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23 abril, 2013

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En la sociedad tradicional la mujer se ocupaba básicamente de la casa y los hijos y el varón ejercía de proveedor y protector.  No como fruto de ningún “pacto  sexual” -el papel de cada uno en la reproducción no ha sido nunca una elección y el hombre no podía haber decidido que sería él quien pariría los hijos-, tampoco ningún “pacto social”, sino como consecuencia directa de que eran las mujeres quienes traían los hijos al mundo, lo que las colocaba en una posición  que empujaba a que  fuesen ellas quienes los atendiesen en los primeros años de vida y mientras no podían valerse por sí mismos. Las labores de provisión y defensa asignadas al varón derivaron de esta realidad.

Esta situación que durante miles y miles de años es imposible verla asociada a cualquier privilegio, máxime si tenemos  en cuenta que todo estaba lleno de peligros y que estos se multiplicaban fuera de la cueva. Fue sin embargo en este contexto y ligado a las tareas relacionadas con la caza en grupo que los hombres, los varones, comienzan a organizarse, a reconocer jerarquía,  pero también el enorme valor de la cooperación. Si la caza estaba bien organizada y dirigida eran capaces de vencer al mamut, en otro caso todos corrían mucho peligro. Mientras tanto en el ámbito de las mujeres esta verticalidad en la organización no era tan necesaria y reinaba una mayor horizontalidad.

Con la llegada de la agricultura y la ganadería fue la experiencia de los varones en la organización social lo que los colocó en posición de ventaja en relación con lo público y la cultura y ese es el motivo por el que ésta nace de la mano de los hombres y tiene como misión principal actuar como elemento cohesionador y de cemento de las estructuras sociales que se estaban creando, primero con base en el mito para dar paso en la Grecia clásica al pensamiento racional. La cultura buscaba mantener  un orden social que cada vez era menos natural y que por eso mismo exigía que la cultura jugara ese papel ya que se necesitaba una fuerte cohesión para hacer operativo el conjunto. Fue necesario un gran aparato cultural y propagandístico para convencer a los hombres de que morir en defensa de los suyos constituía un honor.

La apelación a definir un canon masculino y femenino formaba parte de ese plano de necesidades. De la mujer se exaltaban sus valores familiares, a los hombres se dirigían las demandas para mantener el orden social, cultivando las virtudes de fortaleza, valentía y defensa de los suyos. En Antígona están bien recogidas todas esas necesidades simultáneamente y cuál era el resultado de no conseguir conciliar la ley natural y la ley de los hombres. La separación era radical pero no se podía renunciar a los grandes sacrificios que representaba cada rol. El hombre debía construir los caminos y los puentes, levantar las ciudades y estar dispuesto a entregar su vida en defensa de los suyos, ya fuese que  lo que corriese peligro fuese la comunidad, o simplemente la familia y los más cercanos.

Que un sistema tan rígido no podría ser eterno y acabó derivando en enormes disfuncionalidades e injusticias parece que es la conclusión que a partir del siglo XIX comienza a extenderse en los sectores más avanzados de la sociedad. Que había que encontrar otro orden de cosas que hiciese posible una mejor y más igualitaria convivencia pronto se hizo extensible a casi todo el mundo, aunque no se tuviese muy claro las consecuencias de cada una de las decisiones de “igualdad” que se iban tomando. Que en la consecución de determinados cambios las resistencias eran más sólidas de lo que pudiese pensarse resultó cierto. Que eses dificultades no derivaban de un maquiavélico plan masculino también. Que en otros ámbitos esa resistencia no existió y más bien lo que sucedió fue todo lo contrario es históricamente constatable.

