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28 noviembre, 2012

El enredo del género

Poco importa que en las últimas fechas haya colgado noticias sobre el verdadero rostro de la pobreza y los sin techo y que éste haya resultado abrumadoramente masculino o que, al igual que sucede en el sector privado, también en el sector público quienes estén perdiendo muy mayoritariamente el empleo sean varones ni que, como tantas veces se ha repetido, el rostro del fracaso y el abandono escolar sea de chico. Incluso confesiones tan pavorosas como las que cuenta J.A. Lozoya referidas a los niños y la escuela.

En otras entradas hablamos de suicidio y accidentes laborales, y de la esperanza de vida, y de que mueren más hombres que mujeres en cualquier tramo de edad que elijamos de tal modo que, la esperanza de vida de ellas es superior en 6 años a la de ellos. Como en otros momentos hablamos del menor cuidado y atención del aspecto personal y la salud por parte de los varones. O de que ellos ocupan todas las profesiones de riesgo y esfuerzo, al tiempo que ellas copan las de mejor desempeño en empresas donde las garantías de cumplimiento de los derechos laborales es superior.

Porque a los y las que profesan la ideología de género les  valdrá iniciar el análisis sobre cualquier materia con alguna frase del tipo “porque ellas son quienes más sufren la desigualdad” o recordarnos la violencia de género para que todo lo anterior, junto con otras muchas cosas que sería muy repetitivo señalar en esta bitácora, constituyan materia para el olvido que de ningún modo puede ser tomada en serio ya que según quedó  "demostrado” - aunque no sepamos muy bien dónde y en qué términos-, vivimos en una sociedad machista y patriarcal y las que más sufren son las mujeres.

Y lo más sorprendente es que semejante enredo funciona para muchos y muchas neofeministas, que  siempre tendrán un crimen en Afganistán o un análisis sobre la cúpula del PC chino para disculpar que jamás tengan un minuto para analizar todo lo anterior, ni para explicarnos cómo de coherentes son esos datos con la perspectiva de género. Como funciona para quienes desde otros ángulos debieran estar poniendo sobre el tapete todas estas cosas y denunciando las falacias de género y, sin embargo, permanecen incomprensiblemente callados.

Hubo un momento que tuvimos un presidente que creía que éramos la octava potencia mundial y además teníamos las finanzas públicas más saneadas del mundo mundial,  viviendo en un país que tranquilamente podía dar cobijo a 60.000.000 de habitantes con su escuela y sanidad y demás servicios sociales garantizados, como hubo quienes creyeron que si en la calle había habido un "millón y medio" de manifestantes por la independencia,  conseguir la mayoría absoluta en unas elecciones  sería un paseo triunfal. ¡Hay que reconocer que no tenemos la clase política con la mejor capacidad de predicción! Como quizá no haya que descartar que lo del feminismo español no sea un timo de igual magnitud. 

Parece como si hubiera empeño en que actuáramos siguiendo la consigna de que los hechos no pueden desmentir una "hermosa teoría" y los prejuicios de género nos nublaran tanto la vista como para entender que si los hechos la desmienten nuestra reacción no puede ser: peor para los hechos. 

24 noviembre, 2012

Los profeministas se quejan del trato de las neofeministas


Así lo expresa José Ángel Lozoya en esta entrada http://heterodoxia.wordpress.com/2012/10/21/politicas-de-igualdad-de-mujeres-y-hombres/#more-10697. Y lo hace en los siguientes términos:

“Me llamo la atención ser el único hombre invitado como ponente en una congreso para “las políticas de igualdad de mujeres y hombres”  y mi ponencia la única que defendió la necesidad de incorporar a los hombres al objetivo de la igualdad o el papel que los más igualitarios podemos jugar en este proceso. Es como si los hombres no existiéramos más que como colectivo con el que compararse para mostrar las desigualdades que siguen padeciendo las mujeres, como si la conquista de la igualdad fuera responsabilidad de las feministas y solo interesara a las mujeres, como si el único papel útil de los hombres por la igualdad fuera el de solidarizarnos con sus reivindicaciones y repetir sus análisis, como si las feministas que han impulsado desde las instituciones las políticas de igualdad no tuvieran responsabilidad alguna en los resultados no deseados derivados de su aplicación y por tanto no mereciera la pena valorarlos.” (El subrayado es mío)

