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24 abril, 2009

Más de 4.000.000 de parados

A pesar de que la nota de prensa del INE dice textualmente:

El número de mujeres ocupadas baja en 256.300 este trimestre, mientras que la ocupación de los varones desciende en 509.700.

En los últimos 12 meses el número de mujeres ocupadas se reduce en 218.500 y el de
varones en 1.093.000.

El paro aumenta más este trimestre entre los varones (507.000) que entre las mujeres (295.900). El número total de parados varones es de 2.195.800 y el de mujeres de 1.814.900


como se puede comprobar en : http://www.ine.es/daco/daco42/daco4211/epa0109.pdf


el diario Público titula: Más mujeres que hombres, el recuadro que cierra la información sobre este asunto recogida aquí

Lo que parece por el momento prohibido son titulares del tipo: "En un año han engrosado las filas del paro casi 1.100.000 varones" o "1.300.000 parados más en los últimos doce meses. De cada 6 nuevos parados, más de 5 son varones".

En un contexto como el arriba descrito esta información nos da la clave, por si aún quedasen dudas, de cómo entiende el género la igualdad.

15 abril, 2009

Inger Enkvist ante el Parlamento Catalán


Dejo aquí el enlace que me envió Athini sobre la intervención de Inger Enkvist, una especialista sueca en educación, ante el Parlamento Catalán. Aún cuando la intervención se produce a propósito de la nueva Ley catalana de educación, lo que dice puede ser de interés para todos.
Este es el vídeo:





12 abril, 2009

Territorio, lengua, género

En el debate territorial y sobre las lenguas muchos autores sostienen (véase por ejemplo este artículo de Félix Ovejero) que los derechos no los tienen los territorios sino sus habitantes, ni las lenguas sino sus hablantes, pero presos de un extraño síndrome, en lo relativo al género, su posición ya es diferente y lo que no están dispuestos a reconocer a la nación con territorio, o a la lengua, sí están dispuestos a concederlo a la “nación” sin territorio que representan las mujeres. (Si se prefiere sustituyase la expresión nación, por la de clase, pueblo o la que se desee para señalar lo que, en la maniquea visión del género, constituye el bloque de las mujeres por contraposición con el bloque de los hombres). Nación de las mujeres que las agruparía a todas, juntas y revueltas, como si de un todo homogéneo se tratase y merecedor por tanto de idéntico trato en todas las situaciones...

La nación de las mujeres, como la nación de los hombres, que el género pretende un conjunto homogéneo y necesitado de la misma protección, de la misma consideración y apoyo ante la justicia o ante el acceso al mundo del trabajo, comprende mujeres pobres y ricas, ilustradas e iletradas, solteras, casadas, con hijos, sin hijos, en familias monoparentales o de las otras, con alto nivel de renta y con bajo nivel de renta, universitarias que renuncian a trabajar porque no encuentran el trabajo que desean, pero también proletarias obligadas a trabajar en lo que encuentran porque no tienen más opción, mujeres que han de bregar muy duro para sacar sus vidas y las de los suyos adelante y mujeres de vida fácil y relajada, y un larguísimo etcétera que sería interminable enumerar.

Mujeres que desarrollan sus vidas al lado de hombres ricos y pobres, ilustrados e iletrados, solteros y casados, trabajadores de cuello blanco y de cuello azul, hombres tan sujetos a los vaivenes de la vida como lo puedan estar ellas, y que, a veces, deben bregar duro, muy duro en oficios difíciles y arriesgados, y capaces, por qué no decirlo, de hacer todo eso por sus familias y aquellos a quienes aman... Mujeres que forman un conjunto que ni es una minoría, ni puede considerarse todo él como desprotegido, mucho menos si lo ponemos al lado de quien cabría entender como poderoso, la nación de los hombres tan variada y heterogénea como la suya. Nación de las mujeres que más que mediante un partido propio ha preferido actuar por medio de otros, en la izquierda y en la derecha, aunque siempre bajo la atenta mirada y supervisión del lobby femenino, atento a fijar la agenda y los procedimientos.

Por eso digo desde aquí que, si los derechos los tienen las personas el género no es una categoría tan alejada de la nación con territorio y que, si injusto sería dar ventajas económicas, políticas o de cualquier otro tipo a un territorio o a una lengua no es lo es menos darlo a una categoría como la que representa el género, porque encierra en su interior una heterogeneidad de personas cuyas situaciones en absoluto son equiparables, máxime si en el otro término de la comparación quienes están son los hombres, colectivo en el que no se produce una menor heterogeneidad y donde, al lado de posiciones de poder encontramos posiciones de absoluta carencia, y eso sin considerar que en una visión menos maniquea de los sexos y su historicidad, la común humanidad nos estaría hablando de un territorio compartido en el que, levantar el muro de separación del género no está más justificado que lo estuvo en Berlín o lo pueda estar en Palestina.

