He leído algunos de los comentarios en relación con la sentencia del Tribunal Supremo sobre la no posibilidad de objeción de la asignatura de Educación para la ciudadanía, y aún cuando no puedo generalizar, pues no me he leído más que una pequeña parte de los mismos, me sorprende que de todos los que he leído ninguno hiciera alusión a que, en la práctica, Educación para la ciudadanía en nuestro país se ha convertido, como por otro lado todo hacía pensar, en una asignatura para la difusión de la ideología de género.
Aún cuando sólo constituyan pequeños botones de muestra, lo recogido aquí y aquí deja bien a las claras que la oposición a una tal asignatura por parte de muchos, entre los que me encuentro, nada tiene que ver con ningún tipo de prejuicio religioso, ya que no soy creyente, sino con lo que desde la perspectiva de la Ilustración y los valores constitucionales haya de ser la educación, incluso el respeto por la verdad, si tenemos en cuenta el enorme número de datos y estadísticas, de dudosa veracidad y difícil aceptación ofrecidos en estos textos. Por ejemplo los relativos a la famosa brecha salarial.
Es como si el aspecto de género fuera invisible para gran número de ciudadanos, incapaces de ver, en éste como en otros muchos temas, más allá de dos posiciones, la de los que apoyan la asignatura por un lado y, por el otro, ya no hubiera más que la Jerarquía eclesiástica y el Partido Popular, cuando una corriente muy importante de los que nos oponemos, lo hacemos por motivos bien diferentes y admitiríamos de buen grado una asignatura basada en contenidos del derecho, la Constitución y los DD.HH, que abordase los grandes retos derivados de la globalización y la construcción europea. Lo que creo que no es de recibo es la pretensión de una moral pública estatal, por muy laica que esta sea, inspirada en una ideología: la de género, que parte a la sociedad en dos: hombres y mujeres, para los que establece diferente trato y consideración.
Todo esto es muy razonable, pero desde el frente de lo políticamente correcto esta es la moto que nos quieren vender:
ResponderEliminarhttp://www.elpais.com/vineta/?d_date=20090130&autor=Romeu&anchor=elpporopivin&xref=20090130elpepivin_2&type=Tes&k=Romeu
Adjunto en este blog el email que he enviado a diferentes periódicos de cobertura nacional e ideologías enfrentadas. Tengo interés por saber si lo publica alguno de ellos:
ResponderEliminar"No habrá una EpC. Habrá muchas. En una clases se enseñará que Monseñor Escrivá es el compendio del buen ciudadano. En otras, el profesor sindicalista de género ensalzará al Che y Rosa Luxenburgo. La división no será por comunidade autónomas, que también. Cada colegio proyectará su "ideario educativo" utilizando como excusa la EpC. Pero ZP, Cabrera, tened cuidado. De la misma manera que los que padecimos la Formación del Espiritu Nacional le dimos la mayoría absoluta a Felipe Gonzalez, vuestra sectaria asignatura quizás este preparando las conciencias de la futura mayoría absoluta del PP. Las famosas dos Españas tienen cuerda para rato gracias a vuestro afán de modelar conciencias."
Como docente, siempre he pensado que las asignaturas de la escuela deben versar, exclusivamente, sobre 'contenidos', y no sobre 'actitudes', y que estos 'contenidos', desde luego, deben versar sobre cosas objetivas. Por desgracia, hace ya mucho tiempo que los pedagogos nos trajeron, entre otros montones de tonterías, el desprecio por los contenidos y la valoración de 'actitudes', etcétera, etcétera.
ResponderEliminarLa asignatura de 'Educación para la Ciudadanía' nació, como es bien evidente, con una finalidad manifiestamente adoctrinadora. Es más, su objetivo declarado en un principio era sustituir a la antigua religión. Por más que luego, en los programas oficiales, se haya pretendido malamente disimular ese caracter doctrinario, basta echar una ojeada a los libros de texto para descubrir que son adoctrinamiento de la peor especie.
Por lo demás, la asignatura no sólo es sectaria y anticientífica en lo relativo a los problemas 'de género'. Algún especialista en economía se ha tomado la molestia de hacer un estudio sobre sus ignorancias en cuestiones económicas, y los resultados son los que --desgraciadamente-- cabría esperar de la mezcla de ignorancia y sectarismo: los difundidos lugares comunes de quienes creen tener la receta para solucionar todos los males del planeta sin más bagage que sus prejuicios.
(Athini)
No creo que sirva de nada la objeción ya que esos contenidos no son exclusivos de esa asignatura, sino que son "transversales" y se encuentran ya sea en matemáticas o en conocimiento del medio.
ResponderEliminarQuizás harían mejor los padres preparando a sus hijos para que tengan una actitud crítica y sepan detectar cuándo les intentan adoctrinar, lo cual sería una forma de objección más útil para ellos a la larga aunque requiera más esfuerzo.
manu, efectivamente, la actitud que señalas sería la más saludable, dada la transversalidad de los mensajes doctrinarios. En cualquier caso, esta asignatura en realidad será utilizada, al final, como excusa para educar buenos ciudadanos "feministas", "solidarios", "católicos" , "vascos", "andaluces"...dependiendo de la ubicación del centro y de su credo educativo. Como tu, Jon Juaristi, señala la futilidad de la objeción, aunque también la injusticia que supone no reconocer ese derecho.
ResponderEliminarMiguel Lorente, el ideólogo del Ministerio de Igualdad, en Yo Donna. En su discurso ideológico utiliza párrafos que probablmente el mismo haya escrito para alguno de los manuales de EpC. Pronto, vocablos como "neomachismo" o "falocentrismo" deberán ser "adecuadamente" analizados por nuestros alumnos de Secundaria para aprobar el nuevo catecismo feminista.
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