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31 agosto, 2012

El neofeminismo: una política conservadora y reaccionaria


El neofeminismo, es decir el feminismo dominante desde la aparición del feminismo radical americano, constituye un movimiento profundamente conservador que, para mayor paradoja, en la Europa de los últimos años está impulsado y sostenido ideológicamente desde la socialdemocracia y otros movimientos de la izquierda,  aunque también desde una posición algo más reservada por los partidos conservadores y de la derecha.

Y  digo lo de conservador no ya por la alianza forjada, por dos de sus principales impulsoras Catherine McKinnon y  Andrea Dworkin en su momento, con el partido republicano en los EE.UU, ni tan siquiera por la importante presencia de figuras femeninas en las opciones más conservadoras del momento actual, particularmente las de extrema derecha: Sarah Palin y Michelle Bachmann en los USA,  Siv Jensen en Noruega,  Krisztina Mirvai en Hungría,  Pia Kjaersgaard en Dinamarca o Marine Le Pen en Francia,  sino por el contenido  de sus prácticas y los resultados de sus políticas allí donde su ideario se ha hecho norma jurídica y derecho positivo.

Por  su manifiesta preferencia por las políticas represivas frente a las educativas; por  la consideración de todas las mujeres como iguales al margen de su posición social y sus recursos, su pertenencia a esta parte del mundo o cualquiera de los países musulmanes; por  su profunda coincidencia con la Iglesia y los sectores más conservadores de la judicatura en lo referente a la custodia de los hijos y el papel de la madre. Por no mentar esas feministas que no hacen distingo entre la madre y los hijos como si se tratara de un solo y único ser y, en general, por la distinta vara de medir y doble moral con que juzgan los comportamientos según sean del varón o la mujer. Por haberse erigido en dueñas de la moral y haber recuperado los modos de la censura.

En nuestro país ha sido de la mano de María Teresa Fernández de la Vega y de un gobierno de Zapatero que la Iglesia ha conseguido sus mayores privilegios tanto en lo referido a su financiación como en el apoyo a las escuelas concertadas, también para permitir la adaptación de los contenidos educativos al ideario del centro. Recuérdese a estos efectos que el manual de Educación para la ciudadanía más utilizado en nuestro país defiende el creacionismo. La educación socialista,  sea en Suecia de la mano de la socialdemocracia o en España de la mano de sus homólogos, ha conducido a una importante pérdida de calidad del sistema acompañada de un fracaso escolar con claro sesgo de género en perjuicio de los varones y de los hijos de las clases menos pudientes. De los gobiernos de Zapatero España ha salido como el país de Europa con más desigual distribución de la renta si exceptuamos a Estonia, Letonia y Rumanía.

El neofeminismo es un movimiento profundamente reaccionario en su concepción de la ciencia y la cultura, al no establecer distingo entre éstas, a las que considera productos patriarcales, y la mera ideología. Con el resultado de un posicionamiento  claramente antiilustrado tanto en su concepción del género, como en general en la consideración culturalista de lo que en la sociedad sucede, sin que haya constituido nunca motivo de preocupación la constatación del fracaso de todos los cálculos fallidos derivados de ese errado planteamiento. Tampoco  la autocrítica que una mínima honestidad intelectual exigiría. Del uso fraudulento y manipulador de informaciones y estadísticas hemos dado cuenta en esta bitácora en tantas ocasiones que resulta difícil elegir aunque solo sea unas pocas.

