Alguien debería explicar cómo siendo la esperanza de vida de las mujeres mayor que la de los hombres, en nuestro país llega hasta los 8 años a favor de las mujeres, la edad de jubilación es la misma para ambos sexos, en algunos países europeos para ellas inferior que para ellos. ¿Qué puede explicar tamaña incongruencia salvo que, también en ese patriarcado del que el feminismo tanto abomina, la mujer gozaba de privilegios que al hombre le eran negados?
Pero hagamos un pequeño repaso a tres circunstancias de la vida de hombres y mujeres que convendría que alguien aclarase para poder seguir pensando que las políticas de género no consisten en disfrutar de los privilegios de la sociedad patriarcal allí donde ya las cosas eran favorables a las mujeres, y crearse otros en donde las circunstancias son nuevas para ambos sexos.
Repasemos qué sucede con las primas por seguro de enfermedad, por seguro de vida y con la pensión de jubilación:
Una directiva europea ha establecido que las primas por seguro médico deban ser iguales para hombres y mujeres, a pesar del mayor gasto que supone en este seguro ser mujer, para evitar la discriminación de género.
Con el seguro de vida no ha habido tanta suerte ni tanto interés en corregir las desigualdades de género y, como a quien castiga la prima en este caso es a los varones, se deja que actúe el mercado de tal modo que, un varón a partir de los cincuenta años lo normal es que pague el doble o más que una mujer de la misma edad.
Con las pensiones de jubilación sucede lo ya dicho, se pretende ligarlas de alguna manera a la esperanza de vida, pero obviando que ésta es superior en seis años para las mujeres que para los hombres, -datos de nuestro país que varían levemente en otros.
Algún día los hombres tendremos que echar cuentas y preguntarnos qué se está haciendo con los dineros de todos en circunstancias en que ambos lo necesitamos tanto como es en relación con la salud y la jubilación. Sólo apuntar un dato más: con la nueva ley del aborto las mujeres pueden ir a una clínica privada y pasar la factura a la seguridad social a continuación.
Un hombre que deba recurrir a la medicina privada -en la mayor parte de los casos el seguro habitual no la cubre al no haber especialistas- para hacerse una prostatectomía por laparoscopia, debe pagárselo de su bolsillo. Pero, ¡ojo! para añadirle algo más de picante, en cualquiera de los casos cuando el médico le prescriba como procedimiento rehabilitador el viagra, deberá pagárselo de su bolsillo a razón de sesenta euros cuatro pastillas.
Lo dicho creo que habrá que empezar a echar cuentas, para saber hasta qué punto los hombres hemos sido y somos los grandes favorecidos.
Muy buena entrada, esa es la linea.
ResponderEliminarUna sociedad que presume de estar moralmente por encima de cualquier otra, el aborto es uno de esos ejemplo que niegan la mayor. Mientras los antiguos -esos supuestos ignorantes- ya en el código de Hammurabi se preocupaban por la vida de los por nacer...
El paradójico derecho humano al aborto, uno de los derechos más modernos que existen, supone no solo obligarnos a quienes no creemos en él a comulgar con los particulares universales de un grupo humano determinado (éstos fueron concebidos en 1776) si no que se nos coacciona a financiarlos, nos guste o no.