Que es sin embargo cuando más cerca se estuvo de aproximarse a esos objetivos que irrumpe en escena lo que aquí definimos como neofeminismo, tratado en distintas entradas: por ejemplo ésta o esta otra y también ésta o ésta; primero en su formulación como feminismo radical y culturalista y luego en su expresión de género para transformar lo que constituiría una conquista de civilización en un quítate tú para ponerme yo que ha abierto una profunda brecha entre diferentes corrientes y colectivos feministas y particularmente con los hombres por cuanto ha desplazado al plano de las personas: marido, padre, hermano… al varón en general, esa voluntad de dominio y explotación y con ello dado lugar a toda esa legislación de género que pretende no ya el cambio de la estructuras sociales sino “cambiar la masculinidad” a la que considera como una entidad  amenazante y opresora para todos los colectivos que no sean los varones heterosexuales.

Afrontar con honestidad un debate que resitúe el papel de los sexos en la sociedad teniendo en cuenta que éste es el contexto en que nos movemos exige por lo tanto muchas consideraciones previas,  la primera que no puede hacerse desde la convicción de que todos los derechos sobre la reproducción y la sexualidad son femeninos, o que los hijos pertenecen a las madres y con ellos el hogar familiar, que no se puede mantener por más tiempo la actual asimetría jurídica  y de derechos de hombres y mujeres y que sabiendo como todos sabemos que la mejor manera de hacer camino es al andar no se puede seguir manteniendo un sistema educativo que condena a los varones al fracaso escolar primero y a la exclusión social después.  Que no puede ser que el impacto de género se mida solo si  quien sale perjudicada es la mujer pero no si lo es el varón. Y sobre todo que de ese proceso lo que ha de emerger es la idea de persona  y ciudadano más allá del sexo con el que cada uno y cada una debamos convivir.


4 comentarios:

  1. Anónimo9:10 p. m.

    La larga mano del feminismo actúa otra vez. En El País de hoy aparece la siguiente encuesta sobre ciencia:
    http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/04/23/actualidad/1366735673_087917.html

    y la encuesta:

    http://haveyoursay.eisri-summit.eu/index.php/255959/lang-es

    Sorprende la redacción en femenino y parece que está pensada para ser respondida solo por mujeres, al estilo de las encuestas sobre malos tratos etc. Pero leyendo los comentarios me encuentro con el de Javier PG

    "La pregunta a) es incoherente con la última pregunta. Si yo no soy mujer ¿por qué iba a responder esa pregunta? Sencillamente he respondido porque la pregunta original en la encuesta en inglés es: How much do you feel that your gender has influenced your professional life?
    Lamentablemente la mala traducción de la encuesta va a causar un sesgo y unos resultados poco fiables"

    Arturo

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  2. Anónimo11:41 p. m.

    feminismo.

    (Del lat. femĭna, mujer, hembra, e -ismo).

    1. m. Doctrina social favorable a la mujer, a quien concede capacidad y derechos reservados antes a los hombres.

    2. m. Movimiento que exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres.

    Estas son las definiciones que da la RAE de feminismo. Observad que no existe ninguna alusión a la igualdad en lo relativo a las obligaciones, como no hace tampoco ninguna referencia a la igualdad de derechos en lo relativo a los hijos.

    De ese modo la RAE clava lo que pasa: igualdad en los derechos que antes disfrutaban los hombres, pero sin el correlato de esa misma igualdad en las obligaciones y silencio en lo relativo a los hijos... A esto yo le llamo ecuación de género.

    Alberto

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  3. Lo escribí en un tuit ayer y lo repito hoy en torno a la relación de los sexos históricamente lo que ha habido es un gran pacto de silencio y lo que ahora sucede es que ese pacto se está reeditando. No tengo claro a tenor de la actitud de feministas y mayoría social que ninguno de esos colectivos tenga interés en un gran debate social abierto a todos. En el post que comenta la entrada y para no desmerecer con todo lo que hasta el momento ha sucedido, se pone en guardia frente a quienes no acepten sus dictados, indefectiblemente tiene que tratarse de los que quieren reeditar la sociedad patriarcal.

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  4. Quizá una noticia como esta debiera provocar algún tipo de alarma http://padresdivorciados.blogspot.com.es/2013/04/mas-de-la-mitad-de-los-hombres.html

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