Sus
padres se acababan de separar y el psiquiatra le había diagnosticado un déficit
de atención por hiperactividad. Para combatirlo le recetaron tres dosis diarias
de Ritalín. Pero nada tranquilizaba tanto a Phelps como la natación.
“Poco
después de comenzar a nadar descubrí que la piscina era como un paraíso de
seguridad”, recordó en No limits, su
autobiografía. “Dos muros en cada extremo, líneas demarcando calles a ambos
lados y una raya negra en el fondo para señalar la dirección. En la piscina
podía ir rápido porque estar en la piscina ralentizaba mi mente”.
Diego Torres, El País Semanal de 22 de julio
de 2012
En primer lugar me gustaría felicitarte Emilio (si me permites la licencia de la cercanía) por la labor tan imprescindible que ejerces con este blog. Es más que inspirador y digno de elogio.
ResponderEliminarA colación del uso de fármacos "correctores" de la conducta (léase ritalín, como bien has traido a mencionar) tengo la sospecha de que ese tipo de farmacología intenta subvertir la masiva, o más bien, el completo diseño de la educación estadounidense (y España es también su reflejo), basada en los principios postmodernistas que a la vez son fuente de inspiracón de la filosofía educacional estatal (secuestrada en gran parte por el feminismo).
De ahí, creo que si los varones fuesen educados para ellos mismos y se les dirigiera esa "hiperactividad" bajo premisas del aprendizaje propio del macho humano, los rendimientos tanto académicos como personales se elevarían positivamente.
Saludos
Fdo: Transeunte
Es sabido que los niños necesitan que les pongan límites. Y parece haber coincidencia: los padres son mucho más eficaces que las madres en ese terreno, sobre todo con los hijos varones. Según un estudio sueco los hijos de los padres que imponen una discriplina firme, entiendo por tal que son estrictos, no que les peguen, tienen muchos menos problemas de conducta en la escuela y obtienen mejores calificaciones. Los varones tienen menos problemas de conducta y las niñas menos problemas emocionales.
ResponderEliminarDisculpe D. Emilio por el off-topic que le planteo en esta entrada.
ResponderEliminarNavegando por Internet, voy a parar a un blog prolesbianas (fantástico, me parece genial que existan espacios donde compartir y promocionar las conductas sexuales que a ellas les parecen óptimas). El caso es que voy a parar a una entrada que a mi juicio resulta una clara herencia del manifiesto SCUM y que me resulta áltamente andrófobo y misándrico; puede parecer que soy exagerado pero le invito a que vea el sistema de argumentación que se utiliza para promocionar el lesbianismo.
http://conmanodebollo.com/10-razones-para-ser-lesbiana/#comment-62
Me gustaría saber si tiene algo que decir al respecto.
Gracias.
PD: perdone el off-topic
El Informe Farrell, comentado en este blog hace un tiempo, señalaba la tendencia de los médicos de EE.UU. a sobremedicar a los varones con Ritalin al menor indicio de problemas de comportamiento.
ResponderEliminarEn el caso de la hiperactividad, en la real y en la mal diagnosticada, habría que ir a las raíces de una cuestión que es psicológica y personal pero también social. Parece haber una clara correlación entre la carencia de la figura paterna, la ausencia de límites, y la proliferación de este tipo de casos. Como ya dije en más ocasiones los niños precisan límites y es desde los límites que son capaces de llegar a controlar su vida, es decir a alcanzar su autonomía y libertad. En el caso de Phelps esta ejemplificación es máxima: los estrechos límites de una piscina le han permitido llegar a ser el personaje universal que es.
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