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30 abril, 2010

El 80% del empleo destruido era masculino

En el último año se han destruido cerca de 700.000 empleos. De ellos, 8 de cada 10 estaban ocupados por hombres...

Lo vengo diciendo en esta bitácora desde el comienzo de la crisis: no es verdad que el rostro de la crisis sea femenino, ni que lo prioritario siga siendo favorecer fórmulas de contratación femenina. Las teorías feministas son mera ideología que ni buscan la verdad, ni tan siquiera tienen en cuenta los hechos. Mientras la destrucción de empleo masculino era galopante, el feminismo y su entorno seguía hablando de la discriminación de la mujer en el empleo, de que si el paro tenía rostro femenino, de que si era necesario seguir buscando fórmulas que primaran el empleo de las mujeres... Y lo más lamentable es que esas fueron las consignas que siguió el Gobierno y el entramado de intereses que rodea al feminismo.


Mientras tanto ni un sólo instituto oficial, ni una sola instancia del Gobierno alertó de que lo que estaba ocurriendo nada tenía que ver con lo que el Ministerio de Igualdad y el feminismo institucional repetían machaconamente un día y otro día. Ahora sale a la luz este panorama de destrucción de empleo masculino cuando ya ha sido aprobada la ley de economía sostenible, las medidas para combatir la crisis y España presentó en Europa sus planes de reactivación económica en los que, por supuesto, no se contempla como prioritaria la creación de empleo masculino; cuando ha llegado la hora de reducir el déficit público y no se puede gastar un euro a mayores.


En mi opinión, lo que este dato está reflejando es que el Gobierno y la administración  no se están comportando como instancias neutrales  a las que deben  preocupar los intereses de todos sus ciudadanos por igual, sino con un claro sesgo de género que ni es bueno socialmente ni tampoco desde el mero punto de vista económico. Tanto clamar porque no se desaprovechara el talento y la capacidad femenina para caer de bruces en que, si se trata de los propios del género masculino entonces todo está permitido.


P.D. viñeta del El Roto

29 abril, 2010

Siniestralidad laboral. Código penal


Dejo estas dos referencias de prensa, a la espera de poner comentarlas en algún momento. Como adelanto decir que, en  lo de la siniestralidad laboral, no se está notando un gran trabajo por parte de los sindicatos; y en lo relativo a la nueva reforma del Código penal para endurecer el ya de por sí endurecido Código español, indicar que si hubiéramos de buscar algún signo de identidad de la izquierda que permaneciese en pie, tampoco podríamos citar éste de la política penal.

Siniestralidad laboral

Nueva reforma del Código penal


El feminismo y el hiyab

No debiera sorprender a nadie que quien haya puesto en circulación las ideas de visibilidad-invisibilidad referidas a las personas y los colectivos, fuese el feminismo, porque a mi entender son verdaderas maestras en este juego de aparecer-desaparecer de los asuntos y la opinión pública según el cariz que se presuma puedan tomar los acontecimientos.  Gran entereza y presencia a la hora de los derechos, ausencia total a la hora de los deberes. Denuncia permanente y constante de la situación de la mujer musulmana, también por su vestimenta, y ausencia total ahora mismo que se discute sobre el hiyab en los centros públicos de educación. De frente cuando interesa, de perfil cuando se piensa que puedan venir mal dadas.

Viene esto a cuento del actual debate sobre Najwa Malha y el hiyab en el que dependiendo de a que comentarista se lea pueden aparecer como responsables de la situación desde el ministro Gabilondo a la presidenta de Madrid Esperanza Aguirre, pasando por la Conferencia episcopal, el conservadurismo católico, la intransigencia musulmana,  el claustro de un instituto pijo que ha decidido hacer un reglamento en el que se contempla que no se puede asistir a clase con la cabeza cubierta, el padre de la chica, los jóvenes musulmanes que exigen a sus novias que se pongan velo, la rebeldía de una joven que ha decidido tal cosa para afirmar su identidad, el machismo…

Pero nadie, absolutamente nadie hace mención, sea en un sentido u otro, del feminismo; y eso,  a pesar de que sin lugar a dudas esta cuestión jamás se hubiera suscitado en los términos en que lo hace,  si lo que ocurre hoy no hubiera estado precedido de intensas campañas en contra de una prenda que según esta corriente ideológica representa una humillación para la mujer musulmana. Aunque también es cierto que, en este caso y para muchos, parece más un gesto de rebeldía y afirmación que cualquier otra cosa, circunstancia ésta que cualquier feminista rebatirá fácilmente con el simple hecho de hablar de imposición del padre o del novio.  En fin, me sería más fácil entender que estuviera presente en el debate de forma elogiosa que  su ausencia del mismo.