El neofeminismo con su división de la sociedad por géneros y su concepción de hombres y mujeres como dos bloques monolíticos profundamente diferenciados  merecedores de distinta consideración moral y política y, en consecuencia, de diferente trato jurídico, inaugura un tiempo en el que de la concepción de la norma como principio rector de la convivencia que permitía saltar por encima del sexo, y por ello reconocer  la igualdad en dignidad y derechos de hombres y mujeres, hemos pasado a otra cosa en que la diferencia se traduce en desigualdad. El neofeminismo tergiversa los significados de diferencia  e igualdad, pues si la primera se mueve en el terreno de la biología y lo natural siendo nuestra característica más destacada -todos y todas somos diferentes-, la segunda pertenece  al terreno de lo cultural y lo jurídico y busca que dichas diferencias no se traduzcan en desigualdad. Sin embargo el neofeminismo opera negando las primeras, al pretender una igualdad en la cuna desmentida por todas las ciencias, para consagrar después la desigualdad jurídica y de trato, en una dimensión que en mi opinión en nada se distingue de cualquier otro tipo de segregación incluida la racial.

Si de la trilogía: Libertad, igualdad, solidaridad, la izquierda europea había privilegiado las dos últimas: igualdad y solidaridad, para el señor Caldera y otros destacados dirigentes e ideólogos del socialismo en España habríamos de pasar a algo como lo formulado por el primero  cuando situó en la solidaridad y la empatía “los valores básicos sobre los que descansa la izquierda…” Curioso lo de la empatía, máxime si se piensa referido más a la emocional que a la cognitiva. Lo cierto, sin embargo,  es que desde la década de los ochenta del siglo pasado las diferencias de renta y riqueza no han dejado de crecer en Europa coincidiendo justamente con el período de más gobiernos socialdemócratas de la historia, también con el ascenso constante de las políticas de “igualdad” y género.  

La sociedad cada día es más opaca y a cada paso más temas son materia reservada de determinados círculos de expertos cuya característica más destacada es permanecer en el anonimato y que desconozcamos qué méritos son los que los han convertido en tales. La información es manipulada, particularmente la de género, y lo es también desde los organismos oficiales. La democracia se resiente y crece el descontento no con estos o aquellos políticos, sino con el conjunto de los mismos. Determinados temas han sido declarados tabú: suicidio, crecimiento exponencial de la obesidad mórbida, enfermedad mental… y determinadas disposiciones legales, en principio puestas en marcha desde el neofeminismo, dejan de tenerse en cuenta cuando su aplicación lo que demostraría sería la posición de desventaja del varón.

El neofeminismo, al contrario que las monarquías democráticas, gobierna aunque parezca que solo reina. Asistimos a las políticas de una izquierda que han dejado atrás la universalidad de la norma, su internacionalismo y  defensa de la igualdad más allá del género, la promoción  de la ciencia y los valores ilustrados y que, por el contrario, acepta la desigualdad y pérdida de las garantías jurídicas de los varones,  y con la materialización  de sus políticas llena las cárceles cada día más, la desigualdad crece y la escuela fracasa.   Todo ello para acabar demostrando una gran incapacidad para analizar e interpretar lo que pasa y teniendo que basar su diferencia con la derecha  más en operaciones  publicitarias y mediáticas, que en sus  verdaderas políticas, indistinguibles en tantos aspectos de lo social, lo  político y lo cultural. 


29 agosto, 2012

El neofeminismo y la custodia compartida


La lectura de este artículo sobre custodia compartida tiene el interés de constituir una opinión rigurosa y documentada sobre la misma, pero en algunas de sus conclusiones va más allá del propio tema principal, al poner de manifiesto como, en su tratamiento, se  repite una constante consistente en que, a pesar de la endeblez de las pruebas en que se basan, el neofeminismo vienen consiguiendo que se tomen como dogmas científicos estudios carentes en su metodología y en su extensión de todo aquello que hace fiables los trabajos de campo en las ciencias sociales. 

Así ha sucedido en este tema de la custodia compartida, pero eso ha sido lo ocurrido  en los de violencia de pareja, terreno en el que justamente los estudios que sí reúnen esas características de fiabilidad y falta de sesgo  son los que tanto nuestra clase política como la clase jurídica  parecen desconocer. No digamos ya los de discriminación salarial, algo jamás demostrado y que en los últimos tiempos ya se formula como en sordina (al menos entre las personas más informadas) hablando de brecha salarial de género, pero concluyendo que no es posible establecer que las diferencias de sueldo y salario de hombres y mujeres respondan a discriminación.

