Aprovechando la campaña para informar sobre la vacuna contra el virus del papiloma humano (cáncer de cuello de útero), al menos en mi comunidad: Galicia, se está realizando una campaña de información en los medios de comunicación (también de forma personal ) sobre las buenas prácticas de la sexualidad dirigida, exclusivamente, a las chicas, sin que me sea dado entender el por qué, no lo de la vacuna que sería perfectamente entendible, sino de la información sobre las buenas prácticas sexuales que la acompaña, y por eso el título de esta entrada, ya que según parece, a los adolescentes varones también les ha correspondido ser el género chico. Luego saldrán estudios en los que se destacará la falta de información de nuestros adolescentes, como viene siendo habitual.
Siento cierta perplejidad cuando estas cosas suceden desde las instancias públicas y con los presupuestos de todos, y luego se pone el grito en el cielo por no sé que segregacionismo, como si se viera la paja en lo ajeno y no la viga en lo propio.
Las feministas de género dicen tener su razón de ser y su objetivo último en la conquista de la igualdad. Los hechos sin embargo no hacen más que desmentirlas. Quisiera desde este blog no solo denunciar la deriva neofeminista, también combatir la estigmatización de los hombres y reivindicar la dignidad de lo masculino.
31 octubre, 2008
29 octubre, 2008
Revisión crítica del feminismo
Ayer fue el patriarcado, hoy cuando el hombre carece del más mínimo derecho en la reproducción, sencillamente se procede a cambiar el nombre, por ejemplo dominación masculina y el feminismo puede seguir propugnando lo mismo, sin tan siquiera explicar cómo eso es posible, ya que si el patriarcado no está, lo lógico sería pensar que tampoco lo que se le asociaba, pero quizá lo que muchos no sepáis es que las reglas de la lógica puede que sirvan para nosotros, que el feminismo tiene las suyas propias.
Ayer se nos dijo que el techo de cristal estaba en el acceso a la política, luego en el acceso a los lugares de mando como el Gobierno, después en los ministerios con verdadero peso, hoy cuando es paritario y las mujeres ocupan ministerios tan significativos como Vicepresidencia primera, Fomento o Defensa ellas siguen hablando del techo de cristal. La pregunta pertinente creo que es fácil de formular: para cada una de esas etapas ¿existía o no tal techo de cristal?
No hace mucho se achacaba toda la discriminación femenina a un reparto de roles que las condenaba a lo peor. Hoy el reparto sigue siendo tan sexista y desigualitario como siempre, pero ha caído del argumentarlo femenino. ¿Será que, mejor callar no se vaya a descubrir que los trabajos duros, pesados y de riesgo los desempeñan ellos y sin embargo el feminismo puede negar la paternidad?
Por lo visto los roles los determinaba el hombre. Hoy que se ha demostrado que los hombres somos mucho menos capaces de desembarazarnos del nuestro de lo que lo han sido ellas, lo que hace que también caiga del argumentario esta cuestión, pero eso sí sin necesidad de revisión crítica del pensamiento y la práctica feminista.
Se habla de la pobreza femenina, pero ¿y la riqueza femenina? ¿y el consumismo y el gasto suntuario femenino?
Os habéis dado cuenta de que es muy fácil que el feminismo recurra a las mujeres del Islam, o a las del tercer mundo, o a recordar cuando en este país no podían firmar una hipoteca, pero muy pocas veces vienen a la realidad del presente, aquí y ahora, que ofrece un semblante bien distinto y así se evitan hablar del fracaso escolar y en general de nuestro sistema educativo incluida la Universidad, o tantas situaciones de inferioridad para el hombre, también de una legislación plagada de discriminaciones negativas, cuotas, paridades, especial promoción, o de que el mercado laboral femenino tiene un perfil que ya lo quisieran para sí los hombres.
Habría que preguntarse que ha sido de los miembros de la carrera judicial entre ellos María Sanahuja, que se atrevieron a cuestionar la marcha de la “igualdad”; dónde están Empar Moliner y las otras feministas; por qué una película ganadora de un premio en Cannes como Mon fils, en España sólo circuló por festivales y con subtítulos, o por qué los libros de Ivon Dallaire tienen tan difícil encontrar traductor y alguno de los más significativos sigue inédito en nuestro país…
Como veis se puede llenar un cajón de preguntas que se quedarán sin respuesta salvo lo que se pueda inferir de las nuevas prácticas, porque para estas cosas el feminismo está desaparecido, no se sabe dónde habita, ni quién lo representa ni en que libros se encuentra su ideario. Su método en este sentido supera al de cualquier movimiento social precedente ya que para todos ellos esto hubiera supuesto dar explicaciones, realizar autocrítica, corregir rumbo. En el caso del feminismo todo sucede de puertas adentro y quien pretenda cualquier rectificación ni tan siquiera sabrá a dónde tiene que ir a pedirla. Y así, desde hace 150 años sin una sola revisión crítica, ni tan siquiera de los excesos verbales y de todo tipo del feminismo de los años 80 del siglo pasado a nuestros días.
Claro que todo esto sólo lo puede frenar una conciencia masculina con capacidad para obligar a este feminismo a un debate en el que se pusiera en claro qué es lo que cada uno pone sobre la mesa y establecer un diálogo que fuerce una igualdad pactada y negociada y no este trágala que ni tan siquiera se siente la necesidad de explicar. Pero esa conciencia masculina no existe. Mientras esto no suceda algunos seguiremos haciendo el esfuerzo de entender lo que está pasando.
Ayer se nos dijo que el techo de cristal estaba en el acceso a la política, luego en el acceso a los lugares de mando como el Gobierno, después en los ministerios con verdadero peso, hoy cuando es paritario y las mujeres ocupan ministerios tan significativos como Vicepresidencia primera, Fomento o Defensa ellas siguen hablando del techo de cristal. La pregunta pertinente creo que es fácil de formular: para cada una de esas etapas ¿existía o no tal techo de cristal?
No hace mucho se achacaba toda la discriminación femenina a un reparto de roles que las condenaba a lo peor. Hoy el reparto sigue siendo tan sexista y desigualitario como siempre, pero ha caído del argumentarlo femenino. ¿Será que, mejor callar no se vaya a descubrir que los trabajos duros, pesados y de riesgo los desempeñan ellos y sin embargo el feminismo puede negar la paternidad?
Por lo visto los roles los determinaba el hombre. Hoy que se ha demostrado que los hombres somos mucho menos capaces de desembarazarnos del nuestro de lo que lo han sido ellas, lo que hace que también caiga del argumentario esta cuestión, pero eso sí sin necesidad de revisión crítica del pensamiento y la práctica feminista.
Se habla de la pobreza femenina, pero ¿y la riqueza femenina? ¿y el consumismo y el gasto suntuario femenino?
Os habéis dado cuenta de que es muy fácil que el feminismo recurra a las mujeres del Islam, o a las del tercer mundo, o a recordar cuando en este país no podían firmar una hipoteca, pero muy pocas veces vienen a la realidad del presente, aquí y ahora, que ofrece un semblante bien distinto y así se evitan hablar del fracaso escolar y en general de nuestro sistema educativo incluida la Universidad, o tantas situaciones de inferioridad para el hombre, también de una legislación plagada de discriminaciones negativas, cuotas, paridades, especial promoción, o de que el mercado laboral femenino tiene un perfil que ya lo quisieran para sí los hombres.
Habría que preguntarse que ha sido de los miembros de la carrera judicial entre ellos María Sanahuja, que se atrevieron a cuestionar la marcha de la “igualdad”; dónde están Empar Moliner y las otras feministas; por qué una película ganadora de un premio en Cannes como Mon fils, en España sólo circuló por festivales y con subtítulos, o por qué los libros de Ivon Dallaire tienen tan difícil encontrar traductor y alguno de los más significativos sigue inédito en nuestro país…
Como veis se puede llenar un cajón de preguntas que se quedarán sin respuesta salvo lo que se pueda inferir de las nuevas prácticas, porque para estas cosas el feminismo está desaparecido, no se sabe dónde habita, ni quién lo representa ni en que libros se encuentra su ideario. Su método en este sentido supera al de cualquier movimiento social precedente ya que para todos ellos esto hubiera supuesto dar explicaciones, realizar autocrítica, corregir rumbo. En el caso del feminismo todo sucede de puertas adentro y quien pretenda cualquier rectificación ni tan siquiera sabrá a dónde tiene que ir a pedirla. Y así, desde hace 150 años sin una sola revisión crítica, ni tan siquiera de los excesos verbales y de todo tipo del feminismo de los años 80 del siglo pasado a nuestros días.
Claro que todo esto sólo lo puede frenar una conciencia masculina con capacidad para obligar a este feminismo a un debate en el que se pusiera en claro qué es lo que cada uno pone sobre la mesa y establecer un diálogo que fuerce una igualdad pactada y negociada y no este trágala que ni tan siquiera se siente la necesidad de explicar. Pero esa conciencia masculina no existe. Mientras esto no suceda algunos seguiremos haciendo el esfuerzo de entender lo que está pasando.
28 octubre, 2008
Accidentes y publicidad
Me supongo que conoceréis el anuncio de Gastón, ese que habla por teléfono y a quien su acompañante femenina arroja el líquido de un vaso a la cara. (¿Sois capaces de imaginaros el anuncio con los papeles cambiados?, a mayores: ¿Somos los hombres los gastones con el teléfono?)
Anuncio sobre la necesidad de ahorrar energía. Detrás del cristal está nevando, por delante un hombre al lado de un radiador en calzoncillos y camiseta. El texto imaginároslo. (Tengo entendido que en las oficinas compartidas por hombres y mujeres siempre se produce alguna pequeña disputa por la temperatura ya que ellas para sentirse bien precisan algún grado más que los hombres; pero, al margen de eso, ¿no estará siendo muy reiterativo el uso de la figura masculina asociado a los comportamientos más reprobables?)
He visto más anuncios de tenor parecido a los anteriores, pero creo que como botones de muestra son suficientes. Lo interesante es que, por lo visto, para las miembras del consejo de redacción del ente público, al igual que para la señora Aído y en general para las feministas, únicas con poder en este terreno, esa publicidad no es sexista, ni la violencia que contiene es reprobable. Ya se sabe, del hombre a la mujer delito, de la mujer al hombre falta. Por cierto el anuncio del ahorro de energía es de un Ministerio.