Sólo un pequeño ejemplo. En el reciente conflicto de pareja del Juez Decano de Barcelona con su esposa, hubo maltrato por ambas partes o así lo interpreta el fiscal del caso al solicitar para él nueve meses de cárcel y siete para ella. Al día siguiente, en la prensa ya sólo se hablaba de un maltratador: él, y se dejaba caer la pregunta de cuándo dimitiría como juez decano y se especulaba con la posibilidad de que tuviese que abandonar la función de juez. De ella, nada se decía aún cuando la manifestación más evidente de maltrato la mostraba él con un arañazo en la cara. No pretendo juzgar el caso, sólo quiero dejar aquí estas líneas (que espero corrijáis si necesario fuera) para observar cómo, lo que fue una disputa familiar en la que el fiscal aprecia maltrato por parte de ambos, las consecuencias para él no tiene nada que ver con las consecuencias para ella, ya no sólo ante la justicia, sino ante la opinión pública a tenor del trato dado al uno y a la otra en la prensa.

¿Alguien puede pensar que nos encontramos ante un trato equitativo? ¿alguien piensa que esta señora debe gozar frente a él de una protección especial y de un trato jurídico diferente? ¿alguien concibe que sólo él haya entrado en la categoría de los maltratadores? ¿es justo que el conflicto se manifieste en los términos que lo hace en los medios de comunicación, con un sólo culpable y donde sólo él parecería estar obligado a rendir cuentas?

En el artículo arriba citado Félix Ovejero para acompañar su razonamiento dice que las mujeres sí son acreedoras a esa discriminación positiva en razón a su presencia política. Pero desconozco el porqué cuando se habla de las mujeres, o del feminismo, todos los matices se obvian, y así autores minuciosos en todo cuanto tratan, llegados a estas cuestiones entienden que los detalles sobran y basta con declararse a favor del feminismo o de las mujeres, como si fuese lo mismo el sistema de cuotas o la paridad, como si todos los feminismos fuesen una misma y única cosa, como si aún estando de acuerdo en aspectos parciales no se pudiera discrepar en nada, ni en los matices, como si no hubiese que estar atento a las consecuencias de lo que se hace y se dice...

Y aquí quiero traer a colación otro pequeño ejemplo. La Ley de Igualdad confiere privilegios a las mujeres y sus organizaciones en lo relativo a los medios públicos de comunicación, en teoría para evitar la publicidad sexista y para procurar la igualdad. Es verdad que no veo mucho la televisión y en particular la TVE1, pero el fin de semana pasado sí lo hice y en un telediario pude observar que en la mesa había dos presentadores: un hombre y una mujer sí, pero al lado había otra mujer que era la de la información deportiva y en todas las conexiones que realizaron y fueron ocho o nueve, con la excepción de una, todas las corresponsales eran mujeres... Espero me corregiréis si pensáis que se trató de una circunstancia fortuita y excepcional.

Quizá otro ejemplo interesante sería el educativo donde, incluso los más reticentes no están teniendo más remedio que admitir que el gravísimo problema educativo de este país lo están sufriendo, y de qué manera, los varones y de que aquellas que no se cansan de hablar un día sí y otro también de discriminación hacia las mujeres llegado el caso se olvidan de que los varones también existen y que si necesario es equilibrar plantillas en la Universidad no lo es menos en los otros niveles educativos, o que la componente de género no se puede usar como prebenda femenina. Añadir también que mi interés por la noticia tiene más que ver con la necesidad de abrir un debate, que por las opiniones que en ella se vierten, con muchas de las cuales no estoy de acuerdo, y de igual modo pienso que el debate sobre la separación por sexos aunque pertinente no me parece ni el más urgente ni el más relevante. Aprovechar también para señalar la deshonestidad y cortedad de miras de un feminismo capaz de ver la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el propio, y cómo no, preguntar si quizá un pomposo Ministerio como el de Igualdad, no sería de éste del primer problema que tendría que estar ocupándose.

Pero, retomando el hilo habría que decir, que aún admitiendo el planteamiento general, cabría preguntarse por ejemplo por las consecuencias de una decisión como la paridad en las listas electorales si tenemos en cuenta que, no mejoró la representación que las mujeres tenían en el Parlamento antes de dicha medida y sin embargo, es indudable que añade un elemento más de dificultad a un sistema de representación, que ya muchos situaban y sitúan en crisis, al introducir en la confección de las listas electorales y la vida política en general un juego de componendas poco estimulante para quienes con su voto desean elegir a quienes creen que mejor los representarán. Pero también cabe traer a colación el fenómeno Obama para mostrar cómo, quizá las vías directas sean las mejores para la salud y el vigor del sistema y, para observar hasta qué punto, es posible saltar barreras que se consideraban imposibles, en un corto espacio de tiempo. Porque cuántos hubieramos pensado hace unos años en un Presidente negro en la Casa Blanca; sin embargo ahí está, sin necesidad de cuotas, peleando la nominación en su propio partido con una mujer y una mujer de la talla política de Hillary Clinton, para ganar luego al contrincante republicano y consiguiendo ilusionar no sólo a muchos americanos también a muchos otros en el mundo.

