y español, por lo que en algunos ítems he añadido algún comentario que la favorezca.
- Finlandia tiene el nivel de exigencia más alto de todos los de la OCDE para el acceso a la función docente, particularmente para el ejercicio de la misma en Primaria. España es uno de los países menos exigentes.
- En la presentación de los resultados PISA 2009 el representante del Ministerio de educación español se vanagloriaba de la incorporación a la red pública de la etapa 0-3 años, cifrando en ellas los esfuerzos de la Administración para afrontar los graves problemas educativos de nuestro país. En Finlandia los niños no se incorporan a la escuela hasta los 7 años, dándose además la particularidad de que son de los de la OCDE los que menos horas de instrucción tienen entre los 7-14 años.
- La disciplina es alta, hay deberes para hacer en casa y se potencia el esfuerzo. En contraste, en nuestro país, la disciplina no se consigue imponer, los deberes no están aconsejados y desde hace muchos años el principal cometido de las autoridades educativas es conseguir un mayor número de aprobados a costa de lo que sea y desde luego rebajando el nivel de exigencia cada curso que pasa.
- En Finlandia se reconoce el nivel de excelencia y los buenos resultados de los alumnos. Se realiza mayor trabajo al dictado que en otros países. En relación con esto de la excelencia los resultados son elocuentes, mientras en el país escandinavo hay un 25 % en ese nivel, en el nuestro apenas si se llega al 5%.
- Y ya, por añadir dos variables no de la escuela sino del entorno: en la familia hay un clima de disciplina y corresponsabilidad. Los padres finlandeses creen que la familia es más responsable que la escuela de la educación de los hijos.
- En España todos los objetivos educativos se han trasladado a las escuelas, con el añadido de que la función educativa principal de la escuela disminuye cada día aumentando su función asistencial. Añadir también que nos encontramos con un currículo sobrecargado de materias.
En resumen, los parecidos, por mucho que haya quien pretenda decir que nos hallamos ante dos modelos con la misma filosofía, más bien son inexistentes. No por casualidad la comparación es entre uno de los mejores modelos del mundo y uno de los más mediocres.
El papel del profesorado en el sistema finlandés no es de apoyo, tutor o guía, es un papel central sin el cual serían incomprensibles los resultados de dicho sistema de enseñanza. No se fía el resultado escolar a que el alumno construya su aprendizaje
La escuela finlandesa ha sabido centrar la enseñanza en eso, la enseñanza, y por tanto ni ha sobrecargado el currículo de materias ni de horas la jornada, haciendo una clara diferenciación entre la función de la escuela y la función asistencial.
En nuestro país no sólo se ha procedido de manera inversa, sino que cada vez más hasta la propia legislación se desperdiga: educación sexual en la Ley del aborto, o las últimas modificaciones de la LOE llevadas a cabo bajo el mandato del señor Gabilondo que, finalmente, están recogidas en la Ley de economía sostenible.
La labor docente se interrumpe frecuentemente con ocasión de excursiones, visitas, charlas, cada día un mayor número de charlas sobre las materias más variopintas, y esto cuando el sistema no es capaz de garantizar el nivel adecuado en lecto-escritura o cálculo matemático.
En fin, la comparación podría ser más exhaustiva, pero pienso que con lo anterior es posible formarse una idea suficientemente clara de que nos encontramos ante modelos bien diferentes, basados en presupuestos pedagógicos sin el menor parecido.