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28 enero, 2008

El género y la violencia o la cuadratura del círculo

Si, Carlos Marx levantara la cabeza tendría dos motivos para no querer ver lo que se ha hecho con su obra, ya que si funesta ha sido la lectura que de la misma ha hecho el leninismo, no menos desafortunada es la que está realizando el feminismo de género con su pretensión de igualar los sexos a las clases sociales.

El género, como uno de sus pilares básicos de su ideología sostiene que, la violencia de pareja se puede explicar por una única causa: el deseo de dominio del hombre sobre la mujer (base última de la perspectiva de género). Teoría que vienen sosteniendo contra la opinión de los grandes especialistas de todo el mundo y negada de plano allí donde las encuestas públicas no excluyen al hombre como potencial víctima, pero aceptada en nuestro país como verdad oficial. Se trataría de una burda traslación de las clases sociales de Marx, ahora convertidas en géneros: el hombre como clase dominante, la mujer como clase oprimida y explotada.

Según esta teoría de género –y de ahí viene el interés por el nombre- la dirección de la violencia es siempre del hombre a la mujer sin que quepa la inversa. De producirse esta última se trataría de un contraviolencia de legítima defensa, equiparable a la de los explotados y, por tanto moralmente exculpable. Esta violencia en la pareja heterosexual sería diferente a cualquier otra, por ejemplo la que se produce en las parejas de homosexuales o de lesbianas, y por supuesto no tendría nada que ver con la ejercida de padres a hijos o de estos hacia aquellos. De este modo se consigue un nada desdeñable objetivo: que pase a un segundo plano la violencia ejercida contra niños y ancianos de la que, a pesar de su magnitud, apenas se tiene noticia.

Ante la imposibilidad de sostener sus postulados en los círculos académicos o cualesquiera otros, el género ha recurrido a un complejo y completo sistema según el cual, la teoría pueda que sea falsa, pero eso no tiene importancia ya que el éxito que la misma cosecha entre la clase política está permitiendo que se imponga en la sociedad como un hecho consumado; sin posibilidad ninguna de contestación. Así se ha impuesto en el plano legal mediante las llamadas leyes de género y entre la opinión pública mediante el efecto combinado de esta legislación y un catálogo sobre como se debe informar de la misma que excluya la posibilidad de que mediante los datos que va ofreciendo la realidad de cada caso se pueda demostrar, que no es tan unidireccional, o que está concentrada en determinados sectores con mucha más fuerza que otros o que, el continuo que se debe presuponer siempre de que toda mujer asesinada ha tenido que pasar por una fase previa de maltrato físico o psicológico con anterioridad, simplemente no es cierto.

Efectivamente, cada 4 años se elabora una encuesta sobre violencia en la que sólo se recoge la opinión de las mujeres. Encuesta que diferentes sociólogos y feministas han demostrado completamente sesgada por el hecho de no realizarse también a los hombres, aunque no exclusivamente por eso. Y de la que, el resultado que se deriva no puede ser otro que: todos los maltratadores son hombres y todas las maltratadas son mujeres. Primer gran objetivo cumplido, la violencia efectivamente existe, es unidireccional y es imputable en todas sus formas de maltrato físico y psicológico a los hombres.

En base a este tipo de encuestas y a la información que de las mismas se deriva se elabora una legislación contra la violencia, como ha sucedido en nuestro país, que desde el primer momento se conceptúa como de género, y eso, contra el criterio de todos, sea la Academia de la lengua por su denominación, sean los penalistas por su contenido. Y se pone en marcha con un gran resultado (en número de hombres detenidos) pero sin que se moderen las estadísticas de las mujeres muertas. Ahora bien, como lo que se pretende demostrar es que se trata de un hecho estructural, permanente, consustancial con el patriarcado, quedan por resolver todavía algunos flecos y hay que excluir por tanto la posibilidad de su consideración como un hecho puntual concentrado con preferencia en determinados estratos sociales.

Es decir se trata de demostrar que afecta por igual a todas las categorías sociales: sea que diferenciemos éstas por: el nivel de estudios, la procedencia geográfica, la riqueza o cualesquiera otras, y que su ejercicio es continuado, es decir que cuando una mujer muere jamás puede ser el resultado de una acción puntual, de un momento de locura, sino que necesariamente debe responder al esquema dibujado por el feminismo de género según el cual necesariamente esa muerte ha tenido que estar precedida por años de maltrato, físico o psíquico pero maltrato y también que no importa que se trate de extranjeros o nacionales, gente con estudios superiores o sin ellos, de ambientes acomodados o lumpen, la violencia de género está por encima de esas diferencias y afecta por igual a todos los hombres con independencia de cualesquiera otros factores.