Según un estudio del Instituto Nacional de Consumo divulgado por todos los medios, la mayoría de los accidentes los tienen las mujeres y en el ámbito del hogar; mientras, los hombres que los sufren en menor proporción los tienen cuando realizan actividades de ocio al aire libre y en el gimnasio. La noticia se acompañó de la gracieta de que para que todos supiésemos de qué iba la cosa se referían a ese “partido de solteros contra casados”
La lectura que se nos ofrece es fácil, las mujeres se lesionan mientras realizan las tareas del hogar; el hombre mientras se divierte. Desconozco dónde quedan en una estadística tan divertida -eso era lo que parecía escuchando a la directora general del citado instituto explicar lo del partido-, las 1.000 muertes por accidentes laborales que sufren los varones al año, además de todos aquellos otros, que sin conllevar tan desgraciado final no dejan de ser accidentes y en muchos casos muy graves.
Anuncio sobre la necesidad de ahorrar energía. Detrás del cristal está nevando, por delante un hombre al lado de un radiador en calzoncillos y camiseta. El texto imaginároslo. (Tengo entendido que en las oficinas compartidas por hombres y mujeres siempre se produce alguna pequeña disputa por la temperatura ya que ellas para sentirse bien precisan algún grado más que los hombres; pero, al margen de eso, ¿no estará siendo muy reiterativo el uso de la figura masculina asociado a los comportamientos más reprobables?)
He visto más anuncios de tenor parecido a los anteriores, pero creo que como botones de muestra son suficientes. Lo interesante es que, por lo visto, para las miembras del consejo de redacción del ente público, al igual que para la señora Aído y en general para las feministas, únicas con poder en este terreno, esa publicidad no es sexista, ni la violencia que contiene es reprobable. Ya se sabe, del hombre a la mujer delito, de la mujer al hombre falta. Por cierto el anuncio del ahorro de energía es de un Ministerio.
Según un estudio del Instituto Nacional de Consumo divulgado por todos los medios, la mayoría de los accidentes los tienen las mujeres y en el ámbito del hogar; mientras, los hombres que los sufren en menor proporción los tienen cuando realizan actividades de ocio al aire libre y en el gimnasio. La noticia se acompañó de la gracieta de que para que todos supiésemos de qué iba la cosa se referían a ese “partido de solteros contra casados”
La lectura que se nos ofrece es fácil, las mujeres se lesionan mientras realizan las tareas del hogar; el hombre mientras se divierte. Desconozco dónde quedan en una estadística tan divertida -eso era lo que parecía escuchando a la directora general del citado instituto explicar lo del partido-, las 1.000 muertes por accidentes laborales que sufren los varones al año, además de todos aquellos otros, que sin conllevar tan desgraciado final no dejan de ser accidentes y en muchos casos muy graves.
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accidentes,
género,
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26 octubre, 2008
Contrato de adhesión.
Algunas paradojas del feminismo.
Es verdad que siempre será más fácil criticar una actitud activa, algo que alguien hace, pues siempre se tendrá la prueba de lo hecho, que una actitud pasiva, por la dificultad de enjuiciar lo que debería hacerse y no se hace, y de ello da buena cuenta el aforismo: “soy dueño de mis silencios y esclavo de mis palabras”, aunque para el caso que voy a tratar sería más exacta en femenino.
Y digo esto porque quiero poneros en antecedentes que lo que hoy deseo tratar tiene bastante que ver con las actitudes pasivas, esas que sólo se vislumbran haciendo el esfuerzo de preguntarse si, por ejemplo, un movimiento como el feminista está haciendo todo lo que está en su mano para explicar sus propuestas y actitudes, o si por el contrario, prefiere jugar al silencio y la invisibilidad ante infinidad de casos y cosas, y si eso mismo no debiera ser más sonoro que cualquier otra actitud.
El feminismo se ha quejado a menudo de la invisibilidad histórica de las mujeres que, sin necesidad de mayores explicaciones, habría que imputar al patriarcado, o la dominación masculina, como se prefiere decir ahora teniendo en cuenta que resulta difícil encontrar una familia en la que el padre tenga una autoridad destacable y, sin embargo, tantas se podrían señalar en las que su opinión no cuenta lo más mínimo. Y la duda aparece cuando nos preguntamos qué explica la invisibilidad actual. Invisibilidad incluso cuando se trata de explicar sus temas más queridos: paridad, necesidad de cambiar la masculinidad, propuesta sobre el lenguaje no sexista, pero no como algo que se deja caer, para luego decir que en realidad se trató de un lapsus y, a continuación, que no se sabe muy bien lo que fue pero que sería bueno que el lapsus pudiera hacerse realidad.
Por sólo citar un caso recordar el lamento del señor Zapatero cuando se quejaba en la prensa de que se había aprobado la Ley de Igualdad por las Cortes y no era portada en ningún periódico, ley que contiene ventajas tan significativas para el feminismo y las mujeres como la paridad de las listas electorales, la cuota del 40 % en los consejos de administración de las sociedades mercantiles o un privilegio tan llamativo como que las organizaciones de mujeres podrán formar parte de los consejos de redacción de los medios públicos de comunicación. Pues bien, una ley así, con ese repertorio de medidas a favor de la mujer y aprobada a instancia del lobby feminista inmediatamente comenzó a ser criticada dada su insuficiencia, y eso que no tiene parangón en el mundo.
Habría que preguntarse cómo es posible que las leyes de la pasada legislatura que mejor plasman sus deseos: divorcio sin custodia compartida, violencia de género, igualdad, … fueran presentadas por hombres y sin embargo todos sepamos que la única presencia real que en las mismas hay es la del feminismo dominante que, para el caso de la reforma de la ley de divorcio, fue capaz a última hora darle la vuelta a lo que hasta aquel momento se venía anunciando y, la que, según López Aguilar iba a ser la ley que trajera la custodia compartida a nuestro país se transformó en lo que todos conocemos.
Obsérvese que algo así ni supuso ningún esfuerzo directo por su parte, esfuerzo que realizaron otros, ni supone ninguna responsabilidad en caso de fracaso ya que a todos los efectos el resultado es imputable a otros. Pero además supone, que si quiero me arrogo los posibles éxitos; pero también si no me apetece me excluyo de sus eventuales inconvenientes, hasta el punto de que en un ejercicio de ausencia completa de responsabilidad, la paridad está siendo criticada por aquellas de quien es obra como si fuera algo que pueden arrojar sobre quienes ni tan siquiera pudimos decir esta boca es mía.
Otra paradoja interesante es la que supone el hecho de que, a pesar de los 150 años de historia del movimiento feminista, ningún partido con ese nombre haya sido capaz de ganarse mínimamente la confianza de la gente (El hecho de que el de Lidia Falcón se denomine así es la mejor prueba de lo que estoy diciendo) y, sin embargo la sensación realmente existente hoy es de que el conjunto de las fuerzas políticas trabajan fundamentalmente para ellas. Y lo mismo se podría decir de los sindicatos y tantas otras organizaciones. El feminismo sin necesidad de crear ninguna de ellas es al final quien más provecho saca de las mismas. No en vano la llamada perspectiva de género ha pasado convertirse en filosofía de Estado.
Y si hace muchos años se podía aducir que la mujer no daba esos pasos porque estaba demasiado esclavizada en casa, o se le negaba una formación que la excluía de la Universidad y otros foros, hoy, y desde hace mucho tiempo ya, ese argumento carece de la menor validez si tenemos en cuenta no ya la realidad presente de la Universidad sino el hecho de que más del 50% de los titulados superiores en nuestro país, como en los de nuestro entorno son mujeres. Y sin embargo la experiencia es que la mujer aparece mucho en los temas de género, pero está desaparecida en todo lo demás, y en multitud de ocasiones los defensores y los detractores de tal o cual tesis feminista son todos o casi todos hombres. Como si dijeran: que los hombres hagan el mundo que nosotras nos encargaremos del reparto de los frutos y la representación.
O la paradoja de que el movimiento feminista se considera moralmente autorizado a exigir que se supriman los clubes de varones, al tiempo que declaran el feminismo como cosa de mujeres que, ellas sí, podrán constituir cuanto organismo o instancia exclusiva de mujeres deseen, incluso dotarse de derechos exclusivos, crear cátedras de estudio de su género, o hoteles de exclusiva presencia femenina. Más aún, que una parte de la Administración que se sostiene con fondos de todos esté dedicada íntegramente a ellas. Aunque en este asunto no sé muy bien que actitud considerar más inapropiada si las de las feministas que la propugnan o la de tantos que no la denuncian y la consienten.
Pero quizá una de las más chuscas es una que recientemente se paseó por la prensa de todo el país. Se decía que los hombres machistas ganaban más que los demás. Cuando uno se adentraba en la noticia descubría que los hombres machistas eran aquellos individuos que por ser los únicos que trabajaban fuera suponían el único soporte económico de la familia. Es decir además de burro apaleado. Pues espero que no se pretenda la desfachatez de sostener que las mujeres que no trabajan fuera lo hacen por imposición del marido. Sería interesante saber qué piensan de una noticia así esas 32.000 catalanas con estudios superiores que no trabajan fuera de casa por no encontrar un trabajo acorde con su titulación. Preguntar quizá si las casadas que viven a costa de su marido, también piensan que el suyo es más machista por ello.
Pero existen muchísimas otras paradojas como cuando hablan de superar estereotipos para al final ir descubriendo que lo que en realidad se pretende es superar unos pero para propugnar otros en los que la mujer resume todas las virtudes y el hombre todos los defectos; otro tanto sucede con los roles en los que cada día que pasa con más fuerza se confirma que el mundo laboral de mujeres y hombres los parecido son meras coincidencias, y al hombre se le reservan todos aquellos puestos que la mujer no quiere, unas veces con el argumento de la fuerza, otras con otro que se adapte al caso, pero por sólo citar un ejemplo de esto que digo la dinámica del mercado laboral ahora mismo, que mientras destruye 366.000 empleos masculinos es capaz de crear 170.000 femeninos; y así podríamos seguir el relato con el tratamiento dado por la publicidad y las series de televisión a hombres y mujeres y un larguísimo etcétera.