Por lo demás a los “opinadores” de la prensa española  no les vendría mal algún tipo de reciclado. Aún hoy se pueden leer artículos en los que no se percatan de que en el asunto de Najwa Malha no se trata de un debate sobre si hiyab sí o no en la calle, sino si un centro público de enseñanza puede establecer, y hacer respetar,  una norma que diga que los alumnos no pueden estar en el aula con la cabeza cubierta, sin hacer referencia a si se trata de una visera o un hiyab y, desde luego ,siempre que no se establezca sobre la marcha para no escolarizar a un alumno o grupo de alumnos por motivos de tipo religioso o de otra índole.

27 abril, 2010

El hiyab

En la polémica sobre el hiyab resulta sorprendente observar como, cuatro personas que apuestan  por una educación pública, laica y defensora de los derechos de las personas, para evitar mencionar al Gobierno y el feminismo en este asunto, recurren a las argumentaciones más extravagantes y terminan haciendo responsable del suceso de Pozuelo, que tuvo como protagonista a Najwa Malha, a las más variopintas causas y personajes.

Así para  Isaac Rosa la responsabilidad de lo sucedido la tiene la xenofobia de quienes identifican español y católico, sin que me sea dado adivinar los extraños vericuetos que han permitido que un pensamiento tal tenga su plasmación en el reglamento de orden interno aprobado y ratificado por todo el profesorado de un instituto de Pozuelo y donde no se hace referencia a signos religiosos sino a la prohibición de asistir a clase con la cabeza cubierta. Quedaría también por ver si por el mismo motivo se podría calificar de xenófoba la posición del feminismo sobre este asunto.  

Para Rosa Montero, por el contrario, la clave de todo está en la coincidencia en defensa del uso del pañuelo islámico del secretario general de la Conferencia Episcopal y  el PSOE. Y como no podía ser de otra manera había que hacer referencia al machismo de los chicos que imponen a sus novias el uso de dicha prenda, sin que para el asunto que estamos comentando  haya aparecido por ningún lado tal vinculación. También y de nuevo en contraposición con Isaac Rosa entiende, en mi opinión con buen criterio,  que justamente forma parte del proceso educativo el respeto por las reglas.

A Fernando Savater por su parte lo que le resulta más chocante de quienes defienden que Najwa pueda volver a clase con el hiyab, es su apelación a que ante todo debe prevalecer el derecho a la educación, ya que  sostiene que el respeto a las reglas forma parte de ese proceso educativo, pero olvida, ya que no vuelve a hacer referencia al asunto, que quien primero dijo tal cosa fue el propio ministro de educación y no ningún integrista.

Deriva, sin embargo, hacia una defensa de Educación para la ciudadanía, que a la vista de lo que aquí estamos observando carece de cualquier rigor, ya que sólo desde el ego de considerar el razonamiento propio como el único válido se puede pensar que, una asignatura como esa, que por cierto ya se está impartiendo desde hace dos años, consiga arrojar algún tipo de luz especial que unifique la multiplicidad de opiniones y posicionamientos que aquí mismo estamos descubriendo en cuatro personas  que, sin embargo, están por un parecido modelo educativo. 

En fin, Miguel-Anxo Murado, responsabiliza de todo el asunto a un colegio pijo, calificativo en el que coincide con Isaac Rosa,  un laicismo que esconde xenofobia y un catolicismo que adopta un feminismo impostado. En cualquier caso, interpreta el gesto de Najwa no como de sumisión sino como rebeldía. Y, es curioso, atribuye la idea de que el hiyab pueda representar un símbolo de sumisión de la mujer, a expertos amateurs recién aparecidos. Me resulta difícil pensar que Miguel Murado desconozca que esa fue y es la posición oficial de todos los feminismos desde hace muchas décadas, por eso preguntaría ¿asusta contradecir al feminismo?

Analizo  únicamente estas cuatro opiniones, aunque sé que hay muchas más, porque se trata de personas, con las que en más de una ocasión he coincidido en planteamientos sobre problemas culturales o sociales, pero que en este asunto me demuestran que viven tan presos de prejuicios y son tan incapaces de desprenderse del peso de lo políticamente correcto,  como cualesquiera otros de los personajes implicados en este asunto.