La realidad, sin embargo ofrece todavía un último obstáculo. Esta violencia como sucede en lo que llevamos de año muestra una propensión mucho más alta entre la población inmigrante que en le resto – en lo que va de año los 6 presuntos asesinos de sus mujeres son inmigrantes- pero también en otros colectivos: alcohólicos, drogadictos, etc. y sucede también que en algunos otros casos parece responder más al impulso de un momento que al resultado de una acción continuada de maltrato; al menos si hemos de dar credibilidad al testimonio de vecinos y familiares. Como ambas circunstancias minan en su base la teoría del feminismo de género, sencillamente se procede a negar la mayor y así, si en algún caso de muerte violenta no ha habido denuncia previa no cabe deducir la posibilidad de que efectivamente no haya habido malos tratos sino que habrá que presuponer siempre que lo que no ha habido es denuncia. Del mismo modo se establecerá que la información sobre este tema, como recoge, por ejemplo el Decálogo para informar sobre la violencia de género del periódico Público, “… nunca recogeremos opiniones positivas sobre el agresor o la pareja.”

Reuniendo todas esas circunstancias se está consiguiendo demostrar efectivamente que, la violencia de pareja es siempre unidireccional del hombre a la mujer, afecta a todos los hombres sin distinción de clase social, nivel de estudios, incluso salud mental y, es ejercida en un continuo que va del maltrato psicológico al físico y de éste a la muerte.

Qué se produce un caso como el de Meicende, sencillamente no es violencia de género, qué de los presuntos asesinos de este año los 6 son extranjeros, mejor callarlo porque si no estaríamos criminalizando la inmigración (al parecer esto sería mucho más intolerable que la culpabilización de todo el género masculino); qué en un montón de casos las declaraciones de allegados y vecinos hayan coincidido en que no había habido maltrato previo, mejor ignorarlo…… La pregunta por tanto es, qué se gana ocultando todos estos detalles, se combate mejor la violencia o, sencillamente, todo esto debe hacerse para que la teoría de género efectivamente se demuestre cierta.

25 enero, 2008

Tabla reivindicativa

Al hilo de la entrada de ayer y la formulación en positivo de propuestas desde el lado de los igualitaristas, se me ocurre que no estaría mal comenzar pidiendo que todos los organismos del tipo: Consejería de la mujer, Concejalía de la mujer, Instituto de la mujer... dado que, sobre el papel, están considerados organismos por la igualdad pasen a sustituir el "de la mujer" por el más apropiado de "por o para la igualdad" y acompañando ese cambio en la denominación, se haga otro tanto de lo mismo en su composición y su presidencia de tal modo que la ocupe aquel o aquella que más méritos haya demostrado para el puesto y, quizá más importante que lo anterior, en su ideario por la igualdad y el trato dispensado a lo masculino y lo femenino, de tal modo que ni prejuzgue, ni haga estudios sesgados como los que hasta el presente viene realizando el Instituto de la mujer y cuya base (mejor había que decir ausencia de base) científica e intelectual tantas veces hemos puesto en entredicho tantas personas, y de la que anónimo en la entrada de ayer nos ha brindado con el artículo de Amaia Beranoaguirre en: http://www.diariodeleon.com/se_opinion/noticia.jsp?CAT=108&TEXTO=6367143

No es la única ni quizá la más urgente pero creo que podría ser un comienzo de Tabla reivindicativa.

23 enero, 2008

La lógica de género

En esta tarea de poner en entredicho la “marcha hacia la igualdad” diseñada por el feminismo de género y puesta en práctica por los distintos Gobiernos de este país, desde el lado masculino, está casi todo por hacer y, en ausencia de cualquier resistencia, está claro que aquí puede suceder cualquier cosa como pone de manifiesto la última propuesta del PP de rebajar el IRPF a las mujeres.

Si las democracias se caracterizan por una serie de contrapoderes que moderan los distintos poderes, en el caso del “género” se trata de un poder con tendencia al absoluto, carente de cualquier contrapoder, pues más allá de ciertas declaraciones formales todas las fuerzas políticas están haciendo suyo sino el ideario, si al menos, la deriva discriminatoria para el hombre, que el mismo supone. Sería interesante indagar que número de personas no se consideran dignamente representadas en las Cortes Generales, en relación con estos temas.

Que una propuesta de ese estilo, según la cual una mujer que ganase mucho más – 3,4,5… veces más- que un hombre tendría derecho a una deducción en renta de la que el hombre carecería, pone al descubierto que frente al género la critica política, social y cultural desaparecen completamente y solo hay lugar para el silencio. Pero también, que cualquier lógica: matemática, fiscal, la que sea, dejan de tener validez cuando de propuestas de género se trata.

El caso de la discriminación salarial que se maneja todos los días, en todos los foros, con un porcentaje diferente en cada uno de ellos, y que está en la raíz de esta propuesta del PP supongo pasará a la historia como el mayor fraude intelectual masivo de todos los tiempos pero mientras tanto ahí está para asombro de cualquier persona que no se pierda con los números. Y de poco va a valer la demostración de Wonkapistas de que las mujeres entre los 16 y los 29 años ganan por hora trabajada un 6% más que los hombres. Eso al margen de que es falsa la afirmación de que un hombre y una mujer ganan diferente desempeñando el mismo puesto de trabajo, como por otro lado estarían obligados a hacer cumplir todos los organismos públicos y privados en este país, a riesgo de incurrir en delito perfectamente recurrible ante cualquier tribunal de justicia.