Y quizá interese traer a colación aquí que la mujer estaría siempre facultada para realizar aquello que en el hombre sería reprochable. Cómo sino esas empresas en las que las empresarias a su frente sólo contratan a mujeres y no dudan en hacer ostentación de ello, o que desde la televisión pública se manifieste el mayor de los entusiasmos al anunciar que en las oposiciones a la fiscalía una abrumadora mayoría de los aprobados sean mujeres, por no citar esos ministerios en los que salvo contados casos el poner al frente una mujer supuso la renovación en femenino de todos los eslabones y en casos como el de Educación parece que se haya sustituido el principio que venía rigiendo en los centros de enseñanza desde hace muchos años de procurar direcciones equilibradas, por direcciones donde si todos los cargos pueden ser asumidos por mujeres se haga así, por no citar el progresivo autismo y separación de los sexos en tantos ámbitos donde realizan trabajos compartidos.
Y eso sin irnos a los contrastes y las paradojas más fantásticas como sostener por un lado que el género es algo así como una elección caprichosa de las personas, sin relación alguna con nuestra naturaleza biológica, al tiempo que se crea una legislación en la que el abismo que separa a hombres y mujeres parece más propio de dos especies distintas que de los sexos del género humano, de tal modo que la distancia entre ambos se hace absolutamente infranqueable y los derechos y deberes que a cada uno corresponden nos hacen pensar más en sociedades de otro tiempo donde las diferencias de clase o raza marcaban diferencias en los derechos ciudadanos, que del momento presente.
Sorprende que en un momento histórico como el presente cuando casi todos los anhelos feministas en lo que a legislación se refiere, debieran estar relativamente colmados, el debate ideológico vaya prácticamente en exclusiva más por la vía de la represión y la propaganda, sin escrúpulo de falsear la realidad si eso sirve a sus intereses, más que por el lado del debate democrático o la pedagogía política, llegando incluso a la pretensión de que las contradicciones que una tal política produce se resuelvan en el campo masculino. Claro está que la queja tampoco la podemos llevar muy allá teniendo en cuenta la enorme cantidad de voluntarios que están dispuestos a una cosa así.
Obsérvese por ejemplo que en le debate sobre el sexismo en el lenguaje y en general en tantos debates que se abren en los diversos foros de internet algunos de ellos directísimamente relacionados con estas problemáticas la presencia masculina es ampliamente mayoritaria, no digamos ya la ausencia de pronunciamientos de este feminismo en torno a cuestiones como el fracaso escolar y tantos otros. Es también de tener en cuenta que tanto Ahige como los Foros de Mujer cerraran en los últimos meses los foros que antes mantenían abiertos al público en general.
Tengo para mí que es verdad que se están produciendo muchos cambios pero que casi ninguno tiene que ver con la igualdad, al menos con la igualdad que supone que dos partes en conflicto se ponen de acuerdo para determinar el punto medio capaz de contentar a ambas, porque en todo esto y a pesar de las proclamas sobre la pretendida superioridad del poder del hombre, lo que al final se demuestra es que el contrato que se nos propone desde el lado del feminismo es un contrato de adhesión, un contrato como esos de la banca donde todas las cláusulas están fijadas de antemano por ella y lo único que queda es tomarlo o dejarlo, pero en ningún caso discutir las condiciones.
P.D. Como creo que viene a cuento os relataré que ayer haciendo zaping me he encontrado con un programa televisivo en el que el tema eran las ministras del actual Gobierno. Estaban presentes: Carmen Calvo (ex ministra del PSOE), Ana Pastor (ex ministra del PP y actual diputada) y Matilde Fernández (ex ministra del PSOE con Felipe González). Lo cierto es que a pesar de sólo poder verlo en torno a 15 minutos fueron tantas las cosas oídas que merece la pena traer aquí alguna.
El presupuesto de partida compartido por todos, excepto un contertulio varón, del que lamento no pode dar el nombre pues lo desconozco, era que las mujeres en política están sometidas a un mayor nivel de exigencia por parte de todos: compañeros de partido, medios de comunicación, público en general… sin que pudiera faltar el consabido techo de cristal, y una larga retahíla de quejas de las que por citar alguna os diré que Carmen Calvo dijo considerarse “una maltratada”; pero no os alarméis, se refería a que por lo visto no le fue suficientemente reconocida su labor al frente del Ministerio de Cultura, particularmente haber conseguido cuatro leyes con el apoyo del PP.
Se reconoció que tanto la figura masculina como la femenina están sujetas a estereotipo, pero el tratamiento que se dio a esta cuestión fue como si la existencia de estereotipos sólo fuera molesta e inaceptable cuando se refiere a la mujer. Como el periodista varón les recordase que el criterio que él creía tenía que regir estos asuntos era el de mérito y capacidad, inmediatamente Matilde Fernández argumentó que cuando ella era estudiante los padres daban carrera superior a los chicos y dejaban a las chicas sólo con el bachillerato (circunstancia que yo no recuerdo así, pero que además está desmentida por los datos objetivos, pues desde hace ya varios años el número de mujeres con títulación superior es mayor que el de hombres, y eso más allá de que actualmente el fracaso escolar tiene rostro masculino y el 70% de las universitarias son mujeres.)
Pero si algo tuvo para mí el máximo interés fue cuando de manera implícita se reconoció la existencia del lobby femenino, que Carmen Calvo denominó pacto de solidaridad femenina, del que habló como felizmente recuperado en la actualidad después de momentos de división. La verdad me llamó la atención el desparpajo con el que se referían a esta cuestión, y desde luego me hizo preguntarme si una cuestión de esta naturaleza se puede mantener escondida y si realmente no está suponiendo un engaño al ciudadano votante que cuando cree estar dando su voto a una opción política diferenciada, en realidad desconoce que hay un pacto entre la representación femenina de los partidos, desconocido por todos.
En fin, en todo el tiempo que he seguido el programa he visto y oído un relato descarnado sobre el poder, pero ni una sola referencia a los problemas de la gente, a los problemas que ahora mismo preocupan a millones de ciudadanos, he oído hablar de más poder para las mujeres, pero ni un solo segundo de política.
Es verdad que siempre será más fácil criticar una actitud activa, algo que alguien hace, pues siempre se tendrá la prueba de lo hecho, que una actitud pasiva, por la dificultad de enjuiciar lo que debería hacerse y no se hace, y de ello da buena cuenta el aforismo: “soy dueño de mis silencios y esclavo de mis palabras”, aunque para el caso que voy a tratar sería más exacta en femenino.
Y digo esto porque quiero poneros en antecedentes que lo que hoy deseo tratar tiene bastante que ver con las actitudes pasivas, esas que sólo se vislumbran haciendo el esfuerzo de preguntarse si, por ejemplo, un movimiento como el feminista está haciendo todo lo que está en su mano para explicar sus propuestas y actitudes, o si por el contrario, prefiere jugar al silencio y la invisibilidad ante infinidad de casos y cosas, y si eso mismo no debiera ser más sonoro que cualquier otra actitud.
El feminismo se ha quejado a menudo de la invisibilidad histórica de las mujeres que, sin necesidad de mayores explicaciones, habría que imputar al patriarcado, o la dominación masculina, como se prefiere decir ahora teniendo en cuenta que resulta difícil encontrar una familia en la que el padre tenga una autoridad destacable y, sin embargo, tantas se podrían señalar en las que su opinión no cuenta lo más mínimo. Y la duda aparece cuando nos preguntamos qué explica la invisibilidad actual. Invisibilidad incluso cuando se trata de explicar sus temas más queridos: paridad, necesidad de cambiar la masculinidad, propuesta sobre el lenguaje no sexista, pero no como algo que se deja caer, para luego decir que en realidad se trató de un lapsus y, a continuación, que no se sabe muy bien lo que fue pero que sería bueno que el lapsus pudiera hacerse realidad.
Por sólo citar un caso recordar el lamento del señor Zapatero cuando se quejaba en la prensa de que se había aprobado la Ley de Igualdad por las Cortes y no era portada en ningún periódico, ley que contiene ventajas tan significativas para el feminismo y las mujeres como la paridad de las listas electorales, la cuota del 40 % en los consejos de administración de las sociedades mercantiles o un privilegio tan llamativo como que las organizaciones de mujeres podrán formar parte de los consejos de redacción de los medios públicos de comunicación. Pues bien, una ley así, con ese repertorio de medidas a favor de la mujer y aprobada a instancia del lobby feminista inmediatamente comenzó a ser criticada dada su insuficiencia, y eso que no tiene parangón en el mundo.
Habría que preguntarse cómo es posible que las leyes de la pasada legislatura que mejor plasman sus deseos: divorcio sin custodia compartida, violencia de género, igualdad, … fueran presentadas por hombres y sin embargo todos sepamos que la única presencia real que en las mismas hay es la del feminismo dominante que, para el caso de la reforma de la ley de divorcio, fue capaz a última hora darle la vuelta a lo que hasta aquel momento se venía anunciando y, la que, según López Aguilar iba a ser la ley que trajera la custodia compartida a nuestro país se transformó en lo que todos conocemos.
Obsérvese que algo así ni supuso ningún esfuerzo directo por su parte, esfuerzo que realizaron otros, ni supone ninguna responsabilidad en caso de fracaso ya que a todos los efectos el resultado es imputable a otros. Pero además supone, que si quiero me arrogo los posibles éxitos; pero también si no me apetece me excluyo de sus eventuales inconvenientes, hasta el punto de que en un ejercicio de ausencia completa de responsabilidad, la paridad está siendo criticada por aquellas de quien es obra como si fuera algo que pueden arrojar sobre quienes ni tan siquiera pudimos decir esta boca es mía.
Otra paradoja interesante es la que supone el hecho de que, a pesar de los 150 años de historia del movimiento feminista, ningún partido con ese nombre haya sido capaz de ganarse mínimamente la confianza de la gente (El hecho de que el de Lidia Falcón se denomine así es la mejor prueba de lo que estoy diciendo) y, sin embargo la sensación realmente existente hoy es de que el conjunto de las fuerzas políticas trabajan fundamentalmente para ellas. Y lo mismo se podría decir de los sindicatos y tantas otras organizaciones. El feminismo sin necesidad de crear ninguna de ellas es al final quien más provecho saca de las mismas. No en vano la llamada perspectiva de género ha pasado convertirse en filosofía de Estado.