El hecho es que el legislador en los últimos años ha incorporado a nuestro  ordenamiento jurídico una multitud de normas de todo rango cuya característica más destacada es estar basadas en estudios sociales carentes de las más elementales exigencias cientificas comenzando por la ausencia de sesgo de género, pero cuyo contenido ideológico es del gusto del feminismo institucional y  ciertas orientaciones políticas, lo que no solo ha supuesto un vuelco social y cultural en la dirección equivocada, sino que también ha conducido a una situación en la que dado el elevado coste social y político de las mismas nadie quiere reconocer su paternidad y, en consecuencia, su cuota de responsabilidad.   

Dos artículos que, sin tener relación estricta con lo de más arriba, ayudan a enmarcar en qué terreno de juego se están moviendo las cosas de la igualdad en nuestro país los encontraréis aquí y aquí

P.S. Como quizá tampoco esté mal hacer relectura de éste

25 agosto, 2012

Uno de cada tres alumnos varones se queda sin ESO


En esta entrada de Manuel Bagües se plantea magníficamente el más grave drama de nuestro sistema educativo si tenemos en cuenta  quienes son los damnificados y la dimensión del daño que ocasiona un modelo y unas prácticas que dejan fuera de titulación en la ESO  a uno de cada tres de los alumnos varones. Aunque estamos en pleno proceso de discusión de la reforma del mismo, la atención que se presta a este fracaso no guarda relación con su verdadera magnitud como problema educativo, pero también social, y que esto sea así habla bien a las claras de quien está siendo el verdadero olvidado de la escuela que nos ha tocado padecer en los últimos lustros.

En relación con lo dice Bagües  en la entrada, y aun cuando en su momento colgué en ella varios comentarios, me gustaría ahora añadir que el fracaso escolar masculino no puede seguir tratándose como algo que se produce al margen de las políticas de género que permean  el entramado de nuestro ordenamiento jurídico incluida la legislación educativa. Como tampoco puede desvincularse de la imagen que de la figura masculina y femenina se proyecta socialmente,  ni del papel (mejor decir ausencia de papel) de la figura del padre en la familia y fuera de ella o del modelo de escuela que se está promoviendo: perfectamente adaptado a las niñas pero totalmente hostil a los niños.  

En relación con las imágenes masculina y femenina uno de los comentaristas  de ¿Qué pasa con nuestros chicos? caracteriza la situación de la siguiente manera: “En la publicidad ambiental es muy frecuente ver modelos masculinos bordeando la oligofrenia y mujeres olímpicas pletóricas de felicidad. No suelen salir niños normales de parejas neuróticas ni de este entorno mediático.” Y en  relación con la figura del padre decir que, por ejemplo, en un libro en tantos aspectos novedoso y positivo como es el de J.A. Marina: La inteligencia ejecutiva, cuando habla de la infancia aparece un único progenitor llamado madre, de quien  se destacan sus excelentes cualidades y papel,  y de ese singular madre salta por momentos a un plural padres,  cuando de lo que toca hablar tiene carga punitiva o de obligación para los niños.

En este mismo libro se recoge esta  cita de Alain Caron: Etre attentif, c’est bien… persister, c’est mieux, “La presencia cada vez mayor de dificultades de atención, de autocontrol y de persistencia de los alumnos hace que sea difícil considerar la situación como simples problemas individuales que hay que tratar siguiendo un modelo médico. Es necesario repensar el conjunto de la situación, para poner en marcha un plan que permita desarrollar esas habilidades en los alumnos. Ha llegado el momento de elaborar una pedagogía de la atención, del autocontrol y de la perseverancia.”  Y en este punto conviene releer tanto la cita de M. Phelps en su autobiografía en relación con el Ritalín y la piscina, como las conclusiones del estudio citado por Pelle Billing en su última entrada y ya mencionado en un comentario a una entrada anterior.