Que ante tal propuesta guarden silencio la mayoría de la clase política, los opinadores de uno y otro lado, pero sobretodo los sindicatos, lo que hace es poner de manifiesto que frente a estas cuestiones rige una lógica diferente, frente a la cual los agentes sociales muestran la más absoluta desorientación, incluso cuando la propuesta, como en este caso, toca al núcleo central de su actividad y la razón de su existencia. Si los sindicatos pelean por evitar la discriminación salarial pero luego transigen que la norma fiscal los desiguale, qué sentido tiene su actividad. Pues eso sería lo que sucedería. El convenio fijaría unas retribuciones para tal puesto al margen de si quien lo ocupase fuese hombre o mujer, pero la norma fiscal haría que la mujer ganase más porque su retención y su impuesto serían menores.

Antes de ponerme con esta entrada pensaba que quienes no estamos de acuerdo con la actual deriva de género –especialmente hombres pero también muchas mujeres- deberíamos ser capaces de comenzar a formular en positivo qué cosas reclamar de los políticos y la sociedad y no sólo comentar la “última discriminación” que se nos echa encima pero sin quererlo me he puesto con lo anterior y ahí se me ha ido el tiempo. En cualquier caso animaros a formular cuestiones en positivo sobre las tareas que consideráis tenemos por delante quienes peleamos por la igualdad (quizá debiéramos llamarnos “igualitaristas”) tanto en lo referente a cómo hacer llegar este mensaje a la sociedad cuanto en las reivindicaciones concretas que formularíamos a un político en campaña electoral, situación en la que por otro lado estamos

18 enero, 2008

Sobre el aborto

Como ya hay un pronunciamiento sobre este tema en el blog voy a dar mi opinión al respecto.

100.000 abortos anuales me parece un número excesivo, lo que indica que están fallando todas las medidas previas a que sea necesaria la intervención. Quienes se arrogan el derecho exclusivo a decidir debieran demostrar que están también para favorecer un mejor resultado.

Me parece que la ley actual está fallando, pues de hecho el tema viene saltando desde hace unos meses, porque la imprecisión del tercer supuesto hace que quepa en él casi cualquier cosa, cuando en origen la intención era dar cobertura a los casos más especiales.
Creo que sería mucho más lógica una ley de plazos y que éstos no fueran más allá de las 12, 14 semanas.

Creo que hay que diferenciar lo que pueda estar pasando en Madrid con lo que viene se denunciando en Barcelona desde hace meses, incluso por parte de algún Gobierno de país miembro de la Unión Europea.
Po
r tanto convendría que no se metiese todos los casos en el mismo saco, ni con unas actuaciones se pretendiese tapar otras.

A mayores decir que rechazo cualquier intención espuria en este asunto, sea de tipo político o religioso, más allá del necesario debate civil y civilizado que una cuestión tan espinosa como esta requiere.

17 enero, 2008

Amor propio

Esta mañana pensaba que no estaría mal una entrada en la que se hablase de la intención de Mariano Rajoy de rebajar el IRPF a las mujeres (IRPF de género), que merecería la pena seguir abordando el tema del aborto y la pretensión de algunas de hacer de él un derecho absoluto, en un mundo donde parecía que habíamos concluido que ningún absoluto era bueno, o por qué no, recordar que en lo que va de año, 17 días, han muerto 11 trabajadores en el mar, y algunas otras cosas más, como el editorial de El País del domingo pasado en el que a propósito del aborto y el derecho a la intimidad de las mujeres se situaba al marido al mismo nivel que el hermano, el padre o incluso los vecinos en el siguiente párrafo: “Interrumpir la gestación es una decisión personal de la mujer en algún momento de su vida que no necesariamente conocen sus padres, su marido, sus hijos; o sus vecinos.”

Incluso tuve la sensación de que cada vez con más nitidez se me aparecía más claro que por parte de algunos y algunas se pretende que en este mundo de derechos y deberes para todos, alguien esté exento de las obligaciones y, sin embargo, los derechos sean absolutos sin que además se imponga el mismo respeto para con la justicia que en otras ocasiones.

Pero como me pareció que tendría que ser una entrada muy extensa en la que además, para hablar de tantas cosas, debería hilar muy fino y me llevaría un tiempo del que no dispongo, pensé en una mucho más breve pero quizá más rotunda y más certera, que diría exclusivamente, aquello que tantas veces oí en casa y el instituto en mis tiempos de estudiante, de que malamente se llegaba a ninguna parte sin amor propio, y pensé que justamente esa era la expresión que mejor resumía lo que está pasando, a los hombres lo que nos falta es amor propio.

