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31 diciembre, 2005

Singularidad del feminismo

En el movimiento feminista y en una medida que no se produce en otros movimientos sociales destaca lo difuso de sus contornos. No son evidentes las personas que lo encarnan, no son claras las fuentes que lo inspiran ni los textos donde queda recogido su ideario, no existe un foro a donde dirigirse para informarse y debatir. El feminismo jamás ha sido capaz de constituir un partido político con resultados mínimos aceptables. En contraste, su influencia política es tanta que sus propuestas incluso las más maximalistas, están siendo aprobadas por unanimidad en más de un Parlamento, tal como sucede en España.

A la espere del pronunciamiento del Tribunal Constitucional, la creación de un delito como el de violencia masculina, hace retroceder el derecho penal a momentos anteriores a la Declaración de derechos del hombre y, sin embargo, está recogido en una ley aprobada por unanimidad en las Cortes españolas. Y desde luego en la Comisión europea han salido adelante propuestas que han hecho que una feminista como Elisabeth Badinter haya puesto el grito en el cielo para denunciar tanto abuso.

Muchos hombres, tal mi caso, hemos descubierto, después de muchos años apoyando postulados feministas, que cuando el Instituto de la Mujer combate el sexismo en los anuncios, no se refiere a todo sexismo, al que denigra a la mujer y el que denigra al hombre. Combatir el sexismo, el Instituto de la Mujer lo entiende sólo referido a la mujer. No se sabe si porque considera que el otro no es posible y por lo tanto no existe, o porque los hombres deberíamos constituir el Instituto del hombre y mientras tanto chincharnos. También he descubierto recientemente que en la Constitución francesa ya está institucionalizada la división por sexos, y otro tanto de lo mismo parece que se apunta en las reformas de los Estatutos de autonomía en proceso de revisión en nuestro país, donde parece que se recogerán ¡¡¡ derechos exclusivos de la mujer !!! y todo ello ¡¡¡ en nombre de la igualdad!!!.

Estas características hacen del feminismo un movimiento singular y entrañan una especial dificultad de análisis, opinión y posicionamiento. De hecho y, a pesar de la cantidad de cosas que se están poniendo patas arriba. Comenzando por el concepto de igualdad, pero continuando por el de paridad, género, etc. la sociedad parece actuar como si nada estuviera pasando y las modificaciones legales y de todo tipo no dejaran de ser cuestiones rutinarias. Sorprende que un concepto como el de género, rechazado en el plano lingüístico por la RAE y, sin ninguna apoyatura científica haya sido trasladado a la ley con todo su contenido ideológico y conceptual. Ley de que la se derivan importantes consecuencias penales.

Lo cierto es que, como resultado de todo esto, los derechos de los hombres están siendo laminados, en lo referido a la procreación, a la paternidad, a la presunción de inocencia, derechos económicos, etc. y todo ello con el escarnio de ser presentado como el sexo que goza de todos los privilegios, el sexo avasallador y violento, el sexo que ha sustituido la fuerza por la inteligencia. Como ya escribí en algún otro sitio: hay un esfuerzo constante y consciente de culpabilizar a todo un sexo, el masculino, y de forjar un nuevo estereotipo en el que él aparece como estúpido verdugo neandertal y ella como sufrida víctima evolucionada. Es curioso pero nadie parece querer darse cuenta de que a fuerza de pedir que se acaben los estereotipos, estos están siendo reforzados hasta la caricatura.

26 diciembre, 2005

¿Confabulación de silencio?

Desde la Ilustración parecía que había quedado establecido para todos, que la racionalidad, y por tanto el debate de ideas, eran las mejores fórmulas para avanzar socialmente hacia una sociedad más justa. Así se ha venido sosteniendo por cuanto movimiento o corriente progresista ha habido en los últimos siglos. Por eso, sorprende más, que en pleno siglo XXI haya un movimiento que parece proponerse acabar con esa trayectoria histórica y mantener una cuestión de tan largo alcance como es la igualdad de sexos, en un ámbito que excluye el debate social, el debate abierto y democrático sobre como deba abordarse una sociedad de iguales.

Y si esto es llamativo en sí mismo, más lo es que también por parte de algunas fuerzas políticas y opinantes, se haya establecido un catálogo de medidas que nos están sujetas a discusión ya que quien se atreva a hacerlo inmediatamente será tachado de machista, retrogrado y no sé cuántas cosas. Así no serían objeto de debate ni la paridad por ley, ni la discriminación positiva, ni las nuevas leyes de violencia de género, o de acoso sexual y moral.... y ello aún contra la opinión de los especialistas más capacitados para emitir opiniones sobre algunos de los temas, como por ejemplo, los penalistas en el caso de la ley contra la violencia de género y el establecimiento del delito de violencia masculina.