Y si hace muchos años se podía aducir que la mujer no daba esos pasos porque estaba demasiado esclavizada en casa, o se le negaba una formación que la excluía de la Universidad y otros foros, hoy, y desde hace mucho tiempo ya, ese argumento carece de la menor validez si tenemos en cuenta no ya la realidad presente de la Universidad sino el hecho de que más del 50% de los titulados superiores en nuestro país, como en los de nuestro entorno son mujeres. Y sin embargo la experiencia es que la mujer aparece mucho en los temas de género, pero está desaparecida en todo lo demás, y en multitud de ocasiones los defensores y los detractores de tal o cual tesis feminista son todos o casi todos hombres. Como si dijeran: que los hombres hagan el mundo que nosotras nos encargaremos del reparto de los frutos y la representación.
O la paradoja de que el movimiento feminista se considera moralmente autorizado a exigir que se supriman los clubes de varones, al tiempo que declaran el feminismo como cosa de mujeres que, ellas sí, podrán constituir cuanto organismo o instancia exclusiva de mujeres deseen, incluso dotarse de derechos exclusivos, crear cátedras de estudio de su género, o hoteles de exclusiva presencia femenina. Más aún, que una parte de la Administración que se sostiene con fondos de todos esté dedicada íntegramente a ellas. Aunque en este asunto no sé muy bien que actitud considerar más inapropiada si las de las feministas que la propugnan o la de tantos que no la denuncian y la consienten.
Pero quizá una de las más chuscas es una que recientemente se paseó por la prensa de todo el país. Se decía que los hombres machistas ganaban más que los demás. Cuando uno se adentraba en la noticia descubría que los hombres machistas eran aquellos individuos que por ser los únicos que trabajaban fuera suponían el único soporte económico de la familia. Es decir además de burro apaleado. Pues espero que no se pretenda la desfachatez de sostener que las mujeres que no trabajan fuera lo hacen por imposición del marido. Sería interesante saber qué piensan de una noticia así esas 32.000 catalanas con estudios superiores que no trabajan fuera de casa por no encontrar un trabajo acorde con su titulación. Preguntar quizá si las casadas que viven a costa de su marido, también piensan que el suyo es más machista por ello.
Pero existen muchísimas otras paradojas como cuando hablan de superar estereotipos para al final ir descubriendo que lo que en realidad se pretende es superar unos pero para propugnar otros en los que la mujer resume todas las virtudes y el hombre todos los defectos; otro tanto sucede con los roles en los que cada día que pasa con más fuerza se confirma que el mundo laboral de mujeres y hombres los parecido son meras coincidencias, y al hombre se le reservan todos aquellos puestos que la mujer no quiere, unas veces con el argumento de la fuerza, otras con otro que se adapte al caso, pero por sólo citar un ejemplo de esto que digo la dinámica del mercado laboral ahora mismo, que mientras destruye 366.000 empleos masculinos es capaz de crear 170.000 femeninos; y así podríamos seguir el relato con el tratamiento dado por la publicidad y las series de televisión a hombres y mujeres y un larguísimo etcétera.
Y quizá interese traer a colación aquí que la mujer estaría siempre facultada para realizar aquello que en el hombre sería reprochable. Cómo sino esas empresas en las que las empresarias a su frente sólo contratan a mujeres y no dudan en hacer ostentación de ello, o que desde la televisión pública se manifieste el mayor de los entusiasmos al anunciar que en las oposiciones a la fiscalía una abrumadora mayoría de los aprobados sean mujeres, por no citar esos ministerios en los que salvo contados casos el poner al frente una mujer supuso la renovación en femenino de todos los eslabones y en casos como el de Educación parece que se haya sustituido el principio que venía rigiendo en los centros de enseñanza desde hace muchos años de procurar direcciones equilibradas, por direcciones donde si todos los cargos pueden ser asumidos por mujeres se haga así, por no citar el progresivo autismo y separación de los sexos en tantos ámbitos donde realizan trabajos compartidos.
Y eso sin irnos a los contrastes y las paradojas más fantásticas como sostener por un lado que el género es algo así como una elección caprichosa de las personas, sin relación alguna con nuestra naturaleza biológica, al tiempo que se crea una legislación en la que el abismo que separa a hombres y mujeres parece más propio de dos especies distintas que de los sexos del género humano, de tal modo que la distancia entre ambos se hace absolutamente infranqueable y los derechos y deberes que a cada uno corresponden nos hacen pensar más en sociedades de otro tiempo donde las diferencias de clase o raza marcaban diferencias en los derechos ciudadanos, que del momento presente.
Sorprende que en un momento histórico como el presente cuando casi todos los anhelos feministas en lo que a legislación se refiere, debieran estar relativamente colmados, el debate ideológico vaya prácticamente en exclusiva más por la vía de la represión y la propaganda, sin escrúpulo de falsear la realidad si eso sirve a sus intereses, más que por el lado del debate democrático o la pedagogía política, llegando incluso a la pretensión de que las contradicciones que una tal política produce se resuelvan en el campo masculino. Claro está que la queja tampoco la podemos llevar muy allá teniendo en cuenta la enorme cantidad de voluntarios que están dispuestos a una cosa así.
Obsérvese por ejemplo que en le debate sobre el sexismo en el lenguaje y en general en tantos debates que se abren en los diversos foros de internet algunos de ellos directísimamente relacionados con estas problemáticas la presencia masculina es ampliamente mayoritaria, no digamos ya la ausencia de pronunciamientos de este feminismo en torno a cuestiones como el fracaso escolar y tantos otros. Es también de tener en cuenta que tanto Ahige como los Foros de Mujer cerraran en los últimos meses los foros que antes mantenían abiertos al público en general.
Tengo para mí que es verdad que se están produciendo muchos cambios pero que casi ninguno tiene que ver con la igualdad, al menos con la igualdad que supone que dos partes en conflicto se ponen de acuerdo para determinar el punto medio capaz de contentar a ambas, porque en todo esto y a pesar de las proclamas sobre la pretendida superioridad del poder del hombre, lo que al final se demuestra es que el contrato que se nos propone desde el lado del feminismo es un contrato de adhesión, un contrato como esos de la banca donde todas las cláusulas están fijadas de antemano por ella y lo único que queda es tomarlo o dejarlo, pero en ningún caso discutir las condiciones.
P.D. Como creo que viene a cuento os relataré que ayer haciendo zaping me he encontrado con un programa televisivo en el que el tema eran las ministras del actual Gobierno. Estaban presentes: Carmen Calvo (ex ministra del PSOE), Ana Pastor (ex ministra del PP y actual diputada) y Matilde Fernández (ex ministra del PSOE con Felipe González). Lo cierto es que a pesar de sólo poder verlo en torno a 15 minutos fueron tantas las cosas oídas que merece la pena traer aquí alguna.
El presupuesto de partida compartido por todos, excepto un contertulio varón, del que lamento no pode dar el nombre pues lo desconozco, era que las mujeres en política están sometidas a un mayor nivel de exigencia por parte de todos: compañeros de partido, medios de comunicación, público en general… sin que pudiera faltar el consabido techo de cristal, y una larga retahíla de quejas de las que por citar alguna os diré que Carmen Calvo dijo considerarse “una maltratada”; pero no os alarméis, se refería a que por lo visto no le fue suficientemente reconocida su labor al frente del Ministerio de Cultura, particularmente haber conseguido cuatro leyes con el apoyo del PP.
Se reconoció que tanto la figura masculina como la femenina están sujetas a estereotipo, pero el tratamiento que se dio a esta cuestión fue como si la existencia de estereotipos sólo fuera molesta e inaceptable cuando se refiere a la mujer. Como el periodista varón les recordase que el criterio que él creía tenía que regir estos asuntos era el de mérito y capacidad, inmediatamente Matilde Fernández argumentó que cuando ella era estudiante los padres daban carrera superior a los chicos y dejaban a las chicas sólo con el bachillerato (circunstancia que yo no recuerdo así, pero que además está desmentida por los datos objetivos, pues desde hace ya varios años el número de mujeres con títulación superior es mayor que el de hombres, y eso más allá de que actualmente el fracaso escolar tiene rostro masculino y el 70% de las universitarias son mujeres.)
Pero si algo tuvo para mí el máximo interés fue cuando de manera implícita se reconoció la existencia del lobby femenino, que Carmen Calvo denominó pacto de solidaridad femenina, del que habló como felizmente recuperado en la actualidad después de momentos de división. La verdad me llamó la atención el desparpajo con el que se referían a esta cuestión, y desde luego me hizo preguntarme si una cuestión de esta naturaleza se puede mantener escondida y si realmente no está suponiendo un engaño al ciudadano votante que cuando cree estar dando su voto a una opción política diferenciada, en realidad desconoce que hay un pacto entre la representación femenina de los partidos, desconocido por todos.
En fin, en todo el tiempo que he seguido el programa he visto y oído un relato descarnado sobre el poder, pero ni una sola referencia a los problemas de la gente, a los problemas que ahora mismo preocupan a millones de ciudadanos, he oído hablar de más poder para las mujeres, pero ni un solo segundo de política.
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23 octubre, 2008
¿Los intocables?
Hay ciertos lugares comunes que a pesar de estar basados en ideas que se han demostrado falsas, son muy difíciles de desterrar porque alguien se ha tomado la molestia de declararlos intocables.
Me sucedió ayer. Al hilo de esta entrevista escribí el comentario que aparece en primer lugar: “Lo que cada día es más evidente, es que la ciencia va por un lado y, el feminismo dominante y el pensamiento políticamente correcto, por otro.”
Pues bien como quiera que un comentario posterior, concretamente el 6, se dirigía expresamente a mí pidiéndome aclaraciones, con esta redacción: “Por cierto, Emilio, que en pleno siglo XXI, todavía ganen mas los hombres que las mujeres, por el mismo trabajo, y tu hables de feminismo dominante, me deja perpleja.”