Finalmente he leído la sección de Xosé Luís Barreiro Rivas en La Voz de Galicia que os recomiendo y que lleva por título. ¡Ay de mí, ciudadano corriente! quien a propósito de las ocurrencias de unos y otros ahora que se acercan las elecciones, escribe lo siguiente:

“Si usted es heterosexual, tiene empleo, está criando tres hijos de mediana edad, no es maltratador ni maltratado, vive en un hogar feliz, colabora a diario con su mujer, va los domingos a misa y al fútbol, pasa la Navidad con sus suegros y el verano en una casita alquilada, si no tiene un coche derrengado ni un deportivo brillante, y si paga sus impuestos, usted, querido español corriente, no existe. Y no escuchará una sola palabra proveniente de los candidatos que hable de sus problemas. Porque España está reducida a la tele. Y en la tele solo pintan, obviamente, lo genial y lo raro. Y los demás, ¡a su bola!”

15 enero, 2008

Polémica aborto

Me sorprende en primer lugar la escasa reacción de las mujeres. En los primeros días casi todos los expertos y pronunciamientos que oí y leí eran de hombres. En los foros para hablar de esta cuestión siguen siendo absoluta mayoría los hombres. Me sorprenden todavía más la cantidad de veces que he leído u oído estos días que en la defensa de la legalidad del aborto no nos encontramos ante una cuestión de género y que el apoyo de los hombres se hace necesario.

Hay que remontarse muchos años atrás para recordar algo así. De hecho ese fue el discurso del feminismo y las mujeres durantes decenios y también durante la Transición. Al menos, mientras no se alcanzó la igualdad jurídica, el divorcio y el aborto. En los últimos tiempos parecía sin embargo que, el único discurso que tenía cabida era el de que, los hombres si no constituiamos un obstáculo, al menos éramos el principal estorbo en el camino hacia la liberación de la mujer. !Con qué rapidez pueden cambiar algunos cosas¡

Y no es que crea que esto vaya a cambiar mucho la dialéctica del feminismo dominante pero, al menos, quiero dejar constancia de que ese discurso no sólo existió sino que, dependiendo de la coyuntura parece que se hace necesario recuperarlo. Hace bien pocas fechas en un informe semanal se presentó el antifranquismo como una lucha de las mujeres contra la dictadura de Franco y la dictadura de los maridos. Parece que se hiciera necesario recordar, que el antifranquismo fue un movimiento de hombres y mujeres pero, sobretodo de hombres, sin que atribuya yo a este hecho ningún valor especial, que luchó hasta conseguirlo por el restablecimiento de la democracia en nuestro país, restablecimiento que incluía no sólo la plena igualdad de la mujer, también derechos como los más arriba mencionados. Por eso resulta un sarcasmo oír las cosas que en los últimos tiempos el feminismo de género ha decidido propalar.

12 enero, 2008

Mientras las mujeres....

(Las siguientes reflexiones, pretenden actualizar y expresar de forma condensada mi pensamiento en relación con la temática de esta bitácora y las traigo aquí deseoso de que puedan servir de acicate para otras muchas que nos lleven a una consideración más acertada sobre lo que de verdad está sucediendo en nuestras sociedades)

Y el título de las mismas bien podría ser: Mientras las mujeres se constituyen en clase social, entre los hombres se ha decretado… ¿la desbandada general? ¿el sálvese quien pueda? ¿mejor callar por prudencia? (poned aquí lo que consideréis más conveniente, me supongo que más de una respuesta será válida).

El que el feminismo de género utilice de forma poco rigurosa el marxismo para su teorización de los géneros no es óbice para que su planteamiento resulte de una extraordinaria efectividad. El factor más importante para definir y conformar una clase social es el de la conciencia de clase, la voluntad de constituirse en tal, y, a mi entender, en el momento presente, no hay duda de que las mujeres como colectivo, con sus diferentes grados de conciencia y sus matices y diferenciaciones es lo que están consiguiendo.

Como dice un amigo mío “todas son hermanas”, y en esto no hay ningún intención peyorativa, únicamente reseñar que, entre las mujeres hoy, el grado de solidaridad y entendimiento es altísimo y eso se manifiesta de múltiples maneras, desde la conversación más trivial entre parejas, al plano político, social o cultural. (A sensu contrario parece ínfima entre los hombres) Es más, parece que la bipolaridad hombre-mujer es capaz de ocuparlo todo y está consiguiendo desplazar cualquier otra contradicción, hasta el punto que la llamada “guerra de géneros” aparezca por todos los lados, desde el más elemental, al más elevado y como si de un corolario de la misma se tratara para el Gobierno ha desaparecido la idea de ricos y pobres y en su lugar sólo pudiésemos encontrar una sociedad cuarteada por razón de la edad, el sexo o cualquier otra circunstancia coyuntural.

Lo cierto es que, el feminismo y las mujeres hoy, acumulan un poder muy importante, particularmente en nuestro país, y eso sin que la sociedad sea plenamente consciente de ello pues, en no pocos casos, la imagen que se sigue transmitiendo de la misma es la de un ser desvalido y carente de poder. Imagen constantemente desmentida por cuanto índice objetivo existe, sea éste: el número de mujeres con título superior, el porcentaje de las que acaban sus estudios, las expectativas laborales y de vida de chicos y chicas, el ritmo y la calidad de los puestos de trabajo que ocupan, o el poder político, social y cultural que acumulan.

