Aún cuando no siempre coincido con Ángeles Caso me parece muy interesante lo que recoge en su último libro en el sentido en que queda reflejado en este entrevista, por cuanto creo que hay mucho de cierto en lo que dice y lo hay también en algún sentido que ella ni tan siquiera apunta, como es la falta de pudor del feminismo para echar mano de la situación de las mujeres en muchos países del tercer mundo para justificar privilegios en el nuestro.
Sucedió así cuando la ley contra la violencia de género, cuando para apoyarla se recurrió a normas de la ONU pensadas para países donde la situación de la mujer no tiene absolutamente nada que ver con la de estos lares (Y esto no es una apreciación mía, sino que fue el propio Consejo de Estado quien en el dictamen que emitió en su momento decía exactamente eso que acabo de escribir más arriba).
Pero sucede también cuando personajes como Isabel Coixet justifican las ayudas al cine hecho por mujeres en base que otras mujeres ganan menos que los hombres. Como escribo en el comentario de la noticia, me parece una lógica curiosa que alguien por pertenecer al mismo sexo se considere por ese solo hecho con derecho a ser la beneficiaria por la discriminación que sufran o puedan sufrir sus congéneres.
O tal como lo planteo en el comentario: suponiendo que sea cierto lo de que las mujeres cobran menos, no alcanzo a entender la lógica de Coixet para que sea ella y sus colegas quienes deban salir beneficiadas. ¿No será, que una aristocracia femenina se apoya en las reales a ficticias discriminaciones de las mujeres que realmente lo pasan mal para medrar a costa de ellas?
Las feministas de género dicen tener su razón de ser y su objetivo último en la conquista de la igualdad. Los hechos sin embargo no hacen más que desmentirlas. Quisiera desde este blog no solo denunciar la deriva neofeminista, también combatir la estigmatización de los hombres y reivindicar la dignidad de lo masculino.
30 octubre, 2009
27 octubre, 2009
Suicidio y género
He vuelto a leer las páginas que Ivon Dallaire en su libro: Homme et fier de l’être(Éditions Options Santé, 2001) dedica al suicidio y entresaco de ellas algunos de párrafos como cuando dice: "que al contrario que las mujeres que utilizan el suicidio como una llamada de socorro, el hombre que decide suicidarse quiere realmente morir".
O cuando recoge la opinión de Laurent Garneau, responsable del Centro de Prevención del suicidio de la región de Saguenay-Lac-St-Jean, según el cual “la elevada tasa de suicidios se debe a diferentes factores, entre los que se encuentran, la ausencia de modelos masculinos fuertes lo que hace difícil la adquisición del rol masculino, la presencia de prejuicios muy negativos contra los hombres, el desconocimiento de sus propias señales de peligro y la dependencia afectiva de numerosos hombres en relación con su mujer en lo relativo a su salud, sus necesidades de ayuda y su vida social en general”
También cuando dice, luego de analizar las múltiples causas vinculadas con la edad,
“Una sola causa no tiene nada que ver con la edad: las penas de amor. Sean vividas como rechazo en el caso del joven, como un divorcio o separación en el caso del hombre maduro o como viudez en el caso del hombre mayor, el aislamiento y la soledad que siguen a una pérdida interpersonal constituye siempre una causa potencial de suicidio…” “En efecto, según diferentes estudios, los hombres divorciados y los viudos se suicidan en una proporción de tres a seis veces superior a la de los hombres casados“. “La diferencia es mucho menos entre las mujeres casadas y divorciadas porque son las mujeres quienes mantienen la guardia y custodia de los hijos después del divorcio, lo que constituye un factor protector contra el suicidio”
En fin, un relato donde se pone de manifiesto la mayor incapacidad del hombre para afrontar este tipo de situaciones; incapacidad derivada en buena medida de una forma de asumir la masculinidad que considera toda demanda de ayuda como un signo de debilidad, y se manifiesta en forma de una menor atención a la propia salud y vida íntima, hasta el punto de renunciar a la visita al médico o a comentar su problema con los que le son más próximos.