Fue un congreso de mujeres para las mujeres en el que los hombres éramos un añadido políticamente correcto que me hizo sentir como imagino ha de hacerlo el pariente pobre en una amplia reunión familiar, pese a que me trataron con toda la cortesía que cabe esperar en gente bien educada, y me permitió momentos de mayor complicidad con algunas feministas con las que me reencontré y otras a las que no conocía que se interesaron”
Pero si esto es lo que expresa en la entrada algún párrafo de la ponencia merece ser destacado, por ejemplo éste:

Con el objetivo de combatir el sexismo, la escuela adopta a menudo un enfoque que convierte la masculinidad en sospechosa e intenta modificarla echándosela en cara a los niños, para que se adapten –o se sometan- a una idea difusa de igualdad, en la que ellos tienen que ceder siempre ante las niñas, sin obtener ningún beneficio a cambio, ni ofrecerles modelos alternativos. El resultado es que los niños sienten que se les trata peor y son menos felices que las niñas en la escuela, cooperan menos, su autoestima es más baja, tienen problemas de atención y desciende su rendimiento académico.” 

El párrafo viniendo de un profeminista no puede ser más expresivo. Me golpea la frase: para que se adapten –o se sometan-. Y lo que no entiendo es cómo alguien que relata lo anterior de lo que se queja es del poco protagonismo que le conceden a él y sus amigos en un congreso. Por qué  le sorprende que la masculinidad se convierta en sospechosa, cuando a él mismo le dispensan sus propias correligionarias el trato que relata. Cómo entender el candor de quien no quiere darse cuenta de que estas cosas han sucedido siempre así, y si alguno de nosotros las denunciaba, ser ellos los primeros en acusarnos de machistas.

Cómo, a pesar de la gravedad de lo que ahí se relata sus posiciones no se han movido ni un milímetro en los últimos 10 años. Cómo siguen sin darse cuenta de que en realidad ese papel del que habla es el que siempre han jugado porque además es el que han elegido: solidarizarnos con sus reivindicaciones y repetir sus análisis. Eso es lo que siempre han hecho. Cómo a pesar de una cosa y otra la reflexión no vaya un poco más allá y dé la impresión de que una vez pasado este momento todo continuará del mismo modo hasta que  pasados unos cuantos años escuchemos una queja en términos similares. 


20 noviembre, 2012

Profecía autocumplida


Le he preguntado a Miguel Lorente en su blog de El País lo siguiente:

¿Por qué no existen ni encuestas, ni estadísticas sobre la violencia femenina en nuestro país? 
¿Acaso no se trata de una extraña anomalía que existiendo esa información referida al varón como perpetrador no exista cuando es la mujer la ejecutora?
Su respuesta ha sido que los estudios se “hacen sobre el grupo discriminado”, es decir, se estudia únicamente la violencia ejercida por el varón contra la mujer y no la que ésta pueda ejercer sobre aquél dado que se trata del grupo discriminado.

Ahora bien cuando así se procede se crea un potentísimo mecanismo que a lo que conduce es a reforzar la idea de la que se parte, es decir, la presunción inicial de culpabilidad del varón e inocencia de la mujer, se refuerza cada día cuando a la opinión pública sólo se hacen llegar los casos que cumplen esa condición y ningún otro y este reforzamiento es máximo si esa práctica se lleva a la legislación tal como sucede con la LIVG  que transforma además un contenido ideológico como el que supone la perspectiva de género en derecho positivo.