Me resulta particularmente difícil de entender que a todos se les haya olvidado la beligerancia del feminismo, de todos los feminismos, en un asunto como éste y que, llegados a un punto como el que actualmente estamos, sea para  bien o para mal, no es posible olvidarse de lo que tal pensamiento lleva dicho y hecho al respecto. No hacerlo así pone en evidencia que, en mentalidades que se consideran muy del siglo XXI, los tabúes siguen presentes. 

P.D. Y esta es la posición del ministro hoy. Y para que no falte nadie ésta es la del ex-ministro Caldera


26 abril, 2010

El caso de Najwa

En el caso de Najwa,  he leído algunos comentarios en la prensa: por ejemplo,   http://blogs.publico.es/trabajarcansa/2010/04/25/una-espanola-que-lleva-hiyab/,  que me han dejado perplejo, ya que  por ningún lado aparece una referencia explícita a la posición del feminismo oficial y extraoficial sobre este tema, como si en realidad la polémica del hiyab y el velo fuese un invento de anteayer de los reaccionarios de siempre que pretenden de ese modo ocultar su xenofobia.  Reaccionarios entre los que no sé si habría que incluir al claustro y la dirección de ese instituto de Madrid.

Me parece asombrosa la capacidad para falsificar la historia particularmente en lo que tiene que ver con el feminismo y sus implicaciones. Si hasta ayer que la doctrina oficial había determinado que el hiyab lo que representaba  era subordinación de la mujer al hombre y, por tanto, la lucha contra su erradicación había que entenderla en clave de progreso social, nadie discutía que la autoría de esa idea era del feminismo, ahora que el hiyab  se interpreta en clave de signo de rebeldía, hemos de atribuir los intentos para su  prohibición en determinados espacios públicos a la caverna, que últimamente es la forma expeditiva con que se resuelven estas cuestiones.

23 abril, 2010

Un poco de cal y mucha arena

La lucha por la igualdad de sexos, al menos en nuestro país, está permanentemente asociada al Código penal, la tarjeta roja, la prohibición y la censura, el adoctrinamiento y la propaganda, sin que por ningún  lado aparezcan ni la educación, ni la palabra o  el diálogo, mucho menos la confrontación civilizada de ideas y procedimientos. Pareciera que se nos pretende convencer, no a través de lo que nos hace racionales y humanos sino, desde las vísceras y las respuestas automáticas. En cualquier caso el Catón que se aplica es de la exclusiva creación y competencia del feminismo y el papel que nos tiene reservado a los varones insiste en el hombre como protector de la mujer aún a riesgo de su integridad física o su vida.

El ministro Gabilondo presenta hoy su Documento final para la reforma de la educación en nuestro país que tiene como uno de sus ejes el reforzar la autoridad del profesor. Pero esto sucede dos días después de que  hubiera desautorizado escandalosamente y a la vista de todos a ese centro que en aplicación de sus normas de régimen interno había expulsado a una niña que se negaba a quitar el hiyab, aún cuando la norma decía que nadie podía permanecer en el aula con la cabeza tapada. Norma que supongo se aplicaría a ella pero también a esos cientos de chicos y chicas que asisten a clase con viseras y sombreros y a los que los profesores cada día les deben recordar que en el aula no pueden estar así. 

17 abril, 2010

Huida hacia adelante

Vaya por delante mi apoyo y comprensión a todas las víctimas de violencia doméstica y sus familiares. De nuevo el ministerio de Igualdad y el delegado del Gobierno para la violencia de género urgidos por el repunte de la violencia en los últimos meses y llevados de ese movimiento espasmódico de anunciar una nueva medida ante cada dato negativo, parecen decididos a otra huída hacia adelante, al anunciar  la publicación de la lista de maltratadores para provocar el rechazo social y frenar la sangría de víctimas. Eso al menos es lo recogido en la noticia.

De hacer caso a las promotoras de la ley integral contra la violencia de género, ésta vendría a significar un antes y un después en la lucha contra la violencia de pareja en nuestro país al tiempo que un faro y una avanzadilla para el resto de las legislaciones del mundo, que pronto podrían observar la eficacia de la misma. Lo cierto es que la Ley con cinco años ya de vigencia se aprobó contra el parecer de muchos técnicos y especialistas incluso contra el dictamen de la Real Academia de la Lengua, que no veía bien la expresión violencia de género, denominación que las redactoras si tuvieron mucho interés en mantener en aquel momento,  aunque el tiempo las haya hecho cambiar de parecer y ahora se inclinen por el de violencia machista.