Para quienes consideramos esta situación como anómala y hemos comprobado que hay una pretensión de reducir todo lo discutible de esta cuestión a la violencia doméstica, no nos queda más que ingeniárnoslas para procurar espacios abiertos de debate como este mismo blog que no busca otra intención que la de procurar, por un lado, la posibilidad de expresar mis ideas sin los condicionantes de los foros contra la violencia doméstica, pero también para someter mis ideas y mi criterio sobre todas estas cuestiones al debate público, procurando una mayor clarificación de un tema tan amplio y complejo como el de la igualdad y no discriminación por razón de sexo.

Sorprende todavía más que una crítica tan demoledora a la actual deriva del feminismo, como la realizada por Elisabeth Badinter en su libro “Por mal camino”, primero, encuentre tantas dificultades para su difusión y, segundo, carezca por el momento de una respuesta a su altura, desde el lado del feminismo dominante. Qué decir de que los Institutos oficiales de la Mujer no se hayan dignado desmentir las acusaciones de manipulación y sesgo de sus estudios sobre violencia y en esta acusación concurren no sólo la citada autora sino muchos otros expertos y expertas, juristas y estadísticos.

Mi asombro se hace mayor cuando veo que otras conquistas de la civilización como la propia idea de igualdad son manejadas por algunas y algunos de forma tan parcial y sesgada. Así la idea de igualdad quedaría desligada de la idea de simetría o reciprocidad, y al albur de quien más fuerza tenga para imponer un criterio de igualdad que le sea más favorable. Así todos deberíamos condenar el separatismo de las sociedades de hombres, pero al tiempo, deberíamos aceptar que tratándose de sociedades de mujeres el criterio debería ser diferente, incluso admitir sin rechistar que ese separatismo se lleve a las instituciones oficiales y todo eso sea compatible con la idea de paridad por ley.

Sinceramente creo que en relación con estas cuestiones existe un amplio abanico de cosas que como mínimo requieren debate y clarificación. Entiendo también como imprescindibles una revisión y cambio de rumbo, pero de entrada me bastaría con suscitar debate alrededor de todo este asunto.

18 diciembre, 2005

Pensando en voz alta

Esta es una sociedad machista y patriarcal, y por tanto la discriminación contra las mujeres no es preciso demostrarla. En consecuencia debe bastar, por parte de ellas, con proclamar que ocupan un bajo porcentaje de los puestos de dirección, en tal o cual sector, para que ese mero enunciado no sólo mantenga viva la conciencia de discriminación, sino que inmediatamente deban aprestarse las medidas que pongan remedio a tal situación. Y eso sin importar los obstáculos a remover: sistemas de promoción, méritos, lo que haga falta. Que eso se haga en contra de los hombres no deja de ser un pequeño mal necesario. A mi, sin embargo se me ocurren algunas preguntas.

¿Por qué Rosa Aguilar no quiere asumir la presidencia de I.U.?
¿Por qué no hay parecido número de militantes mujeres que hombres en partidos y en sindicatos? ¿Qué obstáculo discriminatorio les está impidiendo esa militancia? ¿Por qué no proceder a eliminar esos obstáculos o a favorecer la militancia de las mismas, y en su lugar se opta por la cooptación, la promoción sin etapas y ya en el plano exterior se propugna la paridad? ¿Y si resultase que, como consecuencia de esa paridad las mujeres deciden hacer un mal uso de su puesto y usarlo prioritariamente para promover medidas a favor de las de su sexo, olvidando el carácter general que debe tener la representación política? ¿Por qué la lucha contra la discriminación de la mujer conlleva siempre la adopción de métodos, procedimientos, derechos, etc. que no guardan relación con los mecanismos de lucha contra otros colectivos desfavorecido como puedan ser los negros, gitanos, discapacitados, etc. ?

¿Por qué siendo las mujeres mayoría en los claustros de los institutos y en los colegios, tan pocas de ellas ocupan los cargos directivos?

¿Por qué tantas mujeres con título universitario deciden no trabajar y dedicarse al cuidado de sus hijos?

¿Por qué, mujeres que han alcanzado puestos de la máxima responsabilidad en empresas grandes y pequeñas, deciden jubilarse a edades muy tempranas para dedicarse a vivir la vida?

¿Por qué siendo mayoría en la educación tan pocas de ellas participan en los foros en los que se discute de educación y su aportación brilla por su ausencia?