Es por ello que la información suministrada por Pilar Sáiz y otros psiquiatras participantes en el XIII Congreso Nacional de Psiquiatría, en relación con lo que está pasando en España, tiene una gran importancia por cuanto viene a corroborar lo que ya es sabido desde hace muchos años y que fragmentariamente hemos ido recogiendo en bitácoras como ésta y otras muchas que militan en la crítica a la Perspectiva de Género y el fundamentalismo feminista y que, podría resumirse en que para ese feminismo el fracaso y el dolor masculino cuando más invisible mejor mientras que, por el contrario, el dolor de las mujeres lo debe ocupar todo.
Difícilmente se puede atribuir a casualidad que los medios hayan incurrido en el gravísimo error de confundir la no publicación de cada muerte por suicidio para evitar el efecto contagio con el silenciamiento de un gravísimo problema de salud que afecta a todos, como tampoco se entiende la inexistencia de una Estrategia de Salud Mental, incluso que la propia información derivada del Congreso y presentada por los propios ponentes haya sido reducida a la mínima expresión. Tengo para mí, y esto ya sólo responde a mi convicción, que si los términos en que este gravísimo problema afecta a hombres y mujeres estuvieran invertidos no sería necesario estar reclamando a estas alturas un plan de actuación y otra actitud por parte de los medios, máxime si tenemos en cuenta que ambas cosas podrían salvar muchas vidas ya que, como dice el doctor Marín, no sólo la familia sino el quiosquero o el camarero pueden ser de gran ayuda para poner al presunto suicida en manos de psiquiatra.
O cuando recoge la opinión de Laurent Garneau, responsable del Centro de Prevención del suicidio de la región de Saguenay-Lac-St-Jean, según el cual “la elevada tasa de suicidios se debe a diferentes factores, entre los que se encuentran, la ausencia de modelos masculinos fuertes lo que hace difícil la adquisición del rol masculino, la presencia de prejuicios muy negativos contra los hombres, el desconocimiento de sus propias señales de peligro y la dependencia afectiva de numerosos hombres en relación con su mujer en lo relativo a su salud, sus necesidades de ayuda y su vida social en general”
También cuando dice, luego de analizar las múltiples causas vinculadas con la edad,
“Una sola causa no tiene nada que ver con la edad: las penas de amor. Sean vividas como rechazo en el caso del joven, como un divorcio o separación en el caso del hombre maduro o como viudez en el caso del hombre mayor, el aislamiento y la soledad que siguen a una pérdida interpersonal constituye siempre una causa potencial de suicidio…” “En efecto, según diferentes estudios, los hombres divorciados y los viudos se suicidan en una proporción de tres a seis veces superior a la de los hombres casados“. “La diferencia es mucho menos entre las mujeres casadas y divorciadas porque son las mujeres quienes mantienen la guardia y custodia de los hijos después del divorcio, lo que constituye un factor protector contra el suicidio”
En fin, un relato donde se pone de manifiesto la mayor incapacidad del hombre para afrontar este tipo de situaciones; incapacidad derivada en buena medida de una forma de asumir la masculinidad que considera toda demanda de ayuda como un signo de debilidad, y se manifiesta en forma de una menor atención a la propia salud y vida íntima, hasta el punto de renunciar a la visita al médico o a comentar su problema con los que le son más próximos.
Es por ello que la información suministrada por Pilar Sáiz y otros psiquiatras participantes en el XIII Congreso Nacional de Psiquiatría, en relación con lo que está pasando en España, tiene una gran importancia por cuanto viene a corroborar lo que ya es sabido desde hace muchos años y que fragmentariamente hemos ido recogiendo en bitácoras como ésta y otras muchas que militan en la crítica a la Perspectiva de Género y el fundamentalismo feminista y que, podría resumirse en que para ese feminismo el fracaso y el dolor masculino cuando más invisible mejor mientras que, por el contrario, el dolor de las mujeres lo debe ocupar todo.