Si a ello añadimos que los encargados y encargadas de formar al personal que atenderá estos casos parte de la misma presunción,  así como las instituciones que realizan su seguimiento o hacen propuestas sobre su tratamiento en la prensa y sobre si se les debe dar o no publicidad  (en un principio era máxima, en los últimos tiempos se ha cambiado la estrategia optando por una menor publicidad, aunque los resultados parece que siguen sin acompañar)  nos encontraremos ante la perfecta profecía autocumplida.  

Tan es así que siendo España uno de los países del mundo con menor tasa en este tipo de delitos la percepción ciudadana es completamente diferente hasta el punto de que, para una mayoría de ciudadanos nos encontramos en el grupo de  los de mayor violencia. Y la cosa no se detiene ahí ya que,  si la profecía  en principio tenía que ver con aquellas situaciones  en las que mediaba una relación sentimental en una pareja heterosexual, ahora se está extendiendo  como si de una mancha de aceite se tratara a todas aquellas situaciones en las que un hombre y  una mujer, también un chico y una chica,  dirimen intereses no coincidentes. 

16 noviembre, 2012

Varón, entre 25 y 40 años y con contrato temporal, perfil del empleado público que pierde su trabajo


He recibido por correo estos tres enlaces que me parecen a cada cual más interesante

No es sólo en el ámbito privado donde esta crisis está golpeando más duramente a la ocupación masculina. También en el ámbito público sucede otro tanto de lo mismo como refleja esta información de ABC.

Varón, entre 25 y 40 años y con contrato temporal, perfil del empleado público que pierde su trabajo

Convocatoria manifestación por la custodia  compartida

Finalmente me sugiere Plutarco una relectura de esta entrada del blog de Manu del año 2009 que en la dinámica de esta otra bitácora cobra plena actualidad

http://loquepienso.wordpress.com/2009/02/05/una-defensa-feminista-de-los-derechos-masculinos



11 noviembre, 2012

Cuando la perspectiva de género no es más que una mirada sesgada


A propósito de un artículo de Miguel Lorente.


Un simple ejercicio de lógica elemental nos dice que si, como estadísticamente está probado, los hombres mueren en mayor proporción que las mujeres en todas las etapas de la vida, y  estas últimas tienen una esperanza de vida 6 años superior a la de aquellos,  la desigualdad que debiera estar llamando nuestra atención sería la que tiene que ver con esa mayor fragilidad y propensión a la muerte de los varones (máxime para quien considere que  son las  circunstancias culturales  las que mejor explican estas diferencias). En su lugar nos encontramos en el citado artículo con el siguiente párrafo:

Y aunque el primer paso para la igualdad se detenga en corregir la desigualdad y, por tanto, en mejorar la situación de quienes la sufren, que son las mujeres, el objetivo es que estas y los hombres convivan mejor.”

El anumerismo siempre hizo estragos en los máximos portavoces de la ideología de género en nuestro país y son capaces de hacer una lectura ya no solo sesgada sino totalmente opuesta a lo que dice la estadística.
Vuelvo a poner aquí los datos de la proporción hombres-mujeres que publica la wikipedia para 2007

- Al nacimiento:  1,08 hombres/mujer
- Al año de vida: 1,06 hombres/mujer
- A los 15 años:  1,06 hombres/mujer
- A los 30 años:  1,07 hombres/mujer
- A los 45 años:  1,01 hombres/mujer
- A los 65 años:  0,93 hombres/mujer
- A los 80 años:  0,67 hombres/mujer

Quedaría además por explicar por qué coincidiendo con el fin de la vida laboral la esperanza de vida de los varones se desploma pasando de 0,93 hombres por mujer a los 65 años a los  0,67 hombres/mujer a los 80 años. Pero continuemos ahora  con la consideración beatifica que de la perspectiva de género tiene el citado autor al decir:

“Y cuando se habla de PERSPECTIVA DE GÉNERO lo que se quiere decir es que se tenga en cuenta esa mirada crítica y las aportaciones que se hacen desde ella para que todos mejoren, hombres y mujeres. Y ello exige poner de manifiesto los problemas existentes, entender que su solución no puede ser cualquiera, y que el resultado debe tener en cuenta las diferentes circunstancias y situaciones que afectan a las mujeres y a los hombres.” 