¿Qué se quiere decir cuando un titular de prensa anuncia algo así como: a pesar de ser mayoría de licenciadas, las mujeres no ocupan más que no sé que porcentaje de cargos directivos? ¿Se querrá decir que alguien les usurpa el puesto, que los que están lo hacen de forma ilegítima, que los hombres se confabulan para que no entren mujeres? ¿Se deben revisar los procedimientos de promoción? ¿por cuáles se sustituirían? O mejor sería que no existiesen y los nombramiento pudieran hacerse de forma arbitraria

Si existe conflicto allí donde los hombres y las mujeres concurren a los mismo puestos lo lógico sería fijar una norma no discriminatoria y observar que se aplique, lo que no es de recibo es que sencillamente se siembre la sospecha o se pretenda actuar al margen de las normas y los procedimientos.

Por lo demás todos tenemos experiencias personales en nuestras casas, en los trabajos, en la vida, que ponen claramente en tela de juicio esa pretendida discriminación o relegación a puestos de segundo orden. Qué lugar ocupan las mujeres en los hogares, frente a los hijos, en la calle..... ¿ Es verdad que las mujeres que nos rodean son de otra madera y resultan admirables como compañeras de trabajo, vecinas, conocidas... a gran distancia de los hombres? Esto al menos es lo que se nos vende desde todos los rincones.

En unas declaraciones recientes la presidenta del Tribunal Constitucional anunciaba que no se había recibido en el citado tribunal ni una sola denuncia por discriminación laboral de las mujeres.... sin embargo, leyendo la prensa parecería que esto estuviera sucediendo a mansalva, todos los días, en todas partes.

¿Por cierto nadie ha detectado lugares en los que las mujeres siendo mayoría actúan de forma discriminatoria? ¿Las mujeres empresarias aplican políticas de discriminación laboral?

Yo estoy sorprendido porque, con muy honrosas excepciones, las mujeres que escriben en los periódicos que leo, se ocupan muy mayoritariamente de la defensa de su mundo femenino, como si de otros fuera el ocuparse de lo de todos y cuando digo todos, quiero decir todos y todas, hombres y mujeres, niños y niñas.

Algún día habrá que enfrentarse a la cuestión de, si es de recibo que las mujeres atiendan a lo suyo porque ya otros se ocuparán de lo de todos.

Leí recientemente un artículo en que una escritora se quejaba y se preguntaba, por qué las azafatas de congreso siempre eran mujeres: de pie todo el día, mostrando una sonrisa forzada.... En ese momento me acordé del repartidor de pizzas que me había acercado una hacía escasos momentos y el tiempo era de perros, hacia frío, llovía...... Pensé que quizá dando dos vueltas a nuestros pensamientos encontraríamos que hay para todos..... y para todas.
Lo que no es de recibo es el tratamiento que se está haciendo de todos estos asuntos en la España de hoy.



12 diciembre, 2005

FRACASO ESCOLAR

Viene a cuento ahora que está en trámite la LOE, traer a colación un hecho, a mi entender de una significación extraordinaria que, sin embargo, está pasando totalmente desapercibido para todos y todas, tal es la lógica que el feminismo ha conseguido imponer en la dialéctica social y política.

España tiene muchos problemas educativos: elevado índice de fracaso escolar, inexistencia de nivel de excelencia, y, en general, una de las últimas posiciones de Europa en cada una de las variables que los estudios internacionales recogen. La situación es peor si cabe, porque la tendencia observada desde el año 2000 es justamente para peor y no para mejor.

De todos estos datos ni el Ministerio ni algunos de los, en su momento, impulsores de la LOGSE parecen querer tomar la nota que haría falta.
Pero me voy a centrar exclusivamente en uno de los índices, el de fracaso escolar, medido en función del porcentaje de alumnos que no alcanzan el título de Graduado en educación secundaria obligatoria y que en nuestro país se sitúa en el 25 %. Es decir uno de cada cuatro alumnos no alcanza satisfactoriamente el nivel de la enseñanza obligatoria. Pero si vamos a un desglose por sexos, ese 25 % de fracaso escolar se reparte de forma muy desigualitaria entre los sexos. Un 18 % de fracaso para ellas, frente a un 33 % para ellos. En el caso de los varones 1 de cada 3 alumnos no es capaz de conseguir el título de Graduado en ESO. En el caso de las chicas 1 de cada 5. 15 puntos porcentuales de diferencia con las chicas. ¿Se imaginan la que estaría cayendo si el 33 % correspondiese a las chicas? ¿Que quedaría en pie? ¿Por qué, sin embargo, no se oye nada por tratarse de chicos?