Difícilmente se puede atribuir a casualidad que los medios hayan incurrido en el gravísimo error de confundir la no publicación de cada muerte por suicidio para evitar el efecto contagio con el silenciamiento de un gravísimo problema de salud que afecta a todos, como tampoco se entiende la inexistencia de una Estrategia de Salud Mental, incluso que la propia información derivada del Congreso y presentada por los propios ponentes haya sido reducida a la mínima expresión. Tengo para mí, y esto ya sólo responde a mi convicción, que si los términos en que este gravísimo problema afecta a hombres y mujeres estuvieran invertidos no sería necesario estar reclamando a estas alturas un plan de actuación y otra actitud por parte de los medios, máxime si tenemos en cuenta que ambas cosas podrían salvar muchas vidas ya que, como dice el doctor Marín, no sólo la familia sino el quiosquero o el camarero pueden ser de gran ayuda para poner al presunto suicida en manos de psiquiatra.
24 octubre, 2009
Datos sobre suicidio
Conseguir íntegra la información suministrada por la doctora Pilar Saiz sobre el suicidio en España se convierte en una odisea ya que la inmensa mayoría de medios ha optado por silenciar buena parte de la información incluida la incidencia por sexos. Podéis hacer la prueba vosotros mismos. En mi caso la más completa la he encontrado aquí.
Merece ser resaltado los siguiente:
En España muere más gente por suicidio que en accidentes de tráfico, un total de 3.263 personas en el 2007 frente a las 2.741 que perdieron la vida en la carretera ese mismo año, según datos facilitados por la doctora Pilar Sáiz, del departamento de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo, en el marco del XIII Congreso Nacional de Psiquiatría.
"Saiz ha informado de que las tentativas son más frecuentes en las mujeres: ellas suelen recurrir a la intoxicación por medicamentos, y los suicidios consumados lo son más en los hombres, quienes eligen métodos más violentos como el ahorcamiento, la precipitación o la sumersión. En España, la tasa de suicidio por 100.000 habitantes fue de once para los hombres y de 3,5 para las mujeres, en el año 2007."
"La doctora Pilar Saiz, del departamento de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo, ha ofrecido estos datos en una rueda de prensa, convocada en el marco del XIII Congreso Nacional de Psiquiatría, para llamar la atención sobre un grave problema que, sin embargo, no parece despertar el interés de las autoridades." (la negrilla es mía)
Merece ser resaltado los siguiente:
En España muere más gente por suicidio que en accidentes de tráfico, un total de 3.263 personas en el 2007 frente a las 2.741 que perdieron la vida en la carretera ese mismo año, según datos facilitados por la doctora Pilar Sáiz, del departamento de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo, en el marco del XIII Congreso Nacional de Psiquiatría.
"Saiz ha informado de que las tentativas son más frecuentes en las mujeres: ellas suelen recurrir a la intoxicación por medicamentos, y los suicidios consumados lo son más en los hombres, quienes eligen métodos más violentos como el ahorcamiento, la precipitación o la sumersión. En España, la tasa de suicidio por 100.000 habitantes fue de once para los hombres y de 3,5 para las mujeres, en el año 2007."
"La doctora Pilar Saiz, del departamento de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo, ha ofrecido estos datos en una rueda de prensa, convocada en el marco del XIII Congreso Nacional de Psiquiatría, para llamar la atención sobre un grave problema que, sin embargo, no parece despertar el interés de las autoridades." (la negrilla es mía)
Una historia contada por un necio, llena de ruido y furia, que nada significa
Las actas del Congreso en las que se recogen las discusiones sobre los Presupuestos Generales del Estado del año pasado cuando a quien le tocaba defenderlos era al señor Solbes reflejan que Rajoy comunicó al entonces ministro que no se iba a «enzarzar» en discusiones con él, con la siguiente argumentación: «No vea en mis palabras una crítica dirigida exclusivamente a usted, no se pueden pedir responsabilidades a quien no tiene capacidad de decisión o la tiene muy limitada».
Nadie en aquel momento habló de ninguneo al vicepresidente ni cosas por el estilo, mucho menos de una ofensa. Pero ahora hay quienes para la misma actitud al haber sido desplegada ante una mujer, la señora Salgado, quieren ver la peor de las ofensas y la manifestación más clara del machismo del jefe de la oposición. Como vivimos en el reino de la hipocresía esos mismos bien se guardan de argumentar algo parecido para el señor Durán a pesar de que también pidió discutir con el Presidente.
