“Te lo diré 1000 veces… ¡Somos iguales!”
La minoría de edad gana terreno cada día que pasa. No contentos con haber consagrado en la legislación la minoría de edad para las mujeres, ahora pareciera que intentaran hacer lo mismo con toda la sociedad, a la que sólo se puede educar mediante el penoso procedimiento de la repetición de una consigna o un eslogan.
¿Por qué sólo ellas pueden lanzar ese mensaje? ¿Por qué sólo a ellos? Fuera del presidente del Gobierno y del alcalde que promueve la iniciativa los demás hombres precisamos que nos lo repitan mil veces. Más parece un castigo que otra cosa.
Pero vayamos al grano: ¿si queremos ser iguales por qué la legislación nos hace diferentes? ¿Si queremos ser iguales por qué cada día que pasa la brecha entre los sexos es mayor? ¿Si queremos ser iguales por qué no fijamos los mismos derechos y deberes para todos y para todas?
La campaña, como casi todo lo que promueve el feminismo y el partido socialista en este terreno, carece del más mínimo rigor. Resulta que la iniciativa nace para promover la igualdad de acceso al mercado de trabajo en un pueblecito de 270 habitantes, dónde desconozco lo que sucede, en cualquier caso que de las circunstancias de ese pueblo se pretenda la categoría para toda España no deja de ser un sarcasmo, en un momento en el que el ritmo de incorporación de la mujer al trabajo es superior en 4 y 5 veces al de los hombres y de que en un corto espacio de tiempo de a penas dos décadas las cifras de ocupación de las mujeres se acerquen a todo velocidad a las de los hombres; y eso, a pesar de que la disponibilidad de las féminas, para según que empleos, es muy inferior a la de los hombres.
Pero, en fin, esta es la cruda realidad que nos ha tocado vivir y que no cesará mientras todos los demás sigamos callando. A propósito de la campaña he encontrado esta entrevista a Empar Pineda: http://www.amecopress.net/spip.php?article430
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