Los atajos no siempre señalan el mejor camino, en algunos casos ni tan siquiera el más corto. Si cuestionable es el género, mucho más lo son algunas de sus medidas. Proceder frente al feminismo y las mujeres con un: sí bwana, ante todo y para siempre, no es la forma más equitativa, ni la más inteligente de afrontar un serio problema como el que representa la igualdad, y no discriminación por razón de sexo, de hombres y mujeres.

09 abril, 2009

Es lo que pienso

Si la idea de ciudadanía va ligada a la proclamación de los derechos humanos y a la superación de los estamentos y los privilegios propios del Antiguo Régimen, si está asociada a la idea del individuo como centro del sistema social y político, si es consustancial con la idea de igualdad y universalidad de la norma; en nuestro país, y a pesar de lo ejemplar de nuestra transición política, parece que avancemos a pasos agigantados en la dirección contraria y, hayamos decidido anteponer el género y la pertenencia a tal o cual Comunidad a la idea de una ciudadanía común o una común humanidad de hombres y mujeres.

Y esto no tiene nada que ver con la necesidad de reconocimiento de los derechos de la mujer o con la necesidad de darle una articulación federal a la España de las autonomías. No pretendo poner en cuestión ninguna de las dos cosas, más bien al contrario mi intención sería poner de manifiesto que, como mejor se defienden ambas es garantizando la igualdad y el respeto, sin cortapisas ni interpretaciones torticeras, de los derechos humanos de todos y todas, de los del norte y de los del sur, de los del este y de los del oeste. La búsqueda del privilegio sea de género o de comunidad debiera quedar descartada desde el principio.

Y por eso no puedo dejar de constatar que a fuerza de no querer avanzar en esa dirección, nuestra vida política, pero no sólo la política, llevada de la lógica territorial y de género, debe realizar extraños ejercicios, como en la reciente crisis de Gobierno en la que es fácil apreciar que, en lugar de un ejercicio de autonomía por parte del presidente del Gobierno para la elección del Ejecutivo con la composición y el número de miembros que las circunstancias presentes exigirían, se ha compuesto un puzzle en el que no se acaba de realizar el ajuste necesario para no romper la estricta paridad de sexos, donde algunos nombramientos sólo son comprensibles desde la óptica de “seguir tirando” en un Estado de las autonomías cada día con menos articulación y, donde algunos ceses son de difícil explicación.

En mi opinión si acertada fue la transición política, desacertados están siendo las políticas de los últimos años, en las que más que ir cerrando y mejorando un sistema que precisa de estabilidad institucional parece cada día más abocado a abrir y establecer motivos de división y separación, por motivo de género o de territorio, que finalmente no terminarán redundando en beneficio de nadie sino en perjuicio de todos. Sería interesante que todos reflexionásemos sobre el cansancio y la desafección existente hacia la política en general o la clase de los políticos en particular, incluidas las de las autonomías: el caso catalán parece paradigmático, como ponen de manifiesto sus propias encuestas; y necesario sería que, fuera de prejuicios interesados, nos interrogásemos sobre la creciente necesidad de los ciudadanos de buscar respuesta a sus inquietudes lejos de las opciones políticas tradicionales.

Durante los últimos años hemos disfrutado de una ayuda de la Unión europea cifrada en 138.000 millones de euros (más de 20 billones de las antiguas pesetas) lo que unido a una especial coyuntura económica hizo pensar a muchos que el crecimiento indefinido era posible y que todas la peticiones podían ser atendidas. Ahora hemos chocado de bruces con una realidad que deja al descubierto que tales ideas eran sólo ilusiones, lo que ya no está tan claro es que todo el mundo haya aprendido la lección. A pesar de lo voluminoso de la ayuda no hemos sabido aprovechar ese ingente cantidad de recursos en aquello que finalmente hace mejores a las sociedades: la formación y educación de sus ciudadanos, y la construcción de un entramado institucional que garantice la igualdad y la libertad; por el contrario hemos vivido contagiados por la fiebre del oro y la búsqueda del privilegio y ahora nos encontramos con que necesitamos cambiar de modelo y no sabemos cómo hacerlo.

Quizá sea el momento de pensar que seguramente no somos tan especiales como creemos y lo que buscamos ya ha sido inventado y está ahí: articulación federal del Estado e igualdad sin privilegio de género, y desde luego consciencia de lo que lo más importante será siempre el factor humano, por lo que la educación y la formación debiera ser el objeto preferente de todas los políticas. Tampoco estaría mal ser conscientes de que nuestras energías son limitadas y pretender a estas alturas que somos capaces de acabar con todos los problemas del mundo mundial, a lo que nos pueda conducir sea a la desatención de nuestra propia casa, y esa experiencia histórica ya la hemos vivido. En fin, me doy cuenta de que lo que propongo es lo contrario de lo que se ha venido haciendo y seguramente se vaya a seguir ensayando, pero parafraseando el título de la bitácora de Manu: Es lo que pienso.