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26 enero, 2007

Mujer y ciencia

Si mi experiencia me dijera, que hombres y mujeres somos iguales cuando miro quien está ocupado en la construcción, o de cajera de supermercado, o cuando al mirar las sentencias de separación observase un trato igualitario y la custodia de los hijos cuando no fuera compartida se concediera al 50% para una u otro cónyuge, si observase igual trato y resultados en niños y niñas en la escuela.....

Si a pesar de esas diferencias observase que la actitud del feminismo y los legisladores procurase no ahondar esas diferencias entre los sexos, por ejemplo, a la hora de las custodias de los hijos o el reparto de la sociedad de gananciales en las separaciones, o a la hora de buscar la conciliación de la vida laboral y familiar, y no hiciese distingo entre si quien insulta en una riña de pareja es él o ella, o si observase que, con el mismo celo, se procurase corregir las desigualdades cuando la parte perjudicada fuera el varón, entendería que se utilizase esa vara de medir llamada paridad...

Pero si lo que observo es que nuestro tribunal constitucional dictaminó que no se producía desigualdad cuando nuestra legislación establecía la obligatoriedad del servicio militar sólo para los varones, o cuando se consagra una legislación que establece discriminación positiva sólo para uno de los sexos, y además lo hace donde ya la situación de desigualdad es hacia el varón, el recurso a la paridad cuando interesa me resulta claramente una ofensa, primero a la inteligencia y en segundo lugar a la justicia y la igualdad.

Y esa es la sensación que he sentido esta mañana al leer que la Xunta de Galicia crea la Unidade de Muller e Ciencia (centro que promoverá la presencia femenina en los comités que se encargan de conceder becas y decidir ascensos) para duplicar la plantilla de catedráticas y jefas de investigación.

Y si cuestionable es el procedimiento, los “argumentos” a favor de tal medida son todavía más peregrinos, de tal modo que lo que valía para ayer hoy no vale y donde dije digo quise decir Diego, en una ensalada de “razones” que no resisten el más elemental análisis. Por citar sólo alguno de los argumentos aducidos ahí van los siguientes:

“La secretaria general de Igualdade, Carme Adán, culpó ayer de esta falta de alumnas en carreras técnicas a los “estereotipos” que empujan a los hombres a interesarse más por esta área del conocimiento” (El País 26.1.07)

O sea que donde las mujeres obtienen mejores resultados la explicación es su mayor constancia, o interés, o capacidad, y donde sucede con los hombres se llama estereotipo

“Hay que trabajar para que la maternidad no signifique una especie de gap en el currículo” afirmó Carme Adam (El País 26.1.07)

“La carrera científica es muy larga y todas las carreras largas son difíciles para las mujeres” argumenta Sanchez Piñón, catedrática de Genética y actual Conselleira de Educación, que considera que la ciencia no se nutrirá de más mujeres hasta que el cuidado de los hijos no sea “una labor de pareja” (La Voz de Galicia 26.1.07)

Son sorprendentes ambas afirmaciones si se tiene en cuenta que según el estudio elaborado por la Xunta sobre esta cuestión, el 60 % de las investigadoras son solteras y el 72 % no tiene hijos ( La Voz de Galicia 26.1.07).

También se señala como discriminatorio la menor presencia de la mujer en el ámbito privado que en el público, pero sin que nadie precise algún argumento para sostener dónde se produce tal discriminación.

Estas afirmaciones resultan más llamativas si tenemos en cuenta que quienes las realizan son altos cargos socialistas y de militancia feminista, que recientemente han aprobado una ley que ha impedido la custodia compartida y sigue considerando que los hijos son “propiedad” de las madres.

Durante siglos los físicos para explicar lo que no eran capaces de hacer de otro modo se inventaron un fluido invisible, imponderable y elástico llamado éter, que llenaba todo el espacio, y por su movimiento vibratorio transmitía las radiaciones. Más tarde se demostraría que lo del éter no había sido más que una invención que sólo estaba en la cabeza de quien lo necesitaba para suplir su ignorancia. A mi entender en la actualidad el feminismo procede de la misma forma. Cualquier diferencia no querida por las mujeres se debe a una “discriminación” y el procedimiento para corregirla es dictar una norma legal que sitúe a la mujer allí donde ella quiere, al margen de procedimientos y sistemas de promoción.

Pretender que las mujeres universitarias de hoy sufren algún tipo de discriminación que les impide progresar al mismo ritmo que a sus compañeros es pura falacia, que en cualquier caso sería necesario demostrar con argumentos algo más sólidos, antes de proceder a dictar normas que si apuntan claramente en una dirección discriminatoria.

2 comentarios:

  1. La última vez que vi alguna estadística sobre el asunto, las mujeres eran mayoría en todas las carreras universitarias excepto en algunas ingenierías, donde estaban casi a la par. Me temo que con esta tendencia dentro de unos años las mujeres tendrán practicamente el monopolio de los trabajos que requieren estudios universitarios, y las iniciativas de discriminación positiva no harán más que acelerar esta situación.


    Enhorabuena por tu blog, Emilio. Me he alegrado al ver que volvías a postear, sigue así!

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  2. Anónimo11:42 p. m.

    *Hola Emilio, soy Fran. Quieren estar a la cabeza del poder y la representación en todos los ámbitos y es evidente que para ello están dispuestas y dispuestos algunos a hacer lo que sea necesario para ello. Tengo entendido que hay muchas carreras importantes en donde el número de féminas es superior al de chicos, tales como Ciencias de la información, Derecho, Económoicas, Empresariales y todas las carreras sanitarias entre muchas otras que son de menor prestigio, es curiosos que de estas carreras y de la desigualdad de representación por sexos, no tengan nada que objetar, pero de aquellas carreras en las que hay más chicos que chicas, que son las menos ya a estas alturas, de éstas carreras sí que critican el mayor número de chicos que de chicas y eso que el acceso es libre para todos y todas en igualdad de condiciones.

    Pero, hasta dónde nos quieren rebajar a los hombres? y sobre todo, me parece increible que sea cierto que son hombres los que en última instancia toman las decisiones y aprueban normas y leyes que luego sirven para discriminar a los demás hombres, es cuanto menos, paradójico.

    Un saludo y enhorabuena por el Blog. Espacios como éste comienzan a hacerse vitales, al menos como "válvula de escape" y para expresar lo que uno lleva y siente por dentro sobre estos temas.

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