La Ley que se denominó integral porque pretendía abarcar todos los aspectos relativos a la citada violencia incluido el tratamiento por parte de los medios de comunicación y cursillos de formación para todos los implicados en el proceso: policía, miembros del poder judicial, servicios médicos y sociales e informadores, fue conducido, con el apoyo total del Gobierno que la adoptó como una de sus señas de identidad más queridas, por las personas y organismos que constituyen el importante entramado del feminismo institucional en nuestro país. Más garantías de que las cosas se hicieran bajo la dirección y siguiendo los dictados de quienes la auspiciaron y más interés pusieron en la misma no son posibles.   

Pero lo cierto es que nunca dio los resultados que de la misma se esperaban lo que obligó al Gobierno a acompañar cada noticia negativa relativa al número de muertas del anuncio: bien de mayor dotación económica, bien de reforma del Código Penal para endurecer las penas, bien de una nueva campaña en los medios, bien de un mayor refuerzo de la vigilancia judicial y policial. Lo cierto es que las campañas en los medios durante los últimos años se han sucedido una tras otra, también que el Código Penal ha sufrido una modificación con endurecimiento de penas casi cada año, que se ha extremado las medidas de vigilancia policial y judicial, que se han puesto en marcha las pulseras con gps para los maltratadores y nada parece suficiente.

Ante esta situación que con un mínimo de conciencia autocrítica debería obligar a sus responsables a  repensar el tema desde el principio, y quizá la toma en consideración de opiniones que en su momento se rechazaron porque todo lo que  no estuviera en el pensamiento feminista venía a resultar sospechoso de patriarcalismo, observamos que lo que se nos ofrece es más de lo mismo, esta vez acompañado de una petición de silencio de cualquier tipo de crítica hacia la labor de quienes tienen en su mano la reorientación de todo este asunto. Y todo sin reparar tan siquiera que lo que se nos ofrece se atenga a las reglas de la lógica, pues si únicamente 4 de las 21 asesinadas habían presentado denuncia, ¿cuál sería la virtualidad de publicar la lista de maltratadores, si los correspondientes a 17 de cada 21 no estarían?

En mi opinión  una vez más se demuestra que la citada Ley no está resultando el instrumento adecuado para luchar contra esta lacra social y esto es así porque desde un primer momento ha primado el criterio ideológico en la elaboración y aplicación de la misma y porque ésta está trufada de una concepción del hombre heredera del feminismo radical americano que reduce a una única causa todas los violencias del hombre a la mujer –deseo de dominio-; al tiempo que exculpa cualquier violencia en sentido contrario ya que únicamente podría deberse a violencia de reacción o en defensa propia. Este es el artificioso esquema que sustenta tan importante ley y desde esta perspectiva no resulta difícil encontrar el motivo de su fracaso y, por que no decirlo, del rechazo de buena parte de la población conocedora de que las cosas no suceden así.

De prevalecer en el Gobierno y los responsables de este asunto un mínimo de grandeza y deseos de reorientar este tema en una dirección que pueda conducir hacia su solución, habrían de reconocer el  fracaso de la actual Ley, y la necesidad de reconsiderar la cuestión en toda su dimensión y desde el principio; y hacerlo siguiendo el criterio de los verdaderos profesionales conocedores del asunto: juristas, psicólogos, etc. y no de quienes por intereses ideológicos o de otra índole nos han conducido a la situación en que actualmente estamos. Pero mucho me temo que estas palabras vayan a caer en vacío, incluso se puedan señalar como contrarias o contraproducentes, cuando no fruto del machismo latente en cada hombre que se atreve a hablar en público de estos asuntos desde una perspectiva que no sea la de género.   

13 abril, 2010

Mandarinismo

En mi opinión hay un aspecto de la propuesta del Ministerio de Igualdad, el Instituto de la Mujer y la UGT sobre cómo hayan de ser leídos los cuentos clásicos infantiles que no ha sido resaltado como se merece, en lo que significa. Me estoy refiriendo al hecho mismo de que una miembro del Gobierno y los demás organismos citados, se consideren en el derecho absoluto, y de la mano de los poderes que les confieren sus cargos, para penetrar en terrenos tan delicados y complejos como la educación y la cultura y decirnos a todos: profesores, maestros y sociedad en general, sin consulta previa, ni derecho a réplica, cómo hayamos de interpretarlos y qué tipo de mensaje hayamos de llevar al aula.