Y cuando ya el guirigay parecía apagarse después de que hubieran argumentado en un sentido y otro casi todos, y en particular la ministra Salgado, y las señoras Cospedal y Saénz de Santamaría, el señor Millás como si de ponerle una guinda al pastel, en un artículo titulado: Hombres, vuelve a la carga con el ninguneo y el machismo del señor Rajoy vinculando todo ello con los gobiernos del señor González a los que identifica con “el robo, el secuestro, la tortura, el crimen y la corrupción...” y todo ello con la “testosterona rancia” y los “gobiernos-macho”.
Siempre me intrigaron los que utilizan la palabra hombres para referirse a los otros. Si mal no recuerdo por algún lado leí que eso constituía una forma de autoodio. Como difícil me resulta concebir un ejercicio más burdo de misandria, pero al parecer eso cotiza y bien. En mi auxilio hecho mano de nuevo de la frase de Shakespeare en Macbeth: “La vida es una sombra… Una historia contada por un necio, llena de ruido y furia, que nada significa”.
Nadie en aquel momento habló de ninguneo al vicepresidente ni cosas por el estilo, mucho menos de una ofensa. Pero ahora hay quienes para la misma actitud al haber sido desplegada ante una mujer, la señora Salgado, quieren ver la peor de las ofensas y la manifestación más clara del machismo del jefe de la oposición. Como vivimos en el reino de la hipocresía esos mismos bien se guardan de argumentar algo parecido para el señor Durán a pesar de que también pidió discutir con el Presidente.
Y cuando ya el guirigay parecía apagarse después de que hubieran argumentado en un sentido y otro casi todos, y en particular la ministra Salgado, y las señoras Cospedal y Saénz de Santamaría, el señor Millás como si de ponerle una guinda al pastel, en un artículo titulado: Hombres, vuelve a la carga con el ninguneo y el machismo del señor Rajoy vinculando todo ello con los gobiernos del señor González a los que identifica con “el robo, el secuestro, la tortura, el crimen y la corrupción...” y todo ello con la “testosterona rancia” y los “gobiernos-macho”.
Siempre me intrigaron los que utilizan la palabra hombres para referirse a los otros. Si mal no recuerdo por algún lado leí que eso constituía una forma de autoodio. Como difícil me resulta concebir un ejercicio más burdo de misandria, pero al parecer eso cotiza y bien. En mi auxilio hecho mano de nuevo de la frase de Shakespeare en Macbeth: “La vida es una sombra… Una historia contada por un necio, llena de ruido y furia, que nada significa”.
22 octubre, 2009
Cuando el género lo ocupa todo
Recientemente la ministra Salgado dijo en el Senado que la economía española estaba sometida a un “especial escrutinio” por parte de las instituciones internacionales y para ilustrar la afirmación dijo que le pasaba “como a las mujeres” que para demostrar lo mismo tenía que “trabajar el doble”.
A raíz del reciente debate sobre los Presupuestos Generales del Estado para 2010 la señora Cospedal dijo que: Rajoy “estuvo muy correcto”, porque de haber sido más agresivo, al ser él un hombre, hubiera quedado como cuando “un chico le pega a una chica en el colegio”. Ahora la señora Salgado insta a Cospedal a que “mida sus palabras” y Soraya Saénz de Santamaría ve "lamentable que se recurra al machismo para justificarse".
Esto tenía que pasar. En una coyuntura como la presente la ministra de Economía, la portavoz en el Congreso y la secretaría general del principal partido de la oposición se enzarzan en una polémica a la que difícilmente se le puede ver algún tipo de utilidad ni para afrontar la crisis económica ni ninguna otra cosa. Me temo sin embargo que tendremos que habituarnos a episodios como éste en muchas otras ocasiones dado lo tentador que resulta para cualquier mujer recurrir al victimismo para justificarlo todo.
A raíz del reciente debate sobre los Presupuestos Generales del Estado para 2010 la señora Cospedal dijo que: Rajoy “estuvo muy correcto”, porque de haber sido más agresivo, al ser él un hombre, hubiera quedado como cuando “un chico le pega a una chica en el colegio”. Ahora la señora Salgado insta a Cospedal a que “mida sus palabras” y Soraya Saénz de Santamaría ve "lamentable que se recurra al machismo para justificarse".
