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26 julio, 2014

Segundo apunte sobre educación


Recientemente publiqué en este mismo blog un apunte sobre educación en el que planteaba la paradoja de que al tiempo que lo que se oye por todos lados son elogios al sistema educativo finés, nuestros políticos y autoridades educativas caminan en sentido contrario al menos en lo que respecta al período de escolaridad y momento de inicio de la misma o a la consideración como ventaja de dejar 15 minutos tiempo después de cada sesión de 45 para que los escolares puedan correr y salir al exterior. Pero, es evidente que, en cuanto a las diferencias, la cosa no se queda ahí.

En esta segunda entrada quiero reseñar una contradicción todavía más grave si cabe, ya que como pone de manifiesto este interesante trabajo: “La hipótesis central, verificada, es que la «formación del profesorado de educación primaria y secundaria» (que incluye la selección previa a la universidad, la formación teórica universitaria y la formación en prácticas) es la variable crítica para explicar el excelente rendimiento de los alumnos finlandeses en competencia lectora.”

Lo que contrasta fuertemente con lo que aquí sucede en cuanto a enfoque y calidad de la formación del profesorado como se puede ver en esta entrada de unnombrealazar y corroboran tanto las pruebas realizadas a los aspirantes a una plaza de maestro en la comunidad de Madrid como, sobre todo, la exaltación del enfoque pedagogista de las Facultades de Formación del Profesarado como dejan traslucir estas declaraciones de Rosalía Aranda decana de la Facultad de la UAM: “Hay alumnos, aunque no se puede generalizar, que vienen sin conocimientos básicos que tendrían que haber adquirido en primaria y secundaria. Es un lastre que traen y que aquí no se trata, porque en una facultad en lo que hay que profundizar es en didáctica”. Todo ello recogido en esta información del diario El País

En fin, la educación en nuestro país lleva lustros ofreciendo unos resultados muy pobres, pero la fuerte ideologización de las posturas ante la misma está impidiendo que avancemos en la dirección correcta porque los intereses extra educativos se interponen siempre y lo hacen como si el mejor campo para dirimir las diferencias ideológicas fuese la escuela. En cualquier caso conviene saber que, a pesar de los reiterados elogios de casi todos a la educación finlandesa, la realidad de las decisiones y las prácticas educativas en nuestro país va en una dirección no solo distinta, sino completamente contrapuesta a las allí vigentes. Y desde luego que no es suficiente con hacer figurar en un texto constitucional el derecho a la educación si luego eso no se hace realidad en las aulas y los resultados educativos.



23 julio, 2014

Os debo una explicación

Como creo que os debo, y me debo, una explicación a un cierto giro en el blog voy a procurarla. Cuando inicié este blog, allá por el 2005, lo hacía convencido de que el diálogo, el debate, podía ser un instrumento importante de clarificación en torno a las cuestiones que en él se abordan, básicamente igualdad y género. Pensaba incluso que demostrar las incoherencias, inconsistencias y mitos en torno a lo que el feminismo, particularmente el de las últimas décadas representa, serviría para una cierta corrección de rumbo y la aceptación de errores.

Después de estos casi nueve años mis impresiones tienen más bien poco que ver con todo lo anterior. No solo no ha sido posible el debate sino que en muchos casos para lo único que sirvieron las críticas realizadas a la deriva neofeminista de los últimos tiempos fue para dar ocasión a que mejor pudieran esconder o maquillar los aspectos más duros de la misma, pero sin voluntad real de cambio alguno. Y un segundo aspecto me ha quedado muy claro: el neofeminismo ha conseguido situar en las instituciones y los partidos políticos el grueso de sus reivindicaciones sin que tan siquiera sea necesario que aparezca en forma de asociaciones de mujeres u organizaciones feministas más que en contadas ocasiones y para temas muy específicos.

Hoy quienes mejor encarnan los objetivos neofeministas son los partidos políticos: sea que hablemos 
de la custodia compartida, la denominada violencia de género, discriminación positiva o cualquier otro aspecto relevante de la cuestión. En los últimos tiempos he procurado dejar ver que, por ejemplo, las políticas del PSOE si en algo están enraizadas es en las políticas de género, pero también el hecho de que Podemos en este terreno calque sus posiciones de los que en otro momento considerada casta. Y de ahí, mi mucho mayor énfasis en dirigir la crítica hacia ellos y determinadas instituciones, sean del ámbito autonómico, estatal o  europeo.

En mi opinión el neofeminismo considera suficientemente encarrilados en la sociedad y la política sus postulados y prefiere centrarse en ciertos aspectos especialmente queridos como la denominada violencia de género, el implacable deterioro de la imagen masculina y mantener la ficción de la mujer como un ser maltratado y carente de los recursos de poder,  y, la lucha feminista como algo que está siempre en sus inicios porque el hombre siempre está igual de distante de su ideal de mejora. Objetivos en los que el Estado viene a suplir muchas de las tareas de provisión y protección antes encomendadas al varón, al tiempo que, en las sociedades del Estado del bienestar, éste  se configura como su principal fuente de empleo y  por supuesto su mayor fuente de poder.

