No me resisto a hacer algún comentario
político, el momento de cambio acelerado que vivimos lo requiere y lo que desde
este blog se defiende: la igualdad y no discriminación por razón de sexo lo
exigen. Y eso aunque solo sea para aportar un pequeño grano de arena que evite
que estos temas queden sepultados por el silencio que en torno a todas estas
cuestiones guardan la mayoría de las fuerzas políticas, incluida Podemos, y para
que la custodia compartida o la igualdad de los ciudadanos ante los tribunales
de justicia adquieran el protagonismo público que merecen y no sean tratados
como esas materias reservadas, que siempre se acaban resolviendo según el
criterio del Instituto de la mujer y otras instancias del feminismo
institucional, en claro perjuicio no solo de los varones, también de la calidad
de nuestra justicia y nuestra democracia.
Errejón entona el mea culpa por la escasa presencia de mujeres en la cúpula de su partido (por cierto,
en modo muy similar a como lo hizo el presidente de la Comisión europea
Jean-Jacques Juncker al presentar ante el Parlamento la composición por sexos
de la que desde ese momento preside) y, Pablo Iglesias dice lo siguiente a
propósito del trabajo de los mineros: “Cuando vemos a esos héroes vestidos de
azul en forma de mineros o de trabajadores de los astilleros, se nos olvida que
las que están haciendo las cuentas para llegar a fin de mes son mujeres que
tienen que lidiar continuamente con la realidad, y la realidad revela
continuamente nuestra debilidad, no tiene momentos tan épicos”. La mística de
la “igualdad de género” cuando se mezcla con la política puede conducir, como en este caso a Pablo
Iglesias, a la altiva distancia de considerar poca cosa lo que un minero ha de
“lidiar con la realidad”. Negará ser un macho alfa pero este tipo de
declaraciones desde luego no le van a ayudar.
Leí
recientemente la siguiente entrada de Politikon y estando básicamente de acuerdo con su línea
argumental me pareció que, lo que en ella se señalaban como insuficiencias de
Podemos, eran más bien insuficiencias de una izquierda que ha perdido cualquier
referencia de clase, pero también que ha mudado de opinión radicalmente en
cuestiones como: el nacionalismo, el valor de la ciencia, la educación como
ascensor social o nociones tan centrales de su identidad como la igualdad: sea
que la consideremos desde el punto de vista socioeconómico, sea desde el punto
de vista del “género”, y para quienes la conquista de poder se ha convertido en
su primer y casi único objetivo.
Vaya por delante que, a
pesar de algunas coincidencias en el diagnóstico con Podemos, para mí la política es básicamente
propuesta y en Podemos de lo que menos hay es eso: propuesta. Pero desde luego no lo entiendo como un mal
exclusivo de esa organización y me atrevo a señalar para el PSOE una insuficiencia no menor, con algunos matices evidentes ya que, donde aquellos nos remiten a
la “casta”, estos lo hacen en la dirección del “partido popular”, lugares donde
según unos y otros residirían todos los males que padece nuestra sociedad: corrupción, paro y desempleo o de los problemas de nuestro
modelo territorial.
Pero es que si vamos al
terreno de las propuestas el escapismo del PSOE no es menor que el de Podemos,
pues si estos remiten a “lo que diga la gente”, aquellos han decidido que la
clave de bóveda de todos los problemas de este país está en la “Reforma de la
Constitución” que al parecer permitiría resolverlos todos incluido el catalán
(no se entiende cómo, ya que los independentistas en ningún caso apuntan en esa
dirección y eso al margen de que la primera discrepancia con ese federalismo
asimétrico que propone Pedro Sánchez proviene de sus propias filas y en
particular de Susana Díaz, quien además se ha pronunciado en repetidas
ocasiones en el sentido de que de ningún modo aceptará tampoco, una negociación
bilateral y por arriba entre Mariano Rajoy y Artur Mas aunque Pedro Sánchez no
deja de repetirla como un mantra un día sí y otro también).