Es por tanto momento de decir que la escuela comete una grave injusticia cuando condena al fracaso a un tercio de los chicos, porque se muestra  incapaz de tener en cuenta el ritmo más lento de maduración de su córtex frontal  o les hace responsables de una menor atención de sus progenitores  o de la ausencia en su entorno de la  figura masculina. Como dice el autor más arriba citado: Ningún alumno “decide” tener dificultades. “El alumno tiene una dificultad concreta, fracasa, se desanima, se empeña cada vez menos, es objeto de reproches  y sanciones, su frustración crece más, lo que le encierra cada vez más en esa dificultad. Con frecuencia comprendemos mal la naturaleza de las dificultades que tienen los alumnos... En su entorno se piensa de ellos que son perezosos.”


23 agosto, 2012

El sexo aproxima, el género separa


Se trata de la reseña de un libro de Sylviane Agacinski: Femmes entre sexe et genre, en el que se contiene una dura crítica a la Teoría de género, recientemente incorporada a la enseñanza en el país vecino. 

Pero la traigo aquí porque en ella me gustó todo: desde el título que es el de la entrada, hasta la nota a pie de página en la que se expresa la perplejidad de que mientras se realizan campañas contra el creacionismo  se haya incorporado a la enseñanza  la “Teoría de género” ya que, según la autora, lo que esta teoría sostiene es que somos hombres o mujeres por condicionamiento social.

 Lo que no deja de sorprenderme a mí es el progreso de una ideología cuyo carácter reaccionario y antiilustrado cada día resulta más difícil de negar. 


22 agosto, 2012

La vara de medir de las dueñas de la moral


Es posible que a algunos os haya causado un cierto estupor el hecho de que una plantilla de presentadores en la proporción de siete a uno como se acaba de aprobar para TV1 no signifique desigualdad para algunas personas y organizaciones. Pero lo cierto es que circunstancias de ese tenor se dan en nuestra sociedad y quienes piensan de ese modo constituyen un colectivo mucho más numeroso del que en  principio se podría pensar.  Véase sino este reportaje de El País de julio pasado, en el que con el título “El aluvión de médicas aún encuentra recelos” ya se nos sitúa “objetivamente” ante la cuestión.

Como siempre sucede en estas materias de la igualdad de género, para avalar determinada hipótesis por disparatada que sea, bien se recurre a los “expertos” sin necesidad de citar ni su obra ni tan siquiera su nombre, bien como en este caso se dice: “Los estudios no ven inconveniente la feminización”. Luego veremos que se trata de opiniones de personas, generalmente mujeres, que ofrecen argumentos del siguiente tenor: “Hace décadas que las mujeres han ocupado masivamente el sector de la educación” “¿Ha habido algún problema porque la gran mayoría sean profesoras? Parece bastante claro que no ha pasado nada.”  Al margen de que no está tan claro que no haya pasado nada, lo que resulta sorprendente es que lo que en su caso pueda haber valido para la educación, que ya digo sería para abrir otro debate,  deba servir para la sanidad, la justicia o los medios de comunicación.

Pero también el argumento de Gabriela Cañas cuando dice que “Solo los prejuicios pueden conducir a calificar de “problema” la feminización del sector”.  Y esto luego de todas las campañas del neofeminismo de las últimas décadas para imponer a todos una legislación plagada de  cuotas, discriminación positiva, paridad y no sé cuantas cosas más. Cuando un día tras otro escuchamos lo de la necesidad de promoción automática de la mujer a determinados puestos o que haya que establecer ventajas a su favor para el acceso a las facultades técnicas, a puestos de catedráticas y rectoras o a los consejos de administración de las empresas. En fin, no sé si os suena aquello de doble rasero, dos varas de medir, doble moral. Por lo visto los únicos capaces de prejuicios son todos aquellos que no están de acuerdo con el credo de género, según el cual, si es bueno para ellas, por fuerza ha de ser bueno. 