En su momento escribí, y a propósito de la Ley contra la violencia de género,  que las diferencias jurídicas acabarían creando diferencias reales y eso ha sido lo que ha sucedido con la citada ley. Si no hace mucho tiempo tenía sentido el debate en torno a esta violencia para precisarla en su contenido y extensión, ahora eso ya no hace falta ya que como responden aquí desde la Dirección General de la Mujer de Madrid,  se trata de un concepto legal y por tanto situado en la categoría de lo que solo se puede modificar desde lo político y la correlación política de fuerzas que, sobra decir, en este momento hace al neofeminismo prácticamente imbatible al menos mientras la sociedad no haga suya la necesidad de un debate que cuando no se hurta se lleva el terreno de las emociones y los instintos.

La perspectiva de género si por algo se caracteriza es por eso: por ser perspectiva. ¿Cuál perspectiva? La que en cada caso mejor se acomode a los intereses de sus promotoras. Lo más increíble es que con esos mimbres –y los millones de votos que hay en juego, claro está- con muy escasas excepciones los partidos políticos se apresten a renunciar a valores como la igualdad –sí la igualdad, cuestionada desde todos los ámbitos: legal, económico…- y conquistas como la presunción de inocencia o el habeas corpus.  


19 julio, 2014

La política y el género


El neofeminismo juega una de sus mejores bazas en su invisibilidad, en la consecución de objetivos, a veces ambiciosos, y hacerlo siempre sin ruido, paso a paso, desde los despachos y que para cuando los conocemos lo sea ya como hechos consumados. Si uno observa la representación de la política en nuestro país en este momento lo que trasciende y se hace visible es la figura masculina: ahí está Pablo Iglesias, ahí los que fueron candidatos a la secretaría del PSOE, ahí está un día tras otro Artur Mas y Mariano Rajoy y Cayo Lara… ¿pero tiene esto algo que ver con la defensa de intereses masculinos? No solo no tiene nada que ver sino que es en todas esas personas que el neofeminismo encuentra por acción u omisión sus mejores valedores.

Y uno de esos grandes objetivos lo constituye el blindaje moral y jurídico de la mujer hasta el punto de que el derecho de familia y el derecho penal están teñidos de un sesgo tan escandalosamente profemenino que casi se puede decir que parecen concebidos en exclusivo perjuicio del varón. La negación de la custodia compartida, la no aplicación del habeas corpus por parte de muchos tribunales de violencia de género, el propio concepto de violencia de género y su aplicación excluyendo la posibilidad de la violencia femenina (en las encuestas a las chicas se les pregunta por la violencia que sufren y a los chicos por la violencia que perpetran) y, sin embargo, conceptuando cualquier violencia masculina hacia su pareja como deseo de dominación, algo así como si negásemos que los celos masculinos y femeninos tienen la común característica de ser ambos humanos y que, por tanto no quepa la posibilidad de considerar a solo uno de ellos como reprobable...

La cosa, sin embargo no se detiene ahí porque la ambición neofeminista pretende trazar una profunda raya que diferencie completamente los mundos masculino y femenino y los distintos campos de juego. ¡Y ello en nombre de la igualdad! Desde luego merecería una explicación demorada el hecho de que sean los sectores más feminizados del mundo laboral los que en poco tiempo hayan visto reconocida para sus trabajadores la condición de autoridad pública. Primero fue la enseñanza y ahora los sanitarios. Como merecería la pena saber por qué es compatible que al tiempo que se desarrolla una campaña a favor de la presencia de las mujeres en las empresas, se conozca que de una promoción de 10 nuevos jueces 9 sean mujeres, y no se suscite ni el más mínimo comentario sobre el hecho de que la administración pública incluidos servicios sociales como la educación, la enseñanza o la justicia se estén feminizando en porcentajes que sobrepasan en algunos casos el 75%, o el porqué de que haya sindicatos que protestan si en el ámbito de los inspectores de hacienda, donde la abrumadora mayoría son mujeres, se establezca que en caso de empate en la puntación se optará por el varón.

El neofeminismo hoy es un sindicato de intereses que goza no solo del apoyo de una mayoría de mujeres, también de muchos hombres y desde luego de la inmensa mayoría de las fuerzas sindicales y políticas, incluidas por supuesto las más recientes y que se presentan como más renovadoras, ya que puede que lo sean en otros ámbitos pero en el terreno de las de género se muestran tan convencionales y políticamente correctas como lo puedan ser las que según ellos constituyen la “casta”. Y por supuesto no le va a la zaga un partido como el socialista que si uno sigue los pronunciamientos realizados por sus candidatos a la secretaría general observará no solo el papel estratégico que conceden a la alianza con esta forma de entender el feminismo, también que tienen reservado, para esa nueva Constitución a la que nos remiten constantemente, la consagración de las listas cerradas con cremallera y los servicios de educación y sanidad, sin que sea entendible no ya el disparate de las listas cerradas, sino el porqué de esos servicios mientras se guarda silencio total sobre los sin techo, o no se incluyen otros no menos básicos como puedan ser el alimento y la vivienda.