En cuanto a los servicios
públicos, en particular educación y sanidad,
el PSOE lo sigue fiando todo a esa nueva Constitución donde quedarían
establecidos de forma taxativa, y en cuanto a las millones de parados y como se
resolverá su situación estoy sorprendido por la escasa atención
que se les presta y como todo el mundo evita situarlo en el lugar que le
corresponde, que no puede ser otro que
el primero y más importante de los problemas sociales y políticos de nuestro
país. Mientras tanto en los mensajes de los partidos políticos se transmite más
preocupación por lo que pase con los que ya están trabajando y, en particular,
con la clase media. Sorprende que las referencias a las clases
medias sean mucho más abundantes que a los que se han quedado sin trabajo o
nunca lo han tenido, y sorprende mucho más la coincidencia de ambas formaciones sobre
esta cuestión. El hijo Podemos guarda muchos más parecidos con el padre PSOE, del
que quieren reconocer, aunque como en el relato freudiano también en este
caso el hijo desee matar al padre.
Y el motivo de todas esas coincidencias no es otro que el poder femenino. En el momento presente y de una
forma a mi parecer indiscutible el sujeto político hegemónico, en el sentido
gramsciano del término, de nuestras sociedades lo constituye las mujeres y es
por referencia a ellas y la ideología que mejor ha sabido recoger sus
aspiraciones políticas -lo que habitualmente llamamos feminismo aunque en
realidad sería más exacto llamar neofeminismo por cuanto se trata de algunas de
sus corrientes: feminismo institucional, feminismo de género o feminismo
radical… y no de todas las formulaciones existentes sobre el mismo ya que, en
casos como el del feminismo liberal se
está en profundo desacuerdo con esta,
considerada por él, deriva- que la mayoría de las fuerzas políticas
definen sus postulados y sus estrategias.
Y es ahí donde se encuentra el origen de la
coincidencia de pareceres de dos personajes tan dispares y en contextos tan
diferentes como Juncker y Errejón, uno presidiendo la Comisión europea y el
otro hablando de los órganos de dirección de Podemos, como es ahí donde hay que
buscar las que se producen entre Podemos y PSOE y algunos otros grupos en lo
relativo a las políticas de igualdad y no discriminación por razón de sexo.
Como lo es la coincidencia en la valoración de lo público como la tabla de
salvación para todo, el particular énfasis puesto en determinados servicios
como la sanidad o la educación o la
ausencia de interés por erigirse en portavoces de quienes han perdido el empleo
o nunca lo han tenido, el reconocimiento del fracaso escolar masculino y, en
general, las políticas educativas que se vienen practicando en nuestro país y
tantos otros problemas: suicidio y enfermedad mental, sin techo, accidentes
laborales etc. que afectan con especial
intensidad a los varones.
He visto la entrevista
que Ana Pastor le hizo en el día de ayer a Pablo Iglesias y eran evidentes las
prisas de éste por sacar a colación el tema de la discriminación hacia las mujeres,
tanta como la que había manifestado Pedro Sánchez cuando propugnó funerales de estado para las víctimas de la violencia de género o la
supresión del Ministerio de Defensa. En este punto los de Podemos parecen
concordar plenamente con la casta. Y aunque no venía a cuento, ya que en
realidad Ana Pastor le había preguntado por si suprimiría la financiación a la
enseñanza concertada, sacó lo del machismo hablando de los colegios que segregan
por sexo, quienes por cierto no gozan de esa financiación y, más adelante, cuando le preguntó si
suprimiría la prerrogativa de los indultos por parte del Gobierno se mostró
partidario de mantenerla para “restituir la justicia” poniendo como ejemplo el
caso de una mujer que mata a su marido que la había maltratado. En fin, la
entrevista a mí al menos me resultó muy clarificadora aunque solo fuese porque
corrobora algunas de las cosas que he escrito en este blog.