Y como quiera que yo tenía interés en contestarlo por educación, pero también para dejar claro que no era cierto que las mujeres cobrasen menos, y aunque lo intenté por dos veces no fue posible conseguir que me lo publicaran, lo que como os podréis imaginar me molestó bastante, y sin que sea capaz de encontrar el motivo salvo que ese periódico se ha significado mucho en este tema defendiendo la tesis del feminismo dominante.
Hoy escribe este artículo sobre educación Enrique Gil Calvo de quien no pongo en duda ni su valía intelectual ni su capacidad, pero en el que seguramente por falta de un asesoramiento adecuado -reconoce expresamente que la autoridad que admite en este terreno es la de Julio Carabaña, una persona que entiende que los informes Pisa en realidad no dejan a España en una posición tan mala, sino más bien en un término medio- lo confunde todo, y, por basarse en presupuestos falsos, las conclusiones a mí entender, no pueden ser más equivocadas. Y con esto vengo a que también en el terreno de la Educación, se han propagado desde elevadas instancias educativas ciertos lugares comunes, uno de ellos éste de que más o menos estamos al lado de los de nuestra condición, que mejor sería que comenzásemos a desterrar, so pena de retrasar todavía más la ya de por sí alarmante ausencia de respuestas ante un problema que se puede hacer crónico si ya no lo es.
Me sucedió ayer. Al hilo de esta entrevista escribí el comentario que aparece en primer lugar: “Lo que cada día es más evidente, es que la ciencia va por un lado y, el feminismo dominante y el pensamiento políticamente correcto, por otro.”
Pues bien como quiera que un comentario posterior, concretamente el 6, se dirigía expresamente a mí pidiéndome aclaraciones, con esta redacción: “Por cierto, Emilio, que en pleno siglo XXI, todavía ganen mas los hombres que las mujeres, por el mismo trabajo, y tu hables de feminismo dominante, me deja perpleja.”
Y como quiera que yo tenía interés en contestarlo por educación, pero también para dejar claro que no era cierto que las mujeres cobrasen menos, y aunque lo intenté por dos veces no fue posible conseguir que me lo publicaran, lo que como os podréis imaginar me molestó bastante, y sin que sea capaz de encontrar el motivo salvo que ese periódico se ha significado mucho en este tema defendiendo la tesis del feminismo dominante.
Hoy escribe este artículo sobre educación Enrique Gil Calvo de quien no pongo en duda ni su valía intelectual ni su capacidad, pero en el que seguramente por falta de un asesoramiento adecuado -reconoce expresamente que la autoridad que admite en este terreno es la de Julio Carabaña, una persona que entiende que los informes Pisa en realidad no dejan a España en una posición tan mala, sino más bien en un término medio- lo confunde todo, y, por basarse en presupuestos falsos, las conclusiones a mí entender, no pueden ser más equivocadas. Y con esto vengo a que también en el terreno de la Educación, se han propagado desde elevadas instancias educativas ciertos lugares comunes, uno de ellos éste de que más o menos estamos al lado de los de nuestra condición, que mejor sería que comenzásemos a desterrar, so pena de retrasar todavía más la ya de por sí alarmante ausencia de respuestas ante un problema que se puede hacer crónico si ya no lo es.
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Richard J. Haier
18 octubre, 2008
Sociedad inerte
Me quedo con el titular de esta entrevista a José Penalva Buitrago:"Una sociedad que soporta más del 30% de fracaso y no reacciona está inerte".
Sólo añadir, que entre los muchos temas sobre los que Zapatero ofreció acuerdos de Estado a Rajoy no está la educación.
Sólo añadir, que entre los muchos temas sobre los que Zapatero ofreció acuerdos de Estado a Rajoy no está la educación.
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josé penalva
17 octubre, 2008
Comentario
He colgado el comentario que sigue, aquí. Por si os apetece el debate.
Tengo que reconocer que es la primera vez que te leo y desconozco tu trayectoria lo que seguramente matizaría alguna de las cosas que diga, pero me interesa comentar tu artículo de hoy y a él se ciñe este comentario.
Vaya por delante que me parece muy bien tener presente que el mundo lo habitamos hombres y mujeres y la lengua debe tener presente esa realidad. En cualquier caso la lengua siempre resalta unas cosas e invisibiliza otras, sirve para unir pero también para separar y diferenciar, y sería ingenuo pensar que el lenguaje políticamente correcto no incurre gravemente en sexismo, estereotipo e invisibilización.
Por eso siguiendo tu propio razonamiento habría que concluir que según tu lógica estás en la defensa del lenguaje de la clase dominante, pues no cabe ninguna duda que el actualmente dominante es el políticamente correcto, aunque no sé si incluidas algunas de las más recientes creaciones: miembra, jóvena o feminario.
La posición del feminismo dominante y de quienes sostenéis tesis como la tuya sería más respetable si la aplicarais a las uvas y a las maduras, si al tiempo que aparecen alcaldesas, edilas y juezas, aparecieran reas, criminalas y verdugas, lo otro la feminización de la parte del diccionario que nos apetece pero dejando la otra mitad en la que sí vale le genérico, me parece oportunismo barato y por ello no deja de reflejar lo que tu dices: el orden de las clases sociales, sus categorías, sus jerarquías.
Es verdad que: “lo que no se nombra no existe. Si nuestro modo de expresarnos elide a las mujeres, dándolas por sobreentendidas, despreciamos lo mucho de específico que tienen. Aunque no lo hagamos aposta: el subconsciente es muy traidor.” Pero no debieras olvidar, y aquí me salgo un poco de lo estrictamente lingüístico, que en este país y pagadas con fondos públicos se elaboran multitud de encuestas, algunas sobre temas tan delicados como el acoso sexual o laboral, en las que sólo se entrevista a mujeres, y entonces mi pregunta es ¿existe alguna forma mayor de invisibilización, de ignorar y despreciar al otro? Y esto promovido y realizado por quienes al mismo tiempo claman contra el machismo en el lenguaje.
Por eso si tú me preguntas si estoy abierto a discutir el sexismo en el lenguaje te digo que sí, a trabajar por una lengua que nos recoja mejor a todas y todos, te digo sí, aunque la lengua como tú bien sabes la hacen en buena medida los hablantes y ahí tengo para mí que fórmulas como la de jóvenas o feminarios lo tienen complicado y en algún otro caso lo será más hacer aflorar aquellas realidades que voluntariamente deseen mantenerse invisibles y en el anonimato. La invisibilidad como todo tiene sus pros y sus contras, no todo son contras, en algunos casos es forzada y en otros querida, por ejemplo, cuando no se renuncia más que a algunos usos del genérico pero no a otros.
En fin te sugeriría reflexionases sobre el término género, recientemente impuesto en la norma legal española, particularmente en la acepción contenida en las denominadas “leyes de género” para que te dieras cuenta de que muchas veces pensando que estamos siendo críticos lo que estamos haciendo es asumir un nuevo acriticismo. Otra reflexión interesante sería interrogarse sobre si el término androfobia tiene tan poco uso porque no existen mujeres con aversión a los hombres.
Tengo que reconocer que es la primera vez que te leo y desconozco tu trayectoria lo que seguramente matizaría alguna de las cosas que diga, pero me interesa comentar tu artículo de hoy y a él se ciñe este comentario.
Vaya por delante que me parece muy bien tener presente que el mundo lo habitamos hombres y mujeres y la lengua debe tener presente esa realidad. En cualquier caso la lengua siempre resalta unas cosas e invisibiliza otras, sirve para unir pero también para separar y diferenciar, y sería ingenuo pensar que el lenguaje políticamente correcto no incurre gravemente en sexismo, estereotipo e invisibilización.
Por eso siguiendo tu propio razonamiento habría que concluir que según tu lógica estás en la defensa del lenguaje de la clase dominante, pues no cabe ninguna duda que el actualmente dominante es el políticamente correcto, aunque no sé si incluidas algunas de las más recientes creaciones: miembra, jóvena o feminario.
La posición del feminismo dominante y de quienes sostenéis tesis como la tuya sería más respetable si la aplicarais a las uvas y a las maduras, si al tiempo que aparecen alcaldesas, edilas y juezas, aparecieran reas, criminalas y verdugas, lo otro la feminización de la parte del diccionario que nos apetece pero dejando la otra mitad en la que sí vale le genérico, me parece oportunismo barato y por ello no deja de reflejar lo que tu dices: el orden de las clases sociales, sus categorías, sus jerarquías.
Es verdad que: “lo que no se nombra no existe. Si nuestro modo de expresarnos elide a las mujeres, dándolas por sobreentendidas, despreciamos lo mucho de específico que tienen. Aunque no lo hagamos aposta: el subconsciente es muy traidor.” Pero no debieras olvidar, y aquí me salgo un poco de lo estrictamente lingüístico, que en este país y pagadas con fondos públicos se elaboran multitud de encuestas, algunas sobre temas tan delicados como el acoso sexual o laboral, en las que sólo se entrevista a mujeres, y entonces mi pregunta es ¿existe alguna forma mayor de invisibilización, de ignorar y despreciar al otro? Y esto promovido y realizado por quienes al mismo tiempo claman contra el machismo en el lenguaje.
Por eso si tú me preguntas si estoy abierto a discutir el sexismo en el lenguaje te digo que sí, a trabajar por una lengua que nos recoja mejor a todas y todos, te digo sí, aunque la lengua como tú bien sabes la hacen en buena medida los hablantes y ahí tengo para mí que fórmulas como la de jóvenas o feminarios lo tienen complicado y en algún otro caso lo será más hacer aflorar aquellas realidades que voluntariamente deseen mantenerse invisibles y en el anonimato. La invisibilidad como todo tiene sus pros y sus contras, no todo son contras, en algunos casos es forzada y en otros querida, por ejemplo, cuando no se renuncia más que a algunos usos del genérico pero no a otros.
En fin te sugeriría reflexionases sobre el término género, recientemente impuesto en la norma legal española, particularmente en la acepción contenida en las denominadas “leyes de género” para que te dieras cuenta de que muchas veces pensando que estamos siendo críticos lo que estamos haciendo es asumir un nuevo acriticismo. Otra reflexión interesante sería interrogarse sobre si el término androfobia tiene tan poco uso porque no existen mujeres con aversión a los hombres.