Porque no es ya sólo que la citada perspectiva olvide todo la anterior con lo que más que ampliar la mirada lo que hace es empobrecerla,  ocultar  e invisibilizar una parte importantísima de la misma. Y así al parecer lo que no merecería un análisis pormenorizado y en profundidad serían los más de 8 varones diarios que se suicidan o los más de 3 diarios que durante lustros vienen muriendo en accidentes laborales. 

Pero también y ahora ya referido a ese “para que todos mejoren, hombres y mujeres.” si tenemos en cuenta la posición de la citada perspectiva ante los respectivos  temas, no debería al autor explicar la mejora que para el hombre representa el actual régimen de custodia de los hijos después de una ruptura matrimonial, o  el diferente castigo, por los mismos hechos , a hombres y mujeres en la LIVG, o por qué esta sociedad no acaba de tomarse en serio el fracaso y abandono escolar masculino y si no se tendría que estar haciendo algo en relación a como se está cebando con el empleo masculino la actual crisis….

A la vista de todo lo anterior qué significación deberíamos dar a un párrafo como éste:

“La muerte también tiene género, lo cual no deja de ser un precio en esta sociedad desigual e hipócrita, acostumbrada a mirar hacia otro lado hasta que se choca de bruces con la realidad que niega con tanta facilidad.”


09 noviembre, 2012

Esta bitácora y la batalla por la igualdad


Si algún mérito cabe a atribuir a este bitácora, es decir, a todos los que la hacéis posible, es haber roto en el  pequeño ámbito  que nos toca, el tabú de que todo lo que hacía el neofeminismo (en otros momentos hablábamos de feminismo sin tener muy claras las fronteras entre aquellas con quienes las coincidencias eran mayoritarias y aquellas otras con las que prácticamente no existían) iba a misa y criticarlo suponía ponerse del lado de la reacción, de lo cavernícola, ir contra la marcha de la historia y los derechos humanos.

Luego veríamos que quien se orientaba en esa deriva era el propio neofeminismo que, ajeno a cualquier propósito de igualdad, había construido un pensamiento y un entramado institucional, la denominada perspectiva de género, que aprovechando el empuje histórico y el prestigio del feminismo clásico y su lucha, lanzó a las sociedades, y a ésta de una forma muy destacada, por una pendiente que estamos lejos de saber hasta dónde llegará porque cada día que pasa se carga de nuevas razones no sólo para reclamar privilegios, también para acusar al varón de una infinita variedad de maldades que hacen de él un ser que como alguna de ellas dice  no  provoca más que indiferencia y desprecio. Pasar, sin solución de continuidad, de denunciar  las mayorías aplastantes o la exclusividad masculina como malas, para promover esas mismas mayorías y esa misma exclusividad ahora en femenino, exige una sana reacción social que hasta el presente no vemos que se esté produciendo.

Ojo  con la importancia de este último asunto ya que  imputar esas maldades a todo un sexo y no solo a quienes participan de esas conductas supone de algún modo  la práctica inhabilitación de todo el colectivo masculino para ser reconocido como interlocutor válido en todo  aquello que se refiera a la igualdad y no discriminación por razón de sexo, y así nos encontramos que desde al nivel más bajo al más alto, es decir, el de la representación política, la condición de funcionamiento de las instancias de decisión se basan en la exclusión de la palabra y el voto de los hombres para cuantas cuestiones tienen que ver con esos temas incluidas cuestiones como la custodia de los hijos. Convendría no olvidar que, hasta el presente,  los miembros masculinos de las Comisiones de igualdad del Congreso de los Diputados han sido el diputado Tony Cantó, el representante del PNV y dos diputados del grupo socialista.

