Me
gustaría llamar la atención de los lectores y lectoras de esta bitácora sobre
lo siguiente.
La
sociedad está sufriendo una de las mayores transformaciones en muchísimo tiempo,
en todos los ámbitos de la vida, pero particularmente en relación al papel de
los sexos y lo está haciendo a tientas y, sin que la voz de uno de ellos sea
escuchada mucho menos tenida en cuenta.
Más
bien al contrario parece haber una casi total unanimidad en la clase política
de ambos sexos de que las cosas deban ser así. Pero dos gráficos como los de más abajo debieran hacernos reflexionar a todos a fin de deslindar mínimamente la
categoría varón como ese ser lleno de todos los poderes que se ha dedicado
durante siglos a explotar a su mujer y sus hijos.
Al menos en cuanto al reparto del trabajo social tal premisa parece cumplirse poco. De las actividades no queridas el varón desempeña mayoritariamente siete: construcción, industrias extractivas, suministros y actividades de saneamiento, transporte y almacenamiento, suministros diversos, industria manufacturera y agricultura, ganadería y pesca, por dos que desempeñan las mujeres: otros servicios y personal doméstico quienes además mantendrían amplia mayoría en algunas de las más deseadas como educación o actividades sanitarias y de servicios sociales.
Frente a una realidad como la recogida en ese gráfico confeccionado con los datos de la EPA de 2012 o la contundencia de los datos sobre la crisis que arrojan una clara descompensación en perjuicio del varón recogidos aquí, no digamos ya los datos de accidentes laborales
nos encontramos con que el debate social no ha de ser sobre como haya que interpretar lo anterior desde la perspectiva de la igualdad sino que habremos de seguir asistiendo a una permanente y machacona repetición sobre la discriminación salarial y en el empleo de las mujeres.
Quiero dar las gracias a Eduardo Zugasti, a través de quien he tomado los enlaces a los gráficos. La fuente de ambos es: FEMI
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