Esto tenía que pasar. En una coyuntura como la presente la ministra de Economía, la portavoz en el Congreso y la secretaría general del principal partido de la oposición se enzarzan en una polémica a la que difícilmente se le puede ver algún tipo de utilidad ni para afrontar la crisis económica ni ninguna otra cosa. Me temo sin embargo que tendremos que habituarnos a episodios como éste en muchas otras ocasiones dado lo tentador que resulta para cualquier mujer recurrir al victimismo para justificarlo todo.
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19 octubre, 2009
Ley aborto
Ayer La Vanguardia publicaba el siguiente texto sobre el aborto, texto que hoy recogen también otros medios.
Este es otro de esos temas sobre los que al parecer cuanta menos información tenga la opinión pública mejor, porque se ha decidido dejarlo en "buenas manos".
Este es otro de esos temas sobre los que al parecer cuanta menos información tenga la opinión pública mejor, porque se ha decidido dejarlo en "buenas manos".
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11 octubre, 2009
Mercado laboral de EE.UU
Parece que lo de que la crisis golpea con más fuerza a los hombres no es un fenómeno exclusivamente español ni de nuestra economía. Leed este artículo sobre lo que está sucediendo en el mercado laboral americano, merece la pena. Mientras tanto Fanny Rubio habla de odios, Aído de que no se ha tenido suficientemente en cuenta a la mujer y la ministra Salgado de que nuestra economía está sometida a un especial escrutinio por parte de los organismos internacionales, ergo, (según ella) como la mujer, debe trabajar el doble.
En La Vanguardia la noticia aparece así.
En La Vanguardia la noticia aparece así.
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10 octubre, 2009
alteridad y empatía
Quizá el efecto más devastador de la perspectiva de género resida en que finalmente incapacita para la alteridad, incapacita para la empatía. Empatía tantas veces argüida por el feminismo aunque el parecer sólo para exigirla al otro. A fuerza de creerme mejor acabo por hacer del otro el distinto, el diferente, el obstáculo. A fuerza de buscar mis razones me olvido de que quizá el otro también tenga algunas, me encierro en mí misma y finalmente no me resulta difícil culpar al otro de todo lo malo que pasa y que me pasa. El victimismo entonces lo ocupa todo. Sucede un poco lo que con el nacionalismo que finalmente acaba culpando de sus males al enemigo exterior. Creo que sobran ejemplos de lo uno y lo otro.
Si Amenábar muestra en Ágora cómo, quienes habiendo sido perseguidos se convierten en perseguidores con igual o mayor saña, en el caso del feminismo quizá esté resultando algo parecido aunque cueste más verlo porque nos afecta directamente y lo tenemos más cerca. El feminismo institucional o de género está tirando por tierra ¡y de qué forma! toda la historia anterior hasta convertir al movimiento en un mero sindicato de intereses dirigido por un lobby consciente de que administra un gran poder y que definitivamente ha renunciado a cuanto había caracterizado al feminismo histórico incluidas la idea de un movimiento democrático y de masas.
Negarse a admitir cualquier razón que venga del otro, justificar cualquier mentira o exageración siempre que favorezca a las mías, son los síntomas más claros de que se ha iniciado el descenso por el tobogán que conduce directamente al odio y la confrontación. Repetir una y mil veces lo de la discriminación salarial femenina sin preguntarse si es verdad o a pesar de saber que no es verdad, confeccionar estadísticas a nuestro acomodo para que nos ofrezcan los resultados que queremos, legislar buscando la eximente y el privilegio son cosas que están pasando en nuestro país hoy y son practicadas con fruición por el feminismo institucional…
Todas estas cosas están ahí. Saber ponderarlas en su justo significado ya no es tan fácil. Hasta el presente nada hemos oído del lado de las feministas para quienes la autocrítica es algo que no va con ellas, convencidas como están de que sus razones son tan poderosas que quien se oponga a ellas, sea con argumentos o sin ellos, no puede ser más que un vulgar enemigo de las mujeres que sólo merece el mayor de los desprecios. La cuestión es que, para resolver este asunto necesitamos restablecer el respeto mutuo y eso requeriría por su parte estar dispuestas a aceptar que lo que está en juego no es cosa de ángeles y demonios, sino de seres humanos que necesitan convivir sin pisar y sin que les pisen. Ni tan siquiera valdría aducir una opresión anterior para pensar que los hombres deberíamos aceptar las discriminaciones del presente.