Y en este tiempo hemos denunciado un poco de todo: legislación, prácticas sociales de discriminación masculina, doble moral del neofeminismo a la hora de juzgar hechos y comportamientos según el sexo de quien los protagonice,  ausencias inexplicables de atención a los problemas masculinos, incomprensibles apoyos políticos a determinado tipo de medidas, que  por motivos que se desconocen ni están en el debate político ni en el debate social y todo sucede con una opacidad que de ningún modo podemos considerar  amiga de la democracia o del pensamiento ilustrado, sino más bien como el ejercicio de un lobby que busca conseguir mediante la cercanía al poder lo que las urnas no le han dado porque jamás ha querido concurrir a unas elecciones y parece tener alergia a los procesos transparentes y democráticos.

De alguna manera estamos poniendo sobre la mesa unas cuestiones que la mayoría prefiere ignorar, algunas porque entienden que ponen en cuestión su estatus, pero muchos otros, la mayor parte de los varones, porque tratándose de un tema de género resulta un jardín en el que muchos no desean meterse, a tenor de la escasamente visible, pero eficaz labor de represión del neofeminismo. Interesaría que esto dejase de ser así, lo que está en juego es nada menos que la configuración del conjunto social y convendría que, merezca la opinión que nos merezca la sociedad de la que venimos, lo que haya de ser lo sea sin excluir a nadie.  Y hasta el presente la exclusión del hombre está siendo total.  


05 noviembre, 2012

¿Existe un sesgo psicológico y cultural profemenino?


Creo que puede tener interés desgajar de la entrada ¿Harina de otro costal? el tema suscitado por Eduardo Zugasti en relación con este párrafo de uno de sus comentarios:

La razón por la que la circuncisión ritual masculina, es decir, la mutilación sexual masculina, no se considera todavía ampliamente un tema de "derechos humanos" no tiene nada que ver con las diferencias con la ablación femenina. Tiene que ver con un sesgo psicólogico y cultural profemenino, profundamente arraigado en la psicología humana. La circuncisión ritual que se practica en los chicos, frecuentemente sin anestesia y en condiciones no sanitarias, incluso en los países occidentales, nada tiene que ver con la prevención de enfermedades. Son prácticas rituales y tienen que ver clarísimamente con una expectativa cultural que presupone que los chicos deben estar, en general, más predispuestos a soportar el dolor. 

Y que ha sido contestado por Cristina en el sentido de negarlo y por mí en el sentido de ratificarlo. Dice Cristina en su último comentario sobre el asunto:

Emilio, yo te agradezco que respondas pero realmente no veo de qué manera de tus comentarios se puede concluir que definitivamente hay un sesgo psicológico y cultural, entiendo que universal, pro-femenino. No sé si hace falta recordar que en medio mundo, o más, la situación de las mujeres es claramente desfavorable. Y en el otro medio lo era también hasta antes de ayer. 

Tampoco tengo datos para poner en duda los resultados de los estudios que has citado, pero para apoyar una afirmación de tan largo alcance como la que estamos tratando (“existe un sesgo psicológico y cultural pro-femenino”), no basta con estudios aislados en comunidades determinadas, épocas concretas, sesgos de todo tipo, etc. 

A lo que deseo contestar que aún cuando yo estoy convencido de que efectivamente ese sesgo existe y lo recoge Arsuaga en la tan reiterada cita: “En todos los mamíferos, en efecto, tanto una frente abombada y lisa, como una cara reducida y poco proyectada, son rasgos infantiles, y, todavía más, cumplen universalmente la función de inspirar sentimientos de protección y ternura, y así inhibir la agresividad de los adultos frente a las crías (por cierto, esos mismos caracteres también son femeninos, y por la misma razón).”  Pensar que habrá un teorema que lo demuestre y que esa demostración va a ser admitida por todo el mundo seguramente sea poco realista.

