En Nada es gratis se ha producido un interesante debate sobre violencia de género que merece ser continuado. Por eso me gustaría apuntar las siguientes líneas de una discusión que hoy se hace más necesaria que nunca.
En una sociedad civilizada, como pretendemos que es la nuestra, el Código Penal y la Justicia no pueden ser utilizados contra uno de los sexos. La Justicia debe atenerse a conductas con independencia del sexo o la orientación sexual de los protagonistas. Las diferencias jurídicas terminan creando diferencias reales y, al menos en el plano teórico lo que se dice perseguir es justamente lo contrario, es decir, igualdad e igualdad de trato.
Es rotundamente falso que la violencia en la pareja sea unidireccional del hombre a la mujer, así lo prueba la realidad de los hechos y los estudios realizados con rigor y en los que por no presuponerse esa unilateralidad se confeccionan con los datos y las opiniones de los dos sexos y no exclusivamente de uno. Por ejemplo, los recogidos en esta recopilación: http://www.escorrecto.org/400razones.pdf o los que contiene este libro: J. Iglesias de Ussel et al. 2010. Matrimonios y parejas jóvenes. Madrid: Fundación SM.
Pero lo prueban de forma incontestable casos como el de esa señora por la que se había interesado la, en su momento, presidenta del Tribunal Constitucional, y que finalmente ha sido condenada por haber asesinado, a través de sicario, a su marido disconforme con que fuera él quien tuviera la custodia de la hija de ambos. Lo que no sé es si, al no ser este un caso de violencia de género se le aplica el protocolo de que no pueda obtener ningún beneficio de la muerte de su ex marido o si en este momento la custodia de la niña la tiene ella. Cito este caso por ser de dominio público aunque la contratación de sicarios es bastante frecuente en estos casos.
Sería interesante investigar con algo más de profundidad el tabú del suicidio en nuestra país y por qué está prohibido hablar de un fenómeno que arrebata la vida a en torno 8 varones ¡al día! ¿Qué ha sido de las recomendaciones de Pilar Sáiz y el XIII Congreso Nacional de Psiquiatría o, cómo es posible que por cambios en la metodología el INE registre para 2010 una caída de los mismos de 300 personas mientras las revistas especializadas de lo que hablan es de un repunte y agudización del problema? Tanto es así que mientras algunos de estos profesionales hablan de más de más de 4.000 muertos por esta causa el INE da para 2010 la cifra de 3.145 (en 2009 la cifra había sido de 3.429: 8 de cada 10, varones).
Habría que preguntarse también si se ajusta a algún criterio científico que los profesionales relacionados con la violencia de género: jueces, personal de los juzgados, médicos, etc. de quien estén recibiendo formación sea de personas relacionadas con la ideología de género, máxime si tenemos en cuenta que no sólo es que se hayan equivocado en la LICVG, en cuanto a que el número de mujeres muertas no ha descendido, es que de las 130.000 denuncias anuales en más de un 80 % de los casos los denunciados son absueltos o sobreseídos, y ahora mismo lo que está pasando es que la ministra Ana Mato nos traslada a la sociedad la perplejidad de que, ¡de las 18 mujeres muertas en lo que va de año ninguna había presentado denuncia!
¿Todavía habrá quien descalifique en términos gruesos a los demás, como acostumbra a hacer el feminismo de género, por no entender o no saber lo que pasa con la violencia en la pareja? ¿Qué ha quedado del método científico del señor Lorente? ¿Cómo es posible que toda la infraestructura y todas las campañas realizadas a lo largo de todos estos años conduzcan a 130.000 denuncias anuales pero dicha infraestructura de nada haya servido a las mujeres asesinadas? ¿Se equivocó el objetivo? ¿Se sigue equivocando?