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Paradojas de la crisis
De las muchas paradojas de la actual crisis económica, no es la menor que vaya a ser Gordon Brown quien capitanee la formulación de unas nuevas reglas financieras internacionales que sustituyan los acuerdos de Bretton Woods. Y no menos paradoja es que sea justamente porque la iniciativa parte de él que España vaya a formar parte de ese grupo de países que decidirán cómo serán estas nuevas reglas. Creo que sería injusto que así no fuera, España se lo merece por su trayectoria económica, social y política del último medio siglo, pero últimamente no parecía descartable que no fuera esa la posibilidad que se acabara imponiendo.
No deja de sorprenderme la extraña capacidad de un país como el Reino Unido y sus dirigentes para no apartarse del sentido de la historia y ser capaces de estar en cuanto acontecimiento internacional relevante ha habido en los últimos siglos. Un país que aún sigue fundamentando su democracia, la más vieja del mundo, sobre la persona, sobre el individuo, por encima de comunitarismos y géneros y con un sistema que descartando cualquier aventura histórica ha sabido no detenerse y caminar con los tiempos, pegado a la realidad siempre cambiante, pero huyendo de modas y momentos, y construyendo su política y su derecho en base a lo que la experiencia va demostrando que funciona y conviene y descartando la experimentación en el vacío.
Contrasta este éxito con el segundo lugar al que se está viendo relegado Sarkosy, que mucho anunciar a bombo y platillo “una reformulación del capitalismo” (no sé si tal cosa es posible, o existe tal posibilidad), para evidentemente darse de bruces con una realidad en la que la “grandeur” ya no es tanta y en la que hacen falta más que proclamas y palabras altisonantes. Pero parece que es dificil evitar en los mandatarios franceses la tentación de creerse el centro y el ombligo del mundo, los únicos con capacidad para establecer lo que deba ser la civilización. Algo de esto ya sucedió con la votación de la Constitución europea pero no parece que hayan sabido sacar la lección y aprender de los errores.
Sorprende también la capacidad de este país para ir asumiendo su nueva realidad y ser capaz de bajar de primera potencia colonial del mundo, sin entrar en depresión como España, o equivocando los papeles como está haciendo actualmente Francia, a esa realidad de país anglosajón que habita una isla entre Europa y EE.UU. y todo ello sin perder un ápice de su presencia internacional, no siempre afotunada como ha sucedido en la Guerra de Irak. Como no deja de ser una agradable noticia que las Universidades de Cambridge y Oxford, dos de las más antiguas del mundo sigan situadas en una relativa buena posición dentro de las mundo y desde luego en los primeros puestos de las de Europa, en un momento en que Europa precisa más que nunca de ciencia y conocimiento.
En fin me estoy descubriendo a mí mismo como cronista internacional. Espero que no os resulte muy peñazo. Un saludo
No deja de sorprenderme la extraña capacidad de un país como el Reino Unido y sus dirigentes para no apartarse del sentido de la historia y ser capaces de estar en cuanto acontecimiento internacional relevante ha habido en los últimos siglos. Un país que aún sigue fundamentando su democracia, la más vieja del mundo, sobre la persona, sobre el individuo, por encima de comunitarismos y géneros y con un sistema que descartando cualquier aventura histórica ha sabido no detenerse y caminar con los tiempos, pegado a la realidad siempre cambiante, pero huyendo de modas y momentos, y construyendo su política y su derecho en base a lo que la experiencia va demostrando que funciona y conviene y descartando la experimentación en el vacío.
Contrasta este éxito con el segundo lugar al que se está viendo relegado Sarkosy, que mucho anunciar a bombo y platillo “una reformulación del capitalismo” (no sé si tal cosa es posible, o existe tal posibilidad), para evidentemente darse de bruces con una realidad en la que la “grandeur” ya no es tanta y en la que hacen falta más que proclamas y palabras altisonantes. Pero parece que es dificil evitar en los mandatarios franceses la tentación de creerse el centro y el ombligo del mundo, los únicos con capacidad para establecer lo que deba ser la civilización. Algo de esto ya sucedió con la votación de la Constitución europea pero no parece que hayan sabido sacar la lección y aprender de los errores.
Sorprende también la capacidad de este país para ir asumiendo su nueva realidad y ser capaz de bajar de primera potencia colonial del mundo, sin entrar en depresión como España, o equivocando los papeles como está haciendo actualmente Francia, a esa realidad de país anglosajón que habita una isla entre Europa y EE.UU. y todo ello sin perder un ápice de su presencia internacional, no siempre afotunada como ha sucedido en la Guerra de Irak. Como no deja de ser una agradable noticia que las Universidades de Cambridge y Oxford, dos de las más antiguas del mundo sigan situadas en una relativa buena posición dentro de las mundo y desde luego en los primeros puestos de las de Europa, en un momento en que Europa precisa más que nunca de ciencia y conocimiento.
En fin me estoy descubriendo a mí mismo como cronista internacional. Espero que no os resulte muy peñazo. Un saludo
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16 octubre, 2008
Violencia escolar femenina
Dado que ya llevamos una larga serie de casos de violencia escolar femenina, tal éste que relataba La Voz de Galicia de ayer, mis preguntas son: ¿por qué en los carteles y la publicidad, tanto de los organismos educativos como de diferentes publicaciones en las que se analiza este tipo de violencia, sólo aparecen como agresores los chicos? ¿conseguirá el género, desde lo virtual y la propaganda, convencernos de que sólo unos son los malos y violentos, y las otras las víctimas o seremos capaces de restablecer, en éste como en otros tantos asuntos, la verdad?
12 octubre, 2008
Con el género hemos topado, amigo Sancho
El otro día se quejaba Amparo Rubiales de que las mujeres estaban donde los hombres las ponían. La noticia la podéis ver aquí.
Amparo Rubiales es miembro del Consejo de Estado porque así lo han decidido Zapatero y el Partido socialista. Al poco de ser nombrada, un periodista le recordó que muchas veces para referirse a la institución para la que había sido propuesta se utilizaba la expresión “cementerio de elefantes”, por lo que le preguntó si a ella no le molestaba ir para una institución así, a lo que respondió “ya es hora de que las mujeres podamos estar en los cementerios de elefantes”. Ahora su queja es la de más arriba. Una queja formulada en compañía de otras mujeres que en conjunto dan una buena representación de los partidos del espectro político español. También se oyeron quejas sobre la ley de paridad para considerar que en el Parlamento para las mujeres también hay un “techo de cristal”.
Son tantos los ángulos de la noticia que daría para horas de comentario en alguien que tuviese más tiempo y se manejase mejor que yo en estas lides, pero algunas cosas me parecen significativas en sí mismas. Por ejemplo la capacidad de convocatoria y para forjar acuerdos de “lo femenino” en un panorama político tan dividido y cainita como el de nuestro país. Sorprende la facilidad para la unanimidad en un momento como el presente entre representantes del PSOE, el PP, el PNV, o UPyD…
Sorprende mucho más que Rosa Díez principal figura visible del nuevo partido UPyD pueda decir una frase como: "Llegamos porque es el dedo del hombre el que nos pone, llegamos por cooptación". Sorprende que Margarita Uría nombrada recientemente para el Consejo General del Poder Judicial participe también de esta denuncia, como sorprende la denuncia de la Ley de paridad, principal reivindicación de los grupos feministas de todo el mundo hasta el día de hoy y de las feministas y diputadas españolas hasta el momento de su aprobación. Sorprende más, que quienes ahora así opinan no hubieran abierto el debate sobre la misma antes de su aprobación por las Cortes. Sorprende que Amparo Rubiales le reproche electoralismo a Mariano Rajoy por nombrar como portavoz parlamentaria y como secretaria general del partido a dos mujeres, sin ver la viga en el propio.
En fin es inevitable pensar en la frase: Como me lo deben todo, por mucho que me den siempre estarán en deuda conmigo. Pero a estas alturas creo que alguien más que los participamos en este foro, debiera comenzar a exigir que personas que forman parte del Consejo de Estado, del Consejo General del Poder Judicial, de las cúpulas de los principales partidos, pero que además dicen hablar en nombre de las mujeres, deben estar para algo más que para formular nuevas exigencias para su género, o para quejas que excluyen cualquier responsabilidad propia que siempre es trasladada al otro, y exigir que se pongan a trabajar en la responsabilidad que les toca que va más allá del género (¿o quizá no?) y arrimar el hombro para ver cómo se pueden resolver los múltiples problemas de este país incluida la crisis económica, la lamentable situación de la Justicia, el más que previsible colapso de la sanidad o el fracaso y abandono escolar. ¡O es que tan convencidas están de que eso es cosa de otros!
No es de recibo que haya diputadas que se sientan eximidas para todo lo que no tenga que ver con su género. Sorprende por lo demás que el mensaje no suponga ninguna autocrítica hacia las propias mujeres y sus organizaciones, por ejemplo la siempre fallida idea de un Partido Feminista, como sorprende que esa queja pueda ser hecha por quienes no han formulado ni parece vayan a formular su renuncia a ocupar cargos en esas condiciones, pero sorprende también que no se nos explique qué nuevas cosas tendríamos que hacer “los otros”, ya que la responsabilidad propia se excluye y cuando, como consecuencia de las leyes de género, se han forzado al límite los mecanismos democráticos, imponiéndonos a todos listas cerradas, paritarias y en cremallera en un sistema de partidos donde quienes deciden son unos pocos, y en una democracia que se pretende representativa; como excesivo se ha hecho el uso y abuso del nombramiento a dedo y por cooptación, como bien nos recuerda alguna de las participantes, para todos aquellos puestos en los que la voluntad de los partidos se puede imponer sin limitaciones, incluidos órganos de la Justicia sin reparar en el daño que se pueda hacer a la imagen de su proclamada independencia.
Como ciudadano de a pie me molesta que no se me haya dado posibilidad de discutir sobre la paridad por Ley, como me molesta que el criterio para infinidad de cargos públicos no sea el mérito y la capacidad, sino el género, pero me molesta más que quienes idearon tales propuestas, quienes hasta ayer las defendían en el papel y hoy las sostienen en la práctica, quienes impusieron la discriminación positiva, las cuotas, la paridad y el privilegio pretenden ahora que seamos otros los que carguemos con el muerto. Si de verdad quieren ser tomadas en serio deberían explicar su responsabilidad en tales asuntos y como se puede denunciar de palabra lo que se acepta en los hechos, o como se puede pretender que se discrimina cuando no se nombra, pero también cuando se nombra. Creo que es el colmo denunciar primero que no se las nombra, para luego cuando son nombradas quejarse de que son otros quienes las nombran, y todo ello sin renunciar al nombramiento, y olvidándose una vez más de sí mismas y su responsabilidad de nuevo apelar a los otros porque no hacen suficiente.