Pero, ¡ojo! en sentido contrario si se ha establecido como verdad absoluta la llamada violencia de género  que justamente afirma lo contrapuesto y lo afirma sin ambages y eso sí me parece a mí difícil de demostrar y sin embargo está en nuestra legislación y otras como si de una verdad revelada e incontestable se tratase. Convendría por tanto que ya que no son posibles las demostraciones categóricas al menos realicemos ejercicios de aproximación sobre este tema porque estoy convencido resultará no solo clarificador sino altamente positivo para todos. 

P.S. Quiero aclarar que cuando me refiero  en los términos que lo hago en el último párrafo de la entrada a la violencia de género, no pretendo ni mucho menos negar la violencia en las  parejas heterosexuales, ni tan siquiera que las mujeres se lleven la peor parte de la misma, aquella con resultado de muerte, tampoco que no haya que combatirla,  lo que pongo en cuestión es que la mejor explicación a la misma sea la que da la perspectiva de género y contempla nuestra ley, es decir, que se trata de una violencia unilateral del hombre a la mujer y encuentra su explicación en el deseo de dominación de los varones sobre las mujeres. Lo que la convierte a todos los efectos en una violencia de “naturaleza” radicalmente diferente a la de cualquier otra relación humana incluida la violencia en las parejas homosexuales, para las que si se aceptaría que su origen pueda estar en los roces de la convivencia diaria y las debilidades humanas en forma de celos u otras formas.

03 noviembre, 2012

La igualdad precisa de la claridad


En este asunto de la igualdad necesitamos claridad para entender lo que está pasando. Pero eso es justamente lo que no aparece por ningún lado.  La entrada anterior deja entrever por un lado una gran desinformación pero también un intento por parte del neofeminismo de ocultar sus verdaderos postulados e intenciones.

Mientras el feminismo de la igualdad era hegemónico podía haber discrepancia en si el punto medio estaba un poco más aquí o un poco más allá, pero es que el neofeminismo no toma como referencia la igualdad sino la violencia y el maltrato a las mujeres y ahí ya no hay punto medio posible. Ahí lo que hay según sus postulados es un verdugo y una víctima, quien se lo merece todo –ella- y quien lo único que se merece es el Código Penal y la cárcel –él-.

Y en lugar de reconocer que  éste es su planteamiento, el neofeminismo se refugia en la mistificación de que constituye la actualización del pensamiento y las prácticas del feminismo histórico lo que inevitablemente lo conduce a incurrir en todo tipo de contradicciones, paradojas y dobles varas de medir. Y así por ejemplo:

En determinadas situaciones pretende que la igualdad haya de consistir en un reparto al 50% y la perfecta intercambiabilidad de los sexos, mientras en otros,  lo que los caracterice sea la más completa y absoluta incompatibilidad y los “porcentajes” puedan ser dispares cuanto quieran, lo que  nos sumerge en un mundo en el que todo tipo de arbitrariedad es posible y lo que acaba imponiéndose es la ley del más fuerte, que en este caso sobra decir de quien se trata.

Como pretende que la igualdad vaya a construirse desde organismos e instituciones hechos por y para la mujer: secretarías de estado, consejerías, concejalías, institutos, etcétera y se haya de reprimir toda manifestación crítica que provenga de los hombres porque solo puede expresar deseo de dominación. Sería algo así como decir: vamos a ser iguales pero de momento la libertad de expresión está reservada al colectivo femenino.

Enmascarar su mensaje de tal modo que casi nunca aparece como de la factura de quienes son sus verdaderas mentoras intelectuales. No deja de ser sorprendentemente llamativo que al mismo tiempo que en España se combate la separación por sexos en la enseñanza, se promuevan campañas a favor de las “escuelas para niñas”  valiéndose de la imagen de personajes con tirón como Santiago Segura. No sé si se quiere decir que los niños soldado no precisan ir a la escuela.