Porque más allá de la efectividad de una propuesta de este tipo, que a mí entender será de corto recorrido, en la sociedad queda que entre nosotros habita una élite, un grupo, una casta, que se ha autonominado y constituido con capacidad para interpretar lo que a todos conviene. Hoy en relación con los cuentos infantiles, ayer en relación con los estudios feministas y la Universidad, anteayer con la violencia y  mañana en relación con cualquiera otra cosa, y todo eso en una sociedad del siglo XXI que se considera democrática y plural. Es como si de repente alguien interpretase que  dado que la Iglesia católica va perdiendo peso en estas materias precisásemos de algo parecido, aunque esta vez desde el lado del Gobierno y el feminismo institucional.  

Que todo esto además se haga desde la prepotencia del poder y con fondos públicos obliga a preguntarse si no estará pasando que todos debemos atenernos a reglas y procedimientos excepto estas señoras y señores que parecen gozar de patente de corso para hacer y deshacer en terrenos que ni tan siquiera son de su competencia y donde tanto el ministro del ramo señor Gabilondo, como la oposición, como el resto de los interlocutores de ese Pacto por la educación que no acaba de nacer, como cualesquiera otros –ahora mismo hay en la red un manifiesto alternativo por la educación- deben hilar muy fino para conseguir cualquier pequeño avance y sin embargo esta gente desde su atalaya decide sobre cuentos infantiles, educación sexual, feminismo como trasversal en la Universidad y no sé cuantas otras cosas.  

Creo que es hora de recordar que ni el mandarinismo, ni el dirigismo cultural, por mucho que vengan disfrazados de ese ropaje de lucha contra el machismo,  pueden ni deben tener lugar en nuestra sociedad. No puede ser que nos hayamos dado una Constitución y hayamos construido una democracia de ciudadanos libres, para que ahora venga alguien a interpretar que todo eso debe quedar subordinado a los deseos y dictados de un grupo social en el que cada día es más difícil encontrar el verdadero objeto de sus propuestas, incluso su racionalidad,  y sí  ver aflorar una vocación totalitaria y un ansia de poder que está dividiendo profundamente a la sociedad y que en nada augura ni prefigura  esa pretendida sociedad de iguales que, nominalmente al menos, sería el objeto de sus desvelos.  

10 abril, 2010

Censura 2

El feminismo es una doctrina de la que se desconoce su fundamento, más allá de lo que las feministas decidan decir en un momento concreto sobre un asunto determinado. Su discurso, por lo demás, aún cuando, como en este caso, aparezca como cultural es meramente político y de poder. Durante decenios trataron de convencernos de que los juguetes asexuados eran algo así como el camino que nos llevaría a una infancia en la que no sería posible distinguir los sexos. La tozuda realidad mostró que se trataba de una falacia más de quienes se empeñan en convencernos de que todo lo que somos es cultura despreciando los factores biológicos. 

El feminismo, como siempre, ni hizo balance de aquel esfuerzo, ni dio jamás una explicación al estrepitoso fracaso de aquella iniciativa. Ahora nos vienen con los cuentos de hadas y el sexismo, una campaña que pone de manifiesto que el Gobierno y la UGT tienen equivocado el objetivo, pero también la tremenda osadía de quienes creen que pueden entrar en un terreno tan delicado como el que representa cuentos que han fascinado a generaciones para corregirlos a base de brocha gorda, como si una creación de ese tipo resultase del ensayo de cualquiera en una tarde de ocio. Entienden de arte lo que el papa Pio IV

La acción de la ministra de igualdad y la UGT de censurar los cuentos tradicionales, aún cuando se nos diga otra cosa, se enmarca en esa larga tradición censora que a lo largo de la historia han ejercido quienes se consideraban dueños de la moral y por tanto con capacidad para decidir qué es lo que se puede ver, o qué se puede leer, que se debe ocultar y qué hay que prohibir. Es muy posible que sus autores la consideren totalmente alejada de aquella orden del papa Pio IV cuando mandó vestir los desnudos de algunos personajes de la Capilla Sixtina, como seguramente la censura estalinista pensaba que estaba haciendo algo distinto, incluso en las antípodas, de los censores del Antiguo Régimen.