Y, en buena medida, todo esto permanece más en la penumbra que a la luz pública. Y en este caso parece difícil culpar a la sociedad patriarcal de esa invisibilidad. Resulta evidente que quienes más interés tienen en actuar así, son quienes más fuerza tienen en la dirección de estos cambios. A poder ser, que todo se haga sin demasiado ruido, evitando incluso aparecer como promotoras de tal o cual iniciativa. El principio que rige este comportamiento es más el de los resultados que el de la publicidad. No siempre la visibilidad es una ventaja y la invisibilidad una desventaja, como en más de una ocasión observamos en relación con estos temas.

Otro tanto de lo mismo sucede en el plano de las ideas. Aquello del valor del diálogo, la conversión, la controversia y el debate de ideas, un ideal de los que creíamos irrenunciable, parece ser otra de esas cosas que ha pasado a mejor vida, porque para nada el comportamiento del feminismo de género lo tiene en cuenta, pero tampoco parece que haya muchos que se lo reprochen. Unos cuantos desde esta pequeña trinchera que constituimos quienes queremos dar paso a otra manera de abordar estos asuntos.

Recientes estudios ponen de manifiesto que las mujeres no sólo son mayoría en la Educación y la Sanidad, también lo son en la Justicia y todo lo relacionado con el derecho, y con su influencia decisiva en los medios de comunicación y la reciente aprobación de Leyes como la de Divorcio, Igualdad, o la paridad electoral han ganado una preeminencia social creo que difícilmente discutible, aun cuando haya muchos y muchas que no se hayan dado cuenta o pretendan que los demás no nos demos cuenta.

En su momento habrá que valorar el privilegio del que gozan las organizaciones feministas de poder formar parte de las redacciones de los medios públicos de comunicación (también en los privados, aunque ahí ya a iniciativa de cada uno de ellos) y que con el pretexto de evitar la discriminación de la mujer, están provocando no sólo un desmesurado celo censor, -varias veces ha saltado este asunto a la opinión pública- sino que también están influyendo de forma decisiva en la concepción de la información y en general la programación de los medios públicos de comunicación.

Si a ello unimos el hecho de que la mujer posee derechos casi absolutos en lo relativo a los hijos y la casa, la imagen que se nos dibuja es bien distinta a la de ese ser esclavizado y subordinado de que nos habla el feminismo de género y, por el contrario, se nos aparecen amplios territorios gobernados por la mujer y celosamente guardados de cualquier intromisión masculina. Pienso, sin embargo, que si hiciésemos una encuesta en la calle pocos dirían que esto es lo que está pasando.

Un poco a título de anécdota citar que en el reportaje que hace unas semanas publicó El País semanal con el título de 40 por debajo de 40, una de las elegidas, abogada penalista cuenta cómo la profesión está copada por mujeres, diciendo: “No es raro que en un juicio seamos todas tías: juez, fiscal y abogadas”. Pero más lo es todavía la carta publicada en ese mismo medio el 25 de noviembre en la que una secretaria de juzgado habiéndose sentido olvidada por la penalista anterior añade “quiero sólo recordar que debía haber seguido enumerando el resto de personas que necesariamente hemos de estar en un juicio y que también somos mayoritariamente mujeres” para referirse según sus propias palabras a “las funcionarias o funcionarios del Cuerpo de Auxilio Judicial, junto a las abogadas/os y los procuradores o procuradoras.”

Pero muchas otras se podrían añadir. Conseguir contra el criterio de las aseguradoras y lo que dicta la teoría de costes que las primas de los seguros de enfermedad no puedan ser distintas para las mujeres, pero si lo puedan ser para el hombre otras primas, tal como tengo recogido en entradas precedentes, representa para mí algo más que una anécdota, como lo es que pueda ocupar la portada de los periódicos cualquier noticia que tenga que ver con el género, pero no la muerte en un mismo accidente laboral de seis trabajadores.

Lo que intento poner en claro es que lejos de la imagen de subordinación y carencia de poder de decisión que se nos transmite constantemente en relación con las mujeres, lo cierto es que esa subordinación no es tal y su posición en la sociedad les confiere un amplio poder, que va desde la decisión de gasto familiar en lo económico, a las importantes conquistas políticas con la legislación de género, pero también una importante influencia en las políticas de todo tipo desde la Educación, a la Sanidad y en general todas aquellas que tienen que ver con el presupuesto público… y el privado. De hecho las políticas de algunos ministerios han decidido declarar prioritarias las demandas de las mujeres y, en los últimos tiempos, los medios públicos de comunicación parecen puestos enteramente a su disposición.

En este momento parecen confluir toda una serie de factores históricos, sociales y culturales que inciden desde casi todos los ángulos en reforzar el papel y el poder de la mujer en la sociedad. La larga herencia del feminismo - de ese otro feminismo que despertó el apoyo de hombres y mujeres sin distinción- ;la terciarización de la economía y la sociedad, unido a otros factores de tipo político y cultural están consiguiendo en escasos años lo que pareció imposible durante decenios. Creo que en nuestro caso la propia concepción y funcionamiento de la Unión Europea contribuyeron de forma decisiva a catapultar al que Elisabeth Badinter denomina feminismo institucional, en el papel de visión dominante del feminismo, y en muchas de esas otras cosas que para bien o para mal caracterizan no sólo la situación de la mujer, también y sobretodo la situación del movimiento feminista en nuestro entorno.