Pretender y, en buena medida conseguir, situar a la violencia de pareja –heterosexual- como una violencia infinitamente más reprobable que cualquier otra,  también la ejercida contra los niños y los ancianos, también la que se produce en las parejas homosexuales; presentarla como la quintaesencia de la dominación masculina, y hacer que gire en torno a ella todo lo que tienen que ver con la igualdad y el género.

Postular que todo se mueve en un continuo  donde el  espacio y el tiempo no admiten ser divididos  y así presentar como  una misma realidad lo que suceda con las mujeres en Afganistán o Arabia Saudí, a las mujeres ricas o a las pobres, la mujer de hoy o la de cualquier otro tiempo, para elegir de ese conglomerado, en cada momento, lo que interesa y ocultar lo que conviene.

Denunciar por patriarcal la ciencia hecha por los hombres, para  ofrecer como  contrapartida los estudios de género. Denunciar que los tribunales constituidos por varones discriminan a la mujer pero callar sobre lo que sucede con los varones en los tramos de enseñanza que mayoritariamente están en manos de las mujeres. Denunciar los espacios de varones pero promover constantemente espacios de uso exclusivo femenino, también en ámbitos en los que jamás se estableció como condición la pertenencia a uno u otro sexo.

Lo que sucede es que el neofeminismo carece de la legitimidad que da la autocrítica, la denuncia de lo reprobable cuando se produce en las filas propias,  de la fuerza que añade predicar con el ejemplo y no valerse siempre de una ambivalencia y la  indefinición que ante cualquier situación salva siempre lo propio y culpa de todo al otro.  Y carece de esa legitimidad porque es un ejercicio que desconoce. Y lo desconoce tanto como cualquier ejercicio de clarificación. 

02 noviembre, 2012

El neofeminismo y la radio


Recientemente escuché  estupefacto  los mensajes que la gente deja en el buzón de voz de Siglo XXI, un programa de Radio 3 que, en este caso,  versaba sobre feminismo, machismo, etcétera. El resultado del conjunto era  la perfecta versión de lo que el neofeminismo ha conseguido que la mayoría del  público piense sobre estos temas. 

Sobra decir que el feminismo, sin distinguir entre lo que  fue históricamente y lo que realmente es hoy,  constituía el súmmum de lo bueno y excelso y que lo que más adecuadamente  se le contraponía era maltrato y violencia de género. Por ningún lado aparecían  las enormes diferencias y contraposiciones con el feminismo de la igualdad, ni ninguno de los incendios provocados por este feminismo en el terreno social, jurídico y político como tampoco ninguno de los muchos interrogantes que este feminismo tiene por despejar.

Interesante fueron los varios intentos de dejar claro que de ningún modo se debía admitir la  contraposición de machismo y feminismo, que lo contrapuesto a machismo era hembrismo.  ¡Ojo!  quienes utilizan con profusión este término, al neofeminismo parece que le va de perlas por cuanto remite a algo muy impreciso y alejado del entramado ideológico e institucional que constituye el lobby feminista que nos gobierna.

Ni una solo referencia a la custodia compartida y las maniobras de este neofeminismo para evitar que cobre plena vigencia jurídica la sentencia del Tribunal Constitucional de devolver al juez la libertad de dictar sentencia sin tener que acatar lo que el fiscal diga, como tampoco ni una sola referencia a los manejos en otros terrenos como la violencia de pareja o su pretensión de convertirse en dueñas de la moral determinando qué comportamientos son “decentes” y cuáles no.

La sensación que me quedó fue que el nivel de información de quienes no defendían la versión ortodoxa de lo que el neofeminismo pretende pasar por igualdad la daba la improvisación y desinformación que reflejaban sus mensajes. Me  hizo pensar que el trabajo de una bitácora como ésta debería multiplicarse por mucho a efectos de conseguir un mínimo equilibrio entre lo que oficialmente se nos dice que hemos de pensar y los juicios que como personas dotadas de capacidad somos capaces de elaborar cuando el debate no está coartado y existe un ambiente de libertad.