19 agosto, 2012

¿De verdad hay una revolución de los roles masculino y femenino?


No, no es verdad que se esté acabando con los roles “de género”, o los estereotipos de hombre y mujer. Como máximo se puede decir que ha cambiado lo que hombres y mujeres hacen, en consonancia con una sociedad cuyo parecido con la de hace, digamos,  70 años es más bien poco, al menos en lo que a ocupación del tiempo de las personas se refiere. 

Claro que nos podemos llevar la sorpresa de que todavía haya quien diga que sí, que los roles están desapareciendo aun cuando se nos eduque, se nos considere legalmente, o se nos encuadre en el mercado laboral de forma diferente, no digamos ya se nos asignen papeles completamente dispares en la reproducción y la familia, y eso bajo la noción  “de género” que, vaya usted a saber lo que en cada caso quiera significar  más allá de los deseos de una ideología que pretende, que lo que la sociedad haya de ser y hacer les corresponde a ellas decidirlo.  




15 agosto, 2012

Más sobre reforma educativa


En mi opinión la reforma educativa además de una necesidad constituye la constatación de un fracaso, el de nuestro sistema educativo, basado en postulados constructivistas y culturalistas y  una comprensividad que a quien no ha servido de nada ha sido a los hijos de las clases más desfavorecidas y a los varones. La izquierda en un determinado momento quiso mejorar la igualdad de género en la escuela y el resultado fue no sólo un peor sistema para todos también que los grandes perjudicados fueran hijos de la clase baja y los varones.  Y no es solo que esté en cuestión el modelo LOGSE, al igual que lo está en todos los lugares del mundo en que ha estado vigente, es que sus postulados pedagógicos y psicológicos están en franca retirada a tenor de lo que hoy sostienen los más reconocidos representantes de ambas disciplinas.

A estas alturas nadie pone en duda que el aprendizaje supone esfuerzo. Que la preparación para ese esfuerzo debe partir de los padres, en el sentido de aprender a los hijos a obedecer y respetar límites.  Que los niños aun cuando en el momento concreto les suponga molestia rápidamente se dan cuenta de que ambas cosas en realidad suponen una palanca para avanzar y,  justamente, a los padres a quienes no aman son a aquellos que no han sabido ponérselos. Que la escuela puede y debe proseguir ese aprendizaje pero no sustituir a los progenitores. Que los poderes públicos deben favorecer estos postulados y no todo lo contrario como se han empeñado en hacer en la última etapa en nuestro país.

Que no se puede seguir negando que niños y niñas tienen un desarrollo psicológico y emocional distinto, que incluso aprenden de modo diferente, y que esas diferencias deben ser tenidas en cuenta  por la escuela. Que teniendo en cuenta la mayor capacidad de las niñas para atender en silencio, se decida que los niños si no lo hacen así es porque no quieren, o porque son vagos o perezosos. Como señala la neurociencia a este respecto los niños tienen más dificultades para una actitud tan pasiva y son más movidos pero eso no quiere decir que deseen molestar, o que tal actitud no les permita aprender. Como señala Alain Caron nadie desea tener dificultades y si los niños “no pueden” hay que ayudarles no recriminárselo en lo que puede acabar convirtiéndose en una espiral que a cada paso empeore las cosas. 

Que el aprendizaje en la enseñanza obligatoria debe tener en cuenta el desarrollo y valoración no solo, o básicamente, de las destrezas lingüísticas, también las relacionadas con la capacidad espacial, las matemáticas, la ciencia y la tecnología, del modo más equilibrado posible.  Que el más precoz desarrollo verbal de las chicas no se convierta en una ventaja insalvable para los chicos. Que conviene arbitrar las medidas pertinentes que permitan trabajar más intensamente con ellos la lectoescritura o con las chicas las matemáticas. En ese sentido es en el que cabe entender la enseñanza personalizada.  Que resulta intolerable el nivel de fracaso escolar en la enseñanza obligatoria y que hay que pensar en cómo superarlo  y ensanchar la base de la postobligatoria. 