05 julio, 2014

¿Podemos?


Que la política en nuestro país ha alcanzado en los últimos años unos niveles de desprestigio y deterioro institucional muy elevados parece que es algo que todos estamos dispuestos a admitir. Que los fuertes resortes bipartidistas condujeron a una política de turnos en el poder PP-PSOE que favoreció la estabilidad del sistema pero condujo a un brutal deterioro de lo político hasta convertirlo, en el mejor de los casos, en puro electoralismo, también. Que no se desarrolló como convenía ese entramado de instituciones y formas de estar y hacer que mantienen y refuerzan una democracia fuerte, seguro que también muchos lo admitirán. Sí triunfaron, sin embargo, todo tipo de tendencias propensas a la dispersión particularmente  en lo que se refiere a la sustitución  del necesario protagonismo de las personas por una lógica de los territorios y el género, lo que unido a una especial coyuntura económica de tipos de interés muy bajos, una total falta de visión y un elevado grado de irresponsabilidad por parte de nuestros gobernantes hizo creer a algunos de ellos que habíamos descubierto la piedra filosofal del crecimiento económico y la expansión de los derechos sociales sin límites hasta el punto de que pronto se nos quedarían muy cortos los alcanzados por Alemania o Francia. Y mientras la economía funcionó nada de lo demás parecía tener importancia.

Luego vino el batacazo y nos pilló en manos de un Presidente del gobierno completamente incompetente en asuntos económicos, pero también alguien obstinado y que no se dejó aconsejar, hasta que como San Pablo cayó del caballo y ante el feo panorama que le dibujaron decidió admitir la tutela de la Unión europea. A partir de ahí todo fue destapar la inmensa trama de intereses espurios, corrupciones y corruptelas que rodeaban ya no solo nuestro sistema político, también la economía y la sociedad en general, lo que unido al conflicto territorial y a un latente conflicto de género que el sistema parece querer olvidar a fuerza de declararlo tabú, nos dan la imagen de la sociedad en que vivimos. Pringados estaban y están casi todos: partidos políticos, sindicatos, patronal y múltiples instituciones. En este contexto un movimiento como el 15M fue un signo de salud democrática y esa fue mi percepción en su momento. Y es en ese contexto que algunos comienzan a mover ficha y proponer medidas que atajen el enorme socavón en que habíamos caído.

Pero, ¿hemos aprendido la lección?

En mi opinión malamente. Pronto se olvidaron algunas propuestas interesantes como la supresión de las Diputaciones provinciales o la reforma del sistema educativo, hasta el punto de que el movimiento anti-LOMCE lo que propone es la vuelta al tantas veces fracasado modelo anterior. La crítica al PSOE derivó hacia Felipe González antes que hacia Zapatero y desde el 15M las posiciones han ido en una dirección populista mucho más de lo que cabía esperar en personas que mayoritariamente gozan de formación académica y se mueven con facilidad en el entorno de las redes sociales. Simplifican la política y la economía hasta la caricatura convirtiendo el conflicto político en algo como: “el pueblo contra los banqueros”, por supuesto olvidando que en los consejos de la Cajas de Ahorro había una amplia representación de la izquierda sindical y política, al tiempo que en el terreno económico la solución que ofrecen a todos los problemas consiste en el aumento del gasto público y la negativa a pagar la deuda sin que las experiencias históricas ya vividas parezca que  las hayamos de tener en cuenta.

Porque al lado de una derecha estatal rancia y la autonómica que va a lo suyo, lo que nos encontramos es una izquierda amamantada en las ideologías de la sospecha y la perspectiva de género, todas ellas tan alejadas de la ciencia y los valores ilustrados como de la posibilidad de contrastación con la realidad hasta el punto de que con origen en la Universidad y como su fruto más reciente se produzca un movimiento como el de Podemos cuyos planteamientos niegan el legado de la Ilustración y la experiencia histórica de los últimos siglos. La civilización moderna se construyó en sus mejores elementos: igualdad, libertad, educación, democracia… como fruto de la Ilustración y así lo reivindicó la izquierda durante mucho tiempo. Es más, reivindicaba como suyos el valor de la ciencia frente a la superstición y la mitología propios de la "reacción". Pero hete aquí que en el momento presente y desde hace ya muchas décadas la izquierda desconfía de la ciencia  y en esa desconfianza van además en buena medida valores ilustrados como la libertad o la igualdad. Por eso habrá que seguir hablando en sucesivas ocasiones de si Podemos y cuál haya de ser el tipo de Poder que necesitamos.