Pues bien siendo esta la realidad, seguramente si leen en relación con el tema verán que de la única discriminación de que se habla es desde el feminismo y hacia las niñas, incluso a costa de retorcer la realidad hasta hacerla irreconocible. Pero todavía hay otro dato relevante, esa diferencia éxito no viene motivado tanto por la diferencia de conocimientos entre ellos y ellas, más o menos parecidos en ambos casos, cuanto por los criterios de evaluación que manejan profesoras y profesores.

Merece la pena que reflexionemos sobre esta diferencia. Pasar de puntillas sobre ella como se está haciendo desde las autoridades educativas, también desde los sindicatos, no puede entenderse más que como acto de ignorancia e irresponsabilidad. Pero también que por parte de todos los demás, se obvie la magnitud de esa diferencia no se puede entender más que, desde ese estado narcotizado que parece caracterizar la actuación de los hombres en todo lo relacionado con la igualdad de sexos.

11 diciembre, 2005

Algunas paradojas del feminismo

1. Nació haciendo de la igualdad el eje de su lucha; hoy proclama a los cuatro vientos la diferencia, y como si de un corolario se tratara, la desigualdad. (Véase por ejemplo Ley contra la violencia de género).
2. Nació combatiendo la discriminación; hoy hace suya la discriminación positiva. ( Aplicada cada día de forma más generalizada e injustificada)
3. Nació como movimiento progresista con vocación de masas; hoy prefiere comportarse como un lobby al amparo de las instituciones. (Feminismo institucional)
4. Nació con vocación de superación de los roles, pero hoy buena parte del mismo pretende hacer de la maternidad el signo de la superioridad moral de la mujer. En cuanto a los roles sociales la mujer se está incorporando al trabajo social, pero el mercado de trabajo sigue profundamente dividido, y en ese reparto el hombre se lleva la peor parte, los trabajos más duros y arriesgados, y prácticamente la totalidad de los accidentes graves y la mortalidad laboral, con más de 1.000 muertes al año. Al igual que sucedió históricamente, el papel de seguridad: bomberos, policía, militares, etc. corre por cuenta del hombre. El hombre se incorpora al trabajo antes, de forma más inexorable y se retira más tarde y, generalmente, es el miembro de la pareja que más horas trabaja fuera de casa. Por término medio los hombres trabajan entre 2 y 3 horas más que la mujer. Hoy el papel de proveedor puede estar dividido pero al hombre se le exige siempre.
5. Nació combatiendo el sexismo de las sociedades solo de hombres, hoy no paran de aparecer asociaciones exclusivamente de mujeres, y lo que quizá sea peor, llevando esta sexismo al ámbito de las instituciones públicas y los aparatos del Estado: Instituto de la mujer, Consejería de la mujer, Concejalías de la mujer, etc. El propio feminismo es una movimiento separatista y exclusivo de mujeres.
6. Nació buscando el apoyo y la solidaridad de los hombres y en muchos casos la encontró. Hoy buena parte del movimiento considera al hombre el enemigo a batir.
7. Nació denunciando el sexismo del lenguaje. Hoy es una de sus mejores armas. Nada les está dando más réditos a todos los niveles que el concepto de género.
8. Denuncia el silencio en que se mantuvo históricamente a la mujer, pero buena parte de sus estudios sociológicos realizados por organizaciones feministas (y financiados en la mayoría de los casos con fondos públicos) ignoran la existencia del hombre o lo masculino, cuando no, lo usan como pura referencia negativa. Véanse por ejemplo los realizados por el Instituto de la Mujer.
9. Nació denunciando la ausencia de derechos de la mujer, hoy, sin embargo, apoya esa privación de derechos para el hombre. Por ejemplo, derechos sobre la reproducción en los que al hombre no se le reconoce ninguno. O en relación con los hijos dónde la legislación y la práctica jurídica van cada día más en la dirección de que los hijos son de las madres, aunque la privación de derechos para el padre que eso supone, no implica nunca merma de las obligaciones. Pero no queda ahí en muchos otros terrenos se está produciendo esa erosión de derechos para el hombre.
10. Estas 10 paradojas se resumen en dos: de la igualdad a la desigualdad pasando por la diferencia y de una causa justa a la defensa del privilegio.

05 diciembre, 2005

¿Deformación de género?

Merece la pena analizar, El País de 01-12-2005, la información de la firma de Ana Alfageme titulada "El 80 % de las chicas cree que las quieren aunque las maltraten". Titulares semejantes se repiten en otros periódicos para referirse al informe "La violencia de género entre las mujeres jóvenes."