Nota: Las anteriores reflexiones las he escrito después de participar en el debate que suscitó el siguiente artículo de Fanny Rubio en el diario El País
Si Amenábar muestra en Ágora cómo, quienes habiendo sido perseguidos se convierten en perseguidores con igual o mayor saña, en el caso del feminismo quizá esté resultando algo parecido aunque cueste más verlo porque nos afecta directamente y lo tenemos más cerca. El feminismo institucional o de género está tirando por tierra ¡y de qué forma! toda la historia anterior hasta convertir al movimiento en un mero sindicato de intereses dirigido por un lobby consciente de que administra un gran poder y que definitivamente ha renunciado a cuanto había caracterizado al feminismo histórico incluidas la idea de un movimiento democrático y de masas.
Negarse a admitir cualquier razón que venga del otro, justificar cualquier mentira o exageración siempre que favorezca a las mías, son los síntomas más claros de que se ha iniciado el descenso por el tobogán que conduce directamente al odio y la confrontación. Repetir una y mil veces lo de la discriminación salarial femenina sin preguntarse si es verdad o a pesar de saber que no es verdad, confeccionar estadísticas a nuestro acomodo para que nos ofrezcan los resultados que queremos, legislar buscando la eximente y el privilegio son cosas que están pasando en nuestro país hoy y son practicadas con fruición por el feminismo institucional…
Todas estas cosas están ahí. Saber ponderarlas en su justo significado ya no es tan fácil. Hasta el presente nada hemos oído del lado de las feministas para quienes la autocrítica es algo que no va con ellas, convencidas como están de que sus razones son tan poderosas que quien se oponga a ellas, sea con argumentos o sin ellos, no puede ser más que un vulgar enemigo de las mujeres que sólo merece el mayor de los desprecios. La cuestión es que, para resolver este asunto necesitamos restablecer el respeto mutuo y eso requeriría por su parte estar dispuestas a aceptar que lo que está en juego no es cosa de ángeles y demonios, sino de seres humanos que necesitan convivir sin pisar y sin que les pisen. Ni tan siquiera valdría aducir una opresión anterior para pensar que los hombres deberíamos aceptar las discriminaciones del presente.
Nota: Las anteriores reflexiones las he escrito después de participar en el debate que suscitó el siguiente artículo de Fanny Rubio en el diario El País
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07 octubre, 2009
Tirar la piedra y esconder la mano
He vuelto a leer en Malaprensa la entrada y los comentarios sobre los sueldos medios de hombres y mujeres y he pensado que quizá no nos estamos preguntando lo fundamental: ¿Dónde está el feminismo en toda esta cuestión? ¿Por qué hay momentos en los que el feminismo no aparece, hasta el punto de su más completa invisibilidad? ¿Cómo es posible que este tema haya podido ser aducido como una de las pruebas más contundentes contra la sociedad patriarcal, pero llegado un momento como el presente en el que dicha tesis parece completamente insostenible el feminismo no aparece? Lo cual por otro lado no significa que no se vaya a seguir utilizando el argumento como siempre se ha hecho, como una mentira estadística que a fuerza de repetirla la gente se la he terminado creyendo.
Que ha sido el feminismo quien ha propagado la idea de la discriminación salarial de la mujer creo que no lo duda nadie, que es el feminismo quien sigue aduciéndola para justificar las más variopintas cuestiones –recuérdese que esta cuestión ha sido esgrimida muy recientemente para justificar las ayudas al cine hecho por mujeres- tampoco y, sin embargo, llegado el momento de la discusión de una pieza tan fundamental de su pensamiento como la discriminación salarial el feminismo no aparece y, ¡ojo! segunda paradoja, parece que tampoco se le echa en falta de tal modo que la discusión continua como si de una cuestión técnica se tratara. Desde luego si se trata de una estrategia de defensa hay que reconocer que es de lo más inteligente: hago uso de la citada cuestión cuando de sacar partido se trata y desaparezco de la escena en el momento de rendir cuentas.