La realidad histórica, sin embargo,  demuestra que se trata de la misma enfermedad, enfermedad que sufren quienes se han endiosado hasta el punto de considerar a los demás una especie de borregos a quienes se ha de decir lo que les conviene porque de otro modo se descarriarían. La vocación censora jamás ha sido presagio de nada bueno y que una ministra del Gobierno de España y un sindicato de los llamados de clase se embarque en tal labor no puede ser más que signo de lo peor. 

09 abril, 2010

Censura

Relata Elisabeth Badinter en su libro: Por mal camino, y a propósito de una de las patas de la triada de feminismo radical americano lo siguiente:

Pero fue su cómplice MacKinnon, brillante abogada y profesora de derecho en universidades prestigiosas, la que llevó la batalla jurídica con el éxito que ya conocemos. No sólo hizo que la Corte Suprema de Estados Unidos, en 1986, reconociera el acoso sexual como forma de discriminación sexual, sino que, aliada con los lobbies más conservadores y el apoyo constante de los republicanos, consiguió que se votase en dos ocasiones, en 1983 y en 1984 –en las ciudades de Minneapolis e Indianápolis-, la disposición llamada "MacKinnon-Dworkin; contra la pornografía. Aunque constituía una violación de los derechos civiles, la disposición se aplicaba sin distinción a las películas, a los libros y a los periódicos. Siempre que una mujer decía  sentirse “en situación de inferioridad”, podía hacer prohibir el objeto de su humillación. Había pasajes enteros de la literatura clásica y del cine sobre los que pesaba la amenaza de ser condenados. En esta ocasión, las feministas de todas las clases (de Betty Friedan a Kate MIllet, pasando por Adriana Rich) se opusieron ruidosamente a este delirio de censura.

P.D. la noticia ha variado su contenido inicial ya que en un primer momento se hablaba de prohibir, no de lectura crítica. 

06 abril, 2010

De lo visible y lo invisible

Dice Soledad Puértolas: “No es que nos discriminen, es que las mujeres parecemos invisibles”, y mi acuerdo con ella no puede ser más que parcial ya que, si es verdad que este Gobierno es quizá el más invisible de la democracia, esa invisibilidad no se reparte equitativamente y corresponde en buena medida a cierto ministerios ocupados por féminas. Pero también es verdad que de algunas otras mujeres sabemos mucho más de lo que desearíamos y no podemos evitar tropezarnos con ellas por todas partes, pero sin que ni en un caso ni en el otro podamos hacer nada para remediarlo. Incluso dentro del propio Gobierno no podemos decir, por ejemplo, que Bibiana Aído contribuya a esa invisibilidad, más bien al contrario, en algún momento pareció que la principal protagonista del encuentro de Mujeres africanas que tanto eco tuvo en los medios fuera ella.


En cualquier caso quienes más invisible resultan son esos cuatro millones de parados, o el millón largo de trabajadores de la construcción, o tantos y tantos de quienes nada sabemos porque nada se dice, ni ahora ni en ningún otro momento.

Tres sucesos violentos con resultado de muerte tuvieron como protagonistas a tres mujeres. En un caso, una mujer habría matado a su marido y la información que se dio hablaba de que había sido ingresada en un centro para realizarle un examen psiquiátrico. En otro caso, éste en Méjico, una madre aparecía como principal sospechosa de la muerte de su hija, pero los medios insistían en que los sospechosos eran los padres, y finalmente, el suceso de Seseña donde, después de la alarma inicial y los evidentes signos de violencia de un primer momento, todo comenzó a amortiguarse desde que se supo que la principal sospechosa era otra niña, pasando como digo de esa alarma inicial a la posibilidad de un accidente. Y no digo yo que eso esté mal, lo que tengo es la impresión de que nada hubiera sido igual si el sospechoso fuese un varón. ¿Actúan la justicia y los medios con el mismo criterio cuando el sospechoso de un suceso de este tipo no es eso, sospechoso, sino sospechosa?

¿El género lo contamina todo y está consiguiendo imponer su maniquea visión del mundo dividido en dos, ellos verdugos y ellas víctimas, y todo lo que se salga de este guión no puede ser porque además es imposible? ¿Quién fija el criterio con el que se ofrecen estas informaciones? ¿Cuál debe ser la actitud de los periodistas ante casos como estos?