La realidad es que, según el informe de la Comisión para la Investigación de los Malos Tratos a Mujeres del que se extrae el titular, el 80 % de las chicas y el 75 % de los chicos creen eso, pero uno puede leer la noticia en ese medio y otros, y quedarse con la impresión de que sólo son ellas las que viven en tal estado de opinión, pues tanto el titular como el posterior desarrollo de la información, me supongo que muy influidos por las características del propio estudio, está trufado de sexismo, de tal modo que, más que poner de manifiesto que ambos sexos, chicos y chicas, comparten opiniones parecidas, se conducen las cosas a un terreno de buenas y malos, tan caro al feminismo institucional, que, por cierto, paga esos estudios con el dinero de todos.


Mis preguntas son, ¿por qué ese titular y no el mucho más explicativo de: un 80 % de las chicas y un 75 de los chicos creen que los quieren aunque su pareja los maltrate? ¿Será que interesa insistir en el estereotipo del hombre verdugo y la mujer víctima, siempre y en todo lugar? ¿Se puede conocer una relación con dos polos interrelacionados, explicando exclusivamente uno de ellos, o si se prefiere estigmatizando a uno de ellos?

Personas, no género


De un tiempo a esta parte siento a cada paso, por un lado, mayor curiosidad intelectual por ahondar en lo que significa ser hombre o mujer, y por otro, un progresivo distanciamiento de las posiciones feministas dominantes que, a mi entender, no hacen más que cavar un foso entre el hombre y la mujer que no para de crecer y, tengo la sensación, no pueden conducirnos en la buena dirección.

En los últimos tiempos he procurado participar en cuanto foro tenía cabida hablar de estas cosas y, aunque la experiencia me ha permitido conocer otras posiciones e intercambiar opiniones, no ha sido todo lo positiva que yo esperaba. Y no lo fue, porque sostener hoy posiciones diferentes al feminismo dominante no es fácil. De hecho, no existe un foro abierto para hablar de igualdad, como máximo se pueden colar opiniones sobre el tema en los foros sobre violencia doméstica, lo que en sí mismo, es bastante significativo.

Este es el motivo que me ha llevado a crear este blog, la necesidad de un espacio donde se pueda hablar de cualquier tema relacionado con la igualdad y la posibilidad de hacerlo sin el condicionante de pensar que se está discutiendo sobre eso, en un lugar creado para otra cosa.

El título del blog: Personas, no género, quiere resumir un poco mi filosofía y mi planteamiento. Estoy en profundo desacuerdo con esa división que pretende hacer de hombres y mujeres dos mundos, no sólo diferentes, sino profundamente contrapuestos y en donde las diferencias deben dirimirse con las peores armas. No comparto el simplismo de que el principal objetivo del hombre, de todos los hombres, en este mundo, sea mantener dominadas a las mujeres. Como no comparto el maniqueísmo de mujeres buenas, hombres malos, mujeres víctimas, hombres verdugos.

Sin pretender negar que hombres y mujeres somos diferentes, más bien al contrario, consciente de que esa es la realidad primera de la debemos partir, quisiera desde estas páginas aportar mi visión de cómo se pueden y deben abordar las cosas, para que nuestras diferencias no conduzcan a la desigualdad, pero también para señalar que nadie puede arrogarse en exclusiva la capacidad para decidir lo que deba ser el futuro de los dos sexos, como pretende el feminismo.

Los hombres llevamos un enorme retraso en esta cuestión, tanto que Ivon Dallaire ha llegado a decir que: "Los hombres son, en el presente, el único grupo contra el cual se puede despotricar públicamente sin que nadie, ni ellos mismos, osen defenderse". Confío en que a pesar de la modestia de un blog como éste, pueda contribuir a que cada día eso sea menos cierto.

Sea para coincidir, sea para discrepar, espero que la propia dinámica del blog demuestre que el determinismo hombre-mujer no es el único, ni tan siquiera el más importante factor de nuestra personalidad y que puede y debe haber un amplio campo donde hombres y mujeres seamos capaces de ponernos de acuerdo en la perspectiva de una sociedad mejor. La pretensión de algún feminismo de construir la sociedad contra el hombre, espero que pronto se demuestre inútil e imposible, mientras tanto me quedo con la respuesta de Elisabeth Badinter a una periodista que la preguntaba:

- ¿Qué te gustaría decirle a tu hija pequeña?

- Lo mismo que a mi hijo pequeño: el hombre es el mejor amigo de la mujer a condición de que tanto uno como otra aprendan a hacerse respetar.

Un saludo para todas y todos