No es la primera vez que tengo esta sensación. Desearía poder tener enfrente a las mantenedoras de las tesis feministas para poder debatir estas cosas con ellas, pero nunca aparecen, nunca están. Están en la prensa, en la política, en el poder, pero jamás a la hora del debate y de ahí que pueda hablar de esto en lugares como Ahige (aunque hace mucho tiempo que no lo visito), o en las bitácoras Buenamente, Malaprensa, Wonkapista o tantas otras, pero no con aquellas para quienes constituye uno de los pilares de su ideología y de su acción política. Y tengo que reconocer que como estrategia defensiva es absolutamente genial aun cuando en términos de debate democrático resulte tan pobre y tan desalentadora. Y no me cabe un nombre más apropiado para esta actitud que el de deshonestidad intelectual. Claro que en términos un poco más vulgares a esto se le llamaría: tirar la piedra y esconder la mano.
Que ha sido el feminismo quien ha propagado la idea de la discriminación salarial de la mujer creo que no lo duda nadie, que es el feminismo quien sigue aduciéndola para justificar las más variopintas cuestiones –recuérdese que esta cuestión ha sido esgrimida muy recientemente para justificar las ayudas al cine hecho por mujeres- tampoco y, sin embargo, llegado el momento de la discusión de una pieza tan fundamental de su pensamiento como la discriminación salarial el feminismo no aparece y, ¡ojo! segunda paradoja, parece que tampoco se le echa en falta de tal modo que la discusión continua como si de una cuestión técnica se tratara. Desde luego si se trata de una estrategia de defensa hay que reconocer que es de lo más inteligente: hago uso de la citada cuestión cuando de sacar partido se trata y desaparezco de la escena en el momento de rendir cuentas.
No es la primera vez que tengo esta sensación. Desearía poder tener enfrente a las mantenedoras de las tesis feministas para poder debatir estas cosas con ellas, pero nunca aparecen, nunca están. Están en la prensa, en la política, en el poder, pero jamás a la hora del debate y de ahí que pueda hablar de esto en lugares como Ahige (aunque hace mucho tiempo que no lo visito), o en las bitácoras Buenamente, Malaprensa, Wonkapista o tantas otras, pero no con aquellas para quienes constituye uno de los pilares de su ideología y de su acción política. Y tengo que reconocer que como estrategia defensiva es absolutamente genial aun cuando en términos de debate democrático resulte tan pobre y tan desalentadora. Y no me cabe un nombre más apropiado para esta actitud que el de deshonestidad intelectual. Claro que en términos un poco más vulgares a esto se le llamaría: tirar la piedra y esconder la mano.
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02 octubre, 2009
Encuesta Estructura salarial
Vaya, parece que algo hemos avanzado. La nota del INE de 22 de septiembre de 2009 sobre la Encuesta anual de estructura salarial 2007, ya se realiza indicando que la comparación de los sueldos de mujeres y hombres no se refiere “al mismo trabajo” sino al salario medio lo que no tiene en cuenta variables como la jornada, el puesto, etc., como venimos recordando en esta bitácora desde hace muchos años. En concreto este párrafo resume bastante bien el contenido de esas diferencias: “Estas diferencias se explican, entre otras razones, porque hay una mayor proporción de mujeres que de hombres trabajando a tiempo parcial, lo que da lugar a que sus ganancias anuales sean inferiores.” La noticia la encontraréis en:
http://www.ine.es/prensa/np568.pdf
Confiemos en que no haya que aguardar tantos años para que publiquen el salario por hora trabajada (Si se quiere tener una medida aproximada de las diferencias salariales entre hombre y mujer, desde luego parece un índice mucho más acertado que el salario medio, que compara a quien trabaja 8 horas con quien trabaja 6 o 4). Cuando lo veamos y espero que no pasen muchos años seguramente se producirá más de una sorpresa.
http://www.ine.es/prensa/np568.pdf
Confiemos en que no haya que aguardar tantos años para que publiquen el salario por hora trabajada (Si se quiere tener una medida aproximada de las diferencias salariales entre hombre y mujer, desde luego parece un índice mucho más acertado que el salario medio, que compara a quien trabaja 8 horas con quien trabaja 6 o 4). Cuando lo veamos y espero que no pasen muchos años seguramente se producirá más de una sorpresa.
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