Se lamentaba el señor Zapatero en la entrevista que le realizó Iñaki Gabilondo para los informativos de la Cuatro, de que la aprobación de la Ley de Igualdad no constituyese noticia de portada y en su lugar los periódicos continuasen hablando de ETA.
Hace también muy poco publicaba el diario El País una noticia con un titular parecido a: “Una gestora dirigirá la Federación socialista de Madrid sin atender a cuotas”. Ahora varias ONG denuncian el fracaso de la Ley contra la violencia de género. También los expertos andan desorientados por el resultado electoral pues resulta difícil explicar como en un contexto de crecimiento económico, y prosperidad más o menos generalizada, el partido en el Gobierno obtiene los resultados que obtiene.
No se me escapa que para cada uno de esos hechos, habrá diferentes interpretaciones; por ejemplo la que realizan las impulsoras de la Ley contra la violencia de género, quienes, sin la más mínima autocrítica, siguen propugnando sucesivas vueltas de tuerca, en una espiral de progresivo vaciamiento de las garantías jurídicas para los hombres, y como en tantas otras ocasiones seguramente terminarán haciendo oídos sordos a los muchos y muchas que en reiteradas ocasiones anunciábamos que el camino que se emprendía no era el correcto.
Por cierto y teniendo en cuenta que se trata de una Ley votada por unanimidad de las Cámaras, debiera ser motivo de reflexión y análisis el porqué la Cámara en pleno apoya una Ley a la que habían planteado reservas el Consejo de Estado y buena parte de la carrera judicial, pero que finalmente se promulgó en los términos que apoyaban las agrupaciones feministas más radicales y maximalistas e incorporando algo tan poco igualitario como la separación por géneros en la aplicación de la Ley. Me sorprende que ni una sola voz se alce para hacer algún comentario al respecto.
En relación con la cuestión de la gestora de la Federación socialista madrileña, da que pensar que en las situaciones de crisis o cuando hace falta un esfuerzo especial, ahí sí, parece que se tenga que echar mano del criterio de mérito y capacidad, algo así como cuando hay beneficio nos lo repartimos a medias, en caso de pérdidas sálvese quien pueda. Esto de la paridad creo se hubiera merecido una reflexión más detenida y seguramente habrá que terminar haciéndola pues no puede ser que se imponga en unas ocasiones y quien la impone prescinda de ella cuando le parece.
En relación con los resultados electorales desconozco el peso que hayan podido tener las “leyes de igualdad” pero me niego a pensar que haya sido nulo. Un buen porcentaje de personas entienden que la discriminación positiva está yendo mucho más allá de lo razonable, y muchos padres, cientos de miles, están hartos de la legislación y la práctica judicial en relación con la custodia de los hijos.
En fin, he escrito estas líneas de forma un poco apresurada, pero la verdad quería romper el silencio a que me están condenando otras obligaciones. Un saludo