14 agosto, 2012

Reforma educativa


El actual proceso de reforma educativa tiene la virtud de que está sirviendo para poner de manifiesto las enormes carencias de nuestro sistema educativo y para dejar ver la magnitud de la reforma que haría falta para abordarlas, si no todas, al menos las más relevantes. El ministerio abrió una dirección correo: calidadeducación@mecd.es a la que cualquier ciudadano o entidad podía hacer llegar sus puntos de vista y aportaciones para que dicha reforma las contemplase.  Me parece muy interesante esta iniciativa para sacar la educación de ese círculo cerrado que hasta el presente ha decidido todo  y que a la hora de rendir cuentas en lugar de reconocer sus errores los achacó  a circunstancias ajenas. 

En esta página se recoge un resumen de  las aportaciones realizadas en ese sitio entre el 11 y 29 de julio lo que da idea de hasta qué punto es un tema que interesa, pero también de la falsedad de esa imagen de sistema equitativo e integrador que desde las más altas esferas ministeriales y muchos pretendidos “expertos”  se nos quiso vender. Al parecer las enormes cifras de fracaso y abandono escolar, la falta de excelencia y la constatación de, por ejemplo, el fracaso en lenguas extranjeras nunca constituían señales de alarma suficientes para ver que aquello no funcionaba.

Frente a todo esto mucho me temo que quienes constituyen el eslabón más débil de toda esta cadena, es decir, los que hasta el presente constituyeron el núcleo duro del fracaso: varones e hijos de las clases trabajadoras vayan a seguir siendo los grandes damnificados a tenor de la falta de propuestas concretas para abordar su situación. Habría que partir del reconocimiento de esta realidad como primer paso para comenzar a resolverla, y eso yo no lo veo por ninguna parte, y aún cuando una evaluación externa al final de Primaria pueda ser importante también puede que solo sirva para seguir constatando la realidad de su fracaso si no se acometen importantes modificaciones curriculares y de composición del profesorado.

Un sistema absolutamente feminizado en el que la enseñanza se hace pivotar sobre las capacidades verbales constituye la antesala de ese mayor fracaso escolar masculino y los hijos de las capas más desfavorecidas de la sociedad. Fracaso del cual y para mayor escarnio se pretende que los responsables son ellos, olvidando abiertamente lo que  Alain Caron nos dice en el sentido de que nadie elige tener dificultades o fracasar. Si el niño experimenta una dificultad es porque “no puede” no porque sea perezoso o vago. En este sentido tengo la impresión de que estamos lejos de un sistema educativo que se proponga  como  lema: Que ningún alumno quede descolgado. Particularmente en la enseñanza Primaria y en la etapa obligatoria. No se trata de una ilusión, el finlandés lo ha conseguido.   

09 agosto, 2012

El balance que el neofeminismo se niega a realizar


Hemos hablado muchas veces en esta bitácora de que el feminismo no ha tenido nunca, con algún éxito electoral,  un partido propio,  pero también  de que esto no ha sido óbice para que desde su perspectiva los resultados de las políticas de los últimos años hayan sido óptimos, lo que explica su rechazo y aversión a un debate en el que se plantee con claridad  si el poder  es  del sexo que con más frecuencia lo encarna  o del sexo  a  quien mejor sirve  y si esa estrategia encubierta no produce mucho mejores resultados que si el poder estuviese encarnado por ellas mismas, y esto aunque solo fuese porque obligaría a rendir cuentas sabiendo a quien pedírselas y sin que la responsabilidad acabe, como ahora mismo, perdida en una maraña en la que resulta muy complicado discernir quién es quién y quién debe responder de lo que pasa.

