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28 diciembre, 2012

¿Hay algo de bueno sobre los hombres?


El texto de esta entrada aborda de forma amplia y detallada algunas de las cuestiones que constituyen el núcleo central de esta bitácora, por lo que quizá pudiera servir de acicate para un debate en profundidad del propio texto y por extensión de lo que significa ser hombre en las sociedades desarrolladas actuales. Siendo un debate necesario hacerlo sobre la base de un texto tan interesante seguro nos enriquecerá a todos. 


3 comentarios:

  1. Anónimo6:11 p. m.

    Esta árticulo demuestra y confirma mi tesis o teoria:
    Que los hombres (Vaornes) sufren estadísticamente las desventajas de las clases bajas (peor formación, menor esperanza de vida, mayor tasa de encarcelamientos, marginación, peligros, abandono...) a pesar de que una minoría de hombres ocupa el poder y de que ganan más dinero (por término medio, no todos). Y si se quisiera, mediante una información tendenciosa, hacer pasar a los varones como víctimas de la sociedad y de la mujer, todavía sería más fácil que hacerlo con las mujeres, como se hace ahora.
    Por lo tanto, la imagen hombre privilegiado/ mujer víctima es una farsa social, apoyada en una información tendenciosa y unos dirigentes que no respetan la verdad. Mayormente de una manera instintiva, inconsciente, pero también intencionadamente o por miedo a la sociedad, los hombres ocultan las desventajas de los demás hombres, sus discriminaciones y la violación de sus derechos. Obrando así, obtienen la ventaja de perjudicar a sus competidores, especialmente a los niños y jóvenes en su proceso de formación, para que los que están en la cima, medren a costa de ellos.
    Atentamente:
    Raúl

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  2. Anónimo6:29 p. m.

    Y ahora lo que han conseguido la Feministas Radicales es que los hombres no se quejen ni se defiendan cuando se les insulta públicamente en su conjunto, como se hace continuamente en todas las organizaciones estatales y ya no digamos en los medios de comunicación y en los anuncios de Tv.
    ¡Imaginémonos la que se armaría si todos estos insultos y/o descalificaciones se dedicara a cualquier otro colectivo! ¡Y no digamos si el colectivo fuera susceptible de ser considerado biológicamente inferior!
    En cambio, a los varones tampoco les importa que se diga que son biológicamente inferiores y peores que las mujeres. De hecho, esta inferioridad se les supone por sistema. Por ejemplo, sólo hay que fijarse en la despreocupación ante su menor esperanza de vida, que ha crecido tanto últimamente, hasta situarse entre los 6 y 14 años por debajo de la de las mujeres. O su alto índice de suicidios y de población penal. ¡Nunca se sospecha que pueda ser por tener mayores dificultades en la vida que las mujeres!
    Y, si no es por esto, debe ser porque se supone que son más débiles y más malos por naturaleza. Nadie se molesta por estos prejucios, que son implícitos en todas las administraciones, partidos, sindicatos, universidades, intelectuales, etc. Y que se hacen explícitos ocasionalmente. Sin causar, por lo tanto, ninguna reacción de defensa.
    De nuevo, atentamente:
    Raúl

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  3. Del texto me parece reseñable que después de tanto patriarcado y perspectiva de género sitúe la diferencie de roles no en una imposición del uno sobre la otra sino como resultado de lo más funcional en cada momento histórico, con ventajas y sacrificios para ambos.

    En este sentido quizá convendría señalar justamente que el papel del hombre no es el primero en establecerse sino el que se establece en segundo lugar como consecuencia de que es la mujer la que pare los hijos y quien elige para sí la proximidad a los mismos incluyendo el hogar, con lo que las funciones de proveedor y protección fueron asignadas a los varones por exclusión.

    Como también el hecho de que es justamente esa actividad de la caza en equipo la que obliga a los varones e establecer estrategias de colaboración con un reparto de funciones entre el grupo que hicieran más exitoso el trabajo colectivo y sea de esa actividad de donde finalmente terminen derivando las grandes organizaciones y las instituciones sociales y en consecuencia la cultura como estrategia para sostener ese edificio colectivo que precisaba de consensos y aceptación.

    Pero estamos en un momento en que todo eso está siendo reformulado con gran intensidad y profundidad, al menos por el lado de las mujeres, sin que por el lado de los hombres haya nada que se le asemeje. Y es ahí quizá donde mi planteamiento trataría de ir un poco más allá de lo que plantea el texto, ya que para mí no es válida la idea de asimilar poder tanto con quien preside o no tal organismo o institución como con “calidad de vida” y posibilidades de realización de las personas y en este terreno creo que el gran perjudicado histórico ha sido el varón, como tampoco acepto una estructura social en que los hombres se repartan los puestos altos y bajos de la sociedad ocupando las mujeres las zona intermedia.

    En mi planteamiento, por supuesto que es necesario conocer de dónde venimos y a qué respondemos pero también es muy importante a dónde queremos ir. Y por supuesto aceptar como inevitable la desechabilidad masculina no me parece un buen comienzo.

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