Y en este tema el Gobierno del señor Zapatero ha procedido concediendo todo aquello que se le pedía y apoyando una legislación que en muchos aspectos va mucho más allá de la de países con larga trayectoria, particularmente los nórdicos. Como ya dije en algún otro sitio este país es un país de fundamentalistas de uno y otro signo y se ha pretendido pasar de la reserva espiritual de Occidente del franquismo, a campeones del feminismo de género del mundo mundial. Y los excesos de unos, se pretenden utilizar para tapar lo excesos de los otros, en un juego perverso que excluye, los matices, un poco o conmigo o contra mí.

Y ahora con la legislatura acabada y cuando se le han hecho a la Iglesia católica las mayores concesiones de todo el período democrático, pareciera como si todo aquel que no estuviera con el Gobierno tuviera que estarlo con la Iglesia. Y nada más lejos de la realidad. Es mi caso y me supongo el de la mayoría de los que me leéis. No estoy de acuerdo con Educación para la ciudadanía porque desee una clase de moral católica, estoy en contra de Educación para la ciudadanía porque se ha demostrado que no hay contenidos académicos, y al final se demuestra una concesión al feminismo de género, que en el último momento se tuvo que hacer extensiva a la Iglesia católica y otras sensibilidades, hasta el punto de que cada uno de los textos publicados no sólo sostiene postulados distintos en relación con los temas más espinosos sino que muchas veces son totalmente contradictorios. (En algún momento abordaré el hecho para mí innegable de las concomitancias entre la Iglesia y el feminismo de género. Entiéndase bien, en el sentido de polos opuestos que se atraen o extremos que se tocan).

De hecho toda la legislación relacionado con estos asuntos peca de excesiva, la ley del aborto lo está poniendo de manifiesto, pero también la de reproducción asistida, donde al contrario de lo que sucede con la legislación de otros países el bien jurídico a proteger no es la criatura que va a nacer, sino la madre. Pero, en general todas las aprobadas esta legislatura: violencia de género, divorcio, igualdad, …..En esto el Gobierno parece querer resarcirse de un pasado histórico bastante retrogrado y dispuesto a dictar la legislación más “progresista” del mundo mundial, dejando atrás lo que haga falta.


Claro que más bien se trata de un espejismo y los excesos como no puede ser de otro modo terminan aflorando ¡Y quedan muchos excesos por aflorar¡ También en el tema de la violencia de género pareciera que quisiéramos dar una lección al mundo y demostrar como este país de campeones es capaz de vencer esa lacra en tiempo récord. Lo cierto es que aún cuando la mayoría de los países desarrollados mantiene estadísticas de mujeres muertas por violencia superiores a las del nuestro, particularmente lo países nórdicos, pareciera que, poco menos, se nos quisiera hacer creer que este es un problema exclusivo de aquí y si hay que dar el puñetazo en la mesa y condenar a 50.000 hombres se hace y punto. Nuestro país es hoy de los europeos el de mayor población reclusa y a pesar del intenso ritmo de creación de cárceles éstas están absolutamente desbordadas. La muerte de mujeres, sin embargo, no remite y, más bien al contrario va en aumento año tras año.

Que una transformación social, y unos cambios tan brutales en la concepción del feminismo, no hayan sido leídos convenientemente por la “inteligencia” masculina, sorprende. Aunque no ha sido ese el caso de la femenina, hasta el punto de que la principal línea de pensamiento contra esta deriva la estén representando otras mujeres. Para entender dicha paradoja busco en mi propia experiencia qué pueda explicarlo y lo que encuentro es: por una lado, que casi todos simpatizamos con la causa feminista en algún momento y seguramente haya gente a la que le cueste hacer revisión de sus ideas, y por otro, al “modus operandi” del feminismo, donde al hecho de que la mujer aparece siempre como víctima, hay que unir esa forma interpuesta de actuar del feminismo, siempre con mediación de otros y como no, a la enorme marea de solidaridad que está generando hacia las mujeres la llamada violencia de género. Para los que conocimos el franquismo donde la legislación trataba a la mujer casada como menor, la simpatía hacia la causa de las mujeres y el feminismo en los ambientes democráticos y progresista estaba absolutamente extendida, por eso duele más escuchar ahora algunas de las cosas que se dicen.

Ahora bien, no enterarse de lo que ha llovido desde aquel momento, ni de cuanto ha cambiado la propia filosofía del feminismo, parece excesivo. De hecho en aquel momento el feminismo de género era poco más que alguna noticia aislada sobre el feminismo radical americano, ya que aquí lo que se practicaba era otra cosa que tenía mucho más que ver con el feminismo de la igualdad o liberal o como quiera llamársele, en cualquier caso, ese feminismo que no había puesto en su frontispicio “el hombre es el enemigo a batir” y que entendía que la conquista de una sociedad de iguales era cosa de mujeres pero también de hombres y, la diferencia no estaba entre los hoy llamados géneros, sino entre los y las que perseguían ese ideal y aquellos y aquellas que por el contrario querían mantener el statu quo, porque no se trataba tanto de un quítate tú para ponerme yo como de una conquista de civilización en la que hombres y mujeres pusiesen las bases de una sociedad de iguales.