Porque es verdad que la legislación de género puesta en marcha en nuestro país en las tres últimas décadas es de la autoría intelectual del neofeminismo y eso es así, sea que nos refiramos a la Ley contra la violencia de género,  la Ley de divorcio  -en particular lo que se refiere a la custodia de los hijos y al reparto del patrimonio conyugal en caso de separación-, la de igualdad  o tantas otras, pero  lo cierto es que todas ellas  han sido aprobadas con amplio apoyo parlamentario. Y lo fueron sin que estuviesen  en ningún programa electoral de forma clara y en su auténtico significado y  sobre todo sin un debate clarificador en la sociedad ya que el peso del lobby feminista fue absolutamente determinante para que todas las voces críticas fuesen siendo acalladas poco a poco.

De la reforma de la Ley de divorcio se dijo, paradojas de la política,  que se hacía para que incluyera la custodia compartida  y de la de violencia de género para acabar con la violencia contra las mujeres, pero sin que en ningún momento se  explicase  a la opinión pública que eso iba a suponer la ruptura de la igualdad jurídica entre hombres y mujeres, y sin que sepamos por qué cada año se renueva el apoyo a una ley cuya efectividad en relación con el objetivo primeramente señalado es tan baja. En relación con la “custodia compartida” recogida en esa reforma de la Ley de Divorcio entiendo que no hacen falta mayores comentarios a tenor de las tensiones actuales para este enésimo intento de incorporarla,  como opción preferente, a nuestra legislación, al igual que sucede en tantos otros países de nuestro entorno.  

Por lo que atañe a la cuestión de a quién beneficia una estrategia como ésta no cabe duda a tenor de lo que se observa en el día a día  y de la alegría con que están siendo celebrados estos cambios por parte del neofeminismo.  Como tampoco la tenemos del perjuicio que a todos ocasiona el que las cosas se produzcan de esta manera y no de una forma más clara y transparente. Hasta el punto de que entiendo que  sería bueno profundizar en qué parte de responsabilidad tiene un tema como éste, con tantas ramificaciones, en el descrédito actual  de la política y de quienes la representan. También del distanciamiento de los ciudadanos de una clase política, que una vez en el poder deciden  hacer lo que figuraba en su programa electoral y lo que no, y vive sumida en una gravísima crisis de representatividad: cuando uno cree que ha votado una línea ideológica o programática lo que resulta es un batiburrillo en el que todo tiene cabida.

Lo que, sin embargo,  en esta entrada me gustaría resaltar como novedad es el hecho de que en el plano de lo ideológico nos encontramos con algo parecido. Más que una ideología propia el feminismo y ahora el neofeminismo lo que ha hecho es aprovechar el ambiente intelectual y político dominante en cada momento histórico para ir consolidando derechos  en torno a una cada vez más difusa idea de igualdad, lo que indudablemente ha conducido finalmente a profundas contradicciones y negaciones entre lo que hoy proclama y exige y lo que ha sido su trayectoria histórica. Nació al socaire de las ideas ilustradas, y fue en el ambiente liberal y en buena medida gracias al apoyo de una figura tan relevante como  Stuart Mill que formuló su derecho a la igualdad jurídica, como sería luego con Marx y Engels y otras figuras y movimientos de la izquierda de los siglos XIX y primera mitad del siglo XX que situaría en un primer plano los derechos económicos, sociales y políticos.

Pero será a partir de los años sesenta del siglo pasado cuando al calor de las reivindicación de los derechos de las minorías en primer lugar en EE.UU, y posteriormente a través de todo el mundo, que en una clara apropiación indebida jugó a situarse como tal minoría y a exigir el mismo tratamiento que éstas, en particular todo lo referente a la discriminación positiva, viniendo a parar en que no solo no se trataba de una minoría comparable a las demás, tampoco que pudiese asimilarse su discriminación a algo de una naturaleza bien diferente como la discriminación racial. Pero lo cierto es que dicha estrategia le funcionó con el resultado de que los derechos conseguidos fueron mayores a los de cualquier otra particularmente en lo referido a la discriminación positiva, que si en el resto de los casos se entendió como una estrategia temporal y para cuando dicha minoría estuviese en desventaja, para el caso de las mujeres esas limitaciones jamás existieron ni en lo referido a la temporalidad ni en lo referente a la situación de desventaja.