He visto con mi hijo dos de los capítulos de El Mentalista emitidos anteayer 4 de abril en la Sexta y me ha parecido digno de estudio el reparto de papeles entre ellas y ellos, pues tengo la sensación de que hay algunas constantes que se repiten en todas las nuevas series americanas, al menos las emitidas en la Sexta y Cuatro. En relación con la idea de verdugo y víctima tengo la sensación de que no se plantea ninguna duda. Si se trata de un crimen buscaremos un varón. Por ejemplo, en el primer capítulo se buscaba a un criminal que finalmente resultó ser un muchacho, pero por medio y casi como una derivada más del asunto se descubrió una situación de estupro ejercida paro un varón sobre una niña.

En el segundo capítulo y un poco en la línea del anterior resultaba extraordinariamente fácil considerar sospechoso a cualquier varón que por la serie apareciese incluido el padre y el hermano de las víctimas. Y más sorprendente todavía la facilidad con la que el mentalista pasaba de una sagacidad sin límites para desvelar tramas y descubrir a los autores de los crímenes a un comportamiento totalmente irresponsable capaz de saltarse cualquier norma, incluidos los derechos constitucionales, con tal de conseguir su objetivo, circunstancia ésta que se repitió en ambos capítulos y que en el segundo sirvió de pretexto para que su compañera Lisbon le echase un tremendo rapapolvo. Ya digo, el contraste era fuerte entre un hombre capaz de desnudar el alma de cualquier sospechoso y descubrir las más intrincadas tramas y el personaje a quien su compañera, que en ese momento parece más su jefa que otra cosa, le echa un rapapolvo por un comportamiento más propio de un adolescente irresponsable, que de alguien con las dotes extraordinarias que él posee. No pude evitar acordarme de House y Cuddy.

P.D. Erlich

05 abril, 2010

Mortales

En una visita de Jorge Luis Borges a México en 1973 se entrevistó con Juan Rulfo y mantuvieron un diálogo, que en un determinado momento transcurrió así:
…….
BORGES: Usted tan atento como siempre. Dígame, ¿cómo ha estado últimamente? 
RULFO: ¿Yo? Pues muriéndome, muriéndome por ahí. 
BORGES: Entonces no le ha ido tan mal. 
RULFO: ¿Cómo así? 
BORGES: Imagínese, don Juan, lo desdichado que seríamos si fuéramos inmortales. 
RULFO: Sí, verdad. Después anda uno por ahí muerto haciendo como si estuviera uno vivo. 

Lo que nos hace ser como somos son nuestras limitaciones. Somos mortales, pertenecemos a un país y un tiempo, nuestra lengua materna es una, pertenecemos a uno u otro sexo… y esas circunstancias señalan al mismo tiempo nuestras miserias pero también nuestras grandezas. Debemos aceptarlo así y procurar crecer con ellas más que contra ellas. Lo realmente desdichado sería que fuéramos inmortales, de ningún sitio concreto, que no tuviésemos lengua propia… ¿Quiere eso decir que debemos encerrarnos en alguna de esas condiciones olvidándonos de todo lo demás?

Yo entiendo que no. Procuraré conocer cuantos idiomas me sea posible, buscaré que el pertenecer a un país no me encierre, o que mi sexo no me impida ver que sólo soy una de las patas de la humanidad. Pero lo que es cierto es que no podemos elegir el momento en qué nacemos, como no podemos elegir el feminismo con el que nos ha tocado lidiar porque eso está más allá de nuestra voluntad. Y hay que reconocer  que nos ha tocado bregar con el más peliagudo, el más poderoso, el que se niega a debatir, porque, a ojos de quien así piensa, quien es crítico con su doctrina deja de ser un igual.

Si durante mucho tiempo la humanidad vivió en un mundo mítico, donde, por ejemplo, los fenómenos de la naturaleza eran considerados  manifestaciones de la voluntad divina para premiar o castigar a tal pueblo o grupo de gente, y sólo con la revolución científica se pudo situar estas cosas en su verdadera significación, en el terreno de la relación entre los sexos seguimos en ese estadio de explicaciones míticas y la revolución que sitúe estos asuntos en el nivel de la razón humana ni se ha producido ni parece que esté próxima, aunque muchos lo deseemos fervientemente.