En fin para no alargarme más gustaría dejar en el aire, una serie de preguntas:

- Por qué afirmaciones como la de que las mujeres ganan un 30% menos que los hombres se repiten una y otra vez, a pesar, de su comprobada falsedad, reconocida incluso por el ministro Caldera. Cómo es posible que se puedan repetir una y otra vez, ahora referidas a los sueldos de las directivas y, los medios de comunicación les den toda la credibilidad. Que hace que muchos profesionales, también los hay que no, dejen sin contestar estas afirmaciones

- Por qué las mujeres siguen planteando sus reivindicaciones como si aquí no hubiera pasado nada, como si estuviéramos igual que hace 30 años, y pudieran negarse todos los derechos conseguidos o que, en poco más de 20 años, representen el 40 % de la población activa del país, que su ritmo de incorporación al mercado laboral sea muy superior al de los hombres, que pueden autoexcluirse de los trabajos más duros y penosos, que son mayoría en la Universidad, que según sus propias declaraciones las expectativas laborales y de vida de las chicas superan ampliamente las de los chicos. Y también preguntarnos por qué todas estas realidades permanecen tan ocultas y lo que se impone es una dialéctica a cara de perro en la que pareciera que todo el espacio lo ocupa la violencia.

- Qué explica el silencio espeso por parte de los hombres en relación con estos temas. Por qué tantos tienen miedo a expresarse. Es aceptable que en la Europa del siglo XXI haya temas tabú. Y para mí no hay duda de que nos encontramos ante algo que quieren hacer tabú. Pero también, por qué los intentos de abrir una vía de debate por ejemplo Elisabeth Badinter con sus libros, o en España, los posicionamientos de la señora Sanahuja y en general de las autodenominadas “las otras feministas”, han tropezado con el más absoluto silencio por parte de ese feminismo, cuando no con la más severa reprimenda y amonestación para acabar en el mayor de los silencios. Por qué los intentos más serios de confrontar planteamientos ideológicos, también de denuncia de la deriva feminista están protagonizados por mujeres. Por qué algunos hombres en una actitud más papista que el Papa, se han convertido en valedores de algunos de los planeamientos más extremos de este feminismo.

- Qué explicaría que después de largos decenios de ayuda y colaboración entre los movimientos progresistas y el feminismo, particularmente los movimientos sociales y las organizaciones políticas progresistas y de izquierdas, ahora resulte que todo ese pasado de colaboración pretenda ser borrado y en su lugar aparezca un feminismo separatista y excluyente, que ha dictaminado que en este mundo hay dos clases, los hombres y las mujeres y quienes están capacitadas para interpretar los deseos e intereses de las mujeres son ellas, particularmente frente a los hombres, quienes si no desean ser pisoteados por la historia deberán seguir a pies juntillas sus dictados.

- Finalmente, decir que todo lo anterior llama más la atención si tenemos en cuenta que no estamos hablando de un debate meramente intelectual o filosófico, sino de doctrina que se han plasmado en leyes y se ha introducido en la vida administrativa y política sin opción alguna a expresar acuerdo o desacuerdo. Sólo a título de anécdota decir que estos días he tenido que cumplimentar un impreso oficial y en la casilla en la que tradicionalmente aparecía aquello de “sexo” lo que me he encontrado es la expresión “género”.

Aprendiendo a leer.

Aprovechando la coincidencia en el tiempo de las dos noticias, sería interesante analizar como debiera, el anuncio del presidente Chaves de garantizar a todo el mundo el acceso a la vivienda en Andalucía y el hecho de que depués de 20 años ininterrumpidos de Gobierno su comunidad ocupe la cola de Europa en lectura. Y como no, las declaraciones de su consejera de educación atribuyendo los resultados al atraso histórico. Sería también muy instructivo detenerse en el hecho de que desde esa misma Consejería de educación se estuvo valorando la posibilidad de nombrar a profesores para que vigilasen que niños y niñas ocuparan, en el momento del recreo, el 50% de patio que les correspondía, aspecto éste que desde foros como el de Ahige se consideraban de especial importancia para inculcar en todo momento la idea de igualdad. En fin sería interesante comenzar a profundizar en las aportaciones del género al progreso de la educación en nuestro país.