De estar ambientadas las aventuras de Don Quijote en el presente, la famosa exclamación bien podría actualizarse y ser sustituida por: Con el género hemos topado, amigo Sancho
Amparo Rubiales es miembro del Consejo de Estado porque así lo han decidido Zapatero y el Partido socialista. Al poco de ser nombrada, un periodista le recordó que muchas veces para referirse a la institución para la que había sido propuesta se utilizaba la expresión “cementerio de elefantes”, por lo que le preguntó si a ella no le molestaba ir para una institución así, a lo que respondió “ya es hora de que las mujeres podamos estar en los cementerios de elefantes”. Ahora su queja es la de más arriba. Una queja formulada en compañía de otras mujeres que en conjunto dan una buena representación de los partidos del espectro político español. También se oyeron quejas sobre la ley de paridad para considerar que en el Parlamento para las mujeres también hay un “techo de cristal”.
Son tantos los ángulos de la noticia que daría para horas de comentario en alguien que tuviese más tiempo y se manejase mejor que yo en estas lides, pero algunas cosas me parecen significativas en sí mismas. Por ejemplo la capacidad de convocatoria y para forjar acuerdos de “lo femenino” en un panorama político tan dividido y cainita como el de nuestro país. Sorprende la facilidad para la unanimidad en un momento como el presente entre representantes del PSOE, el PP, el PNV, o UPyD…
Sorprende mucho más que Rosa Díez principal figura visible del nuevo partido UPyD pueda decir una frase como: "Llegamos porque es el dedo del hombre el que nos pone, llegamos por cooptación". Sorprende que Margarita Uría nombrada recientemente para el Consejo General del Poder Judicial participe también de esta denuncia, como sorprende la denuncia de la Ley de paridad, principal reivindicación de los grupos feministas de todo el mundo hasta el día de hoy y de las feministas y diputadas españolas hasta el momento de su aprobación. Sorprende más, que quienes ahora así opinan no hubieran abierto el debate sobre la misma antes de su aprobación por las Cortes. Sorprende que Amparo Rubiales le reproche electoralismo a Mariano Rajoy por nombrar como portavoz parlamentaria y como secretaria general del partido a dos mujeres, sin ver la viga en el propio.
En fin es inevitable pensar en la frase: Como me lo deben todo, por mucho que me den siempre estarán en deuda conmigo. Pero a estas alturas creo que alguien más que los participamos en este foro, debiera comenzar a exigir que personas que forman parte del Consejo de Estado, del Consejo General del Poder Judicial, de las cúpulas de los principales partidos, pero que además dicen hablar en nombre de las mujeres, deben estar para algo más que para formular nuevas exigencias para su género, o para quejas que excluyen cualquier responsabilidad propia que siempre es trasladada al otro, y exigir que se pongan a trabajar en la responsabilidad que les toca que va más allá del género (¿o quizá no?) y arrimar el hombro para ver cómo se pueden resolver los múltiples problemas de este país incluida la crisis económica, la lamentable situación de la Justicia, el más que previsible colapso de la sanidad o el fracaso y abandono escolar. ¡O es que tan convencidas están de que eso es cosa de otros!
No es de recibo que haya diputadas que se sientan eximidas para todo lo que no tenga que ver con su género. Sorprende por lo demás que el mensaje no suponga ninguna autocrítica hacia las propias mujeres y sus organizaciones, por ejemplo la siempre fallida idea de un Partido Feminista, como sorprende que esa queja pueda ser hecha por quienes no han formulado ni parece vayan a formular su renuncia a ocupar cargos en esas condiciones, pero sorprende también que no se nos explique qué nuevas cosas tendríamos que hacer “los otros”, ya que la responsabilidad propia se excluye y cuando, como consecuencia de las leyes de género, se han forzado al límite los mecanismos democráticos, imponiéndonos a todos listas cerradas, paritarias y en cremallera en un sistema de partidos donde quienes deciden son unos pocos, y en una democracia que se pretende representativa; como excesivo se ha hecho el uso y abuso del nombramiento a dedo y por cooptación, como bien nos recuerda alguna de las participantes, para todos aquellos puestos en los que la voluntad de los partidos se puede imponer sin limitaciones, incluidos órganos de la Justicia sin reparar en el daño que se pueda hacer a la imagen de su proclamada independencia.
Como ciudadano de a pie me molesta que no se me haya dado posibilidad de discutir sobre la paridad por Ley, como me molesta que el criterio para infinidad de cargos públicos no sea el mérito y la capacidad, sino el género, pero me molesta más que quienes idearon tales propuestas, quienes hasta ayer las defendían en el papel y hoy las sostienen en la práctica, quienes impusieron la discriminación positiva, las cuotas, la paridad y el privilegio pretenden ahora que seamos otros los que carguemos con el muerto. Si de verdad quieren ser tomadas en serio deberían explicar su responsabilidad en tales asuntos y como se puede denunciar de palabra lo que se acepta en los hechos, o como se puede pretender que se discrimina cuando no se nombra, pero también cuando se nombra. Creo que es el colmo denunciar primero que no se las nombra, para luego cuando son nombradas quejarse de que son otros quienes las nombran, y todo ello sin renunciar al nombramiento, y olvidándose una vez más de sí mismas y su responsabilidad de nuevo apelar a los otros porque no hacen suficiente.
De estar ambientadas las aventuras de Don Quijote en el presente, la famosa exclamación bien podría actualizarse y ser sustituida por: Con el género hemos topado, amigo Sancho
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09 octubre, 2008
Sociedad del desconocimiento
Hace pocas fechas hablaba en esta misma bitácora del Consejero de Trabajo de mi comunidad que a los pocos días de reconocer en la prensa que en casa hacía más bien poco, firmó un acuerdo con la USC (Universidad de Santiago de Compostela) para realizar un estudio sobre el reparto de las tareas del hogar.
Recientemente también, y a raíz del trágico suceso en el que un alumno mató a varios compañeros en una escuela finlandesa, escuché en varios foros que quizá el sistema educativo de ese país no fuera tan admirable si sucedían cosas como esa. (Desconozco si para quien opina así el hecho de que nuestras cárceles estén llenas habría que asociarlo tan directamente con nuestro sistema educativo o no).
Ahora se realiza un estudio para conocer la opinión de los docentes sobre el mundo educativo y aunque por todas partes la conclusión que se airea es : Los alumnos de hoy son peores que los de antes, según los profesores, para los responsables de las entidades que lo encargaron, entre ellos Álvaro Marchesi, la conclusión tiene el siguiente valor: Ambos responsables coincidieron en indicar que para los docentes «cualquier tiempo pasado fue mejor», y aseguraron que la apreciación sobre los alumnos se repite en todos los estudios y en todos los países.
Quizá como dice Daniel Innerarity, más que en la sociedad del conocimiento habría que considerar que realmente donde nos movemos es en la sociedad del desconocimiento y en relación con la ignorancia lo que deberíamos hacer es aprender a gestionarla.
Recientemente también, y a raíz del trágico suceso en el que un alumno mató a varios compañeros en una escuela finlandesa, escuché en varios foros que quizá el sistema educativo de ese país no fuera tan admirable si sucedían cosas como esa. (Desconozco si para quien opina así el hecho de que nuestras cárceles estén llenas habría que asociarlo tan directamente con nuestro sistema educativo o no).
Ahora se realiza un estudio para conocer la opinión de los docentes sobre el mundo educativo y aunque por todas partes la conclusión que se airea es : Los alumnos de hoy son peores que los de antes, según los profesores, para los responsables de las entidades que lo encargaron, entre ellos Álvaro Marchesi, la conclusión tiene el siguiente valor: Ambos responsables coincidieron en indicar que para los docentes «cualquier tiempo pasado fue mejor», y aseguraron que la apreciación sobre los alumnos se repite en todos los estudios y en todos los países.
Quizá como dice Daniel Innerarity, más que en la sociedad del conocimiento habría que considerar que realmente donde nos movemos es en la sociedad del desconocimiento y en relación con la ignorancia lo que deberíamos hacer es aprender a gestionarla.
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06 octubre, 2008
Paro, economía y política
Son sorprendentes algunas de las ramificaciones de la IGUALDAD. Ahora que se pierden 3.000 empleos diarios y el paro golpea directamente a los varones, se prefiere comentar la crisis financieira, a poder ser la americana, y cuando se dan las cifras de los que pierden el empleo todos los días, se olvida la práctica que venía siendo habitual en los últimos tiempos de desagregar las cifras por sexos. El tema tiene más interés todavía porque estas cifras las suministran los organismos oficiales y los sindicatos.
Y continuando con la economía, hace pocas fechas Rodríguez Zapatero sacó pecho y en su visita a la ONU comentó que España tenía el mejor sistema financiero del mundo y que éramos la octava potencia económica en un tono un poco prepotente dirigido al mercado interior, pero que no ha dejado de tener repercusiones fuera de nuestras fronteras. Entre muchas risas comentó que si hacía poco habíamos superado a Italia en renta per cápita, pronto haríamos otro tanto con Francia. Ahora Sarkozy convoca una reunión para rediseñar el sistema financiero internacional y no invita a España. Como dicen las agencias de noticias; desde Madrid se ha protestado. Incluso se habla de una futura reunión a 14 que incluiría a China, India y Brasil pero sin que de momento se mencione a España.
Lamentablemente en esto de la igualdad el pensamiento político y sindical de “izquierda” se están demostrando como uno de los mayores obstáculos para una visión sin telarañas de lo que está pasando. El sindicalismo sigue sin ver lo que es una verdad a gritos: que los niños son expulsados del sistema educativo en una proporción que duplica a la de las niñas y que marca diferencias tan notables como las que se producen entre un niño valenciano o ceutí y una niña asturiana o vasca donde la probabilidad de salir del sistema es 5 veces mayor para ellos que para ellas.