Y es en la deriva de esta falsa consideración como minoría y de asimilación de la discriminación femenina con la discriminación racial que nace el feminismo radical americano que tan profundamente marcaría el devenir del feminismo posterior y que  he definido como neofeminismo porque a mí entender supone una ruptura tan grande con todo lo anterior que usar la misma denominación solo puede conducir a la confusión y al desconcierto.  Otro ejemplo de asimilación absolutamente improcedente lo llevó adelante  Andrea Dworkin una de las figuras destacadas de este feminismo cuando  comparaba la persecución de la mujer con el holocausto y gustaba de presentarlas como  “survivor”. Ni que decir tiene que lo que tuvo su origen en los EE.UU se ha trasladado a Europa con algún agravante, no sólo por lo que supone de mímesis sino porque lo que en la sociedad americana representaban movimientos sociales de base que debían ganarse los apoyos en la arena política  aquí en la U.E  ha sido recogido como política oficial y bien sabido es, que el peso de lo público en nuestras sociedades es muy superior al que representa en países como EE.UU.

Donde este oportunismo ideológico ha asumido caracteres imposibles  de admitir es cuando en nuestro país plantea la asimilación de la discriminación de la mujer  y la violencia de género con la violencia terrorista, consiguiendo arrancar a las fuerzas políticas un protocolo de actuación idéntico para ambas, con la excepción del delito de apología del machismo, que por asimilación con el de apología del terrorismo  habían querido incorporar a nuestra legislación y por el que todavía determinadas posiciones neofeministas siguen peleando.  Asimilación que finalmente ha conducido no solo a la desigualdad jurídica de varones y mujeres en la violencia de pareja, también a que las muertes en ese ámbito tengan un tratamiento tan absolutamente diferenciado que mientras unas suponen un delito contra la sociedad, las otras apenas si encuentran eco en las  páginas de sucesos.

La gran paradoja de todo este asunto está en que carecer de líder, partido político propio y una ideología clara y coherente, ha significado para el feminismo y el neofeminismo una completa ventaja ya que como tantas otras veces sucede en la vida social la invisibilidad constituye la mejor estrategia de pervivencia, y de este modo sus 110 años de feminismo y los 40 de neofeminismo han transcurrido sin realizar ni un solo balance, sin dar cuenta ni en una sola ocasión de lo hecho y lo que restaba por realizar, sin necesidad de explicar cómo lo que nació como proyecto de igualdad ha derivado en la prevalencia  de género actual. Y si desde el plano de sus intereses una actuación de ese tipo no pueda ser considerada más que como un auténtico éxito, desde el plano social constituye un verdadero fraude a la sociedad y fracaso de la democracia que desde siempre se entendió consustancial con el debate y la claridad, con la visibilidad de los distintos agentes, con la necesidad de rendir cuentas y con el derecho de la ciudadanía a exigir responsabilidades, circunstancias éstas totalmente imposibles para el caso que nos ocupa caracterizado justamente por haber burlado todas y cada una de estas cosas. 


07 agosto, 2012

Pelle Billing: El bluf de la igualdad de género


Pelle Billing vuelve después de un cierto parón anunciando próximas e interesantes nuevas y dando cuenta de  la publicación en sueco de un libro con título aproximado de: El bluf de la igualdad de género. Cualquier noticia, traducción, reseña...  que consigáis de él será bienvenida. Que se publique en Suecia entiendo que además le da un valor añadido teniendo en cuenta la fuerza y poder del lobby feminista en ese país.