08 enero, 2008

El iceberg asoma

Os animo a leer la columna de Rosa Montero en El País de hoy, titulada: Sin tópicos. En ella, la autora pone al descubierto una realidad que los sociólogos y estadísticos de este país o bien ignoran, o bien pretenden mantener oculta, porque tiene bemoles descubrir de la mano de una escritora un dato como el de que, para la franja de edad entre los 16 y los 29 años, las mujeres ganan por hora trabajada un 106 % de lo que los hombres. Máxime, si tenemos en cuenta, lo que ha llovido y seguirá lloviendo con la consabida cantinela de la discriminación salarial de la mujer. Primero, por parte del feminismo de género, pero después: por el Gobierno, los partidos políticos, diarios de difusión grande, pequeña y mediana y, un largo etcétera que sería muy prolijo mencionar. Pero me gustaría resaltar de la misma columna que, Rosa Montero, al contrario de lo que hicieron las instituciones de este país, incluidos los medios de comunicación, no se ha olvidado del hombre asesinado por su mujer en Meicende.

En cualquier caso no os hagais excesivas ilusiones. Seguiremos escuchando la eterna canción de la discriminación salarial de la mujer, mientras este dato se pueda seguir ocultando, porque una vez destapado, lo que oiremos será que si las mujeres ganan más es porque lo valen. En fin, yo que no me precio de estadístico, ni de sociólogo, me presuponía unos datos como esos, pero al parecer debo ser una “rara avis” porque, aun cuando esa sea la realidad, se nos seguirá vendiendo la mentira de la discriminación salarial, o lo que se tercie, con el silencio cómplice de muchas y muchos, que por honestidad intelectual y profesional debieran reaccionar frente a tanta ciencia ficción, mentira y desfachatez. Quizá sea el signo de tiempos y será posible seguir haciendo creer a tirios y troyanos que, la verdad no es lo que sucede, sino lo que dicen que sucede. Y no me consuela nada aquello de que, no se puede engañar a todos durante todo el tiempo. A largo plazo todos calvos.

06 enero, 2008

Fundamentalismo de género

Algunos de los leéis esta bitácora, dudáis de la eficacia de algo así. Como en más de una ocasión he sentido el deseo de suprimirla, no seré yo quien os desmienta que, a corto plazo, a mí también me parece que es más bien pequeña. Ahora bien, lo que me hace mantenerla viva es la confianza en la inevitabilidad de que, sino los mismos, argumentos parecidos, tarde o temprano deberán ser puestos sobre la mesa y la idea de que el camino sólo se puede hacer andando. El camino lo hacemos y nos hace.

Es verdad que parece que lo que tenemos enfrente es algo absolutamente imbatible, es el pensamiento más decisivo y protegido de este Gobierno y seguramente de otros que fueron y de alguno de los que vendrá pero, al menos a mí, cada día me cabe menos duda no sólo de lo justo de una posición como la nuestra también de que, por higiene democrática y de pensamiento, se hace necesario combatir una ideología fundamentalista, separatista de los sexos, y en el fondo tan absolutamente reaccionaria como la de género.

05 enero, 2008

Meicende y Coín

Hace unos días a punto estuve de escribir unas reflexiones en el sentido de que la ideología de género había pasado a constituirse en “pensamiento” del Estado. Finalmente no lo hice, pero a raíz de un correo de Athini sobre los casos de Coín y Meicende, creo que se hace necesario retomar el asunto.

Se aprueban leyes inspiradas en la perspectiva de género. Los tribunales imparten justicia ateniéndose a estos principios. En base a esta ideología se imparten cursos para el personal de los juzgados, la policía, para el personal sanitario y, como no, a los medios de comunicación y el resultado no puede ser otro: la prensa recoge como primera víctima de la violencia de género, incluso como me hace saber Athini, como violencia en el seno de la pareja, el caso de Coín, aún cuando, con antelación se había producido la muerte de Florentino Varela Liñares, presuntamente asesinado por su esposa en Meicende (A Coruña) y ésta haya quedado en libertad provisional con cargos.

Como también me comenta Athini, la presidenta del Observatorio para la Violencia Doméstica y de Género, ha emitido un comunicado lamentando la muerte de la mujer, no así la del hombre.

Como hombre, aunque creo que antes de eso como persona, me repugna un distingo de ese tipo. Creo que tan reprobable es un caso como el otro y si quizá este tipo de distingos en otras ocasiones puedan resultar inadmisibles, frente a dos casos como los mencionados la diferenciación, si se prefiere la desigualdad, me parece todavía más escandalosa. En fin, siendo esta la situación, sorprende que el pensamiento políticamente correcto y la intelectualidad oficial, sigan actuando como si las ideologías hubiesen muerto o se limitaran a las diferencias políticas entre PP y PSOE, y dado que, vivimos en el mejor de los mundos posibles, la única preocupación consistiese en discutir como “gestionar la complejidad de la sociedad moderna”.

Lamentablemente, ha pasado a convertirse en oficial una ideología que no sólo no ha sido, ni lo está siendo, suficientemente discutida sino que, cuantas veces se ha intentado hacerlo, por ejemplo, en el momento de la discusión sobre la Ley contra la violencia de género, el debate ha sido acallado y eso, a pesar de su profundo contenido en relación con lo que significa la justicia y la igualdad, a pesar del increíble abismo de separación que marca entre hombres y mujeres, y de la, a mi modo de ver, insostenibilidad de sus propuestas en el plano intelectual y moral, que casos como el que ahora comentamos, pero muchos otros, no hacen sino recordárnoslo.