Pero resulta alarmante asimismo que sólo con la boca muy pequeña y en muy contadas ocasiones se produzca el desmentido de que las mujeres por el mismo trabajo cobran menos que los hombres, y eso que una de sus primeras misiones tendría que ser evitar que eso pudiera suceder. Claro que viendo la actitud del Gobierno, primer obligado en tal misión, tampoco debe sorprendernos tanto. En relación con el reparto de los trabajos de riesgo y las muertes por accidente laboral casi prefiero callarme.
La cuestión sin embargo no se ciñe exclusivamente a los sindicatos y los partidos políticos. Buena parte de la intelectualidad de izquierda arrastra prejuicios e ideas que si alguna vez pudieron ofrecer algún viso de certeza hoy ya no, y sin tomarse la molestia de estudiar lo que está pasando se emiten juicios que no pueden ser más que rechazados por su inconsistencia. Algo de esa sensación tuve el otro día cuando leí de la pluma de Manuel Rivas que el núcleo central de la materia de Educación para la Ciudadanía lo constituía la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y eso sin menoscabo de que comparto su perplejidad por la curiosa actitud del Gobierno ante la Iglesia, que si por un lado aparece como muy beligerante por el otro siempre termina por favorecerla y no sólo en el plano económico.
Pero también cuando desde estas posiciones se hace seguimiento y se exige el respeto de las garantías jurídicas en el tratamiento a los terroristas, cosa con la que estoy absolutamente de acuerdo, pero no veo una actitud semejante cuando los acusados lo son de maltrato; o cuando, en un gesto insólito hasta el presente, han dejado de preocuparse por el hecho de que nuestro país tenga la mayor tasa de población reclusa de toda Europa, población que por lo demás no deja de crecer, haciendo que las, no hace mucho estrenadas nuevas cárceles, hayan vuelto a quedarse pequeñas y haya que plantearse la construcción de más.
En fin, noto que me he salido un poco de la línea habitual de los comentarios pero tengo la sensación de que, de cuando en vez, es necesario recordar el marco político y jurídico en que nos movemos para entender algo más del tema central de esta bitácora que no es otro que la igualdad y no discriminación por razón de sexo y la crítica de la perspectiva de género y el feminismo dominante.
Y continuando con la economía, hace pocas fechas Rodríguez Zapatero sacó pecho y en su visita a la ONU comentó que España tenía el mejor sistema financiero del mundo y que éramos la octava potencia económica en un tono un poco prepotente dirigido al mercado interior, pero que no ha dejado de tener repercusiones fuera de nuestras fronteras. Entre muchas risas comentó que si hacía poco habíamos superado a Italia en renta per cápita, pronto haríamos otro tanto con Francia. Ahora Sarkozy convoca una reunión para rediseñar el sistema financiero internacional y no invita a España. Como dicen las agencias de noticias; desde Madrid se ha protestado. Incluso se habla de una futura reunión a 14 que incluiría a China, India y Brasil pero sin que de momento se mencione a España.
Lamentablemente en esto de la igualdad el pensamiento político y sindical de “izquierda” se están demostrando como uno de los mayores obstáculos para una visión sin telarañas de lo que está pasando. El sindicalismo sigue sin ver lo que es una verdad a gritos: que los niños son expulsados del sistema educativo en una proporción que duplica a la de las niñas y que marca diferencias tan notables como las que se producen entre un niño valenciano o ceutí y una niña asturiana o vasca donde la probabilidad de salir del sistema es 5 veces mayor para ellos que para ellas.
Pero resulta alarmante asimismo que sólo con la boca muy pequeña y en muy contadas ocasiones se produzca el desmentido de que las mujeres por el mismo trabajo cobran menos que los hombres, y eso que una de sus primeras misiones tendría que ser evitar que eso pudiera suceder. Claro que viendo la actitud del Gobierno, primer obligado en tal misión, tampoco debe sorprendernos tanto. En relación con el reparto de los trabajos de riesgo y las muertes por accidente laboral casi prefiero callarme.
La cuestión sin embargo no se ciñe exclusivamente a los sindicatos y los partidos políticos. Buena parte de la intelectualidad de izquierda arrastra prejuicios e ideas que si alguna vez pudieron ofrecer algún viso de certeza hoy ya no, y sin tomarse la molestia de estudiar lo que está pasando se emiten juicios que no pueden ser más que rechazados por su inconsistencia. Algo de esa sensación tuve el otro día cuando leí de la pluma de Manuel Rivas que el núcleo central de la materia de Educación para la Ciudadanía lo constituía la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y eso sin menoscabo de que comparto su perplejidad por la curiosa actitud del Gobierno ante la Iglesia, que si por un lado aparece como muy beligerante por el otro siempre termina por favorecerla y no sólo en el plano económico.
Pero también cuando desde estas posiciones se hace seguimiento y se exige el respeto de las garantías jurídicas en el tratamiento a los terroristas, cosa con la que estoy absolutamente de acuerdo, pero no veo una actitud semejante cuando los acusados lo son de maltrato; o cuando, en un gesto insólito hasta el presente, han dejado de preocuparse por el hecho de que nuestro país tenga la mayor tasa de población reclusa de toda Europa, población que por lo demás no deja de crecer, haciendo que las, no hace mucho estrenadas nuevas cárceles, hayan vuelto a quedarse pequeñas y haya que plantearse la construcción de más.
En fin, noto que me he salido un poco de la línea habitual de los comentarios pero tengo la sensación de que, de cuando en vez, es necesario recordar el marco político y jurídico en que nos movemos para entender algo más del tema central de esta bitácora que no es otro que la igualdad y no discriminación por razón de sexo y la crítica de la perspectiva de género y el feminismo dominante.
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04 octubre, 2008
¿Qué igualdad?
Se me ocurre que la idea de igualdad que se nos está vendiendo a lo que más se asemeja es al reparto del cuarto de baño cuando una pareja heterosexual tiene que compartirlo.
Y que la respuesta social que se le está dando, se correspondería con bastante aproximación a la actitud de él y ella ante el reparto de la toilette. Ella no la discutirá porque es una igualdad a su medida, él tampoco, porque con poder lavarse y afeitarse le llega y porque sería mezquino no ser capaz de esa concesión.
Los que lo tenemos crudo somos quienes pensamos que ese planteamiento no deja de ser una forma de papanatismo que se olvida de que para que un tal argumento fuese válido exigiría reciprocidad, y ésta es una palabra proscrita por el feminismo dominante, como lo es la de simetría, como lo es la de común humanidad.
Cuántos como Oscar Guasch terminarán dándose cuenta de esta verdad, cuánto habrá que esperar a que surja otro como él, cuánto fracaso escolar masculino deberá acumularse antes de que de las “rutinas” de una “izquierda sindical y política” consideren segregación escolar lo que tendría que ser considerado atención a la diversidad, pero son incapaces de ver que el género justamente está basado en la segregación, esa sí, segregación sin paliativos, general, absoluta, como Oscar Guasch ha tenido la ocasión de comprobar desde el núcleo y el corazón de las mismas.
Como díce en su escrito:
Mi experiencia en los grupos de hombres, me dice que la homofobia y la violencia y la discriminación de género que comporta, afecta a todos los hombres sin excepción.
Pero hay demasiadas resistencias e intereses creados como para asumirlo.
Creo que las políticas de igualdad de género están mal formuladas, porque obvian e invisibilizan las experiencias de dolor y de discriminación de los hombres.
Y que la respuesta social que se le está dando, se correspondería con bastante aproximación a la actitud de él y ella ante el reparto de la toilette. Ella no la discutirá porque es una igualdad a su medida, él tampoco, porque con poder lavarse y afeitarse le llega y porque sería mezquino no ser capaz de esa concesión.
Los que lo tenemos crudo somos quienes pensamos que ese planteamiento no deja de ser una forma de papanatismo que se olvida de que para que un tal argumento fuese válido exigiría reciprocidad, y ésta es una palabra proscrita por el feminismo dominante, como lo es la de simetría, como lo es la de común humanidad.
Cuántos como Oscar Guasch terminarán dándose cuenta de esta verdad, cuánto habrá que esperar a que surja otro como él, cuánto fracaso escolar masculino deberá acumularse antes de que de las “rutinas” de una “izquierda sindical y política” consideren segregación escolar lo que tendría que ser considerado atención a la diversidad, pero son incapaces de ver que el género justamente está basado en la segregación, esa sí, segregación sin paliativos, general, absoluta, como Oscar Guasch ha tenido la ocasión de comprobar desde el núcleo y el corazón de las mismas.
Como díce en su escrito:
Mi experiencia en los grupos de hombres, me dice que la homofobia y la violencia y la discriminación de género que comporta, afecta a todos los hombres sin excepción.
Pero hay demasiadas resistencias e intereses creados como para asumirlo.
Creo que las políticas de igualdad de género están mal formuladas, porque obvian e invisibilizan las experiencias de dolor y de discriminación de los hombres.
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igualdad
01 octubre, 2008
Mari Puri y las letras del Tesoro
A propósito del tema suscitado por Manu en relación con la reacción de Bibiana Aído ante el anuncio sobre las letras del Tesoro en que aparecía Mari Puri he encontrado este artículo de Fernando Onega en La Voz de Galicia de hoy:
http://www.lavozdegalicia.es/opinion/2008/10/01/0003_7186276.htm
Creo que puede tener interés la lectura de este artículo de Javier Pradera en El País a propósito de la renovación del poder judicial.
http://www.elpais.com/articulo/espana/frenos/contrapesos/elpepiesp/20081001elpepinac_5/Tes
O esta otra información sobre la necesidad de aparentar imparcialidad
http://www.publico.es/espana/160635/psoe/pedira/magistrados/tc/den/apariencia/imparcialidad
http://www.lavozdegalicia.es/opinion/2008/10/01/0003_7186276.htm
Creo que puede tener interés la lectura de este artículo de Javier Pradera en El País a propósito de la renovación del poder judicial.
http://www.elpais.com/articulo/espana/frenos/contrapesos/elpepiesp/20081001elpepinac_5/Tes
O esta otra información sobre la necesidad de aparentar imparcialidad
http://www.publico.es/espana/160635/psoe/pedira/magistrados/tc/den